This was… La CutreCon V

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Quienes me tengáis a mí, a Carlos Palencia, a Pedro Mérida o al director de ‘A Room Full of Spoons’ (todo es posible) en redes sociales, ya estaréis hastiados con tanta foto y tanta chupada de polla con respecto a la CutreCon. Pero… permitidme que insista.

Porque lo que ha distinguido esta edición de la de otros años y de cualquier otro encuentro sobre cine-colonoscopia (repito: el que te da todo el dolor anal, pero nada del placer prostático) no ha sido el dinero perdido. Se ha tratado de que absolutamente nadie se ha cabreado con nadie y que todo el mundo ha sido feliz. Y desde que mis padres me reían las gracietas en carnavales, tengo la sensación en el ojete de que a mí el azar me colocó en la Tierra para hacer que la gente se riera. Por eso escribo. Por eso hago vídeos. Por eso intento ligar con mujeres. Ergo el último fin de semana me sentí realizado. Más que la primera vez que me vestí de señora en los carnavales. ¡Qué bien me sentaba el lápiz de labios! ¡Qué mono estoy con peluca a lo Mathew Karedas!

Quiero su pelassso. Y su mirada inquisitiva.

Algunos han criticado que la CutreCon se cachondee del CINE (dígase mientras se hace una reverencia y NO se comen palomitas) y que, encima, invitáramos a personas para que nos riéramos de ellos. Algunos, evidentemente, prejuzgaban y no estuvieron en ninguna de las sesiones. Algunos gustan más de criticar que de disfrutar del palo que tienen metido siempre por el culo.

Porque os puedo asegurar que los espectadores y los invitados han estado felices. Y no sólo eso: la visita a Madrid les ha servido para algo a los segundos. Ha supuesto un punto importante en sus vidas. Todo ello se resume en esta foto:

Alcohoool… alcohoool… / hemos venido/ a emborracharnos / y el cine cutre nos da iguaaal

Empezaré por el orden en los que yo me los fui encontrando. Debido a que tengo que trabajar para poder comer, que a continuación la comida me siente mal y luego lo expulse todo como una tormenta anal, no pude ir a recibir a Mathew Karedas, el primero en llegar, al ser en horario de oficina. Sí que quedé más tarde en el piso que le habíamos reservado a Sam Finstroberg. Nada más verme, Sam demostró que es de los que se mete en tarea sin pensárselo dos veces. Vamos, que va directo al agujero. Dos frases y ya estábamos hablando de la Cannon y las primeras películas de Menahem Golan. Con acento en la ‘a’, porque su nombre artístico es una celebración de la conquista de los altos del ídem.

Finstenberg dirigió esta película:

Featuring Paul Rodgers

Sólo eso lo coloca en el Olimpo de los dioses de ente bloj. Nació en Polonia, pero de niño se fue a Israel. Y en cuanto Menahem se fue a América, él le siguió. De hecho, todavía conserva su fuerte acento israelí. Lo cual le da cierta gracia a toda conversación con él.

A Sam no le importa hablar de la Cannon. Ni reconocer que ha hecho mucha peli lamentable. Pero odia la situación del cine actual en la que los productos de presupuesto medio como los que producía la Cannon casi han desaparecido. Los días de Golan-Globus, Glickenhaus o Carolco se han ido al garete. Y eso le jode. Porque sus pelis serán una locura, pero están hechas con profesionalidad y sus 12 semanas de rodaje. No como las mierdacas de hoy en día de bajo presupuesto rodadas en 4 semanas como ‘Gatorshark vs Zombie Cheerleaders’ o  ‘Cine Basura: La película’.

Durante toda la CutreCon, Sam no es que se comportara como un señor. Es que todo el mundo ha acabado amándole. Feck: yo quiero que sea mi abuelo. Y mi padre. Y mi hijo. Firstenberg es una de las personas más amables que he podido encontrarme en el mundo del cine. Cada vez que le expresaba mi preocupación porque viniera poca gente a la sesión de sus películas al ser una matinal, él era el que me calmaba. Con una copa en la mano y a las 2 de la mañana en un bar detrás de Gran Vía. Porque la fuerza ninja de este sexagenario nos dejó a todos acojonados

Yo le reté a una pelea en el escenario, pero él me aprecia demasiado como para dejarme más en ridículo.

El buen señor se tragó casi todas las sesiones y no tuvo problemas en subirse al escenario cuando durante un VHZ se hizo chanza de una escena de una de sus películas de los 90. El tío, como un campeón, hasta se tragó media película india con subtítulos en español. No es que estuviera comprometido: es que creo que llegó a casarse, acostarse con el festival y pronto tendrán hijos.

