(Aquí Paco Fox: Por fin se acaba mi maratón habitual de inicio de año (Algeciras-París-CutreCon-Berlín… he aquí una lista que parece absurda, pero que no tiene sentido alguno) y podré volver a ser productivo. Pero mientras tanto, Regresa Legolás Tú Tendrás , amante bandido esposo de nuestra Cava Baja, con una colaboración. ¿Qué lo ha traído de vuelta? Muy sencillo: es el único de nuestro grupo de amigos que ha tenido los estratosféricos huevos de tragarse el libro del ahora tan de moda entre hombres que sudan mucho vistiéndose de condones blancos Jordan Peterson. Así que aquí os dejo con el análisis de tan JINFLUSHENTE OVRA):
Recomendación: Para una mejor experiencia de crecimiento personal a la hora de leer este post, pinchen en este vídeo y leedlo dejándoos llevar por la música:
Paco suele decir que me va la marcha. Tiene gracia que me lo diga el tío que se leyó Las Crónicas de Thomas Covenant COMPLETAS, la mitad de las mismas en inglés, más allá del punto donde los lectores angloparlantes, el editor y el autor mismo abandonaron la lectura. Pero bueno, sí, soy un tío con curiosidad. Nadie que no la tenga hubiera terminado Twin Peaks después de ver el episodio 8 de la tercera temporada sin perforarse antes la pituitaria con una taladradora. Yo, que no salgo de las publicaciones de rol, los Mimitos de Cthuntu y mi obsesión con comprar objetos de papelería, vivo en una plácida isla de ignorancia en medio de mares negros e infinitos (HPL dixit), y no me entero de todos estos rollos de la alt right, el marxismo cultural o qué cojones pasa con Wismichu en Sitges 2018 *.
(* subtrama: cuando digo que no me entero de las cosas, es que no me entero. Ejemplo: Dos días viendo cómo la gente dice en Twitter que la serie “(Des)encanto” de Matt Groening es a) una ovra maehtra b) una puta mierda. Me sorprendió mucho, porque yo no tenía ni idea de qué era (Des)encanto, ni por qué las reacciones eran tan airadas. La cruda realidad es que los carteles promocionales llevaban semanas en las marquesinas de las paradas de autobús y la promoción online, ni os cuento)
Por eso, cuando salta a la palestra un caso relevante en el ámbito público, pues me gusta informarme de primera mano.
En el caso que nos ocupa, a través de varios conocidos llamó mi atención el fuerte reclamo social que tenía “Un Tío Blanco Hetero” y como hacemos todos para tener un primer contacto anónimo y gratuito, abrí (escribe el nombre de tu red social/de contactos favorita) y me puse a ver qué encontraba. Vi un par de vídeos del Ninja Blanco meets King África (la verdad es que me resulta complicado entender el atractivo de un señor gritando constantemente que no sea Hitler, aunque su costumbre de ir disfrazado como el malo de Aquaman me enamora), y no le vi la gracia al asunto. Como dijo el poeta, “si no son los M&M, no son los auténticos”, por lo que dejé atrás al aprendiz (eso se lo dejo a Paco Fox y Vicisitud,que están preparando el análisis definitivo sobre su estilo) y puse mi mirada sobre su lord del Sith, Jordan Bernt Peterson, esa fuente de la eterna sabiduría de la que beben los nuevos influencers conservadores, a ver si entendía de qué iba el chiste, porque repito: yo terminé la EGB en octavo curso, y a partir de ahí cursé la ESO (y así nos luce el pelo). Vi algunos vídeos suyos, y ciertamente, me pareció que era un señor polémico, razonablemente inteligente, pero sobre todo, muy canadiense y mucho canadiense. Tampoco es que fuera una epifanía ni un stendhalazo, la verdad.

