Dos películas han transmitido la pasión por hacer cine como ninguna otra . Por supuesto, no contaban la vida de un gran director. Porque la verdadera emoción está en aquellos que hacen lo que sea por realizar una peli aunque sea en contra de circunstancias económicas adversas y, a menudo, circunstancias mentales mucho más adversas. Dichos títulos son “Ed Wood” y “Bowfinger”. Ambos nos vendieron que el verdadero HAMOR al cine está en hacer lo que sea contra viento y marea. Y, en el caso de nuestro protagonista de hoy, viento, marea, inundaciones por cañerías rotas, montarte tu propio ordenador, fabricar balas de madera y tener mucha desvergüenza.
Mi nuevo gran amor, por lo tanto, no es Alison Brie. Ni siquiera Brie Larson (*Insert cheese joke here). Es un señor bajito llamado Nabwana IGG. No me preguntéis qué cojones significa lo de IGG. Va así, en mayúsculas. Y sus correos los firma como ‘Wakaliwood’. Pero, por lo que sé, su verdadero nombre es Isaac y Nabwana es su apellido.
Nabwana es el alma de Wakliwood, que es como él llama a su estudio chabólico de cine en Uganda. En un pueblo de Uganda. Nada de la capital. Habría sido más fácil llamarlo Ugaliwood, en el estilo de Nollywood (de cuyas películas Nabawana se cachondea en una curiosa muestra de rivalidad regional que me recuerda a Jerez insultando a Cádiz). Incluso habría sido lógico Kampoliwood, como su capital. Pero no. Nuestro onvre lo llama como su pueblo. Es como si el director de ‘Poke’ hubiera dicho que sus producciones en vídeo se hacían en Ampostollywood. A partir de aquí, se abre la veda para que cada realizador local haga suyo un imperio: Lepelliwood. Alcorcoliwood. Guarromanolliwood. Posibilidades infinitas para cualquiera con una cámara, un ordenador y ojo para el branding basado en el wishful thinking.
Nuestro héroe inició una ambiciosa campaña kickstarter para financiar su gran estudio. Pero, por aquello de vivir en una zona chunga de África (que, habida cuenta de lo mal que está estos días el norte del continente, esta frase casi se ha convertido en un pleonasmo), la diferencia de dinero al cambio era impresionante. Al contrario que otros depravados que reclaman 25.000 euros (siendo eso sólo la mitad del presupuesto), Nabwana pidió 160 dólares.
Ha conseguido 13.181. Porque hay muchos cachondos maravillosos por el mundo.
Wakaliwood saltó a la fama en internet gracias a la publicación en Youtube del trailer de “Who Killed Captain Alex”, la primera película de acción de Uganda. En principio, todo muy en plan promo de cine africano casero. Con su número de teléfono y sus gritos. Pero esta vez los gritos eran diferentes. Y todo tenía algo especial. Disfrutad:
Efectivamente: como si Alvin y las Ardillas hubieran absorbido helio por el culo introducido con un taladro (lo cual explica los gritos de “¡UALALALALA!” que sueltan de vez en cuando).
Esta promo transmite una cosa: HALSIÓN. Ya se encargan de decirlo mil veces. A Nabwana le gustan las hostias, los tiros y las explosiones. Y los efectos croma. Pero cuando vives en algo parecido a Las Barranquillas, usar una pantalla verde para darle variedad a tus localizaciones es necesario para mantener la salud mental. ¿Podría haber dirigido un drama social sobre las duras condiciones de vida en su país? Sí. Pero entonces no estaríamos hablando de él, porque a mí lo que me pone son las personas que piensan más allá de sus posibilidades materiales. Gente trascendental en el sentido de que trascienden cualquier llamada al sentido común, la vergüenza y la lógica.
Así que me vi la película, que está entera en Youtube. Curiosamente, con comentarios del director. No me refiero a ‘esto lo rodamos aquí porque la furgoneta era de un colega’. Ese tipo de pista de audio también está en otro vídeo en el mismo Youtube. Estoy hablando de que Nabwana disfruta tanto de su película que se dedica a meter sus propios chascarrillos durante la acción para que el visionado sea maravilloso. Y se nota que lo que no le interesa son las partes de diálogos. El tío se viene arriba cada vez que empiezan los tiros. Os desafío a ver la peli y no acabar gritando “¡SUPA SOLDIERS!” o “¡JE JE JE-JÉ COMMANDOS!”.
