Vale. Ya sé que hace siglos que no escribo un artículo de los habituales del blog. Que llevo dos posts contando mi vida. Pero os aseguro que esto no se va a convertir en una bitácora. A mí lo que me apetece es investigar sobre películas, más hechos conocidos que en realidad son mentiras o los subgéneros más graciosos del porno. Pero esto es lo que pasa cuando se hace una peli, se tienen viajes de trabajo y encima hay cambios en la oficina. El tiempo libre escasea. ¡Por el amor de Feck, que hasta llevo mes y medio sin ir al cine! ¡Esto no me había pasado nunca! Y lo que es más grave: he batido mi récord de periodo más largo sin hacerme pajas, lo cual es algo de lo que me avergüenzo profundamente, porque ya sabéis que defiendo el onanismo como principal método de ocio inútil por encima incluso que meterse en internet a intentar convencer a alguien de que está confundido en su opinión sobre el nacionalismo.
Así que hoy toca sacar un rato de asueto para contaros mi viaje de tres días a Sitges. ¿Por qué esta vez sí y las otras que he ido los cuatro últimos años no? Pues ya lo he dicho: porque no tengo tiempo para investigar. Que para qué me escribo el primer párrafo si luego no os lo leéis. coñe.
Sin embargo, sí que es verdad que ésta ha sido sido la visita más extraña y, hasta cierto punto casi irreal, de todas. La he vivido como en una nube. En parte por haber dormido un total de 12 horas y media en tres noches. En parte porque esto de tener contactos y tal ha hecho que me cruzara en el camino de algún que otro famoso. Y mi actitud con ellos no es la usual.
Veréis: a mí, que no me importa hablar de mis pajas (¡os he dicho que leáis el primer párrafo, cojones ya!), me da mucha vicisitud asaltar a un famoso al que no conozco. Cuando veo a gente haciéndose fotos con una estrella, yo nunca participo. Siempre pienso que al pobre señor le va a molestar. Y que qué más da tener un momento con una persona con la que apenas habré compartido una frase. Una frase tan interesante como “Disculpa, pero ¿podría hacerse una foto?”. Creo que hay cosas más interesantes que decirle a una luminaria de su campo artístico que esa. Por ejemplo, “Tiene la bragueta abierta”. Pero no creo que nunca se dé la ocasión.
Esa actitud ha contrastado con la de Carlos ‘Oso’ Palencia, que me acompañaba a hacer Cine Basura en Directo. Aquí lo tenemos con Rick Baker:
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Oso, en deliberada actitud freak, acosando a un legendario maquillador. |
Y más fotos que se ha hecho. Porque ha sido bonito ver a mi compañero de programa viviendo el festival como un niño viendo su primera película porno. Pero no solo por ver famoseo, sino por la interacción.
El primer día fue muy raro. No raro en el sentido “hay elefantes rosas en mi campo de visión y creo que es por el jägermeister”, sino en el de “siento que la raja del calzón se me ha metido por el cerete”. Vale: sé que esta última frase en apareciencia no tiene sentido. Pero si lees la metáfora con un espíritu abierto verás que, efectivamente, no lo tiene. Pues así me sentí ese viernes. Nada tenía lógica. El viaje fue raro (nunca había cogido un puente aéreo), el hotel era raro (¡un hotel en el que te pierdes para llegar a la habitación) y, lo que es peor, la entrevista que me hizo TVE fue más rara.
Principalmente porque la hice tan mal que ni siquiera la han emitido.
Pero sobre todo por el momento cumbre de vicisitud cuando, en la sala de salida del Auditori, totalmente vacía, me preguntan:
Entrevistador: ¿Y piensas mover tu película por festivales el año que viene?
Paco Fox: Pues claro. De hecho mañana conoceré Ángel Sala en una mesa redonda y pienso darle mucho por culo.
En ese momento, salida de la nada como un gas en un velatorio, una mano me golpea la espalda.
Ángel Sala: Pues eso lo veremos mañana entonces.
Muy bien, Paco. Causando buena impresión. Vas a llegar lejos.
Luego nos fuimos a nuestro Cine Basura, experiencia que volvió a añadir sensaciones extrañas al día. Tuvimos que preparar la sala en 5 minutos y empezamos con la gente todavía entrando. Salió bien, conmigo un poco lento pero seguro, Oso ON FIRE y Paco Cabezas corriendo de nuestra peli a la proyección de la suya y vuelta. Efectivamente: todo muy raro. Pero no tanto como salir y bajarse a la fiesta de apertura del Festival. Irnos con una amiga mía y acabar tomando unos gintonics con… Ángel Sala, que no parecía guardar rencor hacia mi anal declaración. Para, a continuación, entrar todos en Pachá y que nos recibiera Víctor Sandoval.
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Grandes luminarias de la noche sitgeniana |
En ese momento, el cerebro de Palencia estalló. De risa. Oficialmente, había sido el día más raro de su vida.
Con este icono de la telebasura no hablamos no sólo por mi falta de afición a alternar con famoseo, sino porque no me acordaba de cómo demonios se llamaba ni qué hacía con su vida más allá de llorar en vídeos de El Intermedio.