Yo ya iba teniendo una idea aproximada de por dónde iban los tiros, pero casualmente, me enteré de que acababan de traducir al castellano su último libro, “Doce reglas para la vida”, publicado en Noviembre por la editorial Planeta. Que no tengo claro si seré el target objetivo de este tipo de literatura, pero total, si he pagado por ver Street Fighter en el cine DOS VECES (una de ellas con el director Steven E. de Souza presente), es que algo en la junta de la trócola no me carbura como debe. Con las mismas, fui a la librería de mi barrio, así, dando la cara, como hacemos los de Legazpi, y ya que me llevaba el último bodrio del gordo Martin, consideré optar por una de las dos resoluciones siguientes:
a) Meter 20 euros en la destructora de papel cuando volviera a casa
b) Comprarme “Doce reglas para la vida”
¿Adivináis cual fue mi elección? Lo que ocurre a continuación os sorprenderá:
Llegué a casa, lo vio mi mujer (que sí vive en este mundo) y me dijo: “tú estás tonto”, como si eso fuera algo inusual en mí. Acto seguido le mandé un mensaje de Whatsapp a Paco con la nueva adquisición. Me dijo: “tú eres subnormal”. Pero yo seguí en mis trece, porque es un hecho científico que los Aries somos así de gilipollas. Como el Bastián Baltasar Bux que aún no sabe que será Tirano de Fantasía, me senté en la oscuridad de mi dormitorio a disfrutar de la lectura. Y con la lectura, vinieron las revelaciones.

Primera revelación: El libro se lo ha escrito un negro lite… perdón, un escritor fantasma. O eso, o el pobre Jordan necesita cambiar de psiquiatra. Resulta poco creíble que el señor polémico, mordaz y carapalístico que sale en Youtube, sea el tipo simpático, amable, y un poco chic que capitanea la prosa del libro. Es como si leyeras un volumen escrito por Coto Matamoros cuya temática fuera el amor romántico en el trasfondo de las Highlands. O como si Jose Luis López Vázquez hiciera de Amon Goeth en La Lista de Schindler. Non è possibile. He leído por ahí la excusa peregrina de que “está escribiendo cuqui para camelar a los señoros machirulos que reclaman su masculinidad ante la oleada creciente de la cuarta ola feminista”, pero no, hamijos, esa no es la respuesta. Esto es un caso de ultracuerpos, señores del jurado, una conspiración interplanetaria, en la que los Mi-Go de Yuggoth han metido el cerebro de Peterson en un frasco metálico y han reemplazado al sujeto original por un alienígena que lleva un cuerpo articulado; un moñeco, vamos. Sólo prestad atención a los hechos: entrevistador le hace una pregunta, Jordan se queda treinta segundos mirando al suelo con el Pause del VHS puesto, contacta con su base para que le transmitan la respuesta más adecuada para la ocasión, y entonces contesta.
Jordan llamando a casa. Paulo Coelho aprueba este vídeo.
Segunda revelación: El libro es 19,82% mejor porque tiene dibujos. Sí, coño, dibujos. Cada regla viene acompañada con unos dibujitos to monos, que te dan pistas de por dónde va a ir el capítulo. O a lo mejor no. Pero defiende con cojones la tesis de que los mejores libros llevan dibujos.

Tercera revelación (derivada de la primera): Uno se espera, con el escudo griego levantado, que el libro sea una defensa argumentada (o exacerbada, qué se yo) de un modelo social más conservador, en el que se postule que “el techo de cristal femenino” o la “Ley de Protección integral contra la LGTBIfobia” son estrategias de los lobbys feministas y LGTB para conseguir financiación mientras destruyen el Estado y la familia tradicional. Ojalá. Pero Peterson sabe que eso es demasiado convencional. Que como dicen los agnósticos, algo tiene que haber que diese el Petardazo del Principio, y efectivamente hay varias perlas del neoliberalismo disimuladas y desperdigadas por el texto, pero il cuore del libro es otro. Cuando entendí de qué iba el asunto, cuando identifiqué el verdadero ADN del tomo que tenía entre mis manos, el tiempo se congeló. Tiré cordura. Y fallé.

¡Dose regla pa viví es un libro de autoayuda! ¡Peterson en realidad pretendía desbancar a Paulho Coelho! “Tus Zonas Erróneas 2: Electric Boogaloo”, “Quién se ha llevado mi chope”, y otros títulos tan apreciados entre los fans son precursores de esta maravillosa escuela de pensamiento. La campaña promocional había sido un brutal ejercicio de marketing tan bueno como el que nos convenció de que “El Bosque” de Shyamalan era un película de miedo (qué risas cuando te enteras de lo que va realmente, ¿eh pillín?). En realidad, Doce Reglas (en adelante 12RX♡) es el sutil caballo de Troya que hará que la autoayuda vuelva a tener el espacio que se merece en las estanterías de nuestras casas.
