No soy Enrique Dans, así que no puedo hablar por todos los internautas, que es a lo que más acostumbrado está este señor. Sin embargo, sí que puedo gritar, desde lo más hondo de mi próstata, que «¡No me merezco esta Fórmula 1!».
Sí, sé que este año he hecho múltiples y variadas cosas feas contra los preceptos de la santa madre iglesia (chotearme del juego de tablero ‘La alegría de la fe’ ha sido una de ellas) pero, así y todo, creo que tienes que ser un pederasta aficionado al reggaetón para merecerte el bodrio que hemos padecido en el 2013. De ahí para abajo. Así pues, conmino a todos los lectores a que hagan un examen de conciencia – como hemos hecho en el último podcast de El Yate de Flavio – para reflexionar si padecer los récords de Frigodedo en este nefasto 2013 son un justo castigo a sus pecados.
En éstas últimas carreras, sólo la liga fantástica sórdida ha sido capaz de dar emoción a un mundial que será olvidado tan rápido como el del 2011, 2009, 1996, y otros que, aunque parezca mentira, he olvidado hasta el punto de perder toda capacidad de saber contar.
Sólo desde el punto de vista de la sordidez valdrá la pena recordar tres o cuatro cosas sobre esta temporada. Espero que las generaciones futuras, cuando tengan que hacer un trabajo para la clase de ciencias sociales sobre el mundial 2013 (no lo duden, la sucesivas reformas educativas, en las que sólo se debatirán chorradas como las lenguas autonómicas o la clase de religión, terminarán sumiéndonos en ese abismo intelectual) terminen hallando en Internet esta colección de premios. Y que, a través de un corta y pega, lograrán que algún profesor con criterio tenga que ponerles matrícula de honor, progresa adecuadamente, o la última chorrada de terminología que el futuro y el Ministerio de Educación puedan depararnos. Ni siquiera Belén Esteban tendría esas dotes de adivinación.
So far, los sistemáticos abucheos del público a Vettel han sido la única aportación iconográfica verdaderamente valiosa del 2013 a la Fórmula Uno.
Y ahora, vamos a por los premios:
Ganador de la liga fantástica:
Aristarcos
¡Un aplauso para el vencedor! Y, desde aquí, le conmino a que nos facilite su dirección para hacerle llegar el sórdido regalo que se ha ganado a pulso. Su soberbia elección de Red Bull, Felipe Massa, Mark Webber y Daniel Ricciardo le ha valido la primera posición. Aunque, en honor de la verdad, hay que destacar que el equipo de la munhé que quedó clasificada en segundo lugar era todavía mejor: Red Bull, Felipe Massa, Mark Webber y Jules Bianchi le hubiesen dado la victoria a Littleana de no ser por el sutil matiz de no haberse apuntado a la liga fantástica a tiempo, perdiéndose por ello las puntuaciones de las dos primeras carreras. ¡Más suerte para la próxima! (Y muchas gracias por haber comprado mi libro, by the way).
Piloto del año:
Felipe Massa
Hubo que esperar hasta la última carrera para resolver un reñido duelo, pero la grandeza de Felipe en el terreno del psicodrama terminó por inclinar la balanza a su favor. La primera carrera del año fue un ejemplo perfecto sobre cómo administrar la tensión dramática: Felipe no sólo conseguía superar Alonso, sino que, además, lograba que el equipo le diese la estrategia ganadora. Pero, conforme la carrera se acercaba a su final, tanto el asturiano como Ferrari hicieron una demostración práctica de cómo darle un certero golpe al prepucio a un miembro en el cénit de su erección.
El golpe a la autoestima de Felipe, repetido en las siguientes carreras, logró que el brasileño entrase en caída libre propiciando sus ya clásicos trompos y colisiones con otros vehículos. La guinda del pastel, por supuesto, fue el anuncio de su despido del Ferrari. Llevábamos tantos años prediciéndolo en vano que ya parecía que la Scudería, en otro de sus vistosos alardes de oligofrenia, iba a regalarle a Felipe un puesto vitalicio. Sin embargo, la patada en el culo llego, y con ella una sublime actitud «para lo que me queda en el convento, cago dentro» por parte de Felipe que no sólo proporcionó risas y color, sino que a punto estuvo de terminar en colisión contra Fernando. Una pena no haber podido disfrutar de algo tan plástico.
