Post fresquito veraniego: Las mejores canciones del italodisco

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Aquí Paco Fox: Vuelve Cava Baja, que metódica e inmisericordemente se está convirtiendo en la gran mina de música sórdida de ente bloj. Hoy con una música que todos amáis aunque no lo reconozcáis en discotecas hipsters y otros funerales:

Siempre me han llamado la atención algunas cosas del verano. Por ejemplo, que nos asombremos del calor que hace, que nos sintamos sucios y apestosos al comenzar a sudar cinco minutos después de habernos duchado, o que no haya puestos de horchata gourmet en todos los gastrobares y tascas del país.

Sí, amiguitos, el verano es sorprendente, pero también maravilloso. Una de las cosas buenas que tiene (aparte de las vacaciones, qué duda cabe), es que nuestros oídos se relajan en cualquier ambiente chiringuiteiro en el que nos encontremos. Las discotecas, las orquestas que amenizan las fiestas de barrios y pueblos, o las terracitas to guapas, nos inyectan cual jaco una serie de musicastras que, tal vez con otro clima, no aceptaríamos ni de lejos. El calor es como el jaggermeister: nos hace bajar la guardia, y nos mata las neuronas, para qué negallo.

Es por esto que nos hace falta renovar nuestras trilladas listas de spotify con las melodías adecuadas, y qué mejor que hacerlo con uno de los géneros sórdidos por antonomasia. Vayamos juntos de la mano para descubrir el italo disco.

Antes de comenzar esta lista, tengo un par de cosas que decir sobre el italo disco itself, pues la ardua labor de investigación que me han proporcionado youtube y la wikipedia me han llevado a varias conclusiones que determinan por qué estamos ante un género sórdido:
1. El italo disco es ÉPICO. Vale que para las pistas de baile muchos de los temas duraran unos doce o quince minutos; pero las versiones para radio, en la mayor parte de los casos, están en la media de los cinco minutos, rebasando la ya consabida barrera de lo comercial. Muchos de los temas más conocidos se quedan en los dos o tres minutos, pero en una canción de italo disco estándar, ese tiempo es para la introducción, que suele ser un derroche de organillos y efectos muy moennos y sorprendentes. En la práctica, la razón es muy sencilla, el DJ tenía tiempo de enlazar un tema con otro y hacer una remezcla coherente para que no decayese la fiesta (gracias Vic). Pero la teoría de que el italo disco desafía las normas desde su más puro concepto, es algo digno de respeto.

2. El italo disco es DEMOCRACIA. Cualquiera puede cantarlo: hombres o mujeres solistas, parejas de hombre y mujer, parejas de hombres, parejas de mujeres, tríos, grupos nuemerosos… incluso drag queens. El italo disco no tiene prejuicios, y toda persona que viva la horterez en los más hondo de su ser puede practicarlo. El único requisito que se precisa es la chabacanería y la desvergüenza, valores que son la base y el pilar sobre los que se asienta ente blog, y que nos inspiró la ínclita Encarna Sánchez, ese ente.

3. El italo disco NO TIENE FRONTERAS. Holandeses, alemanes, ingleses, estadounidenses, españoles y, por supuesto, italianos, se han asociado para crear los mejores temazos del italo disco. Además, ayuda a difundir el idioma mundial. Se suele cantar en inglés, con palabras que remiten a otras culturas o dichas en otros idiomas: Valentino mon amour, Paradise mi amor, Bye bye bambina, Polynesia o Chinatown, son solo algunos de los mejores títulos de canciones. Los nombres de los artittas no se quedan atrás, y gente como Buckinham Palace, Joe Yellow, Ken Lazslo o Linda Jo Rizzo nos dan una idea de hasta qué punto el deseo de destacar y de buscar un nombre con gancho y sentido de la universalidad dan al italo disco un aura de horterismo que va más allá del ridículo, llegando a cotas de auténtica jrandeza.

Una vez aclarado esto, pasamos ya al listado. Al final, reduciendo mucho, me han salido dieciocho temas. En serio, no puedo reducirlo. Hay cosas demasiado valiosas para que no las comparta con vosotros, oh, lectores a los que me debo. Puede que algunos penséis: “Es un detallazo por tu parte, pero no hacía falta, de verdad, con una cosita sencilla que no me hiciera querer saltarme los empastes mordiendo un dildo en medio de un ataque de epilepsia nerviosa me bastaba”. Y puede que sea así, pero… ¿quién dice que no a la diversión?

