Nota de Paco Fox: Este texto era en principio un encargo para la web http://gotcha.es/. Pero pasó lo peor: estoy desbordado en el trabajo y con la preproducción de Cine Basura: La película a tope. Así que le pedí por favor a quien me lo encargó que me dejara ponerlo también aquí, algo a lo que accedió encantado. Espero que disfrutéis con este tema algo raro para la temática de ente bloj, pero muy querido por mí. Y no os preocupéis: el nivel de morcillas no es tan loco como de costumbre, pero el texto está plagado de chistes malos. Disfrutad con mi música favorita:
El concepto de ‘folk progresivo’ es, a primera vista, tan oximorónico como ‘silencio atronador’, ‘comida de Taco Bell digestiva’ o ‘dirigente del PP valenciano honrado’. El folk es un tipo de música que por definición es simple y con estructuras muy rígidas. El progresivo, para los críticos y fans que lo analizaron después de su momento de gloria, es aquel que se basa en progresiones musicales, aunque en el fondo todos sabemos que se trata de toda música popular a la que se le hace algo interesante e inesperado. Generalmente largo. Pero no siempre. Que no todo es Yes y por ahí hay mucho Gentle Giant con canciones de cuatro minutos de composición más intrincada que entender a tu novia cuando te dice responde ‘Nada’ a la pregunta ‘¿Te pasa algo?’
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Justo este disco no está por el crimen contra la humanidad cometido en él por Blackmore hacia ‘El Lago de los Cisnes’ |
Así que, para definir ‘Folk Progresivo’, me quedo con una frase que leí hace mucho tiempo en los albores de internet cuando el género empezó a propagarse tras años de oscuridad: se trata de coger melodías tradicionales y hacer algo interesante y distinto con ellas. Sí: una definición muy inclusiva, pero yo soy del tipo del fan prog anti-talibán. Con tal de que un grupo se me pase de la estructura de estrofa-estribillo o me componga en un compás rarete, ya estoy dispuesto a recibirlo con los brazos más abiertos que a Alexandra Daddario desnuda. O en sujetador. O vestida. O que no sea Alexandra Daddario. Una mujer, por favor.
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Una mujer que te hace hablar como un dadaísta |
Antes de empezar, un par de menciones especiales aparte de otras muchas que haré en cada entrada porque contenerse, cual señora con Teena Lady, nunca ha sido lo mío. El subgénero tiene una frontera muy difusa. Es difícil establecer quiénes son folk rock, quienes son folk psicodélico y quienes son ya prog. Lo que sí sabemos es que ninguno llegará a follar tanto como un miembro de Motley Crue. Esto es un género para gente dedicada y amante de trotar por el campo. O simples chavales que se hacían sus discos hippies de 99 copias para los colegas. Dentro de este último grupo, siempre me ha gustado mucho Ithaca y su LP ‘A Game for All Who Know’. Que tiene flauticas y eso, pero está diseñado más bien para fans de los Moody Blues. También, como uno no tiene tiempo para todo en esta vida, hay grupos que escuché una vez y tampoco volví a ellos, pero que los expertos suelen elevar a los altares. Es el caso de los vascos Haizea y su ‘Hontz gaua’, que me he puesto mientras escribía este párrafo y, mira: está muy bien.
