Mediados de 2005. Cinco años después de haberme sentido muy importante por haber montado un largo en cine, mi carrera como montador no hace otra cosa que irse progresivamente al carallo. Como diría el Rancio, “en el sótano de tu fracaso siempre puedes ir más abajo que montar los volúmenes 1 y 2 de ‘El Torbe y sus cerdillas’”. (Feck, después de todo, aquello me dio pie a uno de mis mejores posts en ente vlog). En efecto, allí me veía yo en una sala de montaje editando piezas para un programa de “tendencias” del Plus llamado ‘La hora Wiki’ (tan para circuncidarse con la tapa de un yogur como suena). La última pieza que estaba montando era un cortaypega de un minuto sobre un grupo noruego llamado Madrugada que acababa de publicar su single ‘The Kids Are on High Street’. Días después, una bronca provocada en la productora por un realizador también noruego hizo que, felizmente, me despidiesen.
Fast forward diecisiete años después, ahí estoy sentado con ese mismo director noruego, montando los videoclips del último disco de Madrugada y también su concierto en el estadio olímpico de Atenas. La canción que está sonando es… ‘The Kids Are on High Sgtreet’. La música tiene estas cosas.
Así pues, está claro que mi disco del año ha sido el ‘Chimes At Midnight’ de Madrugada. Y, oye, aunque no sea metal lo que hacen, me han hecho cumplir el sueño de montar un videoclip con noruegos quemando edificios. Aprende, Vikernes:
Y, con esta clásica intro inacabable de Vicisitud y Sordidez, queda establecido que este post va de la BBBBBBIDA. Y, en este 2022, quizá lo que toca celebrar de su metal es el volver a recuperar el humor de antes de la pandemia. Joder, más de dos años desde que fui con los colegas a ver a Rotting Christ y Moonspell. Pero… qué jran reencuentro en un conciertazo de cinco épicas horas de Melodeath. ¡Si hasta allí coincidí con una colaboradora del blog que nunca me perdonó el haber puesto a parir a Korn y al metal noventero en general! Y los grupos que allí tocaban nos reconciliaron, claro (los tres están en la lista, of course!).
También el recuperar el antes de la pandemia ha hecho que muchos grupos de toda la vida celebren con jovialidad el estar vivos todavía (a destacar los muy buenos trabajos de Blind Guardian, Kreator, Ozzy Osbourne, Meshuggah, Septicflesh, Arjen Lucassen, Sabaton, Behemoth o Sakis Tolis… y otros más viejunos todavía que sí han entrado en la lista). En fin, que la cosecha del 2022 ha sido bastante cojonuda y elegir 22 ha costado como que mucho.
Tanto que empiezo con unas menciones especiales para los que se han quedado a las puertas: no se pierdan los discos de Obsidious, Halestorm, Cult of Luna y Soilwork. Con estos últimos, me atrevo a lo más ÉPICO que voy a hacer en todo este post, teclear, sin hace copypaste, del temazo con el que cierran su última oVra:
‘On The Wings of a Goddess Through Flaming Sheets of Rain’.
Hala.
También quiero este año hacer un apartado para el metal nacional: creo que vivimos en la época con más y mejor música de la historia. Y también con el peor mainstream musical de la historia. Y la música esP-P-Pañola no iba a ser una excepción. Uno puede escandalizarse ante gilipolleces como ‘Motomami’, pero también puede reírse de ver la forma en la que gente como Jaime Altozano se revelan como lo que siempre fueron: vendedores de crecepelo. No tanto por la charlatanería intentando vender putas mierdas como por posicionarse en Youtube regalándole a los cuartentones precisamente eso: crecepelo. La excusa erudita para poder sentirse jóvenes a la vez que con criterio y experiencia. Pero no, amiguitos, la segunda vez que escuchas ‘Chicken Teriyaki’ descubres que tanto a ti como a Altozano se os ve el cartón. Mejor aceptar la edad y hacer lo sencillo: olvidarse del mainstream y ver que EsP-P-Paña va subiéndose con calidad al carro de la caña. De lo puramente metalero este año, destacaría a Bones of Minerva, que han aprendido muy bien las lecciones de Tool y de Gojira y, por supuesto, a un grupo corrupto de death progresivo: los andorranos Perséfone, que se han marcado un pedazo de disco con la participación del mejor cantante de metal de la actualidad. Ahí es nada. La familia Pujol debería estar orgullosa:
Y también desde una perspectiva de tralla rockera, destacar grupos como Bala, Hermana Furia, Gyoza, Ezpalak y, por encima de todos, Lady Banana, que creo que hacen discos que Royal Blood ya no sabe hacer:
Y cierro las menciones especiales con un pequeño spoiler de una de las películas que pondré en mi lista del post clásico de fin de año. Me refiero, claro, a ‘Metal Lords’ y el temazo que Tom Morello se compuso para ella. No deja de ser maravilloso ver al mejor guitarrista de los 90 (y, no lo olvidemos, el señor que convirtió al mayor cagarro perpetrado por Springsteen en algo ÉPICO y emocionante) recuperando todo el macarrismo de su adolescencia metalera. Y me guardo más cosas para el post de las pelis.
