Imágenes atchonburike de mi móvil: Vilanova de Cerveira

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Es una pena tener que meterse en Instagram para poder compartir con la humanidad todo tipo de fotos y luego llenarlas de etiquetas para que la red social en cuestión cumpla su objetivo principal: que gente te busque por hastags y que tus posibilidades de ligar aumenten si no quieres que tus amigos sepan que te has instalado Tinder. Esa loable empresa y artículos como éste justifican no sólo tener cámaras cada vez mejores en los móviles, sino también su prohibición total y absoluta.

Si en el primer atchonburike escrito en ente blog echamos mano de lo primero que se guardase en nuestras discos duros, hoy vamos a intentar centrar un poco el tema en un intento – vano – de tener algo de criterio.

Y el criterio de este primer post se llama…

Vilanova de Cerveira.

Sí, ya dijimos de que lo de intentar tener criterio era un empeño vano.

Bueno, pues Vilanova de Cerveira es un bello pueblo portugués que, por su situación geográfica bien al norte no puede evitar contaminarse del total, absoluto y sórdido absurdismo gallego. Sí, sus esencias son portuguesas, PERO… hay algo que no termina de encajar. O que encaja a la perfección en las esencias de la sordidez.

Lo primero que debemos destacar es el poderío de su imaginería religiosa. Si bien por las calles tiene expuestos estos ejemplos de despropósito anatómico que harían gritar al propio Rob Liefeld…

…Es en el interior de la iglesia en donde nos encontraremos con un hit del “no sé si hacer procesiones o gigantes y cabezudos”…

…seguido por el que, posiblemente, sea el Cristo más yonkarra de todo Portugal.

Paseando por las hermosas calles de Vilanova de Cerveira, uno se plantea quién fue el intelectual que decidió que, a la hora de numerar portales, había que numerar TODOS los huecos a la calle. Fuesen puertas o ventanas. ¿El resultado? Que cualquier cerveirense puede fardar de magápolis diciendo que vive en el 224 de una callejuela de dentro de la muralla. Pero o senhor carteiro seguirá cagándose en los muertos del que tuvo la feliz idea.

Este despiporre ha llevado a que muchos jóvenes artistas portugueses elijan a Vilanova de Cerveira como un lugar propicio para sus exposiciones. Ya que cualquier cosa que hagan no sólo tendrá sentido en dicho entorno sino que, además, JAMÁS podrán superar al Cristo yonki. Aunque esta última instalaçao merece aplauso:

Still, todos estos aprendices de artit-ta JAMÁS podrán competir contra la verdadera jrandeza inintencionada. Me refiero a la tienda de fotografía que ofrece a sus clientes lo que, sin duda alguna, son las oVras maestras absolutas del retoque con Photoshop:

Ningún pie de foto puede llegar a esta altura

Pare cerrar, un lugar SAGRADO de peregrinación: el antiguo parque de bombeiros reconvertido a sala de cine:

Como satanazo no es gran cosa, pero desde pequeño mi padre, en su proceso de formación de mi memoria cinéfila, me comentaba cómo después de la revoluçao dos cravos, los bombeiros de Vilanova aprovechaban para poner películas erótico-festivas que les permitían financiarse gracias a todo el área metropolitana vighesa (véase qué eufemismo tan escocido para no decir “la provincia de Pontevedra»). De entre ellas, siempre recordaré el momento: “Coño, Lorenzo, ¿no te vienes a ver ‘El Éxtasis Sexual de Macumba’ en Cerveira? ¡Sale un negro con un rabazo…!”.

Y así se creo un mito cinéfilo que el propio Paco terminó programando a altas horas de la madrugada.

(*Nota importante de Paco Fox: durante los años que el padre de Vicisitud me contó esta heróica anécdota / fazaña, siempre he pensado que el buen onvre confundía el título con ‘Macumba Sexual’ de Jesús Franco… ¡Pero NO! A pesar de los intentos de la IMDB para que no aparezcan resultados porno en sus búsquedas, existe una ‘El Éxtasis Sexual de Macumba’ protagonizada por la muy fermosa Marilyn Chambers y la pionera Linda Lovelace. Desconozco, sin embargo, en nombre del negro, lo cual era lo que TODOS querías saber)

Y por eso NADA que me encuentre en Sunset Boulevard – salvo, tal vez, pelos del bigotón de Burt Reynolds conservados en ámbar – podrá igualar fetichísticamente este humilde paro jean satán.

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