Cinco grupos que triunfaron cuando se largó su líder

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He decidido seguir con este concepto de ‘cosas que das por hecho que todo el mundo sabe, pero que quizá no sean tan populares’ que inspiró tanto mi anterior artículo sobre Yes como la práctica totalidad de mis conversaciones con mujeres, durante las cuales me pongo a divagar sobre datos de cine fantástico italiano y que acaban siempre con ellas mirándome como si estuviera loco.

“Como si estuviera”, dice el tarado de Paco.

“Dice el tarado de Paco”, digo yo en tercera persona como si fuera alguien importante con un Master de la Rey Juan Carlos.

Pero ya está bien de ponerme tonto con el metalenguaje, que no es el momento. De hecho, NUNCA es el momento. Hoy voy a hacer una de esas listas que tanto facilitan las lecturas de los artículos. Para no leerlos, claro. Es algo que me ha enseñado Buzzfeed: haz listados interminables con gifs y tuits de otros y así no tienes que molestarte en escribir, que la vida está para pasarla con los amigos tomando cerveza o, en mi caso, viendo ‘Oogieloves the Movie’ para así desear que el mundo se vaya al carajo porque hemos fracasado como especie.

Les dije a los Teletubbies que entre hermanos no se folla, que salen cosas raras.

Hoy, y esto es una sorpresa para los que no hayan leído el título del post, voy a hablar de grupos que lograron el éxito masivo sólo después de que se largara su líder. Sé que puede ser difícil acotar qué se considera adecuado para una lista con esta temática y qué no. Porque, en primer lugar… ¿Qué se considera un líder?

Niño, tú no.

 

+10 de carisma al bigotón proletario

Un líder ha de ser un miembro fundador esencial dentro de la banda. La figura alrededor de la que gira el grupo. O una de las dos. O el que tuviera un padre que les pagaba el local de ensayo. No, en serio: eso puede pasar. ¿Sabéis cómo se llamaba Jethro Tull antes de ser Jethro Tull? The John Evans Band. ¿Y quién cojones es John Evans? Pues el teclista que luego no se unió a la banda hasta el tercer disco. Pero sus padres pagaban la fragoneta y el local de ensayo. Así que el nombre era suyo.

Todo esto quiere decir que habrá polémica y faltarán grupos, pero intentaré justificar mis decisiones. Aunque antes, y porque esto no sería Vicisitud y Sordidez sin ello, unas Menciones Especiales:

Genesis no cuenta por muchos motivos. Pero el principal es que tampoco se puede decir que el grupo no tuviera éxito antes de la marcha de Peter Gabriel a tocar los bongos. Pero sí que es verdad que el ascenso al poder de PIL los llevó a cotas más elevadas de lo más importante a la hora de hablar de música: Dólares.

Los cantantes suelen ser los miembros que el público suele considerar líderes de un grupo. Pero, si bien es verdad que son los que más follan, a veces no son los que llevan el bastón de mando. Deep Purple comenzó con Rod Evans, pero musicalmente quienes ya aportaban más eran Blackmore y Lord. Y Lennon y McCartney, porque eso de hacer versiones de The Beatles era una tentación más irresistible en la época que un kilo de marihuana. Lo mismo se puede decir de Iron Maiden: El drojadicto de Paul Del Culo podría hacer el tonto en el escenario hasta que llegó Dickinson, pero el puto Harris es quien siempre ha mandado y, aunque ‘Killers’ no fue ‘The Number of The Beast’, tampoco se le dio tan mal de ventas. Más o menos lo mismo pasa con Journey, pero no hablaré de ese grupo porque nunca le perdonaré a Steve Perry que se cortara el bigote en ‘Faithfully’.

