El ser humano siempre ha tenido preguntas y anhelos universales. ¿De dónde venimos? ¿Qué ocurre después de la vida? ¿Quién ocupará el Trono de Hierro? ¿Cuánto durará realmente el nuevo gobierno? ¿Será la rata de la cabeza de Trump la que realmente esté manejando al nuevo Gran Presidente Secreto del Mundo?
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¿Por qué aparece esto cuando escribes “el futuro” en google? |
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¿Y ésto? |
¡Ah, misterios insondables!
Y bueno, sí, la pregunta que nos ha traído a este nuevo artículo frikeril: ¿Qué nos depara el futuro?
Todos conocemos ejemplos cinematográficos colonoscópicos en los que el futuro es una visión que supera con creces conceptos como el estupor, la vergüenza ajena y las almorranas. El cine nos ha mostrado androides con delirios de Jrandeza, como el que interpreta Russel Crowe en esa muestra del horterismo noventeiro que es Virtuosity; o la ingente cantidad de churros patateros postapocalípticos plagados de moteros, bárbaros, amazonas, máquinas que se rebelan contra el ser humano y voces en off que, como ya hemos visto muchas veces en Videofobia, nos cuentan en un tris todo lo acontecido en las terribles guerras nucleares que, of course, nunca entran en el presupuesto.
Pero el quid del asunto es: ¿Hay músicos que se hayan planteado el mundo futuro, o cómo afrontarlo? Y mejor aún ¿Existen acaso finstros musicales que miran al futuro con chabacanería y desvergüenza, y regurgitan sus sordideces proyectándolas hacia lo que está por venir?
La respuesta es, obviamente, pozí.
Y es que, amigos sord(id)os de la noche, el futuro puede ser una auténtica mierda: atrae a todo tipo de bichos y moscones. He aquí pues, una nueva lista de reproducción para los más modernos, los que viven en una constante avant garde vicisitúdica, los adelantados a su tiempo, y los que, directamente, nos interesamos por las rarezas y sentimos que nuestro corazón (y nuestro ojete) late con ternura al calor de la despreocupada alegría de un tiempo pasado que nos profetiza que la sordidez es universal, porque traspasa el tiempo y el espacio. ¡Pues ea, a calzarse las botas de astronauta! Que a donde vamos no necesitamos carreteras.
BLOQUE 1. ¡LLEGAN LAS TECNOLOGÍAS!
El avance de la tecnología siempre ha sido un tema recurrente en el cine y la literatura. Los ordenadores, los móviles o los vibradores con mando a distancia son ejemplos de cómo nuestro mundo cambia a golpes de asombro y dolor de barriga. La música no podía pasar por alto este hecho, y muchos compositores han querido dejar su huella en la historia de la tecnología.
Dejando aparte obras clásicas o futuristas como “El despertar de la ciudad” o “La máquina de escribir”, la música popular se ha basado en los avances informáticos para expresar sus más profundos sentimientos, como las gastritis agudas o aquel día que te levantaste de resaca y te temblaban los tímpanos oyendo las pantuflas de tu madre chirriando en el parqué.
Juan Luis Guerra. Mi PC
El genio de la bachata y el merengue ya había aunado la ciencia y el amol con su tonadilla La bilirrubina. Visto que aquello triunfó más que el bati-cao de Darth Vader, no se lo pensó dos veces y decidió repetir, esta vez con los ordenadores.
El infernal sonidito del router que se enciende da paso a una música festiva, donde Juan Luis y su gorra echan a volar el ingenio en una atmósfera en la que versos como “el mouse que gobierna tu boca me formatea la cabeza”, o la sutileza de los dobles sentidos de “El CD-ROM de tu cuerpo” y “Ábreme tu email”, mezcladas con merengue y cosas como “Yo no quiero un dibujo de Miró”, pegan menos que el choco-lomo de la Khaleshi Cifuentes, y no tengo claro cuál de ambos es más indigesto.
Vainica Doble. El virus del ordenador
¿Hay algún modo más vetusto y rancio que llamar a un virus informático “El virus del ordenador” (désos)? Vainica Doble eran geniales. Discretas e inspiradoras, son uno de los grupos menos conocidos y de una sutil calidad que criticaba lo burgués intrascendente a través de la intrascendencia y la cotidianeidad. El problema vino cuando, en plenos años 90, deciden sacar al mercado su disco Carbono14, con colaboraciones de Alejandro Sanz o Miguel Bosé, que daban un toque demasiado moderno a temas como “Dame tu amor” o “Desde que eres mi marío ya no te quiero”. Toda una delicatessen sórdida que, sin embargo, se ve eclipsada por el temazo que aquí nos ocupa.