Tras tirarme hasta las 4 rajando con Paco Cabezas, feliz por la recepción de su peli, y Miguel Ángel Vivas, siempre dispuesto a hablar de la Cannon, en una extraña triada andaluza, volví a dormir mis… cuatro horitas o así.
En algún momento de tanto lío, amén de alguna reunión laboral, saqué tiempo para ver ‘Knock Knock’, la última peli de Eli Roth, el cual parece que vive en este festival. Mi interés en la película era exclusivamente ver a Ana de Armas en pelotas, cosa que se cumplió. Pero el resto no cuenta nada, se hace largo y tiene un clímax con la peor interpretación de Keanu Reeves de toda su carrera a pesar de hacer un gran trabajo en el primer acto. Y por ‘peor’ quiero decir ‘cine riéndose con sus gritos’. “Menos mal que nadie me va a preguntar qué me ha parecido, porque no tiene distribuidor español” – pensé.
Excepto que me lo preguntó el productor al día siguiente.
Y Eli Roth.
Y mentí como un cabrón.
Porque, haciendo un flash fordward, al día siguiente tuve otro roce con el famoseo. Gracias a mi trabajo, me colaron en la sala VIP antes de la peli ‘Absolutamente Todo’ de Terry Jones. No estaba el prota Simon Pegg, lo cual es una pena porque llevaba mi camiseta de la trilogía Cornetto. Ni siquiera Kate Beckinsale, la mujer de la que un jefe de prensa dijo que ‘es tan tonta que no vale ni para El Hormiguero’. Pero sí el director.
EL PUTO TERRY JONES.
Con tanta alabanza a Terry Gilliam, Jones no recibe el respeto que se merece. Sí: quizá fuera el miembro menos loco de los Monty Python, pero cojones: dirigió ‘La Vida de Brian’, que es la mejor comedia de todos los tiempos. Por no hablar de ser el autor de cierto libro de historia medieval que he leído hasta tres veces. Vamos, que me encontré ante otra de esas disyuntivas que se presentan cuando estás ante un verdadero GRANDE: ¿Qué cojones le voy a contar yo a este tipo? No puedo aportarle “Absolutamente Nada” (¿Habéis visto? ¡Un juego de palabras con el título! ¡Soy ingen… no; no lo soy)
Lo curioso es que estaba bastante solo y poco hablador. Tengamos en cuenta que tiene una edad, eran las 23:30 y está a punto de estirar la pata. El señor está muy malito. Así que quedarme de pie solo a su lado con silencio incómodo fue la pesadilla de un neurótico social como yo:
¿Me hago el ingenioso? Dios mío: es uno de los mayores cómicos de todos los tiempos. Mejor no
¿Hago small talk? Odio el small talk. Él lo odiará también.
Está en las últimas. Sólo quiero decirle que es un jrande. Pero eso se lo dirán todos los días.
Voy a meter la pata. ¿Qué cojones le cuento?
Paco Fox: Joder, mira el pelo de esa moderna hipster de ahí. Parece un personaje de la nueva de Star Wars.
Terry Jones: ¿Eh?
FAIL.
Así que, tras otro intento de hablarle de lo que quería ver su peli (falso: sabía ya que era decepcionante), me fui a charlar con Eli Roth, que no sé por qué estaba allí con su productor. Curiosamente, le hizo una foto a mi camiseta y luego pasó a preguntar: “¿Qué tal Knock Knock?” “A mí me interesaba ver a Ana de Armas”, dijo Fox esquivando la pregunta como Neo en Matrix. “¿Did you enjoy it?”, insistió por su parte el hipertrofiado director americano. “¿Psssssssssíiii??? Si. Sí, claro”.
No me juzguéis. Mide 20 cms más que yo. De lado a lado y de alto. Y quizá hasta de polla.
Menos mal que usé una maniobra de defensa que ni Alejandro Magno en Gaugamela y desvié el tema a hablar un buen rato de Argeto, Simonetti y Fabio Frizzi. Obviamente, no pedí foto. No es que sea especial fan de Roth y, además, ya tengo un vídeo hablando con su novia en la que él me mira con cara de ‘Joder con el enano éste a ver si se calla’.
Eso sí: hay foto con Terry Jones. Y no: no incumplí mi habitual timidez de pedir una con famoso. La echó el distribuidor de la película con parte de su familia y luego recortó el cacho en el que estamos juntos para mandármelo:
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Mandíbula desencajada de felicidad vs “Qué hago yo aquí”. |
¿La peli? Pues se pasa el rato. A mí me sentaron a Jones justo delante y, sabiendo que le quedan dos Intermedios (porque ya equiparar ‘Telediario’ a ‘Informativo’ en España es una cosa fea), me dediqué a reírle hasta los chistes que no me hacían gracia. Pobre hombre: que escuchara que la gente se lo pasaba bien. Por otra parte, es muy curioso que, en una película con Simon Pegg, Terry Gilliam, Terry Jones, John Cleese, Michael Palin y Eric Idle, el más gracioso sea el americano Robin Williams haciendo de perro hablador. Pero muy muy gracioso. Tanto que me puso triste. Era un puto genio.