18- Day Dream. Baby Baby.

Comenzamos este desquiciante ranking con un grupo que proviene de Esssssssssspaña!!! Un tipo y dos chavalas (una morena y una rubia, hijas del pueblo de que cuyo nombre no queremos acordarnos), nos ayudan a reconocer los rasgos fundamentales del italo disco: intro larga con remezclas y ruidos, gritos, partes cantadas, etc.; una parte intermedia también larga en la que demostrar el virtuosismo casiotónico y el uso de “Uhs”, “Ahs”, “A-hás” y “Ohs” que tan bien define a este género cuando no hay idiomas suficientes para expresar tanta molonez.

17- Closed. Living in your eyes.

Una pareja hombre-mujer típica del género. Ella es mona, él tiene pinta de sieso y lleva gabardina. Ambos cantan y bailan mezclando el “paso de Carlton Banks” con lo que yo llamo el “salero sandunguero”. Ahora entenderéis que Martes y 13 no se burlaban de los bailes de su época, sino que los mostraban fielmente y a la perfección.

16- Bad Boys Blue. I want to hear your heartbeat.

Un trío de onvres con cantante de color crean un videoclip moenno y conceptual con unas camisetas de diseño imposible y una señora que sostiene un pez de corchopán hasta que se le cansan los brazos. Luego salen caminando por un decorado de calle ruinosa con graffitis. Porque se puede hacer italo disco siendo simbolista y llevando abrigos raídos de mendigo. La democracia universal en estado puro.

15- Gary Low. La colegiala.

Primer tema más o menos conocido de la lista. Una oda a la pederastia que, en el mejor de los casos relacionaríamos con Nabokov, pero que creo que no da ni para la Tierna y dulce historia de amor de Ismael Serrano, que ya es decir. 

14- Fancy. Slice me nice.

Dos factores: el primero, Fancy es un cantante alemán que gracias al italo disco se convirtió en un ser muy respetado, que sigue actuando a día de hoy y cuya mirada da exactamente el mismo miedo que antaño. El segundo, que tu primer single y éxito lleve una rima tan vergonzante como “slice me nice”, y que eso sea de lo poco que se entiende en la canción, porque el resto es susurrado con voz a lo Günter, no deja de dar calidad sin límites. El videoclip se desarrolla en un descampado ruinoso de peli de Joe D’Amato, con una chica ligera de ropa y otra que, aparentemente, es la chófer de la primera, pero más bien nos recuerda a Ilsa, la loba de las SS. Gente que camina sin sentido, una chica que salta en un plano absurdo, o que se esconde jugando al cucú-tras en una ventana. Por cierto, otra característica de estos vídeos: los planos repetidos hasta la náusea. Si aún no os habéis medicado con lo que llevamos de lista, id empezando por la biodramina, que os vendrá bien.

13- Divine. You think you’re a man.

Sí, sí, no se os está yendo (más) la olla de lo que pensabais. Divine, la drag queen musa de John Waters, tiene una canción de italo disco. Cantada con las tripas y desde la punta de los talones (que también se conoce como voz ronca de cazalla), la definición de una diva como Divine solo puede hacerse comparándola con otra gran diva de la canción: no sabe cantar, no sabe bailar, pero no se la pierdan. Por otra parte, la importancia histórico-artística de esta ovra es sólo comparable con la publicación de ‘Werther’ o el día en el que Miguel Ángel se negó, siguiendo las enseñanzas de Günther, a ponerle pantalones a los frescos de la Capilla Sixtina: se trata del primer single producido por Stock/Aitken/Waterman que entró en las listas de éxito británicas.

12- Mike Mareen. Agent of liberty.

Con su par de cojones, su organillo casiotone, gafazas y vozarrón susurrante, Mike Mareen comienza su canción con una supuesta llamada telefónica al Agente de la libertad, que parece que va a salvar el mundo con una chica que aporrea un tambor, su melenaza y su BIGOTÓN. Regocijémonos en este genio del italo disco y gurú de la estética. Porque mucha risita, y mucho jiji jajá, pero ese señor de cadenas de oro colganderas se ha quedado sin genitales de fornicar, y lo sabemos. Respeto al agente de la libertad.