https://www.youtube.com/watch?v=BoNMfcXewgk
Y, ahora sí, vamos a por la lista. Saquen la laca para cardarse, la arena de playa para hacer gárgaras y así poder regoldar mejor. Porque allá van los 22 temas del 2022.
22. The Warning – Evolve
Muchos dicen “la música en general y el rock en particular están ya agotados: han dicho todo lo que tenían que decir”. Yo no les respondo, claro, porque, como decía Don Manuel Fraga, “Eu non escoito chorradas”. Pero, aparte de una colleja, esa gente debería tener clara una cosa: la llegada de las munheres al rock y al metal ha puesto todo patas arriba y han traído perspectiva, creatividad e ideas como para reactivar cualquier cosa durante lo menos 50 años más.
En el caso de las mexicanas The Warning, además, han conseguido transmitir el mensaje de la caña, vía Instagram, a una nueva generación, mientras los señoros de mi generación deberíamos seguir pidiendo perdón por haber dejado cosas como Nickelback existir. Logrando en el empeño que la chavalería huyese hacia C Tangana y mierdas similares.
Daniela, Paulina, Alejandra. Perdón por todo. Gracias por todo. El futuro (mejor) es vuestro.
21. Eluveitie – Exile of the Gods
Una munhé se arranca con un solo de organistrum. Zoom out mientras vemos que detrás de ella está la loca de la tribu tocando el arpa y un señor con barba, lorcillas, falda escocesa y ademanes circunspectos, se va turnando a la hora de tocar la gaita, la flauta o el laúd. Sigue el zoom out y una violinista agita las melenas. El zoom out acaba pero no consigue capturar a las nueve personas que están a duras penas sobre el escenario mientras el cantante regüelda death a ritmo de muiñeira.
Eso fue mi reencuentro con ver metal con colegas, y no pudo ser mejor.
Eluveitie es TODO lo que está bien en el el frikismo. TODO.
20. Fellowship – Until Fires Die
…Y arrastramos el frikismo anterior al terreno del power metal y los dragones y mazmorras. Y, viendo el vídeo, decidme si alguna vez habéis visto a alguien más feliz de hacer el ridículo yendo en capa por la pradera. O cantando las melodías más pegadizas del power a esta orilla de Blind Guardian con más alegría.
19. Crippled Black Phoenix – The Pilgrim
Me identifico profundamente con alguien que hace un disco para dar un mensaje y… acaba pariendo una cosa de 90 minutos en la que habla de… TODO. Está épica y progresiva canción debería haber sido el punto culminante en el que acabase el disco.
No sé si por lo buena que es o porque, a estas alturas de la playlist, yo ya no podía más.
18. Sonja – Nylon Nights
¡Venganza a golpe de metal ochentero!
Melissa Moore fue expulsada de la banda de black metal Absu por el mero hecho de ser transexual. Eso nos sirve para dos cosas: para hacerle el vacío sideral a esa gentuza, constatar que quien siga siendo fan de esos infraseres es un pedazo de mierda y, por supuesto, la parte buena: apoyar a Melissa en el pedazo de disco de heavy metal que se ha marcado.
Ya sabéis que, en ente vlog, como policía de la moral contra el mierdismo que somos, no aceptamos el más mínimo “Sí, pero…” ante todo lo que pueda oler a transfobia. A tope con Melissa Moore y apoyo total al colectivo trans ante todos los ataques que le puedan venir desde los sitios más insospechados.
