Aquí Paco Fox: Tras analizar la carrera en solitario de David Summers sun, something’s begun, but, oh, oh, these summer nights, Cava Baja vuelve al blog con la secuela. Más cumbres de la lírica esppppañola para vuestro disfrute:
En plena resaca de la celebración del Día Mundial de la Poesía, no está de más que nos recreemos en una nueva poétika miérder de las que marcan una época dentro de la música de nuestra piel de toro (Si alguien encuentra algún término rancio más, introdúzcalo aquí, GRASIAS).
Una vez más, es la infancia la que hace volar nuestra imaginación hacia ese lugar cálido donde los recuerdos actúan como un bálsamo que nos libera de la rutina y la mediocridad. En el caso de hoy, podéis cambiar “bálsamo” por “tortura”, “rutina” por “sordidez extrema”, y “mediocridad”… quizá podáis dejarla donde está. Hablemos pues, hamijos de la noche, de Rebeca.
En 1996, Rebeca lanzaba su primer disco, donde alcanzó la popularidad con la que sueñan muchos y solo unos pocos sórdidos consiguen a costa de que nos sangren los oídos de regocijo a los demás. El tema que logró tan inmensa hazaña no fue otro que Duro de pelar.
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Y, de escuchar un poquito… |
En aquellos años 90 del tecno-pop, Rebeca representaba una música discotequeira muy bailable y apta para las niñas de once años (la edad que más o menos tenía yo por entonces). Con semejante target, el trabajo de la cantante catalana se instaló en nuestras casas bajo el eslogan: “El disco de tu mejor amiga”. En efecto, Rebeca sabía y conocía los VALORES, y nos transmitió las verdades de la amistad preadolescente en vena, como las drogas duras.
Con su sempiterno look de pantalones para sordomudos, camiseta o top de tirantes, Rebeca bailaba sobre un fondo blanco recordándonos varias cosas que toda buena amiga, jotía jotía jotía, debe hacer (o no) en su vida social en el insti. En primer lugar, Duro de pelar representa un fuerte alegato feminista, ya que la voz poética nos dice que “Siempre estuve en casa sin poder salir/ creías ser mi dueño/ Yo a ti te quería y no podía ver/ que aquello era un infierno”. Es decir, que en realidad, “duro de pelar” era una forma suave de decir “Tú siempre fuiste un maltratador cabrón con pintas que se va por ahí con los amigotes y a mí me deja sola en casa, atada y bien atada, para controlarme”.
¿Qué hacer ante esta acuciante problemática sosiá? ¿Qué nos proponía Rebeca, nuestra mejor amiga? Está claro: LIBERACIÓN.
“Y suelto mi pelo, y pinto mi cara,/ me pierdo en la noche me quemo en la playa”.
¡Claro que sí! ¿Píntate como una puerta! ¡Vete de farra! ¡Fúmate un Marlboro! ¡Bebe Coca-Cola! ¡Viste Cimarrón! Y si te sale cáncer de piel, ¡que te salga! ¡Todo sea por la libertad! Para todos los que despreciáis a Rebeca, que os quede claro, ella nos enseñó el camino contra los tiparracos controladores, en un estilo moenno y technopopeiro que solo una niña de once años de los 90 podía apreciar y entender. Signifique eso lo que signifique.
Pero ahí no quedaba la cosa, la otra gran canción del disco con coreografía de clase de aerobic y gimnasia sueca a la vez fue ‘Cállate ya’. Esa sí que era dura. Una amiga le reprocha a otra que esta última se ha liado con el novio de la primera, y ahí, amigos, la tenemos montada, porque “Dejarte a solas con él fue para mí un error/ y allí en tu cama lo llenaste de amor”. Claro, la muy mala pécora y furcia había esperado la ocasión propicia, y, en un giro inesperado de los acontecimientos, fue ELLA quien le llenó de amor a él, y no al revés. O sea, que es malvada hasta las trancas, porque le robó su esencia vital, como la mejor tradición de un súcubo del Medievo.
“Son esas cosas que piensas: <>/ que tu amiga te pueda traicionar”. Aquí se desata el psicodrama: “Tú empezaste a tontear con mi novio/ y entre dos chicas se ha vuelto algo loco/ Te has dado cuenta que aquí has fallado/ Me llamas cada noche y yo te digo/ Calla, calla, cállate ya/ No me hables así o te la vas a ganar/ Nada va a ser igual/ Lo has querido así,/con esto no hay que jugar”.
Para empezar, ya vamos notando que el feminismo éste que nos presenta “nuestra mejor amiga de la muerte o sea de verdad” es un poco raro. Porque es cierto que la amiga se ha arrimado al novio con subterfugio al noventa por ciento (en sistema de La llamada de Chtulhu), pero, ¿y él? ¿Qué pasa, que no tiene culpa? Lo único malo es que “entre dos chicas se ha vuelto algo loco”. No, hija, no. Lo que está es planteándose con cuál de las dos se queda, porque le molan ambas y sabe que ambas están dispuestas y disponibles. O que le gusta más la amiga y la protagonista no le acaba de soltar, porque es “suyo”.
