Infrahumanos: Los magos

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Aquí Paco Fox: Vuelve al blog Guille Stardust con un artículo sobre el mal reconcentrado con cartas. O con varita. Pero desconfía más si te dice que quiere sacarse la varita.

Las personas, como en todo, hay algunas que son mejores que otras; igual que hay ropa de Humana, también hay personas de Humana, personas que ya han sido descartados por la sociedad como Albert Rivera. Pues hoy vengo a hablaros del peor tipo de persona que existe. ¿El votante de Ciudadanos? No, los magos. Un mago, como Albert Rivera, es un vende humo enganchado a los polvos mágicos y no hay nada peor que que te echen un polvo que tú no quieres. Pero volvamos a esa escoria de la sociedad que son los magos. No me refiero a rollo Harry Potter o a su equivalente rusa Tanya Grotter. No: aquí vamos a tratar a los ilusionistas, los magos de cumpleaños… o como se les conoce en todo el mundo: el puto pesado de la barajita.

Hasta en las fotos de stock un mago tiene cara de acosador y el conejo de haber sido traumatizado.

Para que entendáis este odio, racional por otra parte, me voy a remontar a los orígenes de la “magia”. Como odio fuerte pero también soy vago, no quiero tener que entrecomillar “magia” cada vez que lo diga así que, a partir de ahora, cuando leáis la palabra “magia” simplemente tened esta imagen en la cabeza:

Como iba diciendo, quiero hacer un repaso de la historia de la magia desde los primeros chamanes, pasando por la Biblia (fuente histórica de referencia de cualquier magufo), la edad dorada de la magia con la inquisición española y su quema de brujas hasta llegar a la actualidad con los magos de crucero (dentro de los magos, los de crucero son el escalafón más bajo; son el Pablo Casado del ilusionismo).

Hablando de ilusionismo, esta es una de las cosas que me joden de los putos magos (también podéis asumir que cada vez que diga mago el adjetivo «puto» va delante) y es que hablan de ilusión. Para mí una ilusión fue mi última relación tóxica o que me toque la lotería y no tener que volver a trabajar en la vida. Lo que usted hace es tener en los dedos la misma habilidad que una viuda, caballero. Y es que un mago lo que hace es engañar, la única ilusión que produce un mago es verle irse. Porque la “magia” es algo que se han inventado los tíos blancos hetero para follar.

¿Es un truco o un secuestro?

Y es que esta es la base de la magia: el follar. No seré yo quien critique el querer follar, pero sí hacerlo bajo falsas pretextos. El mago te va a dar la turra hasta que le dejes hacerte su puto truquito de cartas. No entiende el “no es no” y la magia como el sexo, siempre con consentimiento. Si os dais cuenta, la magia es uno de los pocos trabajos en los que el feminismo no ha reivindicado paridad. Y es porque una mujer sabe recibir un “no” por respuesta, pero un mago no. Un mago es el tipo de persona que cuando te la presentan te da dos besos y te susurra al oído “hueles diferente cuando estás despierto”.

A los magos les jode mucho que a sus putos trucos de mierda se les llame “trucos” y mucho más “putos trucos de mierda”. Ellos los llaman “juegos” (al que inventó las comillas le va a llegar una liquidación de derechos de autor como una guía telefónica) pero, cariño: para que sea un juego, los dos tenemos que estar pasándolo bien. Es como si José Bretón dijera que lo que pasó fue una representación de Hansel y Gretel que se le fue de las manos. No deja de ser una excusa de mierda para hacer algo horrible. Así que en este artículo lo vamos a llamar trucos o por usar un lenguaje más técnico: sus mierdas.

La magia empieza de la mano de la religión. En la prehistoria, cuando el ser humano busca una respuesta a los fenómenos de la naturaleza, no acude a la ciencia, sino a lo sobrenatural. De ahí surgen los primeros magos; los chamanes. Al final, un chamán era el más jeta de la tribu, un tipo que quería forrarse a costa de la ignorancia de los demás, como Santiago Abascal. Lo bueno de los chamanes es que al menos usaban drogas, los magos de hoy en día como mucho un poquito de burandanga. Los seres humanos tenemos una tendencia a la curiosidad y si alguien te dice extendiendo la mano con un pañuelo “¿a ti esto te huele a cloroformo?” la reacción inmediata es acercarte a olerlo, no descarto que algún mago haya llenado su flor.

POV de la primera persona a la que un mago le dijo que le oliera la flor de la solapa.

Volviendo al tema de los chamanes, lo que hacían en realidad era un espectáculo de humo y peyote que ríete tú de un concierto de Taburete. Por eso me cabrea tanto la religión. Las religiones y las sectas son estafas de una persona para hacerse rica. La única diferencia es que en la religión esa persona está muerta. Bueno, salvo en la secta sexual argentina en la que participaba Plácido Domingo. No entiendo muy bien cómo puede haber una secta sexual argentina ¿cómo les da tiempo a follar hablando tanto?

