La Teoría de la Vicisitud Andaluza Redux

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Para celebrar los tres millones de visitas del blog, no vamos a poner a Vicisitud untado en natillas. Ni siquiera a mí bañándome en Baked Beans como es justo y necesario. Lo que vamos a hacer es rescatar algunos posts antediluvianos de tiempos en los que el número de seguidores era escaso como votantes de izquierda en el barrio de Salamanca.

Lo normal sería colocarlos tal cual, pero yo soy un in-normal. Cosa que queda demostrada por el hecho de que me gustan las precuelas de La Guerra de las Galaxias, a pesar de que muera de vicisitud cada vez que veo a Jar Jar o la escena de los vacos galácticos de ‘El Ataque a los Cojones’.

Del mismo modo, no soy de los locos que se rasgan las vestiduras por tener que ver las versiones extendidas de la Trilogía Original, con la excepción del número musical de ‘El Retorno del Jedi’, el cual me ha hecho darme tantos facepalms que mi frente parece una baldosa del Paseo de la Fama de Hollywood. Así que para varios de estos viejos artículos he decidido, a lo Lucas, meter pequeños cambios. Porque este es nuestro blog y me lo fol… bueno, en realidad NO me lo follo como quiero porque después de tantos años de abusar de él hablando de guarrerías, ya ni me desea como amigo.

Así que vamos con La Teoría de la Vicisitud Andaluza Edición Especial Coleccionista:

Sí: un post sobre política. Pero, al menos, tiene un toque de política-ficción, con lo cual el componente geek ya lo salva un poco de la ignominia. De la ignominia temática, no de la literaria.

Pero a lo que iba. Voy a hablar de uno de los fenómenos políticos más idiotas que existen: el nacionalismo independentista. Esta creencia (pues tiene más de eso que de pensamiento racional) se basa en dos pilares. El primero es en el absurdo concepto de que unas fronteras cambiantes a lo largo de los años hace que la gente sea distinta. Pero eso es mentira, porque:

– Todas las personas cagan, independientemente del país.
– Todos necesitan comer para así poder cagar.
– En cualquier lugar, aunque te la sacudas como un martillo, la última gota va al calzoncillo.

Esto es, todos somos iguales en lo que realmente importa. Que venga alguien y me diga que yo tengo más que ver con Manuel Cháves por ser Andaluz que con mi amigo Ken, gay canadiense residente en Boston fan de Strawbs, Camel y grupos oscuros de progresivo para neverfuckers. Pues no. O que he de ser más parecido a Paco de Lucía por haber nacido en Algeciras que a mi también amigo The Devil Rules the World, con quien comparto gustos en mujeres y, lo que es más curioso, en hombres.

Seguro que le gusta Star Trek: The Next Generation como a mí.

Pero siempre saldrá alguien que defenderá que la herencia cultural hace que la gente de distintas regiones sea diferente. Pues qué queréis que os diga: mi herencia cultural principal es la victoria de la Alianza Rebelde en ‘La guerra de las galaxias’, y el que los ingleses sean mis enemigos porque tienen Gibraltar y hundieron la Armada Invencible es algo que me da concretamente que igual.

No, amigos: el nacionalismo es un sentimiento que está bien sólo si no se toma en serio. Sirve para cosas como para apoyar a españoles en competiciones deportivas, descojonarte de tu país en Eurovisión, contar chistes de ‘Un alemán, un gallego…’, la creación del Idioma Mundial o alegrarte que la canción más ignominiosa de la historia que ha llegado al número uno en EEUU sea una de dos pescaderos de Dos Hermanas. Para el cachondeo, vamos.

Sin embargo, hay gente que, como no es freak, tiene dinero y se aburre, se dedica a la causa de pensar que el tipo de al lado es diferente por el mero hecho de ser de unos montes más al norte o un río más al sur. Y de ello suele deducir que la solución a todos sus problemas es independizarse, pues no hay duda que de que la gente que lo gobierna es distinta a ellos y sólo quiere sojuzgarlos. Ese es el segundo pilar del nacionalismo independentista. Una soberana memez, porque, ¿acaso no saben que quienes realmente gobiernan sus vidas son los grandes banqueros, Mediaset y quien sea que posea la cadena de Starbucks y te haya convencido que pagar 4 euros por un café es normal? ¿De verdad piensan que unos políticos, sólo por haber nacido en un radio cercano de kilómetros van a gobernarles de manera diferente?

Dicho todo esto, el problema que surge es el siguiente: distinguir qué es un acto válido de recuerdo del pasado y manifestación de tradiciones y qué es una imposición política llevada a cabo por una panda de aburridos que utilizan el nacionalismo como excusa para justificar su poder. Ahí entra una teoría desarrollada por el Ciudadano Soberano y un servidor que voy a bautizar ahora mismito como ‘La Teoría de la Vicisitud Andaluza’. Que se enuncia tal que así:

“Cualquier acto de afirmación nacional que, trasladado a Andalucía parezca ridículo y de vergüenza ajena, es una memez”.