TRAGEDIA

Una mención especial que bien podría haber sido el número seis de la lista son The Moody Blues. Cumplen casi todos los parámetros: comenzaron con un líder y cantante carismático, Denny Laine, que abandonó el grupo justo cuando sufrió una revolución y lo petaron con ‘Nights in White Satin‘. De hecho, la revolución fue tan grande que de ser un grupo de rythm and blues pasaron a ser uno de hard-ñoño and orchestra y, por lo tanto, a hacerse un hueco en mi duro corazón. Lo que pasa es que en su primer vinilo tuvieron un hit. Una versión de un tema ‘Go Now’ de Larry Banks and Milton Bennett. Pero un éxito de los gordos: no sólo fue número uno, sino que encima disfrutó de uno de los primeros videoclips de la historia que podría haber sido una influencia en el Bohemian Rhapsody de Queen. No, en serio:

Sí: The Moody Blues podrían haber sido un grupo one hit wonder como tantos de versiones de rock americano que pululaban en esa época en el Reino Unido y que a veces ni llegaban a grabar un LP. Hizo falta que llegaran John Lodge, Justin Hayward y el pelasssso de Justin Hayward (el tercer elemento más distintivo del grupo tras el uso del melotrón de Mike Pinder y el bigotón de Ray Thomas) para que fueran los VERDADEROS Moody Blues y casi un grupo distinto. Pero, sea como fuere, y a pesar de que haya en esta historia algún paralelismo con el grupo que he elegido como número 1, todos sus recopilatorios siempre empiezan con ‘Go Now’ y eso no se puede obviar… qué cojones, claro que sí:

6.- The Moody Blues

Pues eso. Vamos a por el Top 5:

5.- Ultravox

Midge Ure, uno de los cantantes con el nombre más ridículo del pop, no fue el primer líder de Ultravox. En sus inicios, era la banda de uno de los cantantes con el nombre artístico más de actor porno del pop: John Foxx.

Mi nombre artístico no viene ni por John Foxx ni por Samantha Fox, pero siempre será mejor poner una foto de la segunda.

Foxx era uno de estos músicos new wave con empacho de haber escuchado demasiado punk y Roxy Music mientras estudiaba Bellas Artes. Los dos primeros discos tiran por ese estilo y gustarán a gente que disfruten de cosas con la misma carga emotiva que las instrucciones de un pelador de patatas, pero quién soy yo para juzgar a nadie. El caso es que sus dos primeros lps e incluso el tercer disco, que ya empezaba a introducir elementos de sonidos más cercanos al synth pop, fueron fracasos. Foxx se largó a no triunfar en solitario y el resto de la banda se quedó en plan “no sé si cortarme las venas o matarme a pajas”. Así que contactaron al chaval Midge Ure a ver si les daba vidilla. Sobre todo porque venía de hacer un disco básico de esa nueva maravilla llamada synth pop: Visage.

Ure-a trajo lo que gente como yo aprecia más: teclados puteros y, sí: DRAMATISMO. Pero desatado. Vamos, que tras un par de singles que renquearon en las listas de éxitos, el grupo nos dio ESTO:

¡Épica! ¡Emociones desgarradas! ¡Frío! (Sí: no se puede pensar en esta canción sin llevar un abrigo; y parece que es una afirmación que no tiene sentido. No lo tiene)

El tema lo petó internacionalmente y lanzó la verdadera carrera del grupo, al que hamo por haber hecho hits hasta de canciones sobre devastación nuclear, que es un tema que, como hijo de los 80, Mad Max y las pelis hechas por tres pesetas por Joe D’Amato, respeto enormemente.

4.- Renaissance

Vale, Paco. Ultravox es conocido. ‘Vienna’ fue un éxito. ‘The Voice‘ molaba todo. Pero, ¿qué cojones es esto? ¿Un grupo que hace el ridículo tocando vestidos con calzas en las fiestas medievales de tu pueblo?

¡No! ¡Esto no es Blackmore’s Night! (grupo con valores, no lo olvidemos). Se trata de una formación de los setenta cuya esencia se puede resumir en una frase:

“El grupo de rock progresivo que le puede gustar a tu abuela”.

¡¡¡¡Rock’n Roll!!!!