Su epílogo de temporada, llamando putas a la mitad de los pilotos de la parrilla, sólo hace que estemos eternamente agradecidos al equipo Williams por haberle regalado un volante el año que viene. Sí, tal vez el tío Frank esté firmando la sentencia de muerte definitiva para su decadente equipo, pero no está la triste y gris F1 actual como para permitirnos desperdiciar un talento como el de Massa.
Equipo del año:
Red Bull(ying)
Una cosa son los Alonsistas – entre los que me cuento sin rubor – y otra bien distinta los Alonsinecios, capaces de fusilarte si osas decir que, en una de las fotos que Fernando sube cada tres segundos a Instagram, hay un dedazo. Una de las eternas reivindicaciones de este grupo de integristas es que Webber es mejor piloto que Vettel, sólo que Red Bull se dedica a sabotearle. La realidad, por supuesto, es muy distinta: Webber es más lento, pero hay que ir con él por dos motivos esenciales. El primero, es que está muy bueno y la belleza física siempre es superior al espiritual. El segundo es que, en muchas situaciones en los que el mierdismo nos ahogaba a todos hasta el punto de no hacernos respirar, Mark siempre se ha mostrado como un referente de la mejor onvría.
Sin embargo, es de justicia reconocer que Mark nunca ha logrado rebelarse ante Red Bull a la hora de impedir que, temporada tras temporada, fuesen rebanando su bolsa escrotal cual rodajas de chope hasta lograr convertirle en el digno eunuco que borraría a Rubens Barrichello de la memoria colectiva de los aficionados. Eso es así.
En el 2013, con su retirada anunciada, muchos esperaban que Webber se vengase de todas las humillaciones realizando actos tan bellos como llevarse a Frigodedo puesto en nueve GPs consecutivos. La realidad, por supuesto, fue tan diferente como implacable: los testículos que te cortan no son como los rabos de lagartija. No vuelven a crecer. Y así nos lo hizo ver, con toda la grandeza psicodramática, la escudería Red Bull.
En las últimas carreras del año, cuando parecía que Webber tenía opciones de victoria, Red Bull cambio las tácticas para que Vettel logra se adelantarle en boxes. Fue un recuerdo cruel de que quien vive como un eunuco, como tal debe morir. Por supuesto, también aplaudo la decisión de sabotear su parada en boxes cuando tenía serias opciones de adelantar por estrategia a Vettel. No atornillar la rueda para que esta terminase impactando contra un cámara de televisión me parece una de las mejores formas de favorecer la acción. Y de lograr despertarnos del siestorro, claro.
Sí señores, hay jrandeza artística en el maltrato psicológico indiscriminado, y más cuando se crea ese efecto «full circle». Vettel ganó su primer campeonato gracias al mobbing hacia Mark, justo es despedir al australiano de la escudería en la misma forma. Estético y merecedor del premio al mejor equipo.
Pilotaje del año:
Sergio Pérez, Mónaco
Que yo tenga que aceptar que el liberalismo económico es algo que favorece la acción y la estética, es una cosa que no sucede todos los días. Pero, después del espectáculo que Sergio dio en Mónaco, no he tenido más remedio que escribir todo un artículo de teoría económica sobre ello. Feck, es que he llegado a desear que todos los pilotos sigan su ejemplo hasta que un anarcocapitalismo desquiciado, que sería aplaudido por la mismísima Ayn Rand, termine dominando la F1.
Eso es el gran arte.
Onvre del año:
Pastor Maldonado
Para compensar la tentación liberal de checo Pérez, qué mejor que recurrir a los valores eternos de la revolución bolivariana de Maldonado. Si a principios de año nos emocionó con su homenaje al comandante Chávez, el lucir, aunque fuese un retoque cutre de app de iPhone, un «bigote obrero» en apoyo a Nicolás Maduro, terminó de consagrarle.