A continuación enumeraremos los típicos puntos principales de todo nacionalismo independentista con su correspondiente ejemplo andaluz:

1.- Cultura: Si para algo sirve el nacionalismo, es para temas culturales. Imaginemos que la Junta de Andalucía Independientista propone que en todos los institutos se lea ‘La Casa de Bernarda Alba’ por aquello de estar escrita por un andaluz. Resultado: La chavalería es a) más culta y b) se da cuenta de que Andalucía puede ser perfectamente igual que La Mancha en su chunguez. No hay vergüenza ajena aquí. Si acaso un poco de mala leche si luego obligan a leer a Góngora.

2.- Actos Oficiales: Supongamos que viene un dignatario internacional y que hay un acto de recepción. Imaginemos que, en lugar de a un tipo levantando la pata en plan Euskadi, le plantan delante en plena pista de aterrizaje a una pareja bailando una sevillana de ‘Raya Real’. ¿Acto inhumano de incomparable crueldad o primera muestra de la cultura local? La respuesta está clara.

3.- El territorio histórico: La Junta de Andalucía Independentista podría considerar que la nueva Al-Andalus tiene derecho a anexionarse los territorios históricos posteriores a la unificación de los reinos taifas por Yusuf Ben Tasfin. Y si eso es un poquito demasiado, aceptará en su lugar Murcia, Extremadura, el Algarve, las Islas Chafarinas y cualquier localidad que empiece por “Al”. Menos, claro está, Alcobendas.

4.- El hecho diferencial: Existe un hecho diferencial andaluz. Y es contar chistes. Así que imaginemos lo que todo andaluz de pro debería hacer: entrenar a sus hijos en casa para poder igualar las cimas del humor que son Chiquito de la Calzada y Paco Gandía. En la Andalucía Independiente, los hermanos Calatrava serían modelos de conducta y Canal Sur emitiría todas las navidades ‘Los Kalatrava contra el Imperio del Kárate’.

5.-. El ADN andaluz: A algunos ceporros les ha dado por reclamar incluso una herencia biológica distinta. Pues Andalucía no puede ser menos. Ya lo estoy viendo: el verdadero andaluz deberá cuidar los rasgos externos propios de su raza, y el Estado velará por la imagen de la nación. Por lo tanto, se establecerán rigurosos controles que medirán el tamaño de las patillas y la cantidad de pelo en el pecho con el que se puede salir a la calle. En el caso de tener problemas capilares, las Seguridad Social pagará injertos para que ningún habitante se sienta desplazado. Así mismo, todo andaluz con piel anormalmente blanca podrá tomar sesiones de rayos UVA, con cuidado de no alcanzar el nivel Zaplana de cuero curtido, porque no queremos tener nada que ver con Valencia, ojú illo. Así mismo, todo aquel con la piel negra podrá acceder a lo que sea que se hiciera Michael Jackson. Todo inmigrante con deseos de establecerse en Andalucía deberá cumplir sus requisitos de color y pelambrera, así como memorizar la discografía completa de Manolo Escobar y Camarón. En caso contrario, se impondrán severas multas no monetarias, sino prohibiendo contar chistes durante un mes, con la consiguiente condena al ostracismo social que conlleva.

6.- Los nombres: Se cuidará que todo nacido en el Territorio de las Andalucías Independientes se inscriba en el registro con un nombre genuinamente andalú. Con ello, se evitarán los problemas que tendría un futbolista si decide llamar a su hijo, por ejemplo, Jordi. Así que proponemos una tabla de equivalencia:

7.- La publicidad en el extranjero y la nueva historia: Todavía me estoy riendo de la exposición en el Metropolitan de Nueva York financiada por el gobierno catalán en cuyos paneles se avisaba que Cataluña era la verdadera región civilizada a principios de siglo y que fue la única que se opuso a Franco. Así pues, la Junta de Andalucía Independentista aprenderá del ejemplo de otras regiones. Destinará partidas especiales de su presupuesto a publicitar en otros países el concepto de que se trata de una nación distinta a España. De entrada, llevará una moción a las Naciones Unidas para que se prohíba mostrar mujeres con traje de gitanas y tablaos flamencos en publicidades de otras regiones Ibéricas. A partir de ahí, establecerá una comisión que estudiará formas de separarse del resto de regiones. Su campaña ‘España no es toros y flamenco: eso es sólo Andalucía’ sólo será igualada en repercusión por ‘Los Reyes de Castilla y la Aniquilación de la Cultura de Al Andalus’ y ‘Nosotros Tenemos La Alambra y los Catalanes una Catedral a Medio Construir: Chincha-Rabiña’.

