La rapidez de la sociedad de la información hace que los escándalos del presente sean los recuerdos vagos del futuro. Delitos tan graves como el caso Roldán, el aceite de colza contaminado o Filesa están perdidos en la memoria colectiva. Pero hoy, en este post breve, os presento un delito que no debe caer en el olvido. Uno mucho más grave que el caso Mario Conde o que existiera un programa llamado ‘Hablando se entiende la BASCA’.
Estoy hablando de la canción que grabó Nacho Cano con los Morancos.
Hala. Todos con el culo roto como en una cárcel turca. Que, a propósito, esta frase debería haber sido el título del artículo. Pero yo desafío y me río como Crom de las reglas del click bait porque nadie me paga por ésto. Nunca hay que sacrificar la técnica usual de esta web de un buen punto y aparte + frase demoledora por más visitas.
Corría 1999 e Ignacio Cano Andrés había disfrutado de un resurgimiento de su popularidad gracias a las ventas del recopilatorio ‘AnaJoséNacho’ de Mecano que venía con unos cuantos temas nuevos, incluyendo un pasado delito del autor titulado ‘Los Piratas del Amor’, el cual exhibía indecorosamente un coro con niños, algo que ya nos enseñó Perales que es el equivalente musical de irse a follar a un cementerio indio mientras se recita el Necronomicón. Al menos él no fue el culpable del otro single, Sterosexual, el canto del grajo con el grupo de su hermano José María con la letra inmortal: “(…)luego ya razone / la culpa es del alcohol / debí mezclar ayer hasta volverme maricón”.

Como bien sabemos en ente vlog, la mente sórdida principal de Mecano siempre fue Chemari, pero Nacho tenía momentos de brillantez chunga que alegraban el dúo. No olvidemos que él fue el responsable de “El rey de las montañas tuvo que escapar / vestido de mendigo / y con el alma envuelta en el ombligo” en el tema ‘Dalai Lama’. Pero al lado del cerebro de plastidecor y purpurina de su hermano, Ignacio era un aprendiz de sordidez.
Claro que eso se podía arreglar.
Así que el líder del grupo que vio cómo su estrella se ensombrecía por culpa de un señor pariente suyo que rimaba ‘flexo’ con ‘bexo’, tenía que demostrar que lo suyo era también el humor. Voluntario, claro, porque el involuntario ya lo había puesto a prueba dos años antes en el concierto homenaje a Miguel Ángel Blanco cuando ejemplificó que si hay un momento en el que NO debe uno ciclarse demasiado es homenajeando a un asesinado por ETA en pleno trauma nacional.
Por lo tanto, en 1999 publica su penúltimo y hoy olvidado disco ‘Amor / Humor’, centrado en el follar. Que es lo que sale de ambas cosas, porque no neguemos que el acto de la prespitación es un asunto que, visto desde fuera, da mucha risa. Sobre todo con comentarios de Héctor del Mar.
Sí: ya sé que este chiste está en ‘Bananas’ de Woody Allen, pero es que es totalmente cierto que el follar es lo más placentero que se puede perpetrar al mismo tiempo que se hace el ridículo, con la posible excepción de cantar con dos gintonics y hasta arriba de gaycidad ‘Xanadú’ de Olivia Newton John sin camiseta en un karaoke.
Cosa que yo no he hechCLARO QUE SÍ LO HE HECHO.
Las canciones del CD tienen aciertos de buen gusto tales como un tema llamado ‘Working Girl’ que, en lugar de estar dedicado a Melania Griffith yendo a Manhattan a ligar con Harrison Ford, va sobre prostitución. Lo que Mark Knopfler / Tina Turner hacían con delicadeza (You don’t think of them as human / You don’t think of them at all / You keep your mind on the money / Keeping your eyes on the wall) y Perales con afectación decimonónica (Samaritanas del amor / que van dejando el corazón / entre la esquina y el café), Nacho lo hace con alegría, desparpajo y supongo que drojas (Aparca macho, el asiento pa’tras / que yo me agacho / y despacho en un pis pas).
También arranca este concept album con una maravilla llamada ‘El Monzón Español’ sobre, por algún motivo, follar con incienso y pensar en Andalucía en el acto: “Deja que te afloje el Wonderbra. / Que bonitos son / Veleta y Mulhacén / Coto de Doñana y El Peñón / Mi Andalucía”
A ver. Si Veleta y Mulhacén son las tetas, ¿quiere decir eso que las granadinas son muy duras? ¿Acaso Doñana es el potorro? Pero, entonces, ¿QUÉ COJONES ES GIBRALTAR? Porque si es la polla del cantante entrando en Doñana, pues… pos vale. Sí. Ahora que lo veo, ahí hay una polla. Una polla MUY monstruosa. Pero para gustos…

