Pues he rodado una película de esas baratas

Foto del autor

0
(0)

Un rodaje es como un partido de baseball: largos momentos de tedio puntuados por momentáneas explosiones de aburrimiento. En eso precisamente he estado inmerso el pasado mes. De ahí mi ausencia del blog y de las fiestas de la alta sociedad albaceteña. Por si alguien todavía no lo sabe, hace un tiempo, Miguel Ángel Viruete y yo hicimos un crowdfunding para una película titulada ‘Cine Basura’ porque yo qué sé. Vacío existencial. Ganas de tocar las pelotas. Exhibicionismo. Envidia de pene. Embarazo psicológico. Cualquiera de esas cosas me vale.

En realidad todo era para poder tener una foto simulando dirigir actores.

Pensamos que no iba a conseguirse. Secretamente, deseaba que no saliera. Lo ansiaba. Porque ya había tenido experiencia en cortometrajes para cine y no quería ni pensar lo que sería lo mismo multiplicado por cuatro y con la décima parte del presupuesto.

Pero, como pene de Rodrigo Rato en una whiskería, la cosa salió. Y más. Conseguimos incluso unos cuantos inversores para que la película no fuera tan cutre y, al menos, se viera y escuchara decentemente. Lo de entenderse era especialmente importante, teniendo en cuenta que mi capacidad para vocalizar adecuadamente está a la altura de la habilidad de Delfín Hasta el Fin para componer una ópera rock.

Algo que todos deseamos que ocurra, claro.

Porque la parte más absurda de toda esta empresa es que yo iba a ser el coprotagonista de la peli. Hábilmente dejamos a un profesional, Miguel Ángel Aijón, que llevara el peso de la trama y los chistes, mientras que mi personaje en el guión se queda para llevar a cabo cosas que se me dan bien: hacer como que tengo ganas de cagar. Lo cual me ha permitido usar el truco de Joey Tribbiani de simular que huelo un pedo que me he tirado para intentar recordar los diálogos.

Huele a cañería. A cañería con un gato muerto. Un gato que ha comido en Taco Bell.

Porque eso de memorizar no es lo mío. En el colegio, mi asignatura más odiada era Religión. No porque ya fuera el ateo de mierda en el que me he convertido ahora, sino porque el catecismo era una cosa que había que recitar verbatim. Yo soy más de parafrasear. Que es la forma bonita de decir que soy tan torpe que ni siquiera puedo recitar de memoria los diálogos de ‘Regreso al futuro’. ¿Cómo he conseguido pues dar mis frases y apenas joder unas poquísimas tomas? Muy sencillo:

No diciendo lo que está escrito y tirando el guión al suelo para leerlo sutilmente simulando interés por lo que contestaba mi interlocutor (fuera Aijón o nuestra protagonista Natalia Álvarez-Bilbao). Entre eso y el truco de Joey salí adelante.

Excepto, claro está, el día en el que pillamos dos unidades para rodar el clímax.

Normalmente, las segundas unidades se usan para grabar planos que no tienen a los protagonistas o recursos en general. Nosotros somos más machos, más valientes y, por qué no decirlo, más vascos. Nosotros hemos grabado simultáneamente con dos unidades y los mismos actores. Con lo cual, el rodaje de esos dos días parecía más un sketch de Benny Hill que una localización de una película. Ahí se nos podía ver a Natalia y a mí corriendo de un escenario a otro, llegar, soltar la frase, repetir la toma y salir pitando al siguiente plano, vaya usted a saber de qué escena, vaya usted a saber con qué tipo de emoción, intensidad o directamente tembleque por no tener tiempo de ir a mear.

Nuevo Jéroe de Halsión: El hijo enano de Jack Bauer y Steve Martin

Porque la tragedia del low cost (que es como decir ‘presupuesto de mierda’, pero de manera que no parezca peyorativo y sí digno de salir en un artículo de Vice) es la siguiente:

Tú planificas 25 planos para tu maravillosa secuencia.

Tras unos días de rodaje, te das cuenta de que la media diaria ha de ser más baja por todos los motivos del mundo: actores que se trabucan, foco sin automatización, trípode de chichinabo, clima de mierda, campanadas de la iglesia de al lado, bandas de música en medio de la toma (lo juro) y/o tiempo limitado en cada localización.

Así que te plantas el día de rodaje con la esperanza de hacer sólo 15 planos.

De los cuales se ruedan 10.

Por lo tanto, si lo que hemos rodado al final es editable como una película coherente será un milagro. Con eso me conformo. No me lamento ya de los chistes perdidos por problemas de tiempo o presupuesto (como mi favorito de un zombi que mordía a un negro, luego el negro al zombi y éste se convertía a su vez en negro). Con tal de que tenga sentido y lleguemos a 70 minutos (créditos incluidos), me voy a celebrarlo pintándome los labios de cromo y bebiendo jägermeister hasta poder donar mi estómago a la ciencia por haberlo dejado inútil en una sola noche.