Entre las polémicas estaría mi alergia a de Incredible String Band, que son los favoritos de muchos críticos gafapastings o, ya siendo muy extremo, el no meter el muy mítico ‘Liege and Leaf’ de Fairport Convention, disco fundacional del renacimiento de la música tradicional aplicada al rock. Pero el caso es que siempre he considerado ese LP como el inicio del folk rock inglés más que un disco de progresivo, por mucho que dure la repetitiva ‘Tam Lin’. Así que vamos a lo que vamos. Veinte grandes del folk progresivo que recomiendo escuchar. Aunque todavía estás a tiempo de hacerte fan del folk metal o de ACDC si lo que quieres es poder entablar conversaciones con mujeres. Aquí entramos en un camino irónico: el de la música muy ñoña, pero sólo para neverfuckers:
20.- Trees: The Garden of Jane Delawney
Digamos que Trees son los hermanos pobres de Fairport Convention o Steeleye Span, con apenas dos discos. Pero mientras que los grandes grupos del folk rock se solían quedar en su área de confort, Trees eran bastante más abigarrados. Haciendo sus versiones de canciones tradicionales como ‘The Great Selkie’ o ‘Polly on the Shore’ en su segundo disco, pero siempre adornadas con guitarras más agresivas e influenciadas por la psicodelia. Además, tienen una balada de su propia autoría que es de lo más bonico que he escuchado en mi vida. De esas que consiguen que la palabra ‘delicado’ deje de relacionarse en mi mente con lo que puedes poner en la lavadora o con la situación de mi estómago:
19.- Harmonium: Si on Avait Besoin D’Une Cinquème Saison
…O cómo hacer una obra de rock sinfónico con instrumentos acústicos. Si bien la primera cara del disco son canciones cortas que, por mucho que las escucho, se me olvidan siempre (excepto la sórdida dedicada al verano, que me da un poco de vergüenza ajena), la segunda cara (¡Los tiempos en los que había dos partes hasta en los discos de Samantha Fox!) es una composición instrumental gloriosa. Conceptualmente rara: cuatro temas dedicados a las estaciones y un quinto a una quinta estación que vaya usted a saber lo que significa. Pero, por feck, qué bonita que es:
18.- Gwendal: A Vos Desirs
Lo de las dos caras del LP se repite en este clásico del grupo de rock bretón más conocido de los setenta. Al menos en España entre ciertos perroflautas que había en Sevilla cuando yo era estudiante por allí (uno de ellos, al que siempre le daba 20 duros cuando me tocaba alguna de Gwendal, me salvó una vez de un ataque de dos yonkis con jeringuillas sidosas: de ahí mi amor al perroflautismo).
La formación fue evolucionando de inicios más puros de música celta hasta ir incluyendo poco a poco elementos del jazz. Su tercer disco tiene en su cara B una suite la mar de maja que marcó su transición hacia caminos más experimentales en sus siguientes dos discos y, a menudo (sobre todo en el quinto ‘Locomo’), más coñazos. Pero aquí estaban sembrados:
17.- Anthony Phillips: The Geese and the Ghost
Mirad esto:
¿Se puede ser más pastoral que esta portada? Es la ñoñería de la arcadia medieval hecha LP. La música que va dentro no es exactamente algo como Gryphon, que llenaba sus primeros discos de melodías tradicionales sacadas de las sucias profundidades del medievo, sino una reinterpretación idealizada de… bueno: básicamente esta ilustración. Junto con sus ex compañeros de Genesis Mike Rutherford (especialmente, ya que co escribe algunas pistas) y Phil Collins (poniendo la voz cuando se necesita, que es siempre – porque Pil mejora todo disco), Phillips, el que realmente creó el aspecto más pastoral de la música del famoso grupo, debutó en solitario años después de abandonarlo con esta obra que hace que te den ganas de irte a un estanque a darle de comer a los patos mientras un juglar toca a tu lado. Sí: sé que mola más la sensación que te da Manowar de ir a cortar cabezas y acabar en el Valhalla, pero algunos también apreciamos un poco de paz de vez en cuando:
16.- Circulus: The Lick On The Tip Of An Envelope Yet To Be Sent
La línea entre el folk progresivo y el folk psicodélico es tan nebulosa que necesitas el telescopio Hubble para distinguirla. Básicamente porque nunca entendí muy bien lo que era eso de la psicodelia más allá de rock progresivo antes del rock progresivo y que no tenía mucha estructura porque las drogas no permiten que pienses claramente. De los grupos de folk psicodélico más o menos recientes, los mejores con diferencia son Circulus. Sobre todo porque visten así:
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Se abre el debate: ¿Qué da más calidad: los sombreros o las poco medievales gafas? |
Como ya dije hace tiempo, hacer un grupo de música medieval vestidos con faldas es el verdadero punk de nuestros días. Es realmente ir a contracorriente. Sí: cierto tipo de folk estilo Vashti Bunyan o Nick Drake ha sido reivindicados por los rockdeluxianos. Pero sus seguidores son lo que toda la vida de dios se ha llamado catautores, sólo que, como son acústicos, se les dice que son folk. Pero la música tradicional ha de tener, qué se yo: elementos tradicionales. Y aquí hay. Vaya que si hay. Desde instrumentos medievales hasta temáticas paganas. Por el amor de dios, si esta gente inicia este disco con un tema cantado en inglés antiguo. Ese que no lo entienden ni los ingleses. Son tan medievales que en su tercer disco tenían una canción tradicional pagana que sale en ‘The Wicker Man’. No la de Iron Maiden. Tampoco la peli de Nicolas Cage. Me refiero al clásico de culto con Christopher Lee vestido de la Pantoja
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Marinero de luces con hoz y de amarillo cruzó la bahía / Y quemó a un tío en un hombre de mimbre |
Ese tercer (o cuarto, depende de cómo se mire) es mi favorito porque mezcla todo eso con… ¡una historia conceptual sobre extraterrestres en la Edad Media! Sin embargo, he pillado el primero (o segundo… es que el verdadero primero es otra cosa; tampoco voy a explayarme más) para dar caña con uno de los arranques de CD que más me han ciclado en toda mi vida:
15.- Comus: First Utterance
Volviendo a ‘The Wicker Man’. En esa película se utilizan canciones folk para hacer un contraste con el mal rollismo pagano. Pero lo que realmente me habría gustado es que un grupo como Comus se hubiera encargado de esas canciones. A menudo la música de terror se relaciona con grupos de metal gore, black metal, John Carpenter o Melendi. Pero realmente la única canción que en toda mi vida me ha causado desazón es de Comus. Un grupo que parece sacado de una sesión de sacrificios humanos a la luz de la luna. El que tenga melodía y esté a un paso de ser música alegre y normal hecha por tu amistoso vecino y no se trate sólo de gritar o de usar estructuras dodecafónicas es precisamente lo que me acojona más que Górecki o Burzum. Sobre todo cuando en sus canciones trataban temas tan bonitos como la violación. O la necrofilia. No sé de cual de las dos cosas va este tema, pero nada bueno se cuece ahí. Mi canción favorita para Halloween:
14.- Los Jaivas: Alturas de Macchu Picchu
Creo firmemente que en cada lista que se confecciona de cara al público (no como las que te haces de ‘tías feas que dan para paja’ en Pinterest) ha de haber una posición reservada para algo que no te gusta, pero sobre lo que hay consenso entre los que saben. Por ejemplo, tendría que poner en ‘Mejor práctica sado maso’ el lamer los pies, si bien como no soy Tarantino y nunca le he visto la gracia. En el caso de este compendio de folk progresivo, es mi misión divina hacer caso a la intelligentsia y añadir ‘Alturas de Macchu Picchu’, obra cumbre del folk prog andino.
Empezar un disco como éste citando, aunque sea de pasada, el puto ‘El Cóndor Pasa’ es como tocar la marcha nupcial en una boda o entrarle a una tía diciendo ‘¿Estudias o trabajas?’. Una auténtica vergüenza de la obviedad. Por no hablar de que me hace sentir como si estuviera el metro de Madrid. Pero vamos: no me meteré demasiado en comentar un LP que sólo he escuchado un par de veces. Yo os lo dejo y vosotros juzgáis:
13.- Carol of Harvest: Carol Of Harvest
A los fans del progresivo en general les encanta, como a cualquier cultureta que se precie (porque los sinfónicos eran los gafapastas de los 70), encontrar bandas oscuras de la hostia que resultan ser gemas perdidas. En la era de la explosión del género gracias a internet salieron reptando hacia la luz como Gollum buscando su tesssoro muchas bandas olvidadas que sacaron un disco y desaparecieron. Es el caso de este extraño grupo alemán que cantaba en inglés y que editó este LP con dos canciones largas que enmarcaban tres baladas folk muy etéreas. Guitarras generalmente lentas, pero con sus explosiones vibrantes. Un disco muy apreciado por los amantes de lo que suele llamarse Lo-Fi Psych Folk Ejande Narl E Peich.