No, no quería decir calzando el desnivel del mueble, malpensados.
Pero pasemos a desglosar los contenidos del libro, que es por lo que estáis aguantando este rollo macabeo que os estoy soltando.
El libro se divide en doce capítulos con doce lecciones morales, doce mandatos que el Profeta nos comunica, caídos directamente del verbo divino del arcángel Moroni (no, no es verdad, pero ¿a que molaría? Fuck you, mormones). En Vicisitud y Sordidez hemos percibido que en ocasiones el título de cada capítulo es muy sonoro, pero poco representativo del contenido final del mismo, así que para resumir, lo hemos acompañado dos anexos (“lo que dice” y “lo que quicir”) para facilitar su comprensión a gente de todos los estratos culturales y sociales (incluso alumnos de la LOMCE) :
1. Enderézate y mantén tus hombros hacia atrás.
Lo que dice: Aunque no lo creas, eres capaz de cambiar tus circunstancias vitales de manera que los males que te acontecen no son males determinantes y permanentes; dependiendo de tu actitud ante la vida, podrás evitar desmoronarte cuando las cosas vayan mal, porque tú eres positivo y resiliente.
Lo que quicir: Si tienes un jefe hijo de puta, abraza el coaching. Como él no va a dejar de ser un hijo de puta (de hecho no lo intentaría si pudiera porque le pagan para ello), si quieres mantener el trabajo, tú te convences de ser positivo contra viento y marea, y que él siga siendo un bastardo. Por cierto, las mujeres son el caos y vas a aprender un huevo sobre jerarquías, serotonina y langostas.
2. Trátate a ti mismo como si fueras alguien que depende de ti.
Lo que dice: Si te tratas a ti mismo como alguien que tienes a tu cargo, tomarás decisiones pensando en lo mejor para ti y no movido por intereses mundanos y cortoplacistas consecuencia del pensamiento egoísta.
Lo que quicir: El Cordobés os lo puede resumir genéricamente en treinta segundos:
3. Traba amistad con aquellas personas que quieran lo mejor para ti.
Lo que dice: Si te rodeas de personas que verdaderamente quieren lo mejor para ti y dejas atrás a la gente tóxica, los primeros te apoyarán en tus decisiones acertadas, te censurarán con cariño en las erróneas y terminaréis haciendo entre todos un mundo más justo.
Lo que quicir: La gente que no te aporte en tu vida tendrá que salir, y si ellos no salen, tendrás que sacarles tú. No tengas muy en cuenta si son tóxicos o si simplemente son desgraciados o faltos de oportunidades: tú sácalos porque no te dejan avanzar. El mejor ejemplo sería Anakin Skywalker, el mayor caso de coaching de la sci-fi: sin un brazo, las dos piernas y habiéndose liberado de la influencia tóxica de su maestro, se esforzó y logró su sueño de ser el mejor malvado de los setenta y los ochenta, con la ayuda de lord del Sith Palpatine, que sólo quería lo mejor para él.
4. No te compares con otro, compárate con quién eras tú antes.
Lo que dice: No te pongas excusas a ti mismo acerca de las cosas que no puedes hacer. Puedes hacerlas, pero normalmente el sufrimiento o la envidia te anima a pensar en ti mismo como una persona más desvalida de lo que realmente eres. Y si no puedes, no sufras por algo en vano y sin poner solución.
Lo que quicir: Eres un esgraciao, como todos los papeles que interpreta Chiwetel Ejiofor. Además de esgraciao, no seas envidioso, coño. Total, no vas a conseguir lo que quieres por las buenas, y tampoco por las malas. Que los héroes randianos neoliberales no merecen chungos como tú. Por cierto, comienzan las alusiones bíblicas a go-go.
5. No permitas que tus hijos hagan algo que detestes.
Lo que dice: Hay cosas que no te gustan del comportamiento diario de tus hijos, y al ser tú su padre / madre, tienes la responsabilidad moral de educarles de manera recta para que se comporten y se vuelvan ciudadanos de provecho, y no abandonarles a sus egoísmos diarios.