Según el ser humano como especie se va haciendo mayor, llega a la preadolescencia y busca un tipo de magia más material. De ahí surgen los Reyes Magos, o sea, los primeros magos de cumpleaños. Y es que, si lo piensas fríamente, eran unos magos que iban de frente; magia poquita pero al menos te traían regalos, que sí, que la mirra era una mierda pero todos tenemos una amiga que para nuestro cumpleaños nos regala un peluche de una polla de un metro de Aliexpress.

Si hablamos de la biblia no podemos dejar de lado al mayor mago de cumpleaños de la historia de la religión, ¿el papa del Palmar de Troya? No: Jesucristo. No me digáis que sus milagros no son las típicas cosas que hace un mago de cumpleaños… Caminar sobre las aguas: de mago. Convertir el agua en vino: lo típico de echar agua en un cono y convertirla en confeti. Los panes y los peces: sacar pañuelos de la manga. Que lo entiendo, la gente antes no tenía Atresplayer Premium y era más fácil de impresionar. Como buen mago, Jesús no se cansaba de dar la turra con sus truquitos e iba de gira con su performance.

Vamo a calmarno.

Por lo que sea, en la Edad Media, que ¿media de qué? Hay que ser un historiador muy flipado para llegar al siglo XIV y decir “pues yo creo que esta va a ser la mitad”. Pero bueno, dejemos en paz a la gente que sirve de poco, como Girauta. Llegada la Edad Media, a la Iglesia no le mola que alguien más esté comiéndole la tostada con la magia y se dedica a quemar brujas. Vale que la inquisición fue una salvajada, pero si valió para que quemaran a un solo señor preguntándole a su vecino que donde está la bolita, para mí está justificada. Y es que en el código penal no hay un delito tipificado como magicidio, por lo tanto, desde mi punto de vista, es algo que no está penado.

Bienvenidos al Hogwarts de integración social.

Me voy a quitar ya la careta: esto es todo una excusa para entrar a machete a criticar La cripta mágica, un local de “magia” en Madrid. Mirad que heráldica, esto lo ha diseñado evidentemente un mago, ya que son personas que, como se puede comprobar, no tienen ningún talento. Entre la pirámide isósceles con puerta, pasando por ese tirachinas roto (como esperanzas de que les den una hipoteca con ese trabajo)… Me gustan mucho los animales: el búho manco encima de un acordeón y lo que claramente es una muy buena representación de como serían los hijos de Asno y Dragona en Shrek. Les salva que han puesto la tilde.

“¿Queréis unos polvos mágicos, rapaces?”

La cripta mágica, tienen poderes pero en la puerta tienen la placa de Securitas Direct… no vaya a ser que les entre un espíritu okupa. Sinceramente no creo ni que los ladrones quieran entrar ahí. Si quieren un sistema antirrobo esperaría que Solo-en-Casearan el local, que es lo que le pega a un mago; tirar unas canicas, un pomo que se calienta… no sé, algo más de fantasía. Pero es que ni siquiera les hace falta porque ya bastante siniestros es el local y las almas que lo habitan.

Definitivamente para dar miedo solo necesitas una careta del señor de Monopoly y ponerte una peluca.

Una de las cosas que me da mucho miedo de los magos es esa sonrisa perenne, parecen un muñeco de ventrílocuo que ha cobrado vida, pero sin expresiones faciales y ahora quieren vengarse de la humanidad por haber tenido el brazo de un señor metido por el culo y es que detrás de cada persona que hace fisting hay un ventrílocuo frustrado. Esto también me da miedo de las bailarinas de ballet y creo firmemente que todas ellas han salido en realidad de una caja de música. Pero volviendo a la sonrisa de mago, es como si hubieran aprendido a sonreír con un libro, me gusta pensar que lloran con la sonrisa, ya se puede haber muerto su madre que esa sonrisa no se va y seguro que en el velatorio intentan partir en dos el ataúd.

La verdadera magia es conseguir que alguien tome algo con estos precios.

Como truco, cuando tengo una cita siempre quedo en la puerta del McDonald, cuando llega la otra persona le pregunto su opinión sobre la magia y, si le gusta, propongo entrar a McDonald, pido un Happy Meal y después de pagar le digo que puede pedir lo que quiera. Es una técnica muy depurada para acabar con una cita en menos de 5 minutos sin hacer sentir mal a la otra persona.

Quiero acabar haciendo énfasis en lo peligrosa que es la magia y que debemos mantener a los niños alejados de ella. Un día les regalas un Magia Borrás y cuando te descuidas están presentando un programa en TVE con Mapi.

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