Ser el amante

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By Milgrom

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Cuando te mandan hacer algo por encargo, no se puede esperar, a priori, nada bueno. Y menos cuando tienes que escribir sobre un tema del que no tienes experiencias personales que te ayuden (aunque bien mirado, viendo como escribe gente como el Loriga o la Echeverría, casi es mejor haberse pasado la adolescencia jugando a las chapas y yendo a comprar tebeos – y no escribir sobre ello – ). Yo, que además de vago, soy medio tonto y bastante feo, no he encontrado la ‘inspiración’ para hablar sobre un tema tan manido como el de…¿QUÉ SE SIENTE AL SER EL AMANTE?… Y digo bien, manido, porque a fin de cuentas es quien más lo sufre cuando descubre todo el tinglado (lo siento, es un chiste muy malo, dejadme desayunar y ya mejoro con el estómago lleno…)

TREINTA MINUTOS DESPUÉS, POST-DESAYUNO EN TASCA CELSO…

Dios, vengo de tomarme un café con un señor que fue ex-luchador de lucha libre que está más para allá que Tanhausser y un tío que trabaja en un almacén de aquí al lado que se ha jamao 3 whiskazos en lo que yo he tardado en tomarme un café y un cruasán…

…Bueno, como íbamos diciendo, ejem (tos, flema), el amante…Ese ser envidiado por la gran mayoría de casados/as del mundo mundial (si no estás casado, te jodes, que no puedes tener amante ni te pueden poner los cuernos, lo que tú haces o te hacen es ‘no cerrarme las puertas’ o ‘ya tardo en follarme a la de marquéting que está muy buena’, que además no tiene ni título honorífico ni nada), ese tipo o tipa que no tiene más carga que lo que le pesen los testículos/pechos correspondientes. ¡Ah!, pero he aquí que ese ser tiene sus sentimientos (si los tenía Espinete, que era de trapo, es normal que ellos/as también tengan).

Mientras que la psicología del amado o amada siempre ha sido más estudiada, con toda su complejidad y carga emocional (con grandes angustias vitales del estilo ‘mi Pepe ya no me mira como antes, me tiro al butanero porque me siento sola y abandonada’), la psique del amante, del destructor de matrimonios (y de anos) nunca ha sido estudiada en profundidad. Y que mejor forma de conocer la personalidad y sentimientos de este tipo de onvre o envra, que retratar con ejemplos a los más conocidos amantes de la historia de la humanidad:

1 – Giacomo Casanova:
Veneciano de nacimiento, italiano al estilo chungo del buen italianismo entendido (tenía más pinta de floripondio Franchute que del típico italiano brasas en el que todos estamos pensando, sí, ese con pinta de kinki ibicenco pero hablando más raro todavía), y a pesar de que él era escritor y aventuro, pasó a la posteridad por sus aventuras amorosas, que llegaron a contarse en 132. De todas sus correrías, me quedo con aquella que ocurrió a su vuelta a Venecia, en 1753, donde se montó un ménage à quatre entre el abad de Bernis, el embajador francés, y dos monjas (estos franceses son gilipollas y no saben contar, porque a mí me salen 5 a no ser que alguna de las monjas estuviera pluriempleada, y es que en esta historia yo no entiendo una cosa: o las monjas han cambiado mucho (no por liberales, sino por feas) o en aquella época ya valía si conservaban un 60% de los dientes, porque da grimilla pensar que sucio tiene que tener aquello una tía que se pone falda hasta el tobillo (y lo que tiene que sudar).


2 – Don Juan Tenorio:
Famoso amante español, y como buen español, se dedicó a calentarle la oreja a doña Inés en la inmortal obra de José Zorilla (y que al pelo viene el apellido). Este hombre, aún siendo ficción, es y será la imagen del amante galante y un poco moñas, esa imagen edulcorada que luego la Disney se dedicó a explotar a mansalva. Aún así, es el referente del amante atormentado, en contraposición de nuestro amigo y héroe Casanova, al que tenían que esconderle las ovejas cuando llegaba a un pueblo para que no se las trajinara.


 
3 – Mata Hari:
De nombre Margaretha Geertruida Zelle (se lo tuvo que cambiar porque al menos a mí me dice una tía que se llama Margaretha y, por muy buena que esté no soy capaz de erguir el mástil del descojonamiento que me entra), fue famosa por dedicarse al espionaje durante la 1ª guerra mundial. Ella, además, se especializó para ser una buena calientacamas, aprendiendo técnicas orientales amatorias (tales como comerte el nabo con palillos o la no menos famosa de disparar pelotas de ping-pong con el quin-cony), es el prototipo perfecto de amante femenina, donde le da al tema porque además de darse gustirrinín sacaba algo más del tema (en este caso, secretos militares). De ella, nos quedamos con una famosa frase que supuestamente dijo durante el juicio por espionaje al que fue sometida: «¿Una ramera?, ¡Sí!, pero una traidora, ¡Jamás!». Mata Hari, ¿Espía o poligonera? Con la duda nos quedamos.

4-Bertín Osborne
Ejemplo claro de discípulo aventajado de Casanova pero a lo cañí, donde un tío sin problemas económicos y mucha carga sexual se dedica a tirarse a toda niña pija (en su juventud) hasta llegar a tirarse a toda pija (niña o no) que pillara, mientras se dedicaba a labores como cantar, catar y tocar. Vamos, un tío sin demasiadas disquisiciones morales, que ha hecho lo que le ha venido en gana y con quien le ha venido en gana durante toda la vida, sin morirse (por ahora) en el camino. Bertín, aunque cantes con el culo, te queremos.



 
5 – El amante bandido:
Terrible ejemplo de como la moñez extrema puede llevar a alguien a hacer el ridículo de forma tan inhumana. ¿Que decir de un tío que es capaz de perpetrar una letra que dice ‘seré tu amante bandido, bandido, corazón corazón malherido’…? Primero, que rima como un puto niño de 2º de ESO y, segundo, si entendemos que la autoría de dicha aberración es de Miguelito Bosé, un tío que a mí personalmente me da mucha grima, y que lo más profundo que tiene es el bujero anal, vemos aquí como los esquemas de Don Juan se repiten malsanamente.

 Así, en resumen y conclusión, vemos que por un lado tenemos el ejemplo de amante que le da lo mismo cinco que cincuenta, y es el que mejor vive, y no tiene demasiados problemas existenciales, mientras que luego está el tipo de amante que vive más atormentado porque es el tipo de persona que lloraría viendo el final de Bambi. Así que sólo podemos recomendar a la humanidad que, si os vais a dedicar a ello en el futuro (o ya os dedicáis a ello en el presente) aplicad las enseñanzas de Bertín, que en esto de los amantes es como Ryu en el Street fighter, que es el que siempre acaba ganando.

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