12.- Mostly Autumn: The Last Bright Light
Grupo escocés que comenzó mezclando sin mucho orden y concierto la música celta con la influencia de Pink Floyd y Camel, para poco a poco ir abandonado flautas y gaitas a medida que avanzaron los años. Los tres primeros discos vienen a ser muy similares, pero creo que el tercero es la cumbre del grupo como folk progresivo (la cima como progresivo a secas vendría hace un año con su último CD ‘Dressed in Voices’).
Aquí va uno de los pocos temas en los que mezclaban (si bien al final) un instrumental celta con guitarra eléctrica. Y basado en Tolkien, lo cual hace que sea un 23% mejor que las demás canciones:
11.- Pererin: Haul Ar Yr Eira
Porque toda lista tiene que tener un disco verdaderamente raro para que el autor se quede tranquilo epatando a los que saben un poco del tema. Si Carol of Harvest era un grupo desconocido, los galeses Pererin son ya el equivalente en extrañeza a un señor mayor cantando ‘Esta no es mi vieja yegua gris’ por la calle con los pantalones bajados.
Se trata de una formación llamada originalmente Bran de prog regulero muy poco memorable que abrazó el folk galés mezclándolo a veces con una guitarra eléctrica inspirada en Camel y cambios de ritmo en medio de los temas muy bien arreglados. Como en la canción que abre el disco, titulada ‘Haul Ar Yr Eira’ que, como todos sabemos, significa en galés ‘Dame el paráguas que en Cardiff llueve la hostia’:
10.- Carmen: Fandangos in Space
No todo va a ser folk británico (aunque para qué engañarnos: el progresivo es un movimiento que nació en ese país) o andino. Existieron una gran cantidad de discos de flamenco prog. Como andaluz atípico (pecoso, anti-reuiniones masivas familiares, anti-taurino, anti-feria y anti-cuñado gracioso), siempre odié la música de mi tierra. Lo cual no me impidió apreciar cosas como el disco de Cai “Noche Abierta” (no sólo por los cojones de ponerle ‘Cai’ al grupo de Cádiz) o el de Imán: Califato Independiente. Pero como con Triana verdaderamente no puedo, tengo que darle su puesto a una auténtica sordidez. Si el flamenco popular se exportó a nivel mundial con una formación francesa (los inenarrables Gypsy Kings), el flamenco prog más conocido es… angloamericano. El grupo Carmen nos regaló joyas del espanglish en tres discos que mezclaban palmas, español, inglés y una sección rítmica que convertían al grupo en una especie de versión andaluza de Jethro Tull. No en vano el bajista acabó pasándose a la formación de Ian Anderson, y su estilo se dejó notar en su trilogía de obras maestras del folk prog de las que hablaré más adelante. Aquí tenemos la primera canción de su primer disco y su mejor momento. Nada podía superar tanta jrandeza como la letra “Anda jaleio jaleio / en la cueva de Granada / The get down al tiroteio” o “Tus hitanos son primores / que le hassen a la hitana / en el pelo caracoleh’
Obsérvese la inmensidad de los pantalones sobaqueros del bailarín del bigotón, el sombrero morado con abrigo de plumas del líder del grupo y lo extraordinariamente guapa que era la bailaora, a la sazón hermana del cantante:
Y sí: al final de este vídeo sale Bowie, pero básicamente porque era amigo del grupo, a los que le cedió su productor habitual Toni Visconti. El mundo musical británico de la época era muy endogámico. Y así salían las cosas que salían.
9.- Strawbs: -From The Witchwood.
Strawbs son uno de esos grandes olvidados de la historia de la música. Prácticamente desconocidos más allá e Inglaterra. De hecho, sólo tienen un fan acérrimo español.
Vamos: yo.