Y un abrazo muy fuerte también a ti, Chloe. Que el 2023 sea todavía mejor y el 24, más.
17 – The Halo Effect – Shadowminds (Ihsahn remix)
Y ahora, un poco de nostalgia noventera. No de la basura del nü (lo siento, Marina, pero los discos de reton-no de Korn y Limp Bizkit me reafirman en lo que pensaba) sino del death melódico de Gotenburgo. Un supergrupo con miembros de In Flames y el cantante de Dark Tranquility nos devuelven a la época en la que In Flames no daba asco (ay, esa caída en el “metal alternativo”) y nos recuerdan que nadie tiene la calidad de Mikael Stanne regoldando death. Redondéenlo con una remezcla del mejor músico satánico que haya dado el black noruego al planeta y…
…contra lo que suele ocurrir con las superbandas (un todo menor que la suma de las partes) lo que acaba saliendo es LA HOSTIA. (Y, detallito: número 1 en las listas suecas. Eso es lo que pasa cuando tienes un estado del bienestar que invierte en educación pública. Compárenlo con la comunidad de Madrid: desinvirtiendo en educación y decorando la estación de Quevedo con letras del trapero homónimo. Y así nos va)
16. Saor – Origins
Escocia hace su primera entrada en esta lista con uno de los mejores discos de melodeath progresivo del año. Era una cuestión de lógica que un país caracterizado por su violencia, alcoholismo y culto a la fealdad terminase poniéndose a la cabeza del metal extremo con la misma calidad que unos escandinavos.
Y si, para redondear, acaban metiendo gaitas, pues más caña y dolor:
Y, bueno, ya me conocen y saben que el melodeath me pierde en exceso, así que aprovecho que el Pisuerga pasa por Edinburgo para poner otro disco del mismo palo (Aeternam y su ‘Heir of the rising Sun’): melodeath con épica orquestal que logra ser lo que el género siempre quiso ser desde el día 1: Iron Maiden con regüeldos:
15. Rammstein – Zick Zack
Lo confieso, sigue sin decirme nada un tema como ‘Deutschland’, el triunfal reton-no de Rammstein hace un par de años. Pero… ESTO… No es solo el videoclip del año: es una cumbre de la sordidez. Solo podría ser mejor si lo hubiesen grabado en el plató de Luar featuring Gayoso. Pero, claro, entonces, el sistema solar hubiese devenido un agujero negro por la densísima concentración de calidad sórdida.
Cosas como esta me reafirman en ese dicho popular de que “Todo inglés es un actor, y todo alemán es un actor… porno”. Este temazo, con su ejemplar uso del hand piano, me parece de lo mejor de su carrera y solo les puedo desear 40 años seguidos de éxitos para que terminen operándose así.
Y actuando en Luar, claro. Que Gayoso seguriá exactamente igual.
14. Amon Amarth feat Biff Byford – Saxons and Vikings
La colaboración más sórdida y cool del año. Hypeada y atchonburikeada a partes iguales. Amiguitos, estáis contemplando HISTORIA DEL METAL.
En 1982, en su disco más icónico, Iron Maiden predecían el futuro del metal con sus versos “The Saxons have been overpowered/ Victims of the mighty Norsemen’. 40 años después, los padres del metal vikingo se alían con el otro gran grupo de la new wave of Britsh Heavy Metal – Saxon – para darnos una lección de historia sobre las hostias entre sajones y vikingos.
Agudos y regüeldos se turnan mientras se turnan insultos tan sutiles como el “Me voy a hacer un tambor con el himen de tu madre”. El metal rara vez ha sido mejor, más demencial y festivo que esto.
13. Threshold – Silenced
Si Spotify me dice que el género que más escucho es el metal progresivo, no le voy a llevar la contraria. Sobre todo porque me gusta que luego ponga en la misma lista al indie español y el post-doom. Debería añadir “no te relaciones con nadie o, mejor aún, no hagas posts donde dejes claro las mierdas que oyes”.