¿Y qué se llevó Sam de esta visita? Pues, según me dijo, su mejor experiencia en un evento de este tipo. Y, según dijo a Carlos Palencia, que el cariño del público y tanto hablar de cine había tenido como consecuencia que le había picado el gusanillo de intentar dirigir otra vez.

Apenas 10 minutos después de conocer a Sam, apareció para un paseo por Madrid el mítico SAMURAI COP. Mathew Karedas. Nacido Hanon, pero se cambió el nombre porque en Hollywood más te vale pertenecer a una minoría. Y como le decían que tenía cara de griego, pues se puso legalmente oro apellido. ¿Quizá para ligarse a Jennifer Aniston? ¡Ya quisiera ella! Porque Mat es, efectivamente, otro pedazo de pan.

Hasta los jrandes de Espppaña son bajitos a su lado.

Como argonath en pleno Sol, no había que ser Rodrigo de Triana para divisarle a lo lejos. Llegó con su novia desde el piso de Letras que le habíamos pagado (dinero que nunca volveré a ver) para unirse a nosotros. Al principio se le veía retraído. Pero a medida que avanzaba la tarde se soltaba. Tened en cuenta su historia: es un tipo que fue guardaespaldas de Stallone, que intentó ser actor sin éxito y que ahora se dedica a montar stands de convenciones. Y que nunca había salido de EEUU. De Los Ángeles a un bareto del Madrid de los Austrias y a presentar su clásico de la mierda en pleno centro de la ciudad.

Pero la sorpresa de ese día fue que no quiso venir con el resto a cenar mientras se proyectaba la primera parte de ‘Samurai Cop’. Quería quedarse a ver la reacción del público. Estaba… ¡nervioso! Y, a continuación, contento. ¿Es posible que durante la proyección alcanzara una epifanía que le  reveló que su interpretación ha hecho feliz a mucha gente? ¿Aceptó su pasado? Durante anteriores entrevistas nos comentó que aceptó hacer la secuela para intentar probar que podía actuar mejor. Pero que el director le exhortaba a sobreactuar porque la cosa era una parodia. Eso pudo haber sido frustrante. Pero antes de irse nos comentó que lo que le haría ilusión ahora es hacer un audiocomentario de coña como Cine Basura con su putrícula. Y, según su novia, que toda esta experiencia le había servido para superar su poca predisposición a viajar. Esto es: Mathew Karedas salió de Madrid como un hombre más feliz.

Baja esa mano, que como me toques la teta, te endiño, enano.

Rick Harper fue una de las dos visitas sorpresa. No es que sea un señor conocido. Feck: se presentaba en el festival su primera película documental, ‘A Room Full of Spoons’. Pero pronto se hizo amigo de los otros invitados. Básicamente porque es todo un ONVRE: uno de sus filmes favoritos es, efectivamente, “Breakin’ 2: Electric Boogaloo’, y el señor, con su adorable mujer, se apuntaba a cada quedada con Sam para poder escuchar sus anécdotas de su amigo Michael Dudikoff (con el que sigue saliendo a pasear de vez en cuando) o de cómo se rodó la escena de baile en el techo de la nombrada famosa secuela. Por supuesto, también cayó en gracia con Karedas, debido a que a ambos les une Tommy Wiseau. El loco director de origen europeo (tendréis que ver el espléndido documental para saber de qué país es exactamente) hace de malo en ‘Samurai Cop 2’ y comparte una larga y absurda escena de parloteo y lucha con el protagonista.

«Si aparece por la proyección de la peli de Rick, ya me encargo yo de él», me dijo Karedas con toda la jracia.

Rick, que ya había estado antes en Madrid, sacó por supuesto de España varias cosas especiales: la comida, un buen puñado de whiskys con hielo y uno de los días mejores de su vida. Y no lo digo yo, ni Hans Magnus Enzensberger. Que lo puso en su facebook: “Today was definitely in the top 5 days of my life. Room Full of Spoons was EXTREMELY well received in Spain. Thanks to the wonderful people of CutreCon, Carlos, Paco, Pedro, David, Toni, Matt Karedas, Sam Firstenberg, Alan Ssali and to all the new friends I’ve made so far on this amazing adventure.”

Obsérvese que se muestra contento por la recepción de la peli, pero también, y esto es de lo que va este post de autofelación, con la gente. Organización e invitados.

Rick volverá a España. Entre otras cosas porque la mujer dice que en Madrid se vive de puta madre. Yo, por el contrario, muero de alergia con las arizónicas en invierno. Jamás te perdonaré mi alergia ni los títeres, Manuela Carmena. Jamás.