Perfectamente comprobado en el crowdfunding de la autobiografía del líder del grupo Dave Cousins, en cuya lista de mecenas sólo aparecen dos personas de la península y uno tiene nombre de claro expatriado anglosajón. In fact, en la primera reunión del club de fans de internet del grupo (en los albores de los Yahoo Groups, esto es, el pleistoceno), un joven Paco Fox desenfocado, con gafas y el pelo negro viajó a Londres para encontrarse con varios señores mayores:
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Fox, hace unos 15 años, estrangulando a su novia para que no huyera despavorida |
El grupo empezó como una formación folk junto a la mítica Sandy Denny. Y por mítica ya podéis imaginar lo que se quiere decir: que palmó joven. Ella se fue a Fairport Convention, mientras que Strawbs empezó su evolución ya desde su segundo disco hacia ser un poco más pretenciosos de la habitual. Elegir qué LP de su discografía de los 70 se podría poner en esta lista es muy complicado, ya que desde casi sus inicios (en canciones como ‘The Battle’ o ‘The Vision of the Lady in the Lake’) el folk se empezó a poner épico y progresivo. Pero he seleccionado ‘From the Witchwood’ porque es el disco que marca la transición de ser principalmente folk inglés a rock progresivo. Y por ser uno de los dos en los que militó en la formación Rick Wakeman, mi borracho favorito del sinfónico. El LP combina algún tema flojo de Richard Hudson (la democracia nunca le sentó bien a esta formación) con ciertos clásicos del grupo que abordan temáticas muy del género como lo bonico que es trotar por el campo (‘A Glimpse of Heaven’), el trotar y follar por el campo (‘The Shepherd’s Song’) y el trotar por el campo y encontrarse con una bruja, que es la que pongo de ejemplo por ser la de fantasía. Que como desgraciado que se ha leído ‘Las Crónicas de Thomas Covenant’, es lo mío:
8.- Pentangle: Basket of Light
Palabras mayores. Bert Jansch y John Renbourn eran dos magos de la guitarra si por ‘magos’ se entendiera ‘gente que toca de puta madre’, en lugar de ‘chavales con bufanda que juegan sobre escobas’. Ambos se unieron para hacer el grupo que llevaría al folk rock inventado por Fairport Convention un paso más allá, mezclándolo con blues, música barroca, orientalismos, comino, chope, pipas churruca y todo lo que le pudieran echar a la olla.
Igual que Fairport o Steeleye Span siguieron el esquema de tener una cantante, curiosamente de tono muy parecido a Maddy Prior (la cual acabó grabando un disco casi prog con todo el Jethro Tull su mejor periodo). Jacqui McShee también componía y aunque el grupo es más famoso por sus aventureras versiones de canciones tradicionales como ‘Once I had a Sweetheart’, yo os dejo con este tema que abre el disco que tiene todo lo que hace a un fan del prog manchar las sábanas y dejarlas acartonadas: cambios de compases que van del 5/8 y el 7/8 pasando por el 6/4 simplemente para joder a los que se nos dan mal las matemáticas:
7.- Horslips: The Tain
La gran institución del rock irlandés. En serio. Nadie los conoce en España, pero allí son referencia incluso de Bono, el cual tituló su canción para la peli ‘Gangs of New York’ con un homenaje a uno de los temas más populares del grupo.
Ellos solitos inventaron el rock celta con su disco ‘Happy To Meet Sorry to Part’, pero pronto decidieron que lo que molaba era hacer grandes obras conceptuales. La primera fue ‘The Tain’, un disco basado una en las leyendas del héroe Cú chulainn (que se pronuncia ‘Kujulan’, pero retiraré la palabra a todo el que no diga ‘Cuchuláin’, que queda infinitamente más gracioso). La cosa va de cómo se arma un pifostio bélico por el intento de robo de un pedazo de toro inmenso del reino de al lado. Vamos, la demostración de que Galicia e Irlanda son exactamente lo mismo.
El ciclo de canciones unía temas tradicionales con composiciones propias y breves interludios instrumentales. Vamos: lo que viene siendo tu disco conceptual de toda la vida. El tema más popular es una adaptación rock de La Marcha de O’Neill llamada ‘Dearg Doom’ sin el que no se entiende el rock irlandés:
6.- Mellow Candle: Swaddling Songs
Llevamos varios grupos oscuros, pero los héroes ocultos del folk progresivo por antonomasia son Mellow Candle. Son tan jrandes que unen culturas freak. Un día hablando con el muy irlandes Padraig O’Connaugh durante la celebración del día de Escocia en casa de nuestro colaborador Marlow (leyó un poema de Robert Burns escupiendo su idioma y luego clavó un cuchillo en el haggis, lo cual no mató la capacidad de ese endiablado alimento de causar festividades valencianas en mi ano), me preguntó que qué música irlandesa me gustaba. Yo, sabiendo que el tipo era un finstro, me atreví diciendo: “A mí lo que me pone es un grupo que sólo sacó un disco llamado ‘Mellow Candle’”. A O’Connaugh se le iluminó más aún su enrojecida por el alcohol cara irlandesa y me abrazó.