Lo que quicir: Si elegiste ser padre, te jod… es tu obligación ser responsable. La culpa no es de la seño, ni de la guarde, ni de la puta que las parió. Es tuya. Así que cuando volváis tu pareja y tú de currar quince horas diarias cada uno y os toque educar al crío, haberlo pensado. Y si luego el niño sale antinatalista y te denuncia, chitón.
6. Antes de criticar a alguien, asegúrate de tener tu vida en perfecto orden.
Lo que dice: No te atasques en la crítica a los demás cuando en realidad puedes consumir ese tiempo arreglando las cosas que no funcionan en tu vida. Es un gasto de energía más saludable y una manera más óptima de enfocar tu vida hacia un objetivo trascendente.
Lo que quicir: La coherencia interna es para débiles mentales y fans de Nolan (me declaro culpable, señoría). Por añadidura, cuando cumplas esta regla, tú serás coherente, el resto no, te joderá más todavía cuando los demás pasen de intentarlo y tú seas el pringado, again.
7. Dedica tus esfuerzos a hacer cosas con significado, no aquello que más te convenga.
Lo que dice: La conveniencia es cortoplacista, mientras que el significado es trascendente, por lo que es importante que aprendas a priorizar lo segundo sobre lo primero en tu toma de decisiones a todos los niveles para ser una persona mejor para ti y para los demás.
Lo que quicir: Jugar al solitario es una pérdida de tiempo. Lee a Nietzsche y en vez de hacer pereza, sal a correr una puta maratón cada semana. Porque la gente importante hace cosas con significado. Hay miles de personas haciendo cosas con significado mientras a ti te mola regodearte en tu mediocridad y no salir del agujero, gusanito onanista y morigerante. Te mereces todo lo que te pasa, porque el judaísmo de Antiguo Testamento ha vuelto para quedarse.
8. Di la verdad, o por lo menos no mientas.
Lo que dice: No cedas a la tentación de decirle a alguien algo amable por complacerle o caerle bien. Además, evitando mentir, tú mismo refuerzas tu determinación y tu autoestima.
Lo que quicir: Madura de una puta vez.
9. Da por hecho que la persona a la que escuchas puede saber algo que tú no sabes.
Lo que dice: La escucha activa y atenta desmontará tus presunciones sobre los demás, ampliará tus horizontes de conocimiento, y te permitirá acercarte al otro de manera sincera.
Lo que quicir: Tienes una costumbre muy fea de ponerte a pensar la respuesta cuando tu interlocutor está todavía hablando. Está mal, salvo que pretendas currar en Sálvame o La Sexta Noche.

10. A la hora de hablar, exprésate con precisión.
Lo que dice: Articular correctamente tu manera de hablar y expresarte es una manera de construir tu propia identidad y ayudarte a saber qué es lo que quieres en la vida.
Lo que quicir: Hablar sin ser extremadamente preciso hará que tus detractores se te echen encima, te lo dice Jordan que tiene mucha experiencia en esto.
11. Deja en paz a los chavales que montan en monopatín.
Lo que dice: La formación del carácter depende de que cada persona no se cierre a retos ni a sufrimientos, que son lo que impone los verdaderos límites humanos. Eso no sólo es práctico en tu día a día, sino que romper esos límites hace que resultes atractivo a los demás.
Lo que quicir: A las nenas les gustan los machotes y los triunfadores (¿es que no has visto Calles de Fuego, por amor de Dios?). Déjales ser muy machotes y mucho machotes, que ellas también tienen derecho a caer rendidas y derretirse viendo Frozen.
12. Si te encuentras un gato por la calle, acarícialo
Lo que dice: El dolor existe y casi ninguno se escapa de él. Somos seres limitados. Pero justo es el sufrimiento y la limitación lo que nos obligan a actuar, y si intentamos utilizarlos como trampolín para ir hacia adelante, ahí es donde creceremos como personas.
Lo que quicir: Repetimos la regla uno; si tienes una vida jodida, usa el coaching. Como tu vida no va a dejar de ser jodida, al menos tú te convences de ser positivo. Que te vas a comer un tordo de las dimensiones del portaviones de los Vengadores, pero tú con el coaching a tope.
