¡No damos UNA, sino DOS soluciones al problema escocés!
Ante la consulta por la independencia de Escocia, ente bloj tenía que posicionarse. No porque queramos empezar a hablar sólo de política para que dejen de masacrarnos a votos negativos en Menéame, sino porque no podemos obviar el hecho de que tenemos en nuestras filas a un tipo oriundo de Stirling que, extrañamente, no sólo no se parece a Mel Gibson, sino que además no es aficionado al sexo entre especies. Sí: Marlow es una rareza entre los escoceses del mundo, pero es fiel a su lugar de origen hasta el punto de haber cocinado una vez un haggis y haber intentado asesinar con él a su gran amigo Paco Fox y a su otro gran amigo Padraig O’Connaugh, que como su propio nombre indica, es de Torrelodones.
Algunos hasta dicen que se le puede a veces escuchar recitar a Robert Burns en gaélico (o escocés o gàidhlig o flemaenlagarganta – como sea que se llame la lengua en cuestión), pero sólo en la intimidad de su baño. Así que no presentamos su opinión sobre el tema del referéndum. Aquí somos onvres de acción: ofrecemos SOLUCIONES.
Y éstas son las dos que propone Marlow:
SOLUCIÓN 1: La Unión de Repúblicas Sórdidas y Soplagaitas (U.R.S.S.): Andalucía, Galicia, Escocia y Gibraltar
¿Por qué?
Porque así Europa sería un lugar mucho más divertido, algo que necesita desesperadamente una Unión gobernada por los alemanes del Bundesbank.
¿Cómo se administraría el nuevo estado?
En tres palabras: muy muy malamente.
Capital
El centro administrativo de la nueva U.R.S.S. tendrá que ser Dunfermline, por supuesto, ciudad satánicamente fea que dio al mundo la leyenda absurda del folk-prog Ian Anderson de Jethro Tull; a la diosa muy guarra del porno, Skin Diamond, y el lugar donde se formó Big Country, único grupo de la historia del rock lo suficiente imbécil para tener a sus dos guitarristas siempre imitando el sonido diabólico de las bagpipes mientras gritan «¡Ja!» de vez en cuando. Para un inmersión en el horror hortero y ochentero, vete al minuto 5.15:
Idioma
El escocés sólo se utilizará para hacer chistes de Lepe. El idioma oficial no será ni el rígido español ni el estirado y práctico inglés. Como nación sórdida, el elegido será, por supuesto, el llanito o gibraltareño. Quedarán prohibidos todos los reggaetones latinos NO por ser afrentas musicales, sino por hacer un spanglish aburrido que es una triste imitación del real y ancestral habla gibraltareña. Nada de ‘Tú ya sabe, my friend, vamo a mi casa and I’ll give you my sex’. En la U.R.S.S. sólo se podrá cantar ‘Mi arma, let’s go to your home a hasé los homeworks, pisha’.
Bebida nacional
(El debate que REALMENTE interesa): por decisión salomónica – palabra que no rima con “descerebrada”, pero debería – la bebida nacional de la U.R.S.S. será la queimada de rebujito de Irn Bru, que podría ser un mejunje asqueroso y un peligro químico que haría que Walter White nos corriera a collejas. Pero también lo es el rebujito y nadie se ha quejado nunca.
![]() |
…Y Walter decidió apoyar el unionismo. |
Economía
Los escoceses han prometido a los andaluces y a los gallegos que utilizarán el dinero del petróleo del Mar del Norte para sacarles de la Crisis y estimular sus economías locales mediante la compra e ingestión de toda la producción de bebidas alcolóhicas de sus socios ibéricos. Hasta están dispuestos a consumir el vino “El Ferrol rinde Homenaje al Caudillo.»
![]() |
Por Escocia… ¡la vida! |
Ademas, la riqueza escocesa subvencionará la fabricación de ceniceros cutres en Andalucía, y la elaboración de bruixas de la suerte gallegas.
![]() |
De aquí a ser icono hipster… un paso. |
A cambio, los nobles escoceses solo han reclamado una cosa:
La entrega inmediata de Jose Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce a la justicia escocesa, representada por Francis Begbie y el que hace de The Hound en «Juego de Tronos,» para castigarles por el insulto a Escocia que fue «Holmes And Watson: Madrid Days».
![]() |
El ministro de justicia escocés abre el proceso de Garci y Torres-Dulce |
Sin embargo, el hispano-escocés Gary Piquer ha sido proclamado por unanimidad el primer ministro de la nueva superpotencia.
Ante toda esta propuesta, los gallegos sólo han dicho una frase: “Puede que sí, puede que no. Yo no digo lo contrario”. A continuación, han aceptado para así retirarles la ciudadanía de una vez por todas a Rajoy y a Rouco Varela.
SOLUCIÓN 2: Cambiar Cataluña por Escocia
Una idea brillante
Si ya se demuestra en parlamentos de todo el mundo que la política es como un patio de recreo, tratemos el tema independentista como un intercambio de cromos.
Los británicos adquirirían un nuevo estado miembro igual de tacaño, pero al menos con gente atractiva.
España, por su parte, obtendría una nueva región de izquierdas y un ejército por fin capaz de ganar más de una guerra civil.