Todo para que un par de freaks acaben viendo la peli en el móvil bajada de un torrent.

Otra cosa importante que he aprendido con esto de hacer cine en Madrid, aparte de un profundo deseo infanticida cada vez que intentábamos grabar en exteriores contagiado por nuestro maravilloso equipo de sonido (esta peli no va a parecer española porque SE VA A ENTENDER) , es lo curiosa que es la mayor parte de la gente de cierta edad en esta ciudad. Curiosa en el sentido de que tuve que reproducir cierto diálogo originalmente inventado por el ex montador de Videofobia Carlos Carrasco:

Escena: Miguel Ángel Aijón y yo de pie esperando a que nos midan el foco en pleno Doctor Vallejo Nájera, Pasillo Verde. Pasa una señora-

Paco: Buenos días.
Señora 1: …

Pasa otra señora a mi lado.

Paco: Buenos días.
Señora 2: (Bola de ramas de peli del oeste pasa por delante de la cámara)

Pasa señor a mi lado.

Paco: Disculpe, buenos días.
Señor: (Callada y mirada de haberle hecho un Charles Bronson raptándole y violándole a su hija, su mujer y su perro pekinés)

Pasa señora a mi lado:
Paco: Buenos días
Señora 3: (Interesada mira el suelo, sin duda contando los chicles pegados)
Paco (eleva el tono): Pues Migue, en vista de que estamos solos en la calle, ¿Te importa si me tiro un pedo?

Y es sólo un ejemplo. La única vez que paré la calle mientras tiraban un plano usurpando el trabajo del equipo de producción, un señor me espetó: “¡Qué vergüenza!”. Y eso que el tipo desconocía el título de la película. Eso sí, creo que ver a un grupo de gente que incluía un joven con una cabeza de rana escuchando un discurso de Aijón imitando a Braveheart no ayudaba a dar buena impresión.

Claro que la medalla se la llevó una señora que, viéndonos rodar con un robot estilo Dalek la mar de chulo, me miró como si fuera a romper la UNIDAD DE ESPPPPAÑA y masculló: “¡Con la de niños que pasan hambre en el mundo!”

¿Es el non sequitur definitivo? ¿Es la demostración de que la gente de mucha laca en el pelo todavía odia el cine patrio por lo de ‘el de la ceja’? ¿O realmente tenía razón y habría que acabar con el cine como solución definitiva a los problemas sociales mundiales? Quizá todo no. Pero me lo plantearía con las pelis de Javier Rebollo.

También he aprendido que nuestra decisión de pagar la seguridad social a todos los participantes aunque se comiera medio presupuesto fue sensata. Hasta 11 damnificados durante la grabación. Señores, que hay para todo: tobillos torcidos, hostiazos con la cámara en la cabeza, quemaduras e incluso leñazo en el cogote con tres puntos de sutura y medio equipo diciendo que ya no se harían más escenas de caer en colchoneta. Obviamente, el siguiente plano que se tiró una vez se supo que el actor estaba bien fue un plano mío tirándome de espaldas en la puñetera colchoneta. ¡Pero todo por el AR-TE y hacer el tonto! ¡Todo por hacer una película y que luego te pongan a caldo en todas las webs de internet! Cosa que no dudo, porque en mi mente resuenan las palabras de un pobre señor que estaba comprando en un supermercado en el que rodamos:

“¿Esta es una película surrealista, no?”

¿Lo es? No lo sé. Es PROFUNDAMENTE vicisitúdica. Con planos que dan MUCHA vergüenza. Cuando se pide que vengan extras para hacer de monstruos en el clímax y les dices que se traigan el disfraz de halloween que tuvieran por sus respectivas casas, sabes que NO va a salir precisamente ‘Shaun of the Dead’. Por dios, si uno hasta vino disfrazado de Rajoy. Naturalmente, alguien tuvo la genial idea de ponerle devorando a un niño.

Es ese tipo de caos cinematográfico.

Uno en el que hay apenas tres chistes de caca (algo raro en mí) y el monstruo final temible aparece dos veces antes porque no teníamos dinero para hacer otro. Pero da igual. Porque al menos rodamos un plano circular con travelling cuyo recuerdo me acompañará en mis sueños. No por las dos horas y media que tardamos en tirarlo por ser el más elaborado de la peli. No por haberme quemado por estar de pie repitiendo tomas durante ese tiempo. Más bien por brindarme mi momento favorito del rodaje, cuando el extra que tenía en frente, que no sabía nada del proyecto (venía acompañando a un amigo), y al que debía matar de un disparo en las pelotas me preguntó inocentemente:

“¿Cuál es la motivación de mi personaje?”