Comienza con un guitarreo y un casiotone así como juveniles y dicharacheros, y de pronto, se detiene. Vainica Doble entran en estado puro, y la imagen que identifica al virus con un ángel exterminador o los jrandiosos versos “por ordenador practico mi amor por el mal”, o rimas al estilo Mecano, como “Mi radio de acción es el universo, procedo a traición porque soy perverso”, “Confieso que estoy tramando un fantástico plan. Hundir a la vez el Pentágono y el Bundesbank”; o “El sur en el norte, el norte abajo, que la cumbre en pleno se vaya al carajo. Si no hallo en el camino, al pérfido antivirus asesino”, ponen de manifiesto que estamos ante uno de mis temas favoritos de todos los tiempos. Guerra y su gorra dan amol, pero las Vainicas dan HAMOR.
Tam Tam Go. Atrapados en la red
La canción cuyo título nadie recuerda, y de la que ahora muchos os reís y mofáis, en medio de la befa y el escarnio que dan la seguridad de los años.
De entrada, esta canción merece respeto AB-SO-LU.TO (Léase con voz de José Luis López Vázquez). El protagonista conoce a la chorba digital en un foro de pelis de terror y de serie B. Sí amigos, mucho arrobarnos la razón, pero este ciber pirata de amor nos abordó a traición, y todos le abrimos el buzón (al contrario de Juan Luis Guerra, a este hay que mandarle el email primero y lo que te abre es el buzón. ¡Serendipia!), bailando esta pedazo de cosa que nos hizo darle todo nuestro amor arroba love punto com. ¿Por qué? Porque se parecen demasiado a nosotros mismos hace no tanto, o incluso hace nada. Lo que pasa es que tuvieron el detalle de no decir que el nombre de la tía que le sedujo era “Gatita69”. Y eso que les agradecemos.
BLOQUE 2. EL NUEVO MILENIO
Algunos de los temones aquí mencionados se inscribían dentro de una corriente de modernidad que es, con creces uno de los temas del futuro por excelencia: El nuevo milenio. Eso del cambio de cifra trajo de cabeza a múltiples generaciones, donde la nueva era se veía desde perspectivas muy diferentes:
Marisol. Porompompero 2001
Los años 70 españoles, tan yeyés ellos, veían el futuro con una cierta esperanza. Al menos, en lo que al pop español del tardofranquismo se refiere. Marisol y Valerio Lazarov le enseñaron al mundo que el futuro era una mezcolanza en la que las folclóricas cantarían subidas en la Torre de Puntales de Cádiz rodeadas de androides arrítmicos, mezclando idiomas sin orden ni concierto, ¡y sin cecear! Algo malo había de tener el futuro.
Miguel Ríos. Año 2000
Otro que siempre ha sido muy moderno y juvenil ha sido siempre Miguel Ríos. Aparte de ser uno de los artit-tas que mejor practica el noble arte de molarse a sí mismo muy fuerte los días pares del mes, y a pesar de que se marcara un disco de temática postapocalíptica como La huerta atómica, tuvo después otro tema que encaraba el nuevo milenio… sin saber. Es decir, la canción plantea la pregunta de cómo será ese año dos mil, si nos traerá la felicidad o el terror. Al parecer, en nuestras manos está que el cambio vaya a mejor. Viendo que alguien tuvo la poca vergüenza de meterle arreglos de 2001: una odisea en el espacio a la versión en directo, yo me decanto más por el pesimismo.
Cristina del Valle. Llega el 2000
Otra munhé que, como ya sabemos, se ha molado siempre bastante. Cristina del Valle contempló la inminente llegada del nuevo siglo, y pensó que lo mejor era no tener ninguna clase de fe en el progreso que propugnaba. Así pues, se lio el pañuelo palestino a la cabeza, y escribió este tema en un moleskine de goma raída con un lápiz de dos colores mientras se tomaba un té de hierbas aromáticas. El resultado, incluso, llevaba arreglos de acordeón. Lo que nadie fue capaz de valorar fue la capacidad de la asturiana para la profecía. Si Marisol nos decía que en el futuro hablaríamos dos idiomas mezclados, más cercanos al idioma mundial; Cristina del Valle nos mostró la realidad: el Brexit y Trump nos alejan de la comunidad intergaláctica y, por supuesto, no tenemos ni puta idea de inglés. Minipunto para Cristina.
BLOQUE 3. ¡EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ!
Este último bloque contiene una mezcolanza de situaciones plenamente futuristas. En él veremos desde la llegada del hombre a la luna, hasta futuros distópicos postnucleares pasando por los ya consabidos roboces, que nunca deben faltar en ningún escrito sórdido que hable del futuro.