Ese es el poder de este grupo. Sólo un disco para Deram, la compañía que básicamente creó el progresivo al encargar ‘Days of future passed’ a The Moody Blues, y se hundieron en el olvido, hasta que internet se encargó de rescatarlos porque se corrió la voz de que los coleccionista pagaban minolles por el vinilo. Y, por una vez, valía la pena. Las claves son una sección rítmica muy al estilo de Jethro Tull mezclado con dos voces que quedan especialmente bien el el tema que abre el disco:
5- Gryphon: Red Queen to Gryphon Three
Tener el fagot como instrumento principal de tu grupo de rock no te convierte sólo en un Héroe del No Follarás en la Vida. Te convierte en un héroe nivel Cohen El Bárbaro. Una figura épica e inmortal de la música.
De eso iban los simpáticos Gryphon, que empezaron con un disco de temas medievales a menudo tocados con instrumentos de la época (os recomiendo que gocéis escuchando ‘Kemp’s Jig’, canción con la que te dan ganas de ir por trotando por caminos de tierra asaltando a bellas damas y violando a aguerridos caballeros). Pero para su tercer disco ya estaban bien aposentados en la corriente de progresivo y se marcaron una obra en cuatro partes que es de lo más recordado no ya del folk prog, sino del sinfónico en general.
El líder acabó haciendo bandas sonoras, pero lo importante es que a mí lo que siempre me ha gustado más de esta obra es la portada:
4.- Dave Cousins: Two Weeks Last Summer
¡Trampa! El fan alocado de Paco Fox repite un disco de Strawbs para reivindicar su grupo de cabecera.
Sí.
‘Two Weeks Last Summer’ es el LP en solitario que grabó el líder del grupo justo en plena transición hacia un sonido más rock tras la marcha del único remanente de la formación folk original (Tony Hooper, nombre que ya habéis olvidado). Para ello usó temas antiguos que se habían quedado por el camino y algunos nuevos. Entre ellos, su obra maestra como compositor. Con el viejo amigo Rick Wakeman tocando los teclados como un puto dios, Roger Glover de Deep Purple al bajo y arreglos para cuerda de Robert Kirby (muy querido por los rockdeluxicos por su asociación con el ya nombrado cantautor maldito Nick Drake – efectivamente: también murió joven), creó uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. La canción Blue Angel sin duda sería parte de mi top 5 (porque, como nos enseñó ‘Alta fidelidad’, todos los perturbados hacemos listas). Tanto me gusta que, la primera vez que conocí a Cousins, le presenté a mi novia y le dije:
“This is Nieves, my blue angel”.
“My best song”, contestó él.
Años después en los foros me enteré de que es posible que su oscura letra aparentemente romántica vaya sobre la muerte.
Muy bien, Paco. Muy bien.
3.- Camel: Harbour of Tears
Para el podio me he dejado tres grupos que no han sido prog folk durante toda su carrera. Más bien tres pesos pesados (sobre todo Mike Oldfield con, MUY pesado con sus putas secuelas de Tubular Bells). Pero no nos adelantemos. Primero toca Camel.
Ya he dicho que Strawbs es uno de los grandes olvidados de la historia de la música. Camel es, sin duda alguna, EL grupo más infravalorado que ha existido. Y no solo a nivel de composición: como guitarrista, Andrew Latimer es capaz de varufackear a cualquiera que se ponga por delante. Cualquiera. Sea de blues, de rock, flamenco o se dedique a tocar la guitarra con las uñas de los pies. Nadie hace que el instrumento suene tan apasionado y hermoso como el líder de Camel.