Pero vamos a lo que vamos, que esto es un post breve. La tercera canción ya es el delito al que me refería nada más empezar. La que engendró el tándem más importante de nuestro arte desde El Peíto y El Risitas, Chiquito y Bigote Arrocet o, según el espectador medio de Gran Hermano, Ortega y Gasset. Cómo decide Cano que tenía que hacer una canción con Los Morancos es algo que se me escapa, pero las fiestas de famosos son así de locas. ¿Cómo pensáis que salen adelante el 70% de películas en este país? Quizá se dejó llevar por el conocimiento maravilloso de que César Cadaval es coautor de ‘Sevilla tiene un color especial’.

Sea como fuere, Nacho pensó que el mejor fichaje para su disco era el dúo creador de Omaíta. ¿Qué tema podría estar a la altura de su talento? Podría haber sido un himno gay, que es algo con los que los Morancos consiguieron petarlo en las listas de éxitos de medio Latinoamérica.

Pero no. La canción iría de un tema mucho más importante. No olvidemos que era un disco conceptual sobre el amor. Así que el teclista decidió que aquí de lo que había que hablar era de la mamada de Monica Lewinski a Bill Clinton.
Ah… los 90… Esos tiempos en los que lo peor que podía pasar en la Casa Blanca era que una becaria le hiciera una chuparradita al presidente. Ahora a eso lo llaman “Apunte fijo en la agenda del Despacho Oval”. Que hay que reponer fuerzas antes de conspirar con Rusia y destruir cualquier sistema de salud que ayude a los necesitados. Vivimos tiempos interesantes que dicen esos que intentan poner buena cara a la debacle de la civilización así en general.
Así que ahí va. Para que lo disfrutéis. Escuchad el sutil arranque con “Ay loviu te como el labio” y “¿Por qué me dices esas cosas a mí, por qué me dices que me agashe, Bill?” A continuación entra la primera estrofa con toda la sutileza de tus dos cuñadas en las fiestas de Chiclana de la Frontera tras el cuarto copazo de Malibú con piña:
Es la única canción abiertamente de coña de todo el disco. Muy básica. Con recursos poéticos como ‘Examen oral’, ‘Mancha de leche Pascual’ y tal. Pero se gana mi respeto incondicional con el estribillo. Porque, musicalmente, se lo toma en serio. Como una balada. Que con otro letra podría haber sido una canción normal de Mecano. Cercana a tener letra de José María, por supuesto, pero normal al fin y al cabo. Y yo siempre defenderé que las mejores canciones de humor son aquellas que están compuestas con seriedad musical, pero letra idiota. Vale que aquí no lo consigue en las estrofas, pero aprecio tanto el esfuerzo que creo que no merece ser considerada como un delito olvidado. Esta canción no será una cumbre del humor, de la música, ni de la sordidez bien entendida. Pero sí del amor. No el de chupar pollas, que es algo muy bonito que hacer con gente que te erotiza, sino el de grabar la música que te apetezca con la que creas que la gente va a pasar un buen rato, sea emocional o esbozando una sonrisa tonta. Como esas que echas cuando te mira una persona guapa y te da un flechazo de los gordos. Así que, al final, sí: es un tema de Amor / Humor.
Nacho sale de la cárcel y es inocente del delito.