“Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time”, o el fin de la infancia de los adultos

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4.5
(59)

Aquí Paco: Una nueva colaboración de Legolas, AKA Sr. De Cava Baja, por segunda vez metiéndose en las procelosas aguas del anime. Os dejo con él:

Yo os saludo, oh avatares del fandom mundial, desde mi confinamiento en medio del desierto castellano, donde labores sólo dignas de mi demasiado joven retoño Conan Osiris me mantienen alejado de la vida mundana (eso y las inundaciones provocadas por DANA). Eso no solo me protege a mí de los desmanes de la diosa Fortuna, sino que os previene a vosotros también de que os meta rollos como el que estáis a punto de tragaros. Cerrad la página mientras todavía os quede algo de buen juicio, de ese del que os faltaba cuando os suscribisteis a las notificaciones de Vicisitud y Sordidez.

El otro Conan Osiris sabe que no sois dignos.

Desde hace años, a mí me gusta ir de frente por la vida, como los 47 ronin, que cuando quisieron vengar la memoria mancillada de su señor, tuvieron un año por delante para crear una intrincada trama palaciega para humillar a quien les hizo caer en desgracia y, en lugar de eso, optaron por una sabiduría sólo reservada al progenitor de Vicisitud, esto es: año de borrachera, patada en la puerta del daimyō por ley こるくえら y liarse a katanazos hasta que no quede ni Ken Watanabe.

Lo digo porque, en resumen, “Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time” no me ha gustado. La versión abreviada de mi argumento es que, aunque me gusta (y mucho) el concepto metalingüistico y metafísico de despedida de los personajes que propone la cinta y el mensaje positivo de fondo que deja, lo cierto es que como película de la saga me resulta floja. En cualquier caso, no hemos venido aquí para discutir si la peli es mejor o peor, que es algo que cada uno en su ámbito privado tiene que resolver y concluir.

Pero entonces, ¿qué hacemos aquí?. Porque, si no voy a hacer un análisis de por qué no me ha gustado la película que le gusta al 86,3% de IMDB con una nota superior a un 7, ¿a qué viene este artículo? A deciros algo importante.

Yo no tengo la razón. Posiblemente vosotros tampoco, pero desde luego repito:

YO
NO
TENGO
LA
RAZÓN

¿Habrá spoilers? Me imagino que sí, ya todo el fan que la haya querido ver la habrá visto.

¿Voy a hacer un repaso comparado de los argumentos de la serie contra los de los remakes? Pues hombre, de grandes temas hablaré, pero sólo hablar del argumento de la serie original supondría un post entero, y no creo que a nadie que conozca la serie le interesase.

Descargo de responsabilidad (los británicos dicen discleimah): Las interpretaciones que haga sobre el argumento de la serie / remakes no forman parte del canon y son de mi cosecha, basta con que digáis que el niño es gilipollas y todos en paz.

Mood vital perpetuo

EN CAPÍTULOS ANTERIORES…

En los 90 el anime estaba muy en boga de viajar a Occidente y conocer mundo. A Esssppppaña había llegado con retraso Akira, de Katsuhiro Otomo (aunque sólo un par de años), pero poco después se empezaron a distribuir producciones ochenteras a través del sello Manga Video, con calidades variadas. Aplicando el filtro debido, nos llegaban las obras más asequibles para la mentalidad occidental, pero a su vez, había “un interés por ir a cama y se buscaba con el anime objetos de valor, dinero mucho mejor.”

Italianos: ¿La llamamos “El diablo de nueve pollas”, o dejamos el nombre en japo?.

Obviando la apertura cultural que supuso para los chavales de la época ver animación que no era para niños (y muchas veces, para adultos tampoco), había un millar de obras que podríamos citar. Pero uno de los géneros más llamativos a nivel de producción y consumo era el de mechas [pronunciado meka, y para los que habláis japonés en la intimidad, メカ]. Vamos, dibujos de roboces. Eran de hecho fácilmente exportables fuera de Japón, ya en el pasado nos habían llegado Mazinger Z, fundadora del género, y Robotech, que en realidad era la mezcla de tres series (Macross, Southern Cross y Mospeada) a las que, para darle continuidad como si fuera la misma historia, se les hicieron cosas (cambiando diálogos y alterando el montaje) que no desearías que le hicieran a tu hermana la pequeña.