Flash back e inciso a mis aventuras con la gente que me conoce a mí. Porque se supone que yo, a mi vez, soy un famoso de tercera regional sin posibilidad de acceso a regional preferente. Con gente como yo sí que entiendo que hay que hablar y molestar. ¡Molestadme! Al fin y al cabo, con mi nivel mínimo de celebridad es puro alimento para el ego. Tuve tres encuentros con gente que me conoce por el blog o Cine Basura. Dos de ellas reveladoras de mi personalidad.
Primero quedé con Henry Bandini, amigo de facebook al que ya había visto en otra ocasión, que me quería entrevistar. De puta madre. Como quedar con un colega. Durante la entrevista, yo estaba distraído. No por cansancio o por ver a Richard Stanley pasar. No. Era porque a mi lado había una joven rubia IMPRESIONANTE. Así que nos levantamos para hacernos unas fotos. Y la rubia nos siguió. “Disculpa, os he escuchado y soy súper fan de Cine Basura”.
Paco calla. Paco se pone rojo. Paco no sabe qué decir.
Agradezco, nos hacemos unas fotos, soy incapaz de articular palabras coherentes y Henry, una persona de mundo y con cerebro, le pide el teléfono a la chica (la cual le ayudó bastante en los siguientes días con entrevistas y eso). Yo me quedo mudo como el héroe del no follarás en la vida que soy. Y como el famoso de tercera que también soy: sigo sin poder procesar que una chica joven, guapa y con cosas más interesantes que hacer se quiera hacer una foto conmigo.
Foto que también se hizo otra fan de Cine Basura y Videofobia que vino de Barcelona a vernos a Oso y a mí. Una chica muy dicharachera (dios: tengo que actualizar mi lenguaje más allá de 1980) con la que charlé un rato y que, al final de la quedada, me comentó jocosamente:
“Estoy muy decepcionada: No me has mirado nunca las tetas desde que me has visto”
Cría fama, échate a dormir y despiértate con un porcentaje de la blogosfera pensando que eres un obseso sexual.
“Uy, perdona. Es que el tío de internet es en realidad un poco un personaje. Yo en la realidad soy más normal y caballeroso”.
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El rey de la fiesta. En serio. |
Y, tras reafirmar mi ser NO-MACHO, hice lo normal: bailar durante una media hora como una maricona loca con Eduardo Casanova sin siquiera presentarme ni hablar con él. Pero esa segunda noche de juerga mejor dejarla de lado. Sólo diré que mantuve mi virginidad anal y que estoy seguro que para ciertos conocidos tengo un lío turbio con una morena espectacular de metro noventa y cuerpo de Betty Page. Con la que, en realidad, no tengo nada porque a) yo no quiero, b) ella no quiere y c) su trasero me llega a la altura del estómago por lo que no puedo ni arrimar la cebolleta. Desventajas de ser enano.
Tras dos días de famoseo (también tuve una mesa redonda con Jimina Sabadú y Alejo Cuervo, que es un tío con una conversación muy interesante), entrevistas de trabajo y bailes hasta las 6 de la mañana con iconos gays, el tercer día fue más normal. Vi ‘I Am Your Father’, el documental sobre David Prowse que está la mar de bien y es esencial para los fans de ‘La Guerra de las Galaxias’ (esto es, para todo el mundo con criterio cinematográfico y vital) y ‘The Gift’, una de esas raras películas que no tendrá tanto eco crítico como se merece el tremendo acierto de coger un subgénero tan manido como ‘el extraño raro y psicópata’, darle dos lavados y un centrifugado y hacer algo totalmente nuevo. Los poco despiertos dirán que es un telefilm. No. Es de lo mejor que se podía ver en el festival junto a ‘Turbo Kid’. Lo cual me lleva a la segunda foto que me hice con un invitado del festival. ¿Oliver Stone? Pa qué. ¿Balagueró? Naaaa. Yo me hice foto con los directores de ‘Turbo Kid’.
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Justo después de llorar juntos la muerte de Robert Z’Dar. Seriously |
¿Por qué él sí? Supongo que porque para cuando nos hicimos la foto ya llevábamos un buen rato charlando de lo que mola su película y mi pequeño papel en su compra para cines en España. Probablemente porque no son unos FAMOSOS con mayúsculas, sino unos freaks como yo que han acabado allí una madrugada de octubre en la fiesta de una peli española. O a lo mejor porque me parece más simpático vacilar con toda la comunidad freak de una foto con estos tíos que con una de Bayona, Baker o Segura. Precisamente por ser desconocidos, pero los creadores de una de las pelis nerdas del año. O quizá fue el alcohol.
Sí. Fue el vino. Sin él no les habría invitado a mi casa para que vinieran a la CutreCon. No vendrán, pero está claro que me siento más a gusto al lado de unos freaks como yo que de un pobre famoso al que molestar.
Because they are one of us.
One of us.
One of us.
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