Por supuesto, Pastor volvió a ser sinónimo de acción en la pista, llegando casi a arrebatarle el título de la liga fantástica a Felipe Massa, aunque al final tuviese que conformarse con el subcampeonato. Pero eso ya lo dábamos por descontado. Lo raro es que no sea el ganador perpetuo de esta nuestra competición.
Si Lotus no confirma su volante, me planteo dejar de hacer esta liga. En serio.
Munhé del año:
Raquel del Rosario
A día de hoy, después de esa vergüenza que son los votos a través del teléfono móvil, es tan difícil lograr un cero absoluto en Eurovisión como terminar cinco carreras consecutivas en la era turbo sin que tu motor explotase. Por ese motivo, el ridículo cósmico de El Sueño de Morfeo en el festival, hizo que todos pudiésemos gozar hasta el orgasmo leyendo cómo Fernando Alonso relato tan épica actuación por Twitter.
Bigotón del año:
Daniel Ricciardo
Ese encomiable movimiento que es Movember no sólo ha logrado concienciarnos sobre temas como el cáncer de próstata sino que, además, ha tenido el maravilloso efecto secundario de mejorar la estética de este mundo nefando en que vivimos. Da igual que se trate de bigotes postizos como el del Vettel, trucos de Photoshop como el de Maldonado, o recordar mejores tiempos pasados en el Twitter de McLaren (nunca nos cansaremos de volver a ver fotos de Nigel Mansell o Keke Rosberg ¿por qué no hizo lo mismo Williams, pudiendo añadir a Reggazzoni al pack?).
Sin embargo, no hay nada como the real thing. Si, en su día, Button nos deleitó con su bigotín inglés a lo Graham Hill, este año Daniel Ricciardo nos ha admirado demostrándonos lo BIEN que le sienta el mostacho. Si persevera y debuta con ese look en el 2014, logrará sustituir a Webber no sólo en Red Bull, sino también en mi corazón y mis pósters deplegables para el váter.
Ahora le preguntaré a Enrique Dans si Ricciardo – Richichi para los amigos – también reinará en los corazones de todos vosotros.
Premio Jerry Bruckheimer a la piña del año
Adrian Sutil, Corea
En el escenario de la que fue una de las mejores carreras de su vida, Tootsie nos dio una lección sublime de ballet haciendo deslizar su Force India contra Mark Weber provocando un incendio en el Red Bull a continuación. Sé que, en términos de fuerza bruta y cipotismo, no llega al nivel de Max Chilton estampándose de forma gratuita contra Pastor Maldonado en Mónaco, pero el fuegoooooorrrrlllll y la plasticidad siempre ganan.
Premio ‘Golfus de Roma’ al eunuco del año
Mark Webber
Como ya comentamos en El Yate de Flavio, sí que había una respuesta al enigma «¿dónde se metió el casco Mark Webber cuando se lo quito durante la última vuelta del Gran Premio de Brasil?». En el hueco que Red Bull dejó donde antes estaba su paquete.
Premio «se me ha caído el jabón» al bromance del año
Fernando Alonso y Mark Webber
Muchos dicen que las mujeres se ven las películas porno hasta los títulos de crédito para ver si los protagonistas terminan casándose. Pero, aunque no se diga tanto, es de justicia reconocer que los hombres nos tragamos las películas de Bruce Lee y Chuck Norris sólo para ver si, en medio de la pelea, éstos se anima a meterse un muerdo. Nos gusta más el bromance que al Mierda una Chonifiesta.
Y, desde esa cena romántica que Alonso subió a su cuenta de Twitter, hasta ese final emotivo en Brasil, Fernando y Mark han demostrado estar un peldaño por encima de Ayrton y Alain o James y Niki. Jrandes.
Premio LH al Mierdismo del año:
Sebastian Vettel y el Multi21
Desobedecer órdenes de equipo, con el ánimo de hundir en un pozo de mierda a tu compañero, es algo que siempre hemos apoyado en esta liga. Lo que JAMÁS defenderemos, bajo ningún concepto, es el meter una puñalada trapera para luego, en plena ceremonia de pódium, pedir perdón. En la crónica que, en su momento, escribí de la carrera, pueden volver a maravillarse sobre como un piloto que apodamos ‘el Mierdecilla’ logró dar una lección de mierdismo al Mierda por antonomasia.