Recordad que los jóvenes de los 80 y 90 no solíamos tener demasiado presupuesto, y como tal, había pocos productos originales en casa. Podías tener una pequeña parte del catálogo musical en CD, pero la mayoría serían vinilos de tus padres, o cassettes grabadas entre compis de clase. Lo mismo pasaba con el mercado del vídeo, casi todo el mundo tenía un reproductor en casa, pero pocos compraban películas originales, y ahí había un escollo a la difusión del catálogo de anime. Por suerte, los videoclubs (para los jóvenes “es Netflix, pero saliendo de casa”) tenían muchísima variedad de catálogo de alquiler, entre otras el anime, tanto de películas como de series. Y eso también ayudó a que el mercado de animación despegase.

Never forget.

LA OVRA MAJNA

Dentro del género mecha, Neon Genesis Evangelion cayó como un misil sobre una generación concreta de adolescentes (entre doce y dieciséis años) que se sentía identificada con los protagonistas y sus problemas personales. El argumento, muy en sinopsis, es que la Tierra se ha visto anegada por una subida del nivel del mar provocada por un cataclismo que se conoce como el Segundo Impacto, y que fundió los casquetes del Polo Sur. Los Kaiju de esta serie (aquí conocidos como Ángeles) son otras formas de vida alternativa que podían haber disputado la existencia a la raza humana como especie imperante en la Tierra, y que atacan la ciudad de Tokyo-3 intentando alcanzar el núcleo central, donde se encuentra Lilith, el segundo Ángel. En teoría, si alguno de los Ángeles tiene contacto con Lilith, se desencadenaría un Tercer Impacto que acabaría con la vida en la Tierra. Evidentemente, también hay una organización secreta conocida como Seele, que intenta llevar a término el Plan de Complementación Humana a la vez que Nerv repele los ataques de los Ángeles.

La premisa empática también funcionaba de maravilla para la gente con la edad adecuada, los adolescentes. Chavales de catorce años subidos a robots gigantes que se enfrentaban a monstruos que, lejos de estar inspirados en Beksinski o Pickman, eran más parecidos a cuadros de Joan Miró en una noche loca de farlopa. Ante ese grave peligro, una organización llamada Nerv había desplegado una serie de robots gigantes (llamados los Evangelion) cuya única misión es saludar amistosamente a los del club de amigos de Miró y enseñarles la salida según el protocolo de extracción de menores de Ceuta.

Décimo Ángel: Sahaquiel. Los diseñadores gráficos de Gainax diciendo “sujétame el sake”.

El protagonista de la serie es Shinji Ikari, un chaval de 14 años, huérfano de madre y abandonado por su padre cuando era crío. De carácter amable, con la clara intención de agradar en toda situación. Su primer contacto con su padre en años deviene en una orden de que suba a pilotar un robot gigante sin tener ningún tipo de instrucción previa, para combatir de inmediato con el Tercer Ángel. El chaval sobrevive al primer combate y a medida que avanza la serie, va cruzando amistad con otros niños piloto que manejan otros EVA, pero su salud mental va cayendo en picado a partir de cierto punto de la serie, como consecuencia de sentirse una herramienta de adultos que le utilizan sin tener en cuenta sus opiniones. Los adultos solo hubieran salido peor parados en la narrativa si los guiones los hubiera escrito Roald Dahl.

Evangelion fue un éxito sumarísimo en su época (llegaron a reponerla en TV Tokyo en Japón, cosa extraordinariamente rara dado el volumen de producción de animes que se emiten por televisión). Un dato importante es que su principal autor, Hideaki Anno, sufría de depresión crónica desde años antes, y el acabado final del producto se vio influido, no tanto por la depresión, sino por el afán de Anno de transmitir a los demás el sufrimiento intrínseco que en ocasiones tiene la vida. Además, la condición crónica del autor y el menguante caudal de financiación durante la producción (que luego se recuperó sobradamente gracias a la explotación en VHS y el merchandising) supuso que lo que empezó como un anime desenfadado con dramas generacionales y monstruos de colorines se fuera llenando de escenas alargadas con planos reutilizados para economizar en animación, diálogos introspectivos interminables y referencias bíblicas como sólo los japoneses saben citar. Es decir, MAL.