Efectivamente: estamos ante otra muestra de mi género musical favorito: el hard-ñoño-sinfónico. Renaissance se creó en 1969 con un objetivo: que buscar información sobre ellos en internet décadas después fuera un coñazo si no quieres estar todo el rato desestimando resultados que te llevan a la Galería de los Uffizi. Su génesis es tremendamente curiosa. Veréis: en los 60 había un grupo muy molón e importante llamado The Yardbirds que hacían, como era normal, pastiches de rythm and blues americano. ¿Cómo de importante? Pues por allí pasaron unos muchachos muy talentosos:

Eric Clapton, que tras estar en el grupo logró desarrollar sendas carreras muy importantes como compositor y racista profesional

Jeff Beck, que tras estar en el grupo logró desarrollar sendas carreras muy importantes como compositor y perfeccionista enfermizo profesional

Jimmy Page, que tras estar en el grupo logró desarrollar sendas carreras muy importantes como compositor, plagiador y pederasta profesional.

Pero ninguno de ellos era el líder del grupo. Feck: ni siquiera eran miembros fundadores. Los jefes del cotarro eran el cantante Keith Relf y el batería Jim McCarty. Ambos acabaron un poco cansados de tanto rock y decidieron que querían hacer cosas más poéticas. Artísticamente fue la decisión adecuada, aunque económicamente resultó un desastre, porque con Page al frente el grupo acabó mutando en esa cosa llamada Led Zeppelin que tanto aman muchos lectores de ente bloj porque hay gente para todo.

Pero ésta no es la historia de Zeppelin. Esa ya la escribió Marlow. Esto va del grupo hard-ñoño que fundaron los líderes de The Yardbirds: Renaissance. Que venía a sonar así:

Vamos que mientras Plant se dedicó a plagiar a bluseros, McCarty le hacía ojitos a Beethoven. Pero al menos en canciones más variadas. Esta formación hizo dos discos con tan poco recorrido que el segundo sólo se lanzó en Alemania, porque es un país al que le viene bien un poco de belleza con tanto pornazo sórdido y gore guarro. O al revés. Qué más da. No, en serio: tras visitar seis tiendas de música en Berlín este febrero y encontrar casi exclusivamente música electrónica de baile, estoy convencido que casi todo el país está poblado por robots buscando un alma.

Lo gracioso y casi inédito de este grupo es que, para el tercer disco, la formación había cambiado totalmente. McCarty, que era realmente el líder de la banda y principal compositor, le pasó el nombre del grupo a un nota que había compuesto un tema del segundo disco, Michael Dunford. Para el tercer LP, llamado ‘Prólogue’ porque liar a futuros compradores de la discografía del grupo es divertido, McCarty sólo compuso algún tema y ni siquiera tocó en la grabación.

Pero, sorprendentemente, cuando ya andaban por el cuarto disco (con McCarty todavía componiendo un tema en éste y el siguiente sin ser miembro de la formación que creó porque ser raros es tan divertido como liar a los fans) el grupo no sólo mantuvo la esencia de los inicios, sino que la empezó a adornar con la inclusión de orquesta. Se convirtió en uno de los puntales del movimiento progresivo en su vertiente más dada al aspartamo. Ese LP, “Ashes Are Burning”, fue el primero en entrar en las listas de éxitos.

En 1978, con el prog en retirada, curiosamente consiguieron su primer y único gran éxito: “Esto podría ser de Abba”, también conocida como “Nothern Lights”.

La risión total es que la historia no acaba ahí. Ese mismo año, McCarty echa de menos hacer hard-ñoño, y planea resucitar la formación original como competencia a su propio grupo. A pesar de la repentina muerte de Keith Relf, consigue grabar dos discos bajo el nombre de ‘Illusion’. Que son buenísimos. Me gustan al nivel de decir que el segundo contiene probablemente el mejor single que no tuvo éxito de la historia del prog:

Naturalmente, no consiguió rivalizar en impacto comercial con Renaissance, pero da igual, porque a esas alturas de la década ambas formaciones iban directas al abismo del desprecio de la gente guay que prefiere música más COOL. Esto es, más fría y sin alma. Esto es, Talking Heads (HORDAS DE FANS DE DAVID BYRNE CAGÁNDOSE EN MIS MUERTOS EN 3, 2, 1…)

3.- Depeche Mode

Al contrario que Renaissance, nunca he sido fan de Deteta Moda. Mucha gente tiene el trauma de que la gente de su colegio daba todo el día por culo con Queen o Dire Straits y por eso les cogían tirria. En el mío, eran éstos. Yo era más de cosas más melódicas y, por que no decirlo, gays. Esto es, de Erasure.