Pues eso, que unos veteranos del metal progresivo siguen haciendo lo suyo a la perfección:
12. Psychonaut – Violate Consensous Reality
Del autor de “Yo creo que ‘La catarsis del ego en el epígono de la praxis’ es un nombre súper comercial para una buddy movie” llega ahora ‘Violate Consensous Reality’ (llámenme loco, pero creo que titularlo ‘Ley del solo sí es sí’ tendría más gancho)..
Porque dentro de un estilo como el post metal ya da todo igual. Y no te digo en Bélgica. Como dice mi señor padre “¿Por qué hacen cosas en un país en el que solo hay pederastas?”.
11. Voivod – Synchro Anarchy
Dejémoslo clarito: no hay 10 discos en todo el metal ochentero mejores que ‘Dimension Hätross’. No hay grupo que se acerque en atchonburike a la propuesta entre la psicodelia, el thrash, el punk, el industrial, el progresivo y el garage rock que Voivod lleva casi cuarenta años perpetrando. Poder verlos finalmente en directo después de tantísimos años de fan fatal redefine el término “emocionante”. Es la magadalena de Proust del metal. Hasta le hice una videollamada a mi hermana para que pudiese decir “¡Era el cantante más feo del mundo y no ha ganado con los años!”.
Este grupo tuvo un momento a finales de los 80, con una sublime versión de Pink Floyd, en el que parecía que podían aspirar a tener éxito. Intentaron ser más melódicos en el 91 con un disco para el que contaron con el productor de Rush (el frikismo canadiense, ya se sabe…) pero no funcionó. Tampoco les fue bien siendo publicitados por Jason Newsted de Metallica – que se acabó uniendo a ellos durante una época. Al final fueron lo que fueron: un grupo de agriculto para finstros como yo, que les hemos seguido contra viento y marea. Y que hoy en día siguen haciendo discos impresionantes y directos que son como cuando conocí a Ralf König: un momento que te remueve poniéndote toda la BBBIDA en perspectiva.
10. Ché Aimee Dorval – Blood Red Son
Este año, Devin Townsend ha sacado un disco que todavía no he terminado de digerir como para meter en la lista. Está en el registro de su obra “suave”, pero, para mí, no llega al nivel de ‘Trascendence’ ni de mi favorito: ‘Causalties of Cool’, una oVra maestra space country que grabó junto a la cantautora canadiense Ché Aimee Dorval.
Mucho mejor es, entonces, el gozar del discazo que enta munhé de nombre valenciano o argentino (ahora no lo sé bien) se ha marcado en el 2022. Antes de vociferar el “¡Esto no es metal” recréense en lo bien que vomita sangre y luego me cuentan:
Bonus track para seguir gozando de señoras en plan de agresión metalera atmosférica: lo último de Darkher no podía faltar.
9. Zeal & Ardor – Church Burns
Manuel Gagneux sigue poniendo el black en el black metal. En esta ocasión, su corssover blues/soul/black metal recupera lo mejor que ha dado el género ¡la quema de iglesias! Pero más sobre el tema en el número 1 de esta lista.
8. King’s X – All God’s Children
Si, en la historia de la música, hubiese que realizar un cociente entre el talento musical de una banda y el éxito obtenido el número más bajo correspondería a Bad Bunny y el más alto, sin duda alguna, a King’s X.
Lo que dije de Voivod, aplíquenlo a esta banda pero puesto de ácido. Si hubiese que describir el estilo de King’s X sería “los chicos cristianos del coro de Gospel se imaginan cómo sonarían los Beatles tocando temas de Black Sabbath – o viceversa – y, en el proceso, logran ser mejores que esas dos bandas”. Y si después de escuchar una obra maestra como ‘Gretchen Goes to Nebraska’ son capaces de discutirme la descripción, well… then… fuck you.
El caso es que este grupo, también unos ‘critic’s darling’, trató, en balde, de triunfar. Perseveraron hasta que un par de infartos del batería les hicieron retirarse hace unos catorce años. Por eso, ante el reton-no de estos señores mayores, el hype era descomunal. Y han estado a la altura. Si tengo que quedarme un tema, sería este ‘All God’s Children’, en el que, elegantemente, mandan a tomar por culo todo el cristianismo que profesaron en sus inicios. No sé, igual todo el odio que el cantante recibió cuando salió del armario o… qué se yo, sencillamente el leer la prensa les hizo bajar del guindo con todo ese talento musical que siempre tendrán.