11- Fun fun. Baila Bolero.

En 1986, Belén Esteban y Marisita Palacios, que sacaba todo sobresaliente en octavo de EGB, decidieron formar un grupo de música con las coreografías que hacían en clase de gimnasia. El resultado es este desquicie entre la chica que pone cara de simpática graciosa, y la que parece que va de sensual, ambas tapadas hasta el cuello con camisetas anchas y mallitas. El problema de raccord con el micrófono no es culpa suya. La letra de semejante bodrio, puede que tampoco. El ritmillo lobotómico que se te cuela entre los oídos, es otra historia.

10- Albert One. Turbo Diesel.

Hasta ahora, parecía que el italo disco estaba únicamente representado por onvres virilres de pelo en pecho, que lucían bigotones y pelazos, o que iban de sensibles con gabardina. Albert One desafía todas las convenciones del género, primero, por su físico, pues se trata de un hombretón más bien fuertote; segundo, por su voz, que no susurra y es incluso buena. Tercero, por la propia canción. ¿Y si hago un temazo diciendo marcas de coches separadas por el ruido de un claxon? ¡Dicho y hecho! Luego ponemos a unas chatis con cara de pasotas y drogadas que no se muevan en todo el videoclip, y listo. 

9- Baby’s Gang (bang). Challenger.

Vale, ya hemos visto solistas, dúos, tríos… ¿Y si el italo disco comenzara a pensar a lo grande? Para ese menester surgieron las Baby’s Gang, un grupo de chorrocientas munheres que cantan como los coros que les hacían a Parchís en los días pares y llevan unos chándal de colorines que quitan el hipo. Cuando el italo disco piensa a lo grande, en realidad piensa en una fiesta de pijamas.

8- Ryan Paris. Dolce Vita.

Uno de los más famosos éxitos del italo disco provenía de la voz de Ryan Paris. Letra en inglés con palabreja italiana de reminiscencias fílmicas, y videoclip rodado en París. La universalidad elevada a la enésima potencia, con el concepto de Fellini revoloteando en el ambiente, aunque Ryan no se parezca a Alain Delon y lleve un chaleco de camarero que nos hace pensar que grabó el vídeo en los descansos que le daban mientras atendía la terraza. Elegancia y glamour sórdidos hasta decir basta.

7- Den Harrow. Catch the fox.

Agarrarse la huevada, que vienen curvas. Una gruta, antorchas encendidas, una verja de hierro, unas señoras vestidas con la ropa que Ruggero Deodato mandó a la beneficencia después de rodar ‘Los hermanos Bárbaros’, un foco, un arco, un cantante vestido con pieles, y al final… un plató de televisión y una diana. Nosotros no podemos entenderlo, pero era cuestión de tiempo que el italo disco se entendiera con la espada (más bien arco olímpico) y brujería (más bien cómo-has-tenido-cojones-de-mezclar-este-despropósito). El resultado no podía ser otra cosa que… un homenaje a Paco Fox, pero sin cazarlo ni hacerle pupitarl, aunque me da que la puntería de Den tampoco es que sea muy allá.

6- Baltimora. Tarzan Boy.

Un cantante irlandés se juntó con unos italianos sórdidos para perpetrar una de las más famosas canciones del horterismo bailable de todos los tiempos. En este caso, fueron lo bastante listos como para justificar los “Oh-oh” como el grito del famoso hombre criado en la selva. No nos engañemos, ni siquiera Pil pudo llegar a  la altura de una canción que me acompañó casi en bucle en mis viajes por Asturias, y que es de escucha y baile obligatorios en cualquier fiesta que haga. 

5- Tom Hooker. Looking for love.

Si hace ya unos pocos números escuchamos un tema sobre un señor que se siente atraído por una colegiala, el concepto de este tema y del videoclip que lo acompaña me han dejado los cables cruzados de por vida.

Por partes.

El videoclip se desarrolla en una calle decorada con neones y máquinas de humo. En dicha calle, unos fornidos marineros y unos militares con fajos de billetes se codean con señoritas prespitutas, que entregan su dinero al proxeneta, que es un hombre de color, travestido y con una peluca rubia.