Paco se queda extasiado ante la pregunta.

“Pues eres un monstruo cutre vestido de El Principito que me quiere matar”

“¿Por qué?”

“Pues porque es lo que hacen los monstruos cutres”

Este guión no sé si será bueno. Pero que permita que un extra vestido con chaqueta azul de tiro largo a punto de morir por un tiro en los cojones te pregunte por su motivación me vale como experiencia cinematográfica definitiva. No sé qué significa, pero creo que ahí está el secreto del cine de bajo presupuesto por y para el frikismo más exacerbado. Porque seamos sinceros: nosotros financiamos esta película por crowdfunding no porque quisiéramos total libertad creativa, sino porque la idea es tan loca como el público objetivo que puede verla. Y los que la han rodado. Un equipo que ha currado gratis porque son unos santos y que, misteriosamente, no han acabado matándose entre ellos.

Y ahora, dado el inevitable pie que me he dado a mí mismo, ha llegado el momento de dar las gracias a los implicados.

Ya ha pasado ese momento. Así que os dejo con mi diario de rodaje que fui grabando:

Primer día, rodado dos meses antes de la grabación principal:

Luego empezamos tranquilitos, con planos en plató protagonizamos por mi primo. Porque hace 20 años le prometí que si hacía una peli, él aparecería. Yo cumplo mis promesas

El equipo se estaba conociendo. Pocos carnalmente. Al menos al principio. Luego ya hubo tema. Pero no entraré ahí. Porque los dos implicados son taaaaaan adorables y taaaaan monos que hay que quererlos y mantener el misterio:

Primera semana en la ECAM (amablemente dejan grabar allí a ex alumnos como yo), con mis primeras intervenciones como actor de mierda, punkis, zombis y la visita de los primeros de muchos cameos de cómicos, amén del inmenso Darío Frías, que todavía no me explico cómo aceptó participar en esto:

En la segunda semana se dejó caer… ¡Agustín Jiménez! El único actor de fama (en plan «He salido este año en ‘Ocho Apellidos Vascos 2’ y en ‘Cine Basura’: soy un intérprete con un gran arco») que nos honró con su presencia. Su papel es un misterio, pero su aire a Aznar caracterizado da pavor. Quizá sea la única nota de terror en la película:

Mireusted

Sus intervenciones se rodaron en Daganzo y en el ayuntamiento de Alcalá de Henares junto a un grupo brutal de cómicos que improvisaron y añadieron humor en lugares en los que ni yo ni nuestro guionista Fernando Hugo Rodrigo fuimos capaces de ver. Aunque nada tan JINMENSO cuando una pareja de turistas japoneses entró en el salón de plenos en medio de la grabación. Hicieron fotos y todo. Lo pones en la peli y te acusan de estereotipo barato.

En la tercera semana tuvimos el momento más bajo de ánimos, encerrados en un pub de Moratalaz. Ni la visión de lo guapas que eran todas las componentes del equipo (y los componentes) me animaba:

Cuarta semana, rodaje en mi casa y mi primer y último piquito (que no beso) cinematográfico. Aseguro que la primera toma da vergüenza. La segunda dices «¡mira que bien eso de ser actor!». A la séptima empiezas a cagarte en todo. A la decimo tercera repetición desde otro ángulo piensas en que todo acabe y que te estás meando. ¡EL GLAMOUR DEL CINE!

Recta final con aparición especial de mi padre (reconocible por su melena blanca, claro) y… ¡EL MISMÍSIMO MARLOW! Que no diré quién es para que analicéis el vídeo e intentéis averiguar en qué frame aparece nuestro misterioso corresponsal escocés que se había ganado a todo el equipo trayendo IRN BRU (Néctar de dioses) unos días antes a la grabación.

Y ahí está todo. Ahora, el montaje a manos de Miguel Ángel Viruete y el mismísimo Sr. D. Vicisitud, para que todo quede en casa y haya mucha sordidez donde tanto el guión como yo hemos fallado. Deseadnos suerte. No por nada en especial. Básicamente porque no nos queda dinero ya para terminar la puñetera peli.

PD: Equipo: por mucho que antes hiciera un chiste, os HAMO a todos. Tampoco hay que poner los nombres porque LO SABÉIS. Mi cara de felicidad aquí (Ojalá hubieran venido para la foto todos los que han participado y no estuvisteis el último día: desde los que sólo pudieron venir unos días hasta el último extra)

Buena gente. Y la que falta.

Siga al autor de ESTO en Twitter:

!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?’http’:’https’;if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+’://platform.twitter.com/widgets.js’;fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, ‘script’, ‘twitter-wjs’);

Vota esta publicación

¡Haz click en una estrella para puntuarla!

Puntuación media 0 / 5. Recuento de votos: 0

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.