Pero la gracia es que Vince Clark, el calvo de Erasure, fue el fundador y líder de Depeche Mode. Todas las canciones excepto un par de su primer y joviel álbum, ‘Speak & Spell’ son de Clark, incluyendo su primer éxito moderado que, con el tiempo, ganó en apreciación de nostalgia ochentera:

Vamos, que más allá de los sintetizadores, no es algo que tenga mucho que ver con lo que vino después. Clark se largó NO para hacer el mundo un lugar mucho más feliz con Erasure, sino para hacer dos discos con el nombre de Yazoo y hacer el mundo un lugar mucho más feliz con ‘Only You‘.

Martin Gore, otro de los tres teclistas del grupo (porque NUNCA hay demasiados teclados en un disco de los 80) se vio con el marronazo de continuar con la formación para evitar caer en el olvido de tantos grupos de la época. La aventura tenía todas las papeletas de irse al carajo, pero el buen señor se lo curró, tiró para adelante y el resto es historia de la música emo-synth-cool. Que, con el tiempo, he llegado a apreciar por no tener que aguantar que sus fans me miraran por encima del hombro por estar escuchando ‘Alchemy’ en vez del ‘101’.

2.- Pink Floyd

Antes del ego de Rogelio Inodoros, Pink Floyd estaba comandado por otro ente mucho más carismático, peligroso y abrasivo: LAS DROJAS. O, en su defecto, Syd Barrett. Él fue el alma del grupo en su inicio, lo cual resulta obvio si tenemos en cuenta que era el Estudiante de Bellas Artes Que Forma un Grupo Excéntrico (™) y el resto eran lo peor de lo peor: estudiantes de arquitectura.

Barrett era aficionado a los cuentos y tenía ciertas inclinaciones infantiles. Algo que se nota a la hora de titular su disco según un capítulo de ‘El Viento en los Sauces’ y en canciones como ésta:

Esto es, que hoy en día llevaría camisetas de los Super Coco y coleccionaría muñecos de las Sylvanian Familes.

Los que coleccionan muñecos de las Sylvanian Familes son unos degenerados.

Sin embargo, lo que realmente le iba al líder de Floyd eran las pastillas alegres que te hacen ver arcoíris y unicornios bizcos con jeringuillas clavadas (de fresa, chocolate y purpurina, por supuesto), por lo que a la mitad de la grabación del segundo disco el chaval salió directamente por la puerta y entró en un psiquiátrico, siendo sustituído por David Gilmour, que a partir de entonces se disputaría el liderazgo con Rogelio mientras Rick Wright se dedicaba a crear ambientillos espaciales. Los cuales permitirían en el futuro que grupos como Radiohead pudieran hacer prog, pero no mancharse las manos cuando les preguntaba la prensa alegando que lo suyo no era el sinfónico, qué va, que lo que les mola es Pink Floyd. Que se ve que lo que hacían eran bailes regionales aragoneses, vamos. Qué imbéciles eran los primeros 2000, cuando el progresivo seguía siendo una palabrota para la prensa especializada. Especializada en no tener ni puta idea de música.

Por su parte, Barrett logró grabar un par de discos más, pero su mente estaba demasiado dañada (ya sabéis niños: no os drojéis ni pongáis cosas raras en las bebidas de la gente) y desapareció del mundo, inspirando de paso uno de los puntos de giro de una de mis comedias inglesas favoritas que YA estáis viendo: ‘Siempre Locos’. Lo mejor que nos dejó todo este culebrón fue que el grupo acabó dedicándole su mejor canción….