Rojerío a granel
Lo bueno de los escoceses es que básicamente son todos rojos de distintos tonos, y ningún político caledonio, nunca, jamás, pactaría con el PP. (Bueno, es cierto que en Escocia el fascista UKIP sacó mucho más votos de lo esperado en las europeas, pero ello se debe a la tradición escocesa de protestar por la suciedad de la habitación de tu hotel cagándote en tu cama, y luego durmiendo en ella). A cambio, la nueva España resultante tendría que respetar nuestras devotas tradiciones religiosas ancestrales, que consisten en dejar a los seguidores protestantes de Glasgow Rangers y las hinchas católicas de Glasgow Celtic matarse a palos y navajas cada sábado por la noche cuando cierren los pubs.
Por supuesto, habría que mandar al repulsivo Yoda Pujol a la Cámara de Comunes en Londres, pero recibiríamos el igualmente repugnante Salmond the Hutt en el Congreso de los Diputados.
Poderío militar
España sería capaz de asustar a casi todos los países del mundo con sus nuevas tropas ultra-violentas. Y si hace faltar enfrentarnos con un país realmente duro, pongamos la China o la Rusia, podemos mandar a los soldados escoceses más varoniles a entrar en combate. En caso de escasez de tropas, también se pueden mandar hombres.
Éxitos deportivos
El fútbol de la Roja tendría que cambiar, por supuesto: los inútiles Piqué y Busquets no serían seleccionables, y ya no vale el modelo caducado de Vicente del Bosque del Doble Pivote. Solamente con añadir a los dos grandes psicópatas del fútbol escocés a la selección, el líbero bigotón silencioso, cruel y sin piedad que jamás se ríe cuando deja parapléjico a sus rivales, Willie Miller, y el centrocampista bigotón lacónico, sádico y que siempre sonríe mientras tortura hasta la muerte a sus víctimas, Graeme Souness, como capitán, empezaríamos la época dorada del Doble Bigote.
![]() |
Smiling psychopath and unsmiling psychopath |
Gastronomía
Sin embargo, en lo culinario todo quedaría empate: Mientras que España se vería perjudicada por tener que comer haggis y gastar parte de su PIB en importar Poo Pourri de Estados Unidos, en el Reino Unido tendrían que aguantar la prepotencia de los cocineros estrella catalanes sin morirse de ganas de matarlos a collejas.
Ventajas culturales
Por supuesto, todo sería mejor: España ganaría más faldas y más gaitas, por lo cual sería mucho más sórdida, mientras que el dantesco espectáculo de espantosas señoras de las afueras de Newcastle abalanzándose sobre jóvenes al ritmo de rumba catalana y cantando ‘Por la raja de tu falda’ sería retransmitido como el más divertido reality de toda Europa, consiguiendo por fin la ansiada unión total del viejo continente juntos de la mano hacia la extinción cultural.
BONUS TRACK:
Finalmente, como bonus track, nos parece de justicia el dedicar un momento para el recuerdo a la comunidad autónoma que, en su día, capitaneó el independentismo salvaxe y, hoy en día, ha terminado ambientando comedias románticas que revientan más las taquillas que la Goma-2 vintage las casas cuartel.
En efecto, lo que realmente debe preocupar a toda persona de bien sobre la posible independencia escocesa no es el bienestar de sus ciudadanos (quien sobrevive a las fish and chips con vinagre acompañadas de Irn Bru, puede sobrevivir a todo). Lo verdaderamente relevante es… la estética.
A nadie se le escapa que la Union Jack ha sido, de siempre, la bandera más cool de Europa. Y que, con autoridad, la más catastrófica ha sido la ikurriña. Hasta un ser humano masculino heterosexual – esto es, persona que si sabe combinar los colores es porque su señora lo ha vestido debidamente antes de salir a la calle – sabe que esa forma de mezclar rojo y verde… como que no. El problema surge, entonces, cuando la Union Jack tiene que prescindir de una de sus señas de identidad (el azul que provenía de la bandera escocesa) y, por primera vez en su vida, hacer puto caso a… Gales (Lo cual, tomando unas fish and chips desde Cardiff, celebro enormemente). ¿El resultado? Ante la imposibilidad de calzar un dragón rojo que crearía un cristo monumental de diseño con tanta barra, terminan pillando el color de Gales: el verde. Tiemblen con el más que posible resultado, pero es lo que hay.
La inminente posibilidad de que Australia abandone la Commonwealth antes que teñir de verde su bandera, no duden que Inglaterra exigirá la anexión de Euskadi a su territorio. Después de todo, qué más dará cambiar a un ultraviolento alcohólico con mullet por otro. Y, la verdad sea dicha, la música vasca tendrá una oportunidad dorada para sonar como Marx manda. Basta ya de infamias éticas y melódicas como Negu Gorriak o Kortatu o La oreja de Van Ghog.
Amigos euskaldunes: Inglaterra os ofrezce este futuro venturoso. ¡Cogedlo por los cojones!
![]() |
Screeeeeaaaaam for me Barakalado!!!! |
Post escrito por primera vez en la historia del blog entre Marlow, Paco Fox y Vicisitud. Y así ha salido.