No comment

La desorientación total vino para el fan con los dos últimos capítulos de la serie. Con los ángeles casi aniquilados, la ciudad de Tokyo-3 que no sabía si estaba arrasada o rediseñada por Calatrava, y los pilotos de los EVA fallando tiradas de cordura cada diez minutos, la serie más exitosa del anime en esa década derrapó en seco con la historia sin terminar y dos capítulos de introspección completa que dejaron los culos tan torcidos que los fans de Twin Peaks habrían desaguado por ambas vías de la emoción. El marichalazo fue general.

LAJ PINÍCULAJ

Un año más tarde, ya debidamente recapitalizados y con las expectativas por las nubes, se dio a conocer que saldrían dos películas en los cines para concluir la historia de la serie. La primera, “Death & Rebirth” sólo era en realidad nueva a medias. La mitad de la película era un resumen abreviado de lo ya acontecido, aprovechando metraje de la serie, y la otra mitad, ya con material original y obviando los dos últimos capítulos de la serie, presentaba el desencadenamiento del Tercer Impacto, con unos combates entre robots espectaculares y un final que, aunque tramposo en su planteamiento, dejaba la expectativa para la siguiente película por las nubes. En realidad, esta peli tardó mucho en llegar de manera legal a nuestro país. Recordemos que estamos alrededor del año 97 y que la primera vez que se vio este metraje en Esssppppaña fue en una convención de fans donde la organización trajo un LaserDisc (consulte Wikipedia, por favor) que se proyectó sin subtítulos, porque no los había. Para que luego no digamos que nos ponen primero en las listas de vacunación.

Otro año después, salió la conclusión de la saga, The End of Evangelion. Las referencias bíblicas metidas con calzador se cuadriplicaron (encima, citando el Apocalipsis, como quien pone el nivel de dificultad Nightmare en Dark Souls), el mundo interior de los personajes salió a pasear por la pantalla como si fuera una peli de la nouvelle vague, y se aderezó el fin del mundo con “Komm, süßer Tod”, que viene a ser el “Hey Jude” del Hacendado. En realidad, el argumento de trasfondo era (SPOILER) que Seele activa el Plan de Complementación Humana cuando desaparece la amenaza de los Ángeles, provocando artificialmente un “salto evolutivo” en el que las almas de todos los seres humanos se fusionan en una sola, que quedaría encarnada en un solo cuerpo. ¿Y eso pa’ qué? No lo explican, aunque se entiende que, con eso, el humano superviviente contendría todo el conocimiento y todos los puntos de vista, haciendo la humanidad plena en una sola encarnación, y sobre todo, ajena al dolor y al conflicto. Porque Seele podrá ser un poquito incel, pero tienen actitud y no se quedan llorando en su casa y quejándose a 4chan porque el mundo no les quiere. Han leído a Jordan Peterson HASTA EL FINAL.

¿Jordan quién?.

Como en todas las buenas historias, el plan de Seele se fue al carajo en el último minuto. Básicamente, porque podemos decir que el resumen de los episodios 25 y 26 podría interpretarse como el alma de Shinji fundiéndose con la del resto de humanos durante el Plan de Complementación. Cuando Shinji, que es el catalizador del ritual, mira en las almas y los corazones de los que conoce, se cerciora de la horrible verdad a la que evitaba enfrentarse: en contra de lo que él creía, nadie le odiaba. Sí que les enfadaba su carácter cada vez más irritante (consecuencia de la depresión), pero para nada le odiaban. El sentirse una mierda no era una realidad objetiva, sino consecuencia de su proceso psicológico.

Con dicho conocimiento, rechaza completar el Tercer Impacto en el último momento, y este queda desactivado. Casi todos han muerto, y él se ha quedado solo (o mal acompañado, según el punto de vista que apliquemos) en un mundo inerte. No ha evolucionado, siendo privado de la felicidad plena de la unicidad, y todos los que le podrían acompañar en su vida han muerto. Justo cuando tenía un pie fuera de la depresión, la luz al final del túnel era la del tren que le iba a atropellar.