Ante esto, la amiga llama para disculparse, lo intenta, pero la situación, tan adulta en un principio, se resuelve, de nuevo, de un modo que solo comprende una niña de once años: “No me hables así o te la vas a ganar”, porque “Con esto no hay que jugar”. Entonces, ¿estaban jugando? ¿El novio y la amiga se querían? ¿Se ha roto por completo aquella amistad que duraba desde el jardín de infancia? No lo sabemos, pero la tragedia está servida, y la amenaza de “te la vas a ganar” suena, o bien a que se van a tirar de los pelos en la plaza del pueblo, o que la protagonista va a coger la zapatilla, y la va lanzar a traición para reventarle la cabeza a la amiga traicionera, y, para más inri, esa noche se queda sin postre. Porque: “Te digo calla./ Has sido mala”. Lo dicho, que la amiga tiene que estar temblando de puro terror ante semejantes amenazas de quitarle en bocata y sacarle la cabeza a la Barbie Superstar (con lo que cuesta colocársela otra vez).
Algo indica que este feminismo del que habla Rebeca es un poquito raro, así como sacado de un test de la Cosmopolitan o algo.
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¡Rápido, preguntemos a las expertas! |
No os preocupéis, que el segundo disco nos va a sacar de dudas. Rebelde se publica en 1997, y su jran y magna obra es ‘Todos los chicos son igual’. De nuevo, feminismo de palo, con un vocabulario y rimas propios de niñas de instituto, pero no de las normales, de las de la Super Pop y eso.
Qué va.
¡De las de la Vale o la Loka! Si la Super Pop era como el Hola, la Vale era como el Diez Minutos. Una chavala le da consejos a su amiga, porque “Ese chico te ha salido rana”. A partir de aquí, toda la canción se basa en el topicazo de “mi amiga tiene un problema de chicos, vamos a animarla diciéndole que son todos un asco y que pase de ellos”. Para ello, no debemos dejar de lado el lirismo, la poesía, las rosas rojas y las violetas azules:
“Se va el tío con sus amigos/ más de marcha que contigo. /Te lo digo/ ¡Vaya cara que tiene el amigo!”
Sí, queridos, Rebeca solo se basa en los mejores: desde la temática de temazos como ‘Hombres’ de Eva Santamaría, pasando por rimar con las mismas palabras (que ya nos enseñó Mecano), hasta el hipérbaton al servicio de la rima sórdida, propio del más inspirado David Summers.
Como ya hemos comentado alguna vez, el efecto dos mil no jodió los servidores bancarios arrastrándonos hacia el Apocalipsis. No hizo falta. El pastor Book de Firefly decía que había un infierno especial para los pederastas y la gente que habla en el cine. Creo que se olvidó meter a los mejores artistas del panorama sórdido español, que se encargaron de anticipar lo más parecido al infierno por su cuenta y (nuestro) riesgo.
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Sólo le faltan un par de lens flares para la perfección. |
Rebeca se unió al cambio de siglo sacando el disco Brava. Ya hemos dicho que Rebeca solo sigue a los mejores, en este caso, ¿por qué no cambiar de look unas cuantas veces y ponernos pelucas, a lo Cher? ¡Dicho y hecho! El cambio de look ya supuso un pequeño desconcierto para el público, pero el paso del discotequeo dance al latino hizo que el disco tuviera más repercusión en América que en España.
Los sórdidos, sin embargo, no teníamos queja. ¿Rebeca se había permitido un cambio? No pasa nada, porque la esencia de su música –las rimas de BIEN- seguían intactas. ¿Cómo no valorar ese guiño a Juego de tronos de “Reza un Padrenuestro por tu salvación./ Tienes dos segundos pa’ pedirme perdón./ Siento que me sube sangre de un dragón,/ corazón”?
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Dura de pelar |
En efecto, Rebeca sigue reivindicando el poder de las mujeres que ya propagaban las Spice Girls en el mundo anglosajón, porque es “Brava./ Yo soy un volcán de pura lava./ Soy un ciclón./ Brava./ Yo soy esa espina que se clava/ en tu corazón”. Vale, a lo mejor es un poco repetitivo y cansino rimar siempre con lo mismo, pero no me digáis que no se os queda pegado al cerebro, como el sonido de la obra que están haciendo debajo de la ventana de vuestra casa.
Los siguientes años, Rebeca continuará en la línea dosmilera que la lleva directamente a ser la reina de las discotecas, con temas que más bien hablan de bailar y ligar en la pista, con música de organillo de gitano de La Latina de fondo. Puede que muchos piensen que este sería su momento más bajo, pero se equivocan, porque dejó de lado las disquisiciones sociales en favor de la HALSIÓN, como una Michael Bay de la vida. Los nolanistas darnais seguidores de Mecano (esto es, rimas infames aunque pretenciosas) en la intimidad, pensarán que eso es como el propio Bay: coches explotando, tías jamonas y chistes de robots meando sobre Shia LaBeouf, (esto es, morralla insustancial que nos da HAMOR y alegría de vivir).