En plena fiebre por lo celta de los 90, varios reputados artistas se apuntaron a hacer canciones sueltas, colaboraciones o discos enteros con influencias irlandesas. Eran tiempos en los que Enya o The Corrs dominaban en las listas de éxitos y yo era feliz por partida doble: la música que me gustaba por fin era popular y podía ver vídeos de morenazas eróticas de ojos claros. Otra cuestión es que también había que tragarse al calvo de Carlos Nuñez (un puto amo de su instrumento) o a Hevia, cuya gaita sonaba, tal y como proclaman Un Pingüino en mi Ascensor, “a un cruce entre Darth Vader y una harmónica”.
Camel, que estaban renaciendo como grupo tras desintegrarse ante la indiferencia general de prensa y público hacia mediados de los 80 (a pesar de que ‘Stationary Traveller’ es de lo mejor que se compuso en toda la década), se apuntó al tema y creó un disco conceptual sobre la emigración irlandesa por la hambruna que sufrió ese país y que hizo que todos los policías de Boston sean hoy en día originarios de algún lugar entre Connemara y Dublín.
Todo el CD es una maravilla. Al menos para mí. Que soy el que está haciendo esta lista. Así que hacedme caso. Elegir sólo un tema me es casi imposible, así que me decanto por esto mismo:
2.- Mike Oldfield: Ommadawn
El mejor disco de todos los tiempos. Ya está. Así de fácil. Y lo pongo el segundo. Porque, si bien nada puede superar a esta obra cumbre del capullo de Mike Oldfield, el número 1 está reservado a un LP que define mucho mejor el género.
Para todo el mundo, ‘Tubular Bells’ es la quintaesencia de Oldfield. Pero su verdadera obra maestra es este tercer disco, para el cual reunió a un impresionante grupo de músicos (entre ellos sus dos hermanos, el gaitero mejor y más feo de la historia – Paddy Molón-ney- y Clodagh Simmonds, fíjense ustedes por donde, una de las cantantes de Mellow Candle.
El resultado es glorioso hasta el punto de haber sido utilizado como banda sonora de una peli porno de los 70 y funcionar perfectamente. Es un disco que vale para ciclarse con su clímax, para volver a ser un niño con su final, para sentirse retozando por el bosque o, más importante, para que te salga el corazón por la uretra de felicidad sónica.
1.- Jethro Tull: Songs From The Wood
En el folk prog no sólo es importante la música. También las temáticas que se abordan en las letras. Porque sí: existen canciones que no van de amor, de tener el trasero gordo, de droga, de lo triste que estas, de follar o de joder al establishment. En la música se puede hablar de otras cosas. Por ejemplo, Jon Anderson de Yes nunca ha hablado de absolutamente nada y, al mismo tiempo, de todo. Por su parte, Ian Anderson, durante tres maravillosos discos, eligió escribir sobre el campo. Sobre canciones del bosque. Sobre fornicio rural. Sobre caballos de tiro olvidados por los tractores. Sobre flautistas y de fiestas paganas. Y sobre fornicio rural.
Ya sé que he repetido una dos veces. Pero es que el tío salido le dedicó hasta tres canciones al tema.
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¿Alguien quiere cantar ‘Rema Rema el Marino? (Premio al que pille la oscura referencia de este pie de foto) |
Como dijo Dave Pegg, miembro de Fairport Convention y durante una etapa posterior a esta trilogía (completada por ‘Heavy Horses’ y el más oscuro ‘Stormwatch’) bajista de Tull, “Jethro Tull fue un grupo de folk mucho más exitoso de lo que nunca lo fue Fairport”. Viniendo de una de las cabezas más visibles del grupo de música tradicional inglesa por antonomasia, es el mejor de los halagos.
Y, feck: tenía razón. La perfección alcanzada sobre todo por los dos primeros discos de la trilogía nunca ha sido igualada en el género este del que me ha dado por hablar y al que tan tan poca gente le importa un carajo.
En mi emoción, no puedo poner sólo una canción. Ahí van tres maravillas:
Canciones del bosque que te hacen sentir mejor:
Damas de alta alcurnia que te violan en el campo (la versión más femdom de las historias de serranillas de El Libro del Buen Amor):
Y de amor no correspondido. Pero EN EL BOSQUE:
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