No era un mensaje muy alentador, para qué mentir.

Pues se ha quedado buena noche.

Con ese final culotuercer la trama se dio por acabada. Había hambre de más historias, pero parecía que la historia, tal y donde se había dejado, no daba pie a continuidad. En un ejemplo de los de “va y se acaba”, el público no supo cómo reaccionar.

Yoshiyuki Sadamoto, el principal ilustrador y diseñador de arte de la serie, hizo su propia reelaboración en formato cómic, tomando otras decisiones argumentales alejadas de la serie de TV y con una visión introspectiva menos mística. Y en paralelo el mundo del fandom hacía dōjinshis autopublicados, reinterpretando la historia, o intentar seguir el hilo argumental donde lo dejaba “End of Evangelion” (total, si la tercera de “La Profecía” concluía con la Parusía y el fin de los tiempos en la Segunda Venida de Cristo, y aun así hicieron una cuarta). Y posteriormente, en 2007, se anunció la salida de una película, “Rebuild of Evangelion 1.0”, que conmemoraría los 10 años del final de la saga. Y la gente pensó lo obvio: “Harán un poco lo mismo, ya lo sabemos, pero ahora tienen dinero. Ahora lo harán bien”.

Pues claro.

LOJ REMAKEJ

La Saga Rebuild of Evangelion supuso un conjunto desigual. RoE 1.0 sólo sirvió para resumir todo lo ocurrido hasta el capítulo 6 de la serie original, con mejor animación, pero contada demasiado deprisa, con lo que sólo era comprensible en su totalidad con fans que hubieran visto la serie y pudieran rellenar los huecos narrativos que tenía la historia.

RoE 2.0 fue más película, más autónoma, con una épica mejor desarrollada y muy orientada a la acción. El cambio más radical (y posiblemente, el principio de sus problemas narrativos) es que adelantaba un Tercer Impacto fallido en mitad de la saga, lo que hacía perder la importancia dramática al evento. Al fin y al cabo, era el clímax de toda la historia.

El GenderBender joven de Esparza aprueba esta película.

RoE 3.0 tiene una fama algo merecida de patinazo. Cambió muchos códigos estéticos y argumentales de la serie original (y lo dice uno que sigue sin acostumbrarse a la estética de las precuelas de Star Wars pasados 20 años del estreno), y por encarrilar mucho la narrativa, tanto por un exceso de diálogos como por exagerar arbitrariamente las malas decisiones de los personajes. Y porque tienen un Cuarto Impacto, porque lo regalan con los Corticoles de principio de curso, pero también lo interrumpen, más que nada porque han firmado para otra peli y si no tú me contarás de qué va a ir. ¿De la vida contemplativa de los personajes viviendo en el campo?

Y después de ese hiato de nueve años en los que Hideaki se puso peor de la depresión y firmó esa risa de película que es Shin Godzilla, concluyó la producción de «RoE 3.0 + 1.01» y la ofreció al mundo. «RoE 3.0 + 1.01» es el espejo de “The End of Evangelion”, reflejando sus consecuencias en positivo. Compartiendo una estructura narrativa parecida (porque no dejan de ser remakes), ésta última es una historia en la que Shinji se libra de la depresión sobre todo porque tiene tiempo para recuperarse emocionalmente de la culpa de provocar el Tercer y el Cuarto Impacto (uno no suele tener oportunidad de extinguir a la raza humana, y este pobre ya lleva dos intentonas), y porque ha tenido gente a su alrededor que ha sido paciente y le ha acompañado hasta el momento en que por sí solo ha podido recuperarse. De hecho, con ese impulso inicial, Shinji reconstruye el mundo en lugar de destruirlo, y dar una suerte de conclusión a los distintos multiversos, despidiéndose de sus amigos y dando el paso a la madurez que (guiño guiño) también debería dar el fandom con respecto a sus obras fetiche.

