Probando bazofia rusa

Foto del autor

5
(2)

«¿Pero vas a poner esto entero, sin editar?», preguntó consternada La Navaja en el Ojo tras grabarnos a Vicisitud y a mí comiendo bazofia rusa que nos ha traído Guille Stardust. Y tenía su razón. Uno de los contenidos de internet que más me hacen rascarme la cabeza, atravesar el cerebro y llegar al paladar, son los vídeos de gente comiendo cosas raras. Sí: sé que hay temáticas peores. Pero yo no soy de ponerme a ver gameplays eternos en directo, gente acariciando pan, chavalas pintándose las uñas o asiáticas comiendo sopa sin decir palabra. Esto último no lo he visto nunca, pero es lo más aburrido que se me ha ocurrido y, lo peor de todo, teniendo en cuenta que incluye la palabra ‘asiáticas’, seguro que existe. Y por visssio.

Sin embargo, sí que he visto varias veces a gente probando mierdacas de comida basura exótica. Con ‘gente’ me refiero a otras personas que sigo (como The Cinema Snob) o seguía (como el probablemente capullete de The Spoony One) por otros motivos. ¿Por qué? Porque, obviamente, me gusta mucho probar comidas raras. Que se lo digan a mis intestinos, siempre en yihad con mi cerebro por suicida y con la taza de mi retrete por ser el receptor adecuado. Sé que para alguien que sufre de constantes dolores de estómago sería más útil aficionarse, por ejemplo a coleccionar muñequitos de las Sylvanian Familes.

Algo que ya hago, claro.

Colección muy pequeña pero, por supuesto, tengo el retrete

Pero, como el alcojol, los porros (porros) o sacarse las cascarrias, tengo este vicio que me cuesta abandonar. Cada vez que voy de viaje al extranjero, lo que más ilusión me hace por encima de contar si la media de la población es petable o terrible (algo demasiado sencillo de dilucidar en Escocia) es ir a los supermercados y arrasar a comprar bazofia.

Como no pienso ir a un país que casi es una dictadura y está lleno de homófobos (o sea, tal y como va la cosa, casi todo el mundo), pues para el tema ruso he dependido de un amigo de Guille. Él nos ha traído una selección de tres productos absurdos: Sprite de pepino, patatas con sabor a sushi de Philadelphia y salmón y Lays sabor cangrejo. Intenté comprar Hematogen en el supermercado ucraniano de Atocha, pero no había. Eso lo dejo para la secuela que NUNCA haremos. No porque no nos guste este género de Youtube, que tampoco, sino porque probablemente me cague a mí mismo si pruebo un bocado de ese engender.

Os dejo con los absurdos ocho minutos sin editar grabados justo después del lamentable Gran Premio de Esppppaña de F1:

Siga al autor de ESTO en Twitter:

!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?’http’:’https’;if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+’://platform.twitter.com/widgets.js’;fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, ‘script’, ‘twitter-wjs’);

Vota esta publicación

¡Haz click en una estrella para puntuarla!

Puntuación media 5 / 5. Recuento de votos: 2

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.