(Una impresión rápida: Jordy, amigo, no desarrolles los títulos. Los autores de Deuteronomio no lo hicieron, y así es mucho más divertido. Joyas auténticas como “Deja en paz a los chavales que montan en monopatín” no necesitan de mayor extensión.)
Ese es el resumen. Que se podrá discutir, ya veréis como llegue el artículo a Menéame. Pero vamos a intentar separar el forúnculo de la paja mañanera. Por la impresión que me llevo, a Jordan le molan los viajes en el tiempo más que discutir con periodistas izquierdistas tendenciosos, lo que haría que el libro fuera otro 33% mejor si los viajes en el tiempo fueran plausibles. Peterson (y su padawan White Manta, por extensión) tienen un idílico recuerdo de los años setenta y ochenta (que eso no nos pasa al resto, ni Dios añora las pelis de Mad Max ni los tebeos de los Vengadores, y quién coño compra vinilos en 2019 excepto Paco Fox) y para fortificar su nostalgia sociopolítica, desarrollan argumentos medianamente coherentes que apuntalen ideas que en realidad son tan novedosas como cagar tras un arbusto (ojo, próximo trending topic entre los hipsters, hamijo). Que sí, que la gracia de la reformulación es esa, reivindicar ideas del pasado cercano aludiendo aquello de “antes se vivía mejor”. Y si te lo dice un psicólogo canadiense doctorado que da conferencias internacionales resulta más creíble que si te lo dice tu tía Manolita, que echa de menos la dictadura de Paco el Rana casi lo mismo que tomarse su sol y sombra diario en el bar de Hermenegildo el bizco mientras ve los toros en TeleMandril.
En cuanto a los contenidos polémicos habituales en Peterson, pues oiga, regular tirando a mal. El que se compre el libro esperando que desarrolle los postulados habituales que pueblan sus ponencias subidas a Internet, que vaya haciendo tiempo mientras sale Heroquest H25. En general, en 12RX♡ hay muy poco de la denuncia habitual al postmodernismo, el lenguaje inclusivo, la lucha identitaria de la izquierda o la corrección política, al menos en la capa de sustrato evidente. Si quieres buscar los argumentos más discutidos del libro, hamijo lector, desde este humilde vloj te recomendamos que acudas directamente a los capítulos 1 (Enderézate y mantén tus hombros hacia atrás) y 11 (Deja en paz a los chavales que montan en monopatín) donde sí encontrarás polémicas alusiones a las semejanzas neuroquímicas entre el marisco y los seres humanos, las jerarquías, las munheres representado el icono del Caos, el marxismo como fuente de exterminio humano o el hecho de que los hombres tienen que ser unos machotes; pero en general, es poquito material para el polemista. Sospecho que Peterson sabe que un libro escrito no es el mejor ecosistema para cabrear al bando político contrario, para lo cual reserva la munición dorada de GoldenEye para Twitter y Youtube, que sí representan el mal (con permiso de 4chan, claro). Básicamente, porque los tiempos han cambiado desde Salman Rushdie y ahora mismo lo único que lee la gente es Forocoches y las Cláusulas de Cambio de Condiciones de Servicio en Google. Eso sí, si os va el mundo del coaching, la autoayuda o la filosofía prefabricada, el libro os gustará.
Peterson es un hombre digno de escribir en este vloj, de eso no cabe duda. Y bien merece un puesto de honor en nuestro Parnaso de Autores Vicisitúdiscos (que no Onvre del Año, no le quitemos eso al pobre James Rhodes), puesto que confiesa que la semilla de 12RX♡ fue plantada siendo él un habitual de Quora, el Yahoo Answers de los canadienses, porque todo el mundo sabe que las respuestas más importantes de la vida no te las responde la filosofía ni la religión, sino Yahoo Answers. Fue en Quora donde nacieron las 12RX♡ en su caldo primordial, antes de engordar como Axl Rose y dar el salto a las estanterías de las grandes superficies.