El hecho de que Netflix comprara la distribución mundial de «RoE 3.0+1.01» le dio rápida difusión a la película, que se vio a la vez en todo el mundo tras el estreno en salas en Japón, y en general, gustó mucho. Y reconozco que, para mí, que no me ha gustado tanto, es una gran noticia que la peli haya sido recibida con entusiasmo. Me explico. O lo explica Paco (oíd su voz en vuestra cabeza cuando leáis la cursiva):

· Claro. El caso más evidente de esto es Terminator, que siempre fue una peli donde la historia central era el presente de Sarah y John Connor, no el futuro distópico de Skynet. Del mismo modo, pretender que Evangelion fuera una historia de mechas al uso es equivocarse de concepto. En realidad, el fondo de la historia se comió a las formas, sobre todo en la serie, porque era una señal de alarma, era Hideaki compartiendo su dolor y diciendo, “ojito, que las depresiones son jodidas”. Que se lo digan a Frank Darabont con el final de “The Mist”.

· Pues mira, en este caso no. El público general ha salido a defender la peli, eso ya es un cambio de paradigma, que me tenían frito con las infancias violadas por remakes de Star Wars. Al menos por cumplir la excepción a la regla.

· Me gustaría desglosar miargumento en tres puntos:

– Por ser concreto, la evolución de personajes funciona bien, mientras que el argumento de ciencia ficción y parte de la coherencia con la serie original no, pero no pasa nada. No hay que enfadarse cuando algo que nos gusta no responde a nuestra expectativa. Hideaki ha hecho un remake, ha vuelto a contar la misma historia de otra manera, y es relevante porque da un mensaje positivo a favor del auto perdón y no ponerse muy talibán con nuestras obras preferidas. Ojalá hubiera más así.

– Esta narrativa es especialmente relevante en el momento actual. A todos (empezando por un servidor) nos ha tocado algo con el contexto de pandemia: unos han perdido familiares cercanos, a otros el aislamiento les ha cambiado el carácter, y todos seguimos negociando las condiciones de la nueva convivencia. Y SPOILER: Los padecimientos mentales están ahí, y estarán ahí una temporada, así que más vale aprender a cuidarse y cuidar de los demás. Que la cultura cinematográfica refuerce eso es una vía más de acceso (y muy útil) para que el público tome conciencia sobre su situación y la de sus semejantes.

– Y yo que soy fan letal (fan con nata) de “The Seed and the Sower” de Sir Lawrence Van Der Post, que dio lugar a esa fantasía de soterrado homoerotismo que es “Feliz Navidad, Mr. Lawrence”, no me canso de citar la frase que el teniente coronel John Lawrence le dice al Sargento Hara cuando le dice que “es usted víctima de hombres que creían tener la razón, como usted y el capitán Yonoi creían tenerla”. Es mejor no tener la razón. O tenerla, pero sin aferrarse a ella como defensa vital. No es un martillo con el que golpear la frente de nuestros enemigos.

CONCLUJIONEJ

Ot-tia, qué místico, Legolas. No hacía falta este memorándum que NO habla sobre Evangelion para contarme lo mismo que Paulo Coelho.
Pues sí que hacía falta. ¿Sabes por qué, oh amado lector? Porque entre el comienzo y el final de este artículo, ha ocurrido algo poco usual en este mundo nuestro. Una segunda oportunidad. Mientras revisaba este artículo, me he dado la oportunidad de volver a ver la película. Y aunque sigo opinando que la parte de la coherencia argumental es muy mejorable, ya he entendido claramente lo que el loco del Hideaki quería decir, de la manera en que quería despedirse de sus personajes. Y digamos la verdad, ahora sí me ha tocado la patata. BASTANTE.

Lo que yo decía al principio del artículo era verdad. Yo no tenía razón, y hasta hace unos minutos, no sabía cómo de acertado. Así que permitidme insistir.

Dad segundas oportunidades.
Dad cariño a los que os rodean.
Demostrad que las cosas os importan.
Y vivid la vida todo lo intensamente que os permitan vuestras circunstancias.
Porque si la vida no nos da segundas oportunidades, a veces nos toca darlas nosotros.

PD1: ¿Qué logro se desbloquea en la VidaTM por escribir artículos a tiempo parcial siendo padre de una criatura a tiempo completo?
PD2: Me he venido arriba, le voy a dar una segunda oportunidad a Tenet.

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