7. Megadeth feat. Ice-T – Night Stalkers
Otros viejunos que vuelven a la carga después de tremendo culebrón con acusaciones de pederastia hacia el bajista. Y, feck, el disco de Megadeth con el que mejor me lo he pasado desde el Youthanasia. Tal vez sea que es bueno tener a Mustaine cabreado por algo, como el hacerle subir a un escenario para recoger el Grammy al mejor tema de metal y ponerle una canción de… Metallica.
El caso es que este cicladísimo temón tiene como guinda la presencia de un ser de luz como Ice-T: el rapero que, de verdad, lograba tender puentes y unir culturas. Un ser de luz que nos hizo corear a todos ‘Cop Killer’ en su día (qué poco envejece el tema…) y que nos hace olvidar cosas como la colaboración de Vetusta Morla con Wos (a quién se le ocurrió que una canción podía sobrevivir a un rapero argentino habría que torturarle de aquí al 2025).
6. Ashenspire – Tragic Heroin
Yo no digo estas cosas a la ligera: si los posts de ‘Satán es mi señor’ tuviesen que tener una banda sonora sería ESTO. Joder, que el disco se llama ‘Hostile Architecture’. Joder, que hay temas titulados cosas como ‘Béton Brut’. Joder, que el concepto del disco es cómo el urbanismo convierte la vida de la clase trabajadora de Glasgow (¡Esa Escocia que me mola de verdad!) en un infierno. Joder, que la banda posa en una escalera de hormigón chorrentoso para la foto del disco. Joder, que los planos del videoclip parece que los he hecho yo: detalles de hormigonaco chorrentoso, recovecos para el yonki…
Joder. Joder. Joder. Joder. Joder.
Joder.
5. Disillusion – Abide the Storm
En cualquier otro año una cumbre del melodeath progresivo como ésta se hubiese encaramado al primer puesto sin pestañear. Hubiese lucido más poner el single como videoclip para el post y… qué carallo. Lo pongo:
…pero para poner luego el vídeo de la mejor canción del disco. ¿Cuál es? Pues apliquen la regla de oro del progresivo: la más larga. Algunas cosas nunca cambian.
4. Ghost – Hunter’s Moon
No voy a ser tan pretencioso de añadir algo al post que, en su día, redactó Lady Di a raíz del maravilloso horterismo satánico del último disco de Ghost. Algunas cosas solo merecen el calificativo de “histórico”. Y, feck, éste es el mejor disco de pop que el género humano haya hecho desde Roxette. De la misma forma que Roxette compusieron el mejor pop que se había hecho desde ABBA. Y que, antes de ABBA, el pop solo era un yermo ¿Ven a dónde quiero ir a parar? Está claro: a Suecia.
3. Wilderun – Woolgatherer
Unos habituales de estos posts que solo compiten por el pódium. Y siempre lo consiguen. En este caso, le dejo la palabra a un consternado Paco cuando me llama por teléfono para decirme “¡¿Pero por qué regüeldan?! ¡Si no lo hubiesen hecho esto sería uno de los mejores discos de progresivo rural de todos los tiempos!”.
Yo esas cosas las digo a la ligera. Seguro que, en este post, hay 256 cosas que he definido como “lo mejor de la historia”. Pero Paco no es así.
Así que… ahí queda eso.
2. Amorphis – Northwards
A día de hoy, definir el estilo de cualquier grupo de metal es una frase inacabable indistinguible del de un plato de “cocina de autor”. O, lo que es peor: de un párrafo de una crítica musical de G. Sanz. Quizás por eso Amorphis eligieron ese nombre, para no tener que decir que hacen un melodeath flokie progresivo blackened con pespuntes de rock alternativo, hard rock setentero y músicas del mundo. Yo añado que, vista su memorabilidad melódica, lo suyo sería llamarles “pop death”. El caso es que, al igual que Modern Talking en su día, ningún otro grupo hace lo que ellos (salvo que lo produzca Dieter Bollen). Así que, cuando sacan un disco que es prácticamente una fotocopia del anterior, no seré yo el que los critique por falta de originalidad, sino que celebraré que esta maravilla siga existiendo.
