Agujeros negros, singularidades y teoría cuántica

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Aquí Paco Fox: mientras escribimos el nuevo Videofobia, Guille Stardust vuelve al blog (y con esto está claro que es ya un colaborador habitual) para hablarnos de… de… joder, leed esto que es para echarse Pato WC en las retinas:

¿Si tuvieras una máquina del tiempo a cuándo te gustaría viajar? De esta premisa parte una de mis películas favoritas de Woody Allen, Midnight in Paris (tengo sentimientos, moderfaquers). Si la nostalgia te puede, quizá pidas vivir en una época mágica como la Edad Media, con sus Cruzadas, peste negra y derecho de pernada. Si eres un poco meapilas responderás que al nacimiento de Jesús en Belén, o su crucifixión si además de beato eres un poco sádico, cualidades que se dan en igual medida en los miembros del Opus Dei. Hay opciones para todos los gustos; el judío sadomasoquista que pide volver a Varsovia la noche del 9 de noviembre de 1938 o Albert Rivera al 2 de diciembre de 1993 en Colombia para hacerse con el control del Cartel de Medellín (para consumo propio, agente).

Tu tía abuela Angelines dispuesta a revivir en bucle la comunión de tu prima Piluca, 2017. Coloreada.

Yo soy una persona de gustos sencillos. Eso y que soy consciente de que el papel higiénico no se popularizo hasta 1920 (por cierto muy interesante el artículo de Wikipedia sobre tamaños de papel higiénico alrededor del mundo, cinco estrellas).

Si yo tuviera una máquina del tiempo viajaría al momento exacto en el que ese señor o señora decide introducirse por el ano, vagina o cavidad el objeto inanimado más extraño que el lector se pueda imaginar. Luego le seguiría hasta urgencias para escuchar las explicaciones que da a su doctor o doctora y en cada mentira piadosa gritar: “¡Protesto, señoría!”. Como cuando a Paco Fox le hicieron una colonoscopia y dijo que no le gustó.

Desde mi más absoluto respeto y admiración al sexo anal, propongo un recorrido a las radiografías anales más descacharrantes de la historia de la humanidad* (*la historia de la humanidad se reduce en este caso al periodo entre 1895 y la actualidad, que es cuando se inventa la radiografía). No seré yo quien critique al ser humano que se da placer anal, sin embargo, a ese degenerado que no tiene dos dedos de frente pero si un ojete voraz le vamos a dar un buen repaso.

La llave a tu corazón.

Llega el veranito y todos hemos ido a la playa con un miedo atroz a que nos roben cartera, móvil y gafas de sol y cualquier cosa que tengamos encima, ¿solución? Llevar solo las llaves. Pero si la paranoia llega al límite de que los gitanos de tu playa, los Josean’s Eleven, tienen un macabro plan para coger tus llaves, investigar donde vives y robarte el limón seco y el yogurt caducado de la nevera, acabas llegando optando por esta elegante opción. Mi consejo es que al menos ates la llave a una cuerda y luego la puedas sacar como un tampón.

Un monóculo habría sido más apropiado.

Lo de la llave lo entiendo, pero las gafas de ver… No se me ocurre una razón sexual, lógica o logística por la que un ser humano se metería unas gafas por el culo. Bueno una sí, una práctica sexual que estoy intentando poner de moda llamada “boding” o “parto en reverse”. Creo que no hace falta dar más detalles, pero como teórico recomiendo un señor calvo por reducir el rozamiento y gafas y dentaduras postiza siempre quitadas.

 Montaje alternativo de “Casa de muñecas de Ibsen”.

Que tire la primera piedra el que de pequeño no haya dicho “pues yo a Barbie melafo” (o a Ken en el caso de que tu orientación sexual así lo requiera). El problema viene cuando creces y ves que tu palito del amor es más grande que la vagina de la muñeca, o en este caso, bragas dibujadas en el plástico. Así que te lías la manta a la cabeza, vaselina en mano y Barbie en el ano. Aprecio mucho que el genio que lo hizo consideró quitarle la cabeza para en el proceso no teñir a la pobre muñeca de morena. Sin embargo, no se dio cuenta de que los brazos harían efecto arpón en su Mobie Dick, o en este caso Mobie Asshole (me gusta esta metáfora de ballena blanca para hablar de un culo porque es blanco, valga la redundancia, y tiene un agujero que expulsa aire).

Sube la temperatura.

Esta foto me la manda un amigo que está haciendo la residencia y me dice que no está en el culo sino en la vejiga de una señora. Para los hombres, imaginad que por el agujerito de mear os meten un termómetro y empujan hasta que desaparece. Me da pena que no sea en el útero porque tenía un chiste genial sobre la señora usando dos almohadas atadas con cinta americana como tampones. Haré una reflexión sobre este caso; si le cabe alegremente un termómetro por la uretra, tiene que soltadas unas meadas de burra que ni las cataratas del Niagara. Pena me da su vecino de abajo.

Lo has clavado, ¡badum tchas!

Si el caso de las gafas ya es raro, el de un clavo me parece sublime. Desde aquí rompo una laza porque la Fundeu, RAE y María de Molina recojan “clavo metido por el culo” como sinónimo de WTF. Quiero decir, soy un individuo de edad y sexo indeterminado (chupaos esa, defensores de lo políticamente correcto), estoy en mi casa y tengo un calentón anal considerable, lo que se conoce clínicamente como ojete de fuego (no confundir con fuego en el ojete que es el resultado de comer en los indios de Lavapiés). Así que abro mi caja de herramientas, porque soy un cutre y un triste y como no me he metido las llaves por el culo, alguien me ha robado mi pepino anal, y valoro. Entre mangos de destornillador, de martillo, llaves inglesas, linterna y demás objetos cilíndricos, ¿cómo acaba ganando un clavo? En serio, quería empezar dilatándose poco a poco y la cosa se le fue de las manos, otra explicación no hay.