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Aseguro que el mail es real y que el tío contesta. |
A menudo comento que las películas indias de género son como si le dieras a un niño de 13 años el dinero y los recursos para escribir y dirigir una superproducción. Pues esto es lo mismo, pero sin el dinero ni los recursos. Ni un ápice de ironía. Aunque sí un poquito de humor. Porque nuestro onvre no es tonto. Se emociona con lo que hace, pero sabe lo que hay. De hecho, nunca habría escrito esta entrada si no fuera por una respuesta a un tuit que le puse que me sorprendió enormemente y me indicó que había más de lo que parecía detrás de Isaac: Nuestro héroe es un verdadero apasionado del cine. Me explico:
Yo tengo de avatar en Twitter un dibujo de Peter Riegert (¿quién?, preguntaron los lectores con razón) en el póster de “Local Hero”. No lo he cambiado desde que lo creé al inicio de esta idiota red social consistente en autobombo, poner chascarrillos y autobombo. Así que me llevé una sorpresa con la respuesta al follow que le hice:
Efectivamente. En varios años de twitter, nadie había comentado nunca sobre mi avatar. A Nabwana le flipará el cine de acción, pero allí, en un lugar de Uganda, es fan y reconoce mi película favorita por un cachito del cartel.
En ese momento, le amé. Por ello y por aparecer con cara de to ciclao portando una ametralladora que sería el sueño de un póster de peli italiana de los 80 con Reb Brown.
Junto con unos amigos vi por fin “Who Killed Captain Alex?”, película que lo tiene todo: armas de plástico, traficantes de droga, sangre digital, tíos disfrazados de Spiderman que el director no recuerda qué hacían por allí y, por supuesto, cámaras lentas estilo Reservoir Dogs al ritmo de versión de ascensor de ABBA. Lo cual demuestra que Nabwana IGG tiene más criterio musical que Tarantino.
Por supuesto, al final de la peli no se sabe quién mató al Capitán Álex. No entiendo muy bien por qué. Quizá usaron esa broma en su estupendo vídeo de crowdfunding:
Esto es verdadero amor.
Así que tenía que hacer algo. Sobre todo después de que nos contestara a Carlos y Cacaman de Cine Cutre, mi amiga María Fervill y a mí por twitter con un “España! Ven aquí. Tenemos hambre para comida española”. El que también chapurreara castellano era ya demasiado maravilloso. Y que, gracias a que le hiciera un follow Cacaman, nos llamara a todos COMANDO CACA.
Es como una tormenta perfecta de todo lo que me gusta en esta vida. Amor al cine, pelis cutres y caca. Sólo faltaba una pelirroja por alguna parte para la perfección.
Por lo tanto, tenía que hacer algo. Por algún motivo, nuestro héroe estaba pidiendo vídeos de todo el mundo para promocionar su nueva película sobre… el ébola. Con dos cojones. Cine de acción y enfermedades mortales. ¡Gran combinación para la comedia! Justo cuando iba a grabar una cosilla, entró en escena DaVinci White, otro amigo, ex miembro de Calipo A, al que Isaac había tocado en lo más profundo de su cuerpo de Doraemon barbudo.
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DaVinci White: No es un hombre. Es un peluche. |
Tal emoción sintió que se puso en contacto con él para ir a Uganda y grabar una gran escena en Madrid. Todavía no hemos rodado esa especie de flashmob de convulsiones (prevista localización: La Plaza Mayor) debido a que David estaba buscando la misma cámara que usa Isaac, pero en un segundo en la cola de la muestra SyFy hicimos un adelanto en el que jugó un papel esencial mi mascarilla para la alergia que suelo llevar a menudo encima.
Por supuesto, aunque el audio fuera una mierda, se lo mandamos. Este vídeo es el resultado. Y lo mejor no es mi sobreactuación, los subtítulos cachondos de Nabwana o el momento de humor de Cacaman improvisado in situ. Es cuando tenemos un pequeño adelanto de lo que será la película mezclando acción y ébola. Es impresionante. Y desvergonzado. Pero sobre todo, fascinante. Un mundo unido para hacer la más absoluta locura:
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