Dolores Vargas. Apolo pisó la Luna
Dolores Vargas. La Terremoto. La mujer que ya nunca más cantará el Achilipú. Esta peaso de señora se marcó una historia distópica en la que ella misma, acompañada de un saleroso grupo de gitanos, viajan a la luna con los americanos, haciendo las veces de una suerte de embajadores terrestres. Hasta que Dolores murió, el problema de a quién teníamos que presentar como líder terrícola a los alienígenas estaba resuelto. Ahora ya no quedará más remedio que elegir entre Rajoy y el de en medio de los Teletubbies. ¡Cuánto de echamos de menos, Lola!
Almanzora. Twby
De entrada, que el grupo se llame como la isla de ‘¿Quién puede matar a un niño?’ del JRANDE Chicho Ibáñez Serrador, ya da bastante miedito. Que los presentadores de Aplauso no sepan si se pronuncia “Chiuby” o “Tuiby” también deja bastante a la agonía. Aunque para agonía la del cantante. Resulta que el robot de la canción llega hecho un ecce homo a la nave nodriza, y el cantante interpreta al extraterrestre que le pregunta por qué sufre tanto, que si se ha tomado el bífidus de las cinco o si está en esos días. Total, que lo que pasa al robot es que ha visto la Tierra, concretamente, Moratalaz, y claro, como bien sabía el director de ‘La invasión de los zombis atómicos’, eso descoloca a cualquiera.
Mecano. El mundo futuro
Qué decir de Mecano, hamijos. Qué decir que no hayamos dicho ya. Tan solo que su vuelta al mundo de la música con aquel doble CD llamado Ana, José, Nacho hizo las delicias de sus fans. Básicamente porque siguieron con la misma música pretenciosa y las mismas rimas que tanto han influido en la lírica popular de nuestra época: “Y sobre el mar te voy a enseñar un paso o dos de flamenco trans”; “Véndame usted un condón con luces y algún sabor. Quiero que tenga zoom y algún sistema para aumentar mi potencial de semental”. Y punto. Son los reyes, y lo sabemos.
Charol. Techno-1
Un grupito que descubrí hace poco. Este tema me ha encantado. Los ochenta hablando de un mundo de androides. Ni ovejas eléctricas, ni leches. Los replicantes del auténtico futuro gritan “BEE BOOOOO” y dicen: “Señorita Generador, prográmeme con amor”. Por supuesto, son la nueva especie dominante, cosa que no nos extraña en absoluto, visto lo visto en cuanto abres un par de páginas de internet y tienes la temeridad de ver un telediario.
Betty Troupe. Berlín
“Te busco hace tiempo por las sombras de Berlín. No te encuentro de momento, no hay quien sepa algo de ti”. Parece la típica y frívola canción de amor, hasta que todo cambia y sabemos que ese amor se desarrolla en un mundo que ha vivido una lluvia radiactiva que hace que los seres humanos no salgan del interior de la tierra por miedo a la luz. Todo ello aderezado con palabros en alemán. Para mí, una joya poco conocida que merece ser rescatada. Con esta y “Vamos a la playa” ya tenéis homenajes al holocausto nuclear para haceros vuestras Trump-parties más salvajes.
Mocedades. Sobreviviremos
Si no os habéis ofendido con el apartado de Tam Tam Go, esto debe de pareceros la repanocha. ¿Qué pinta Mocedades en todo este lío de cables, androides y folclóricas espaciales?
Veréis, esta fue la canción que me animó a escribir este artículo. Quizás no sea la mejor, pero yo llevo años escuchándola en casa de mis padres. En 1987 Mocedades ya había vivido más encuentros y desencuentros que los protagonistas de Juego de Tronos. Sin embargo, decidieron volver a asomar la cabeza por el mercado musical, sacando un disco que, vista la edad de los integrantes y los derroteros modernos de la música de aquel entonces, es toda una declaración de intenciones.
‘Sobreviviremos’ es un álbum extraño, casiotónico, un tanto chispunero a veces, que se entremezcla con letras de amor y vicisitud de toda la vida al estilo de José Luis Perales. Por lo tanto, la canción que da título al disco suena justo a eso, a una mezcla entre lo nostálgico viejuno y lo modernuqui tranquilo. Sin pasarse, que a lo jóvenes ahora se les va mucho la cabeza. Creo que es adecuado cerrar este artículo con broche de oro, y qué mejor que las reflexiones de un señor mayor rodeado de un mundo deshumanizado, pero que trata de imponer su esperanza sobre todo. Su canto es el canto de cualquiera de nosotros, sobre todos desde este infausto miércoles nueve de noviembre de 2016: “Sobreviviremos a esta década mortal. Permanece fiel a tu libertad”. ¡Llorad conmigo, insensatos!
¡Nos vemos en el futuro, finstros!