Y se equivocan de medio a medio, al menos en parte. Rebeca comenzó con su gran gesta, con su propia senda heroica que, de momento, no ha logrado, derrotada como ha sido por el mainstream de este país de pandereta. Pero ella se lo merece, joder. Se merece todo y más. Rebeca comenzó a escalar en su arte para IR A EUROVISIÓN.
Antes de eso, como todo héroe que se precie, Rebeca tuvo que entrenar con los mejores maestros. Había mordido el polvo, pero no estaba vencida. Se enganchó a Operación Triunfo, sacó una canción que fue tema principal de Gran Hermano. ¡Feck! Si hasta colaboró en un single con Paco Pil. Tras esto, pasó su propia travesía del desierto, y se fue a la Jungla de los Famosos de Antena3. A su vuelta, decidió renacer de sus cenizas y sacar Duro de Pelar con ritmos africanos de fondo. Estaba preparada.
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Paco Pil. Adalid musical de una generación |
En primer lugar, Rebeca presentó ‘Lo prefiero’, un tema muy de bailoteo y jolgorio:
“No me llames más para contarme tus mentiras./ No me llames más que no quiero saber/ ya nada de tu vida”.
Y por supuesto, con la esquizofrenia de no saber si realmente al tío le dice que le quiere o que pasa de él. Rebeca en estado puro:
“Eso no me lo digas. Basta, loco./ Por quererme ver, te olvidas llevar mi foto./ Que pese a todo si hace frío, yo te arropo./ Que soy tu mujer, y que nunca nadie, podrá con nosotros.”
Sin embargo, en un momento dado su sentido arácnido (o una aparición de Paco Pil hasta el orto de pirulas) le dijo que ese no era el buen camino. Cambió de opinión, y eligió un tema menos chunda chunda, y un poco más cercano a la canción ligera, en una digievolución de la rima summersiana. No solo metió “aquí”, “ti”, “mí” y demás, sino que los repitió como churros y sin orden ni concierto. CONTEMPLAD LA MAJESTUOSIDAD:
“¿Cómo decirte,
cómo excusarme,
cómo podría regresar a ti?
Que estoy muriendo
tan poco a poco.
Que esta agonía no me lleva a ti.
Puedo jurarlo
no quise estar a tu lado.
Me cuesta tanto/ olvidarte, cuesta tanto
Qué no daría yo por escucharte
y saber que el mundo no se acaba aquí.
Qué no daría por callarme
y no haberte hecho huir de aquí,
de mí”.
A pesar de haber recurrido a la inspiración de los jrandes y de haber llevado a cabo una gesta digna de los doce trabajos de Hércules, Rebeca no consiguió ir a Eurovisión. Ese honor correspondió a Las Ketchup. Y ahora todos tenemos un motivo más para entender que fue la decisión errónea.
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Joder, sí que eligió mal… |
Aquel primer revés eurovisivo no arredró a nuestra mejor amiga. Se alió con dos compositores sórdidos del chunda-chunda-del-bien-supremo para crear otro temazo digno de tan magna empresa. Y se cernió sobre ellos una trampa mortal digna del Fumanchú de Jess Franco: aquel año del Señor del 2007, la organización decidió que los artistas y los temas iban por separado. Conclusión: la canción fue elegida, pero Rebeca fue desplazada por la boy band que finalmente partió a Eurovisión.
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Quedaron así como por la mitad, pero todos sabemos que Rebeca lo habría hecho mejor. Y punto. |
Total, que con su gesta desinflándose, finalmente Rebeca volvió al chunda-chunda-del-bien-supremo, aunque cada vez habla más de ligar, rima mucho las palabras “pasión” y “corazón”, y de vez en cuando hace símiles gloriosos en el campo semántico de las corridas de toros. Por lo demás, se fue otra vez a la isla de los famosos (esta vez con Tele5), y saca discos en formatos digitales, a la vez que promociona una conocida marca de talleres de reparación de coches.
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Hasta el infinito y más allá. |
Este último hecho hace pensar a más de uno que puede que nos encontremos ante su final, su visión como el deseo de lo que fue, intentó volver a ser, y nunca será. Pero no os fiéis, puede que solo esté esperando, agazapada detrás de un sub woofer, para volver a deleitarnos con sus consignas de feminismo de cafetería de ‘Al salir de clase’ y sus tops más petados que nunca.
¿Qué? ¿No os lo creéis? Una última prueba antes de la despedida. Rebeca siempre será jrande, porque ella misma se basa en los jrandes. Ahí va este bello homenaje a Tam Tam Go! y su “te di todo mi amor/ arroba love punto com,/ y tú me has roba arroba arroba-do la razón”, llamado Conexión total. Sacadito en 2015, señores. De esta no pongo ni la letra, deleitaos vosotros y corred a descargar el single. Porque está claro que, si no te gusta Rebeca, jotía, o sea, de verdad, que es tu mejor amiga; no tienes alma de chunda chún.
… Y te la vas a ganar.