Y sí, sé que la frase anterior no hubiese pasado ningún filtro de taller literario por repetir tantas veces la misma palabra. Tampoco hubiese pasado un filtro de una depuradora. Pero la F1 actual es así.
Premio Bárcenas a la corrupción del año
Bernie y los sobornos
Mucho se ha hablado sobre la vergüenza de Pirelli cambiando los neumáticos a mitad de temporada para favorecer al equipo Red Bull. Pero no es una conspiranoia que cuente con mi aplauso. Más que nada, porque ha fracasado a la hora de generar el mínimo espectáculo corrupto exigible para nuestra justa diversión.
Sin embargo, los sobornos de Ecclestone a numerosos jefes de equipo (especialmente Eddie Jordan y Alain Prost) ha logrado dar un grado más de eternidad a la F1. Porque esto es como el fútbol: lo menos interesante es lo que pase en el terreno de juego. Son los debates del bar los que mantienen vivo a cualquier deporte. Si el balonmano ha logrado salir del pozo de inmundicia en el que estaba sumido gracias a los chanchullos de Urdangarín, ahora la F1 puede permitirse cuestionar todas las temporadas anteriores gracias a la sombra alargada de la corrupción. «¿Los títulos de Senna? ¡Todos amañados a lo Bárcenas!». Ni Cristopher Hitchens tendría réplica para eso.
Pitstop del año (kind of…)
El Mierda, Melbourne
Cosas como esta son las que hacen que quiera reescribir artículos ya clásicos de ente vlog como «los 10 momentos más bochornososde la F1». Ay, cómo prometía esta temporada en sus compases iniciales…
Premio Manolete al momento cómico-taurino del año
Jules Bianchi, GP de Alemania
La verdad es que «cómico-taurino» se queda corto para describir este alarde de inventiva, genialidad, originalidad, y espíritu visionario de Jules Bianchi. Sólo con esto puede uno considerarse satisfecho de su carrera en la F1. ¡Dejar que el coche, sin freno alguno, se deslice hasta quedar en medio de la pista sólo está al alcance de unos pocos escogidos!
Atchonburike del año
Vanderglande
De todos los rookies, Giedo es de los que más acción ha sabido dar en pista, aunque sin llegar a los niveles de originalidad de Bianchi. Sin embargo, es su ya mítica frase «¡hay algo entre mis piernas! ¡Se está moviendo!» la que lo ha convertido en mito erótico y estrella sórdida de la F1. Good job.
Que esto sucediese en la misma semana en la que Pedro Almodóvar enseñó a decir al Mierda «estoy cachondo» volvió a ser otro espejismo erótico-festivo de lo que este mundial 2013 nunca llegó a ser.
Tro-lo-lo del año
Fernando Alonso, GP de EsP-P-Paña
Fernando ya venía calentando motores antes de pisar la Península Ibérica cuando dijo lo de «Si no se puede correr en Bahrein por la represión… tampoco se podría correr en España por la corrupción.»
Pero, en pleno delirio independentista, dedicarse a ondear la rojigualda delante de Artur Mas, logró no sólo que Lobato perdiese los papeles, sino también los mierdas responsables del circuito. La investigación del «objeto extraño» que Alonso recibió de las manos de un comisario de pista, es ya historia de los despropósitos políticos de este país. Que, no les quepa duda, irán a más. Es nuestro deber saber disfrutarlos. Yo ya lo hice.
Joder, si hasta un anormal como Vettel también se ha apuntado al carro.
Y esto es lo poco salvable que el 2013 debería dejar en nuestra memoria. Crucemos los dedos y hagamos peregrinaciones al Ecce Homo de Borja para un 2014 en el que, por lo menos, Maldonado con un Lotus tenga a los líderes a tiro. Y, cuando digo «a tiro» estoy hablando de forma literal.
Onvre ya.