… lo cual inspiró la mejor portada de Siniestro Total. Y eso SÍ que es importante.

Todo mejora con gaitas.

 

1.- Fleetwood Mac

Hay grupos cuya historia da para un artículo entero. Fleetwood Mac da para una serie de televisión. De varias temporadas. Intentar resumir el caos de esta gente en una sóla entrada de una lista es como tratar de explicar a tu madre la trama de ‘Twin Peaks: El regreso’. Así que vamos a lo importante:

El grupo se llama Fleetwood Mac. Se trata de uno de esos nombres que parecen referirse al líder del grupo, como Jethro Tull o Alice Cooper (que fue cómo se conocía la banda antes que lo adoptara el cantante). Pero no. Es un compuesto de los nombres de, atención, el BAJO y el BATERÍA. Imaginad que U2 se hubiera llamado ‘Mullen Clayton’. ¿Abominación? Por supuesto. Y es que Mick Fleetwood y John McVie son los únicos miembros contantes a lo largo de los años del grupo, pero apenas han compuesto nada. Los líderes reales iban y venían. Y el que llevaba la batuta en el nacimiento de la banda era Peter Green, uno de esos bluesmen ingleses de los 60, años en los que la chorrada esa de ‘apropiación cultural’ importaba un carajo si el que cogía una guitarra para imitar a la música negra lo hacía de puta madre. Joder: Hasta B.B.King era fan suyo.

El grupo tuvo una decente carrera con Green a la cabeza, con por lo menos un single de éxito a pesar de ser tremendamente aburrido:

Pero seguía siendo un grupo más de culto que de éxito. De hecho, ese no es el Fleetwood Mac que todo el mundo conoce. Ni siquiera el de la época de en medio, cuando Green se largó y el liderazgo un tanto en la sombra recayó en la teclista Christine Perfect, que se había casado con John McVie, iniciando una bonita tradición de fornicio dentro de la banda que explotaría unos años más tarde en una historia que da para un libro entero escrito por el negro de Ana Rosa Quintana.

Tras unos discos de calidad variable con otros cantantes y guitarristas que hacían las veces de líderes, Fleetwood y la pareja McVie alistaron a un americano, Lindsay Buckingham, el cual puso como condición para unirse al grupo el meter a su novia Stevie Nicks. Ambos resultaron ser algo así como la hostia en verso y cambiaron todo el estilo de la formación. El primer disco tras la renovación no tuvo título, para reforzar la idea de que la cosa había cambiado. El trono les esperaba, los príncipes llegaban. Porque, si bien ese LP supuso su primer número uno y fue el segundo disco más vendido de su año (¡A la décima va la vencida!), el siguiente, ‘Rumours’ es directamente uno de los más importantes de la historia. Grabado además mientras todos andaban drojados, a gresca y follando entre sí: Buckingham y Nicks habían cortado y la cantante estaba tirándose al batería. ¡La fiesta! La cosa llega al paroxismo del género rosa cuando te das cuenta de que la cancionaca ‘Go Your Own Way’ de Buckingham tiene a Nicks cantando los coros de un tema cuya letra básicamente la está mandando a tomar por culo. Eso sí: con todo el cachondeo entre bambalinas, la banda entera se unió para firmar entre todos una de las mejores canciones rock jamás escrita con la mejor frase musical de bajo de la historia. Y, encima, la letra va sobre mantenerse juntos a pesar de todo. No, si hasta es emocionante:

El grupo siguió peleándose y separándose a lo largo de los años (sin ir más lejos, el otro día se anunció que Buckingham se había largado) y la historia sigue siendo extraña para una formación que tardó diez discos y necesitó la salida de dos líderes para alcanzar el éxito masivo.

Y, para acabar, os dejo la última canción de Fleetwood Mac simplemente porque me gusta mucho y porque no está firmada como el grupo aunque tocan Mick Fleetwood y John McVie en ella. Mirad, yo no entiendo nada:

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