Sueño con ser un Gusiluz.

Hola, soy el que vino la semana pasada con un clavo, se va a reír cuando le cuente lo que me ha pasado”. El individuo vio que tenía capacidad y volvió a abrir la caja de herramientas, leyó en internet “fleshlight” lo confundió con “flashlight” y el resto ya es historia. Su madre siempre le decía que tenía pocas luces, ahora le puede callar la boca. A mí me gusta imaginar que se la metió encendida y cuando el médico se asomó al ojo de Sauron, el fogonazo de la linterna le dejó como a un conejo al que le das las largas y mientras tanto, la enfermera diciéndole “Caroline, ve hacia la luz”. Es como la luz verde de El gran Gatsby, representa los sueños y anhelos de esa persona humana que sigue mirando al otro lado.

La chispa de la vida.

Con el precio de los refrescos y las palomitas entiendo a la persona que decidió coger el carril anal para meter de estraperlo la Coca-Cola en el cine. Como técnica no está mal: las mulas son comunes en Colombia para pasar otro tipo de coca (lo siento pero ya he cubierto el cupo de chistes de Ciudagramos). Propongo que el ser humano en cuestión practique hasta poder colar no solo los snacks sino a su familia y amigos. Imaginaos a un mago sacando miles de pañuelos de su ano o a un montón de payasos saliendo de ese orificio anal, el último a lo mejor es un enano con un sifón.

Que pinta tiene ese culito.

No todo en esta vida es meter, también hay que sacar. Todos hemos robado una taza del Starbucks, aunque con lo que pagas por un “café” yo diría “coger legítimamente”. Porque por 4 euros por un café con leche, nadie ha estado más capacitado para llevarse algo desde que el rey Arturo sacó Excálibur de la roca y se convirtió en rey de los bretones. Y vosotros os quejáis de nuestra monarquía. Ahora, con los precios que tienen las cañas en las terrazas, entiendo que decidas llevarte la pinta, pero ¿no tienes bolso, criatura? Un tropiezo y acabas con un desgarro anal peor que el de un monaguillo en domingo de resurrección.

Haciéndome el ajuar. #palabraviejuna

“Lo del vaso me salió mal, pero esta vez mi plan no tiene fisuras”, pensó nuestro héroe anal. No siendo yo nada capitalista, te diré, amigo sodomita, que en los bancos te regalan unas cuberterías, vajillas y cristalerías la mar de molonas, y sobre todo, no te va a dar asquete usarlas porque no han estado en un culo. Ofrezco mi cuerpo con fines de prespitación a quien me explique cómo, por qué, y para qué alguien se mete tenedores por el culo.

Carmen de Mairena ya lo predijo.

Que de un ano no salen brisas de otoño es sabido por todos, pero llegar al extremo de querer que te huela a Ambipur porque tienes mucho glamour, como dijo la candidata a alcaldesa de Barcelona, hay un trecho. Al menos en este caso entiendo la motivación, es cilíndrico, gordo, grande, solo le falta ser rugoso para ser el dildo perfecto.

Wasted.

Esto es como “El Gran Prix del Verano” pero sin el Ver-. Básicamente, este genio se ha metido un consolador tan profundo que no ha sido capaz de sacarlo así que ha pensado “no voy a ir al médico que voy a quedar como un idiota”. Así que ni corto ni perezoso, va a la cocina, coge una pinzas de ensalada, las lubrica (supongo), y como si hubiese 33 mineros chilenos en su culo, comienza la tarea de rescate. Tranquilo, amigo, no vas a parecer un idiota por ir al médico con un consolador metido, lo vas a confirmar por llevar también atascadas unas pinzas de ensalada.

Si yo hubiese seguido con mi carrera de medicina, me dedicaría a hacer radiografías a diestro y siniestro por dos motivos, por el lol y la esterilización. Pero mis planes de eugenesia son otro tema, aquí hemos venido a hablar de culos. Como historia apócrifa, ya que no tengo la radiografía en cuestión, mi favorita es la de un señor, padre de familia, que decide darse placer anal con…

Los Fruitis nunca aceptaron a Palomito desde ese día.

La madre de un amigo trabaja en un hospital en Nápoles y un buen día, aparece un señor en su consulta quejándose de un potente estreñimiento. Tras explorarle, comprueba que efectivamente hay un cuerpo extraño alojado en su recto, tras la radiografía y preguntar al paciente, confirmó que se trataba de media mazorca de maíz. Hasta aquí todo “normal” lo que hace que todo se vuelva surrealista es que el señor le dice a la doctora que se invente algo para cuando pase su mujer y su hijo, que están en la sala de espera y no se imaginan nada. A mí me gusta imaginar que cuando la pobre médico salió a avisar a los familiares, el hijo estaba sentado comiendo palomitas de maíz ajeno a lo irónico de la situación.

Bonus track:

No todo va a ser meterse cosas por el culo, también hay meter el pene en sitios. Quizá escriba sobre eso algún día, pero como los votantes de UPyD, son casos más difíciles de encontrar. Como reflexión final, os dejo una de mis dudas más profundas. Esa persona, tan rata que no se compra un consolador, cuando usa un “calabacín anal”, ¿luego lo tira o lo usa para alimentar a su familia?

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