Post breve: ‘Record of the Lodoss War’ y el rock progresivo

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Aquí Paco Fox: Como sin duda habréis adivinado, estoy desaparecido debido a los compromisos laborales (un pifostio) y el pasado preestreno de CineBasura: La Peli (¡un éxito morrocotudo!). Así que un amigo me ha mandado un post breve por un sólo motivo: que dos personas en su hogar de dos personas hubieran escrito en Vicisitud y Sordidez. Concretamente, Legolás Tu Tendrás es el amante bandido-esposo de nuestra experta en mierdas musicales españolas y en ABBA: Cava Baja. Pero yo lo conozco desde que nos encontramos diez tarados para fundar al Beleg Aderthad, la reunión de perturbados fans de Tolkien que iría a ver al año siguiente ‘La Comunidad del Anillo’ disfrazados y todo. Asunto que, partiendo de esas diez, acabó con el menda comprando 333 butacas del Kinépolis para ‘El Retorno del Rey’. Pero eso es otra historia. Otra historia que se contó brevemente aquí, durante el primer año del blog. 


Mientras, os dejo un breve momentito con los recuerdos nostálgicos de Legolás Tú Tendrás:

«Las grandes mentes piensan igual. Dando por bueno este supuesto, uno podría suponer que Paco Fox piensa igual que un habitante rural del Reino Unido post-Brexit, de Poniente, o digamos más, de Nexus 2431. Para refrendar esta teoría, hoy daremos un salto de altura cultural, puesto que en este artículo comprobaremos que el sr. Fox comparte sórdidas estructuras mentales con los habitantes del país del Sol Naciente (íbamos a hablar también de las depravaciones fetichistas compartidas, pero eso todo el que haya visto porno japonés sabe que no interesaría a nadie que no sea aficionado a los píxeles de equivalencia cuadrado-pene).

Hace mucho tiempo, pero que mucho tiempo (tanto, que podéis verificarlo en Deuteronomio 35:19, de donde se saca la cita textual), Paco Fox sentó cátedra con la siguiente frase: “Esto del Heavy Metal vinculado a la fantasía medieval es una puta mierda. TODO EL MUNDO (dicho con voz de Gary Oldman en León, el Profesional), sabe que el género musical que le pega a la fantasía medieval es el rock progresivo. Y PUNTO.” Todos los presentes (básicamente, yo), acojonados como si escucháramos al mismo Lutero sentado cátedra desde su púlpito, vimos, oímos, intentamos retener algo de tan preciado conocimiento en nuestras mentes de abeja obreta, y callamos. No supimos hacer carrera de semejante esqueje de sabiduría, y esa línea de investigación quedó cerrada al Universo. Pero todo vuelve, señores. Hasta Twin Peaks.

Troleando con un teaser. Eso es coherencia semántica

Como decía, pasaron muchos años, y el asunto cayó en el olvido. Pero el Fantasma de las Navidades Pretéritas Pluscuamperfectas siempre nos encuentra con los pantalones bajados. En aquel entonces consumía, en la calidad de un buen yonqui de la Glorieta de Embajadores, una serie de cómics y series animadas niponas conocidas como “Record of the Lodoss War”, que viene a ser al Señor de los Anillos lo que las pelis de Uwe Boll al cine de masas. Lo de yonqui lo digo con conocimiento de causa porque en conciencia, no es que fueran malas de argumento (que lo eran) sino aún peor: eran aburridas. Pero seguíamos leyéndolo, porque en la juventud teníamos unas tragaderas más grandes que el señor Creosota en in bufé libre.

Sin embargo, de todas las obras, hay una en particular que se puede recomendar. Es la conocida como “La Dama de Faris”, que daba un tono más serio a la saga, contando con un dibujante japonés que copiaba el estilo de Frank Frazetta, que salió incompleta en su momento (el segundo y último volumen tardó en editarse unos ocho años) y que en su reedición maravillosa por parte de Planeta no sólo hizo más grueso el volumen 1 (para obligar a los compradores de la edición inconclusa anterior a recomprar para no saltarse noventa páginas de historia) sino que además eliminó un maravilloso epílogo del autor, donde se reza lo siguiente:

Como ejemplo de historia de fantasía, seguramente todo el mundo sugiere inmediatamente ‘El Señor de los Anillos’ de Tolkien, pero yo no (chúpate esa, Marquesa, que la traen de fresa). Hacia el final de la época del Rock Progresivo (citado en mayúsculas, este tío entiende), que se escuchaba durante los años 60 y 70, encontré el disco ‘The Eye of Wendor’ de los Mandalaband, que convertía en sonido el mundo de la fantasía. Anteriores al mismo, Renaissance, Gryphon, Jethro Tull y naturalmente (ahora viene lo bueno, ahora) el autor más antiguo del rock sinfónico (en minúsculas por parte del autor), Rick Wakeman, con su Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda merecen también un homenaje en este mundo de la fantasía. Al escuchar esta música, mi corazón iba recorriendo diversos paisajes imaginarios, pero The Eye of Wendor formó definitivamente mi mundo de fantasía. […] En la primera canción, cuando las gaitas irlandesas llegaron con solemnidad a mis oídos, pensé: “¡Es el sonido de aquel mundo!”. Allí estaba el sonido correspondiente al paisaje de aquella isla que con tanta pasión había amado desde pequeño.”

Aunque la serie de Lodoss no cedió por completo a la influencia del Rock Progresivo (¿o acaso sí? Una prueba: que la trama no terminó de arrancar hasta el penúltimo capítulo,) sí que conservaron, musicalmente, estilos poperos cercanos al concepto de The Eye of Wendor, quizás por insistencia de su autor, y quién sabe si con la aprobación secreta del mayor experto de nuestro tiempo en esta materia, nuestro Robert Langdon del Rock Progresivo, el Fantástico Señor Fox (ven y ponme una denuncia si quieres, Roald Dahl)

Para redondear esta historia de sinfónico y épicas inconclusas, hay que aclarar que ‘The Eye of Wendor: Prophecies’ se quedó en eso: en ‘Prophecies’. Porque, al igual que La Dama de Faris en su momento… ¡quedó  sin terminar! ¿Podremos disfrutar algún día de la secuela? No lo creo (en parte porque el autor volvió a hacer música, pero con otros conceptos y algo más… cómo lo diría sutilmente… mala).

De hecho, estamos ante una desgracia muy común hoy en día en este mundo de franquicias. Las obras inconclusas azotan los cines desde que a los de ‘La Brújula Dorada’ se les ocurrió follarse el final del primer libro y dejarlo todo demasiado abierto. Algo que también le va a pasar a ‘Assassin’s Creed’.

Bueno: eso es más que una desgracia es una bendición divina.

El mapa que acompañaba a ‘The Eye of Wendor’. Porque un relato de fantasía sin mapa es como una peli de Burt Reynolds sin bigotón.

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