He dejado para el final al invitado más curioso de todos: Alan Hoffmanis.

Sentido del humor: definición gráfica

Sí: quiero que Sam sea mi padre. Pero con Alan me une otra cosa especial. Alguno quizá se acuerde de mi extrañeza cuando escribí sobre Isaac Nabwana, el director de las películas de Wakaliwood, y comenté que había averiguado por mi avatar en twitter que mi cinta favorita era ‘Local Hero’. Pero el caso es que Isaac es autodidacta. Nunca ha visto ‘La guerra de las galaxias’. Nunca ha visto ‘En busca del arca perdida’. Básicamente porque el sistema clasista en Uganda le impide entrar en salas a un tipo pobre como él.

Quien había reconocido mi avatar era Alan. Porque también es su película favorita. Lo cual es muy relevante.

Alan es un señor que dejó todo lo que tenía y se fue a ayudar a Isaac a un pueblo al otro lado del Atlántico. Se enamoró de la gente de ese suburbio y se convirtió en, sí: el héroe local. Su historia corre en paralelo con la de nuestra película favorita en común. Obviamente, el protagonista de la obra maestra de Bill Forsyth no tenía que cagar en cubos ni veía una cola de mujeres a la espera de su semilla a la puerta de su chabola. ¿Lo dejaría yo todo por una cola de mujeres para mí? No si ello implica cagar en un cubo. Cosa que haría mucho. Pero mucho. Yo creo que sólo pensar en poner un pié en África ya hace que tenga diarrea.

Pero el caso es que Alan ahora es una celebridad allí. Una estrella de acción en las chabolas. Y, con su trabajo, ayuda a la gente. Como le dijo a Carlos Palencia tras el éxito de la sesión Wakaliwood: “Esto ayuda a salvar vidas”.

La CutreCon hace que la gente sobreviva. Un poco exagerado.

Aunque quizá no tanto.

La exposición del evento (todas las televisiones allí, incluyendo a dos peculiares franceses que venían a hacer un documental), la promoción de la web de Wakaliwood y la venta de merchandising, por poco que sea, son muy importantes para ellos. Isaac, atención, no saca beneficios por sus películas. Las vende por debajo del precio de fabricación. Lo hace POR AMOR. Pero pasa ya los cuarenta y muchos y la esperanza de vida en Uganda es de cincuenta y tantos. Menos si, como hacen los actores de estas películas, se dedican a meterse en la boca sangre de animales muertos (cosa que Alan ya ha parado por aquello de que no mueran actores por infecciones). Isaac tiene problemas de salud. La misión en la vida de Alan es conseguir eco suficiente para que sus filmes den beneficios y poder llevarlo a un hospital a que le den un buen repaso.

¿A que nunca esperasteis leer una historia bonica de superación personal y esperanza en el ser humano en Vicisitud y Sordidez? Disculpad que no conteste, porque estoy llorando de emossssión. Alan es Un Tipo Genial:

Y sí: ahora podría hablar de las películas. De la risa que fue el Cine Basura gracias a los invitados (el mejor en un par de años, hoygan). De los colaboradores y del público entregado (gente que incluso vino de Sevilla, Barcelona, Málaga e incluso de La Mancha). Un público que fue feliz y se descojonó.

O del dinero perdido en la empresa. ¿Pero me importa? No. Lo considero una inversión. ¿En futuras ediciones? Tampoco. En felicidad. En ilusión para la gente. En que Sam conociera a su fan Rick, el cual se llevó de perlas con Mathew, el cual supo de un mundo extraño gracias a Alan que conoció al traductor Toni, que vivió un gran fin de semana en compañía de gente como Renu, la mujer de Rick, la cual conoció a Dyane, novia de Mathew, que hizo buenas migas con el productor Pedro, el cual se coordinó perfectamente con Juan  ante la atenta mirada de Rocío, que estuvo de juerga con Sam y un Paco Fox que pudo volver a trabajar en perfecta sincronización con Richard Salamanca, Fernando Moraño y Carlos Palencia, quien tuvo la visión de traer a Jordi, Peñuelas, David, Antonio, Ángel o Dani, atento a las aventuras de los franceses de Nanarland y el documental de una hora que estaban realizando sobre el evento, alucinados con la figura de Cacaman…

Y paro. Naturalmente, me dejo gente fuera. Pero esto parece un discurso de agradecimiento de los Goya. Y no quiero que suene la música para que tenga que terminar a toda prisa este art

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