Porque además ningún nacionalismo es nada sin reescribir la historia. Y, para facilitar la creación del Estado Independiente Andaluz, nos apropiaremos de toda figura relevante: Colón era de Ronda, Ghandi era un temporero de las aceitunas que emigró y la primera frase de El Quijote era, antes de ser cambiada por la propaganda centralista, “En un lugar de Barbate hace una jartá que vivía un hidalgo de los de faca en en el refajo, adarga que usaba para servir chorizo a los jinchos del pueblo, caballo blanco como el de Gándalf y chacha con la cara de Rafaela Aparicio”. Sí: Cervantes era andaluz y podía ver el futuro.

8.- El idioma: El punto fuerte de justificación independentista. El razonamiento es ‘Hablamos distinto, luego somos un país distinto’, el cual lleva a ‘Para ser independientes, tenemos que hablar distinto’. En su desesperada carrera por conseguir más tajada para tener más de donde robar, los políticos independentistas de medio mundo corren desesperados en busca de un idioma. En lugar de utilizar la comunicación para unir, se usa para desunir. Alguno dirá que este punto no podría adaptarse a Andalucía. ¡Pues se equivoca!. Sólo vayan a esta página para comprobarlo:  http://www.zea-andalu.com/hunta-d-ehkritoreh-en-andal%C3%BA/. Atención a este extracto sacado al azar:
Er periqo ehte era uno q’abía , i abrá otabía, en un qayehón de Lérida. Ze pazaba er día qorgao en un barqón qe daba a lâ paerê trazerâ de la qatedrà nueba i empezaba a dà la lata ar qlareà er día, antê qe lô gayô. I yo, qomo rezurta q’ehtaba huhtamente ponzima, puê no yegaba a zentì er dehpertaó.” Más información de este desaguisado aquí: http://vicisitudysordidez.blogspot.com.es/2013/05/la-sociedad-para-el-estudio-del-andalu.html

Sí, amigos: hay quien aboga por un idioma andaluz. Ya imagino a un maestro riñendo a los alumnos por pronunciar las eses finales. A los niños dando clases particulares para poder hablar como en un sainete de los Álvarez Quintero. Y lo que es mejor: a los consiguientes movimientos independentistas de los ceceantes contra los seseantes. ¡Hay que aplastar la imposición idiomática del centralista y opresor gobierno sevillano!

9.- Deportes: El fútbol es importane, pero hay que buscarse tradiciones ancestrales aburridas para afirmarse culturalmente. En otras partes juegan al frontón sin raqueta porque es divertido reventarse las manos. En andalucía no hay demasiada tradición de juegos antediluvianos. Así que habrá que inventárselos y decir que ya se practicaban en la Edad Media. ¿Quién te dice a tí que el deporte nacional Andalú no es ‘El Salto al Paso Procesional’? Coñe: si se suda, es deporte. Incluso se puede considerar uno de riesgo para atraer a turistas extremos que no han tenido suficientes experiencias cercanas a la muerte como haber estado más de una semana perdidos entre los invernaderos de El Ejido intentando entenderte con la fauna local.

8’5 de estilo + 9’2 de ángulo Campo de Batalla la Tierra

El segundo deporte nacional sería, por supuesto, competiciones de agitar los olivares en Jaén a cabezados (protegidos con los pañuelos de los costaleros). Os puede parecer una tontada, pero hay gente que se divierte cortando troncos y aquí, al menos, se pueden luego zampar el resultado.

Por supuesto, no se es independentista de verdad sin prohibiciones. Es obvio que no pueden permitirse letreros que no estén en andaluz, pero la HUNTA DE ANDALUSÍA tendrá prioridades muy por encima de tontadas como crear empleo. Por ejemplo, acciones de gobierno como “Sevilla: ciudad libre de cocido madrileño” y “Boicot a las morcillas de Burgos, que son unos fachas no como nosotros, la cuna del progresismo”. Aunque, por supuesto, la mayor preocupación del Primer Ministro Andalú será calmar las ansias independentistas del Campo de Gibraltar como Novena Provincia. No en vano, todos adoptarán el gibraltareño como idioma general para así tener su propio hecho diferencial. ¡No es un habla, es una gramática independiente con años de experiencia en ofrecer risa a los visitantes al Peñón!

Así que, con tanta tontada, creo que ya os hacéis una idea suficientemente clara de que casi todo lo nacionalista, visto desde el prisma de la vicisitud, nos invita al cachondeo. La gente se toma demasiado en serio algunos temas que no se lo merecen. (Podéis leer más opiniones nuestras sobre el nacionalismo y el patriotismo aquí) Es muy triste ver como hay personas que dedican su vida y sus esfuerzos a estas idioteces en lugar de a algo más provechoso. Como, por ejemplo, a escribir chorradas en blogs y contar chistes malos. Qué se le va a hacer: es mi gen determinante andaluz.

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