Y ahora es cuando llegamos al número 1, que, en este 2022 no podía ser otro que…
1. White Ward – False Light
Si algo nos enseñó el soberbio festival de Eurovisión de este año fueron dos cosas. Primero, que en EsP-P-Paña solo somos capaces de sacar lo mejor de nosotros mismos cuando abrazamos la corrupción, con ese merecido segundo puesto para el sublime chanchullo con el que Chanel se impuso en las eliminatorias. Segundo, que hay cosas más importantes que la música, y que el ganador solo podía ser el que todos sabíamos que tenía que ser. Desde EsP-P-Paña celebramos como propio el triunfo de Ucrania, porque… ¿Habrá algo más esP-P-Pañol que el hacer las cosas por joder, y más a un infraser putamierda fascista como Putin?
El caso es que, en el debate posterior, nuestro querido Ángel Codón apuntó un dato a tener en cuenta: ¿Y si el tema de Ucrania era REALMENTE el mejor?
Pues bien, algo indebatible es que el mejor disco de metal extremo de este año es la obra maestra absoluta ‘False Light’ de los ucranianos White Ward: un híbrido entre el black metal, el post metal y el jazz que te deja con el culo como el puente de Crimea. Y me resulta de todo punto imposible el no darle el primer puesto de la lista.
Como me resulta imposible no hacerme eco de las palabras de su cantante: “El Donbás es Ucrania, Crimea es Ucrania y Rusia es un estado fascista”. Como me resulta imposible el, cruzándome con una manifestación por la Gran Vía, no sumarme a sus gritos de “Rusos asesinos, fuera de Ucrania”. Y el que sea capaz de poner algún pero a algo TAN elemental puede ir a recoger su insignia en el club de Mierdas presidido por Lewis Hamilton. Empezando por Pablo Iglesias.
Solo desear que este discazo, más que digno sucesor de su anterior magistral ‘Love Exchange Failure’ inicie un movimiento de black metal en Ucrania que imite al noruego de los 90 en su mejor aspecto: echar un ojo a TODAS las iglesias ortodoxas y recordar las palabras del Pope defendiendo la agresión y genocidio sobre el pueblo de Ucrania.
No sé, igual estamos a las puertas de lo mejor que pueda conocer el metal en los últimos 30 años.
Y, para rematar, como siempre en todo lo que yo hago, pues… toca hacer trampas y dar un número 0 a una canción fuera de cualquier lista. La mejor canción del año, que solo podría calificarla de “metal” si entendemos por “metal” el llevarlo todo al 11. Ladies and gentlemen…
0. Marillion – Care
Mi grupo favorito ever son unos señores mayores que suelen tomarse 5-6 para cada disco. Y el resultado termina siendo siempre, por decirlo de alguna forma… INTENSO.
¿Qué esperar de un disco postpandémico con un título como ‘An Hour Before Is Dark’? Pues sí, eso que os imagináis. Por supuesto, la joya de la corona es el tema sobre un amigo de Steve Hogarth (mejor cantante del multiverso, ayer, hoy y siempre) en cuidados paliativos después de que se le haya desahuciado por pillar el Covid. La canción funciona a muchísimos niveles, desde una oda a la sanidad pública a, sobre todo, el aprovechar cada instante, el reparar en que cualquier cosa puede acabar formando parte de esos momentos que pasen delante de los ojos al final.
“These are the days that will flash before our eyes at the end/Yours are the words that will whisper in my body as it fades/Yours is the laughter burned into my days/Locked away in every cell/I came, I saw, I fell/And I changed/Found freedom in a diamond I won’t trade/Not even for heaven/And as I unpeeled you, you realized/You loved me enough to leave me forever”
Este año he trabajado mucho. Ser montador hace que no pueda hacer esa cosa de “ponerme música de fondo”: el escuchar canciones es algo que pongo en los cascos cuando voy a hacer la compra al Mercadona. Y, qué quieren, algo así es mucho para el Mercadona. La gente, viéndome llorar de soslayo se pregunta “¿Pero tanto emocionan a ente onvre los yogures de Hacendado?”. Y así se queda esta canción, en esa categoría de obras maestras que uno se piensa muy mucho antes de escuchar. Porque es un señor viaje…
Ay, qué buenos están los yogures de Hacendado. Discúlpenme, que se me ha vuelto a meter algo en el ojo.
Feliz 2023.