A este barrio llega en coche el bueno de Tom, como indica la canción, “looking for love”. El problema es que del coche se bajan él y ¡dos chicas adolescentes! ¿Quiénes son? Parece que se tratan de SU HIJA y UNA AMIGA. La idea se me escapa, vale que el señor busque amor en donde se lo puedan dar, pero ¿qué pasa? ¿Que tenías que dejar a las niñas en la fiesta de pijamas de las Baby’s Gang y te has parado a hacer tiempo?

Mientras Tom canta “All day, I’m never satified. All night, I’ll never get enough”, el proxeneta de la peluca coge a su hija y la prepara para el acto de la prespitación: le pone un vestido de lentejuelas, le carda el pelo y se la entrega a un militar fortachón. Tom, aparte de cantar, no le hace ni puto caso a su hija. Hasta que en un momento dado, el director del  vídeo le dice que por qué no van terminando ya, que las luces de los neones salen muy caras, y ahí es cuando Tommy deja de buscar amor y poner ojitos a cámara para rescatar a su hija y salir corriendo. ¿Y la amiga? Bien, gracias. 
Italo disco y denuncia social.

4- Topo y Roby. Under the ice.

Si el italo disco es un género musical que se asocia al glamour, los bailes cutrongos, la estética hortera, la espada y brujería y la denuncia social, ¿por qué no asociarlo también a la ciencia-ficción? En este videoclip rodado con media lira, una señora con el pelo mal colocado da vueltas haciendo flotar una capita plateada alrededor de un robot. Los dos se dicen cosas sin mucho sentido en un plató negro con máquina de humo. “Si a Kate Bush le funciona, a nosotros también”. Depende: si por “funcionar” entiendes “Todos desearán la muerte a nuestro paso y buscarán el psiquiátrico más cercano”, entonces, ¡enhorabuena!

3- Sabrina. Boys, boys, boys.

En el italo disco, la mayor parte de las mujeres mostraban una sensualidad descafeinada, o directamente, hacían honor al tópico de la mujer fuerte. Si bien algunas cantantes como Ssssssspagna ya decían “I’m an easy lady”, ninguna se atrevió a llegar tan lejos como Sabrina. Poco importaban sus bizqueos a cámara y sus rasgos duros: nunca hay bikini pequeño si la dicha es buena. Y así, con sus aldabas en ristre, Sabrina nos enseñó que el italo disco femenino podía ser más que una fiesta de pijamas o una declaración de intenciones. Una de las mayores estrellas del jamelguismo de todos los tiempos había llegado, y a más de uno le partió el corazón y la bragueta. Y hubo gran regocijo.

2- Premio múltiple para Radiorama: Aliens, Vampires y Yeti.

Ya puestos a tocar todos los géneros minoritarios y underground, solo nos faltaba el misterio. Iker Jiménez y Enrique de Vicente se deben poner estos temazos en las fiestas de final de temporada de Cuarto Milenio. Radiorama recuerdan a ratos a Amistades peligrosas, pero sus temáticas son mucho más arriesgadas. Si cantas “I see the Aliens. What you gonna do?” con un coro épico de fondo, ¿quién no te va a tomar en serio? Si decides poner voces de ultratumba y preguntar “Why, the look into your eyes, King of the terror?”, ¿quién no te va a escuchar en las discotecas de moda? Si, para rematar, haces una canción de amor en la que sale el Yeti porque sí ¿Quién no va a decidir admirarte de por vida? Yo, desde luego, no seré una excepción.


1- Righeira. Vamos a la playa.

¡Y por fin, la mejor de las mejores! En este caso, el italo disco se encuadra dentro de la distopía chunga. Cómo una canción que se toma con humor negro una realidad postapocalíptica tras la caída de una bomba nuclear es algo que solo se explica porque 1. El tema es tan pegadizo que a la gente le importaba un carajo de qué trataba y 2. Los Righeira son unos genios de la sordidez y debéis aplaudirles con la parte interior de los glúteos. Por cierto, el baile Carlton-paralizado me ha chiflado toda la vida.

¡Buen y sórdido verano, calamardos!

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