Ahora que Peterson es muy reivindicado por señores que recuerdan con nostalgia la vivencia de ser un onvre en los setenta, por ciudadanos tradicionales que no hablan en inclusivo y por sicarios de la autoayuda que quieren que copies la actitud de Jordan para ganar tus discusiones morales, nosotros damos también un paso al frente. No es que en esta parroquia seamos grandes antagonistas de Peterson (o sí, qué se yo), pero nos gustaría aplicar la visión Yin-Yang con la que él trabaja en el libro, y especular con que, si ya existe una feligresía Pertersoniana, bien pudiera surgir una religión espejo que subvierta los valores de las doce reglas con sus opuestos vicisitúdicos, más o menos así:
1. Anda con la chepa bien agachada, como Marty Feldman en Young Frankenstein. Y nada de langostas, aquí se come chope.
2. Trátate a ti mismo como si fueras el Sargento de Hierro. Insultar y escupir son actitudes asertivas y saludables. Y al que no le guste que se la pique un pollo.
3. Relacionate con freaks y seguidores de “Satán es mi Señor”; no hará tu vida mejor, pero así mantenemos a todos los tarados juntos y bajo control.
4. Compárate con el Onvre/Munhé del año anterior. Esos son tus referentes vitales, aunque nunca llegues a su nivel de vicisitud, porque es imposible.
5. Si eres padre, consume Valium en grandes cantidades. O mejor, pónselo a los críos con el colacao de la noche, dormirán como angelitos.
6. Criticar a la gente está mal. Quemarlos en la hoguera para que expíen sus pecados está mucho mejor, y así no te pierde la boca hablando mal de nadie.
7. La coprofagia no es una actitud alimenticiamente saludable, pero tú mismo si eres fan de Tom Six y el Ciempiés Humano. Eso sí, los nazis de la Última Cruzada son malos y punto.
8. Di la verdad, sobre todo a tu jefe. Eso dinamizará tu movilidad laboral. O a tu pareja, que seguro que no le importan esos cuernos tan cuquis que le han salido en la cabeza.
9. La persona a la que escuchas SABE algo que tú no sabes. Otra cosa es que te interesen las horrotondas de Kazajstan o que Gong Li se ha liado con Jean Michel Jarre, pero saber, SABE.
10. Cuando hables, usa un vocoder como Bruce Wayne cuando hace de Batman. No se le entiende una puta mierda, pero coño, si a Batman le funciona ¿por qué a ti no?.
11. Deja que los skaters se partan la puta crisma, que la selección natural está pa algo.
12. Si te encuentras un conejo por la calle, acaricialo, y luego huye para evitar el impacto de un bolso femenino a velocidad luz. Pero en el fondo sabes que eso no te pasará nunca porque eres un Héroe del No Follarás en la Vida ™.
Son las cosas de la vida, son las cosas del querer, Jordan. Publicas un libro, te tiran huevos, das conferencias, condenas a la izquierda radical que asola las universidades, subes tus vídeos a Youtube, fundan un credo alrededor de tu ignota figura. Lo normal que nos pasa a los de clase media. Nosotros, como fans declarados del canadiense, ya conocemos cómo funciona el sector editorial del libro y esperamos con ilusión el habitual devenir del libro con otras versiones adaptadas a las distintas realidades personales de su fandom: “Doce reglas para la vida de un ama de casa”, “Doce reglas para la vida de un lector de V&S”, “Doce reglas para la vida de un anarcosindicalista de barrio popular, pero no obrero” y “Doce reglas para la vida de un domesticador de camellos ruso”, que le anticipan una larga vida a esta nueva franquicia.

¿Y qué dice este vuestro humilde servidor? Leeros el puto libro y haceros vuestra opinión contrastada si os sale del pepino, o no lo hagáis, que para eso vivimos en un país libre, coño ya. Como si os da por leeros a Corín Tellado, Slavoj Žižek, Mario Vaquerizo o las Últimas Crónicas de Thomas Covenant. Bueno, a lo mejor las de Thomas Covenant son un coñazo, y el de Peterson ya os lo he resumido yo, así que pa qué; pero leed. Legalmente, pirateado, de biblioteca pública, de libros prestados que no devolvéis, con el e-reader, en el móvil, en pergaminos persas de mil años de antigüedad escaneados por aristócratas vampiros noventeros o en el prospecto de la micebrina. Leed e informaros, cohone.
Que luego nos vamos a ver “El Bosque” pensando que es de terror y nos la meten doblada.