Se le pueden dar todas las vueltas que se quiera, pero el deporte en general nunca dejará de ser el mayor de los absurdos. Dar vueltas al circuito a 300 km/h es una estupidez te reviente o no el neumático. Sólo el forofismo puede justificar que, además de los pilotos, millones de espectadores nos dediquemos a hacer el tonto semana a semana viendo las carreras. Y, en este sentido, tanto el reventón inicial del mierda como el posterior abandono de Frigodedo justificaron plenamente las horas invertidas en ver un excelente Gran Premio de Inglaterra.
Evidentemente, este espectáculo se lo debe todo a un elemento que la Fórmula uno necesita en la misma medida que el forofismo descerebrado y violento: la buena corrupción que sepa favorecer la acción.
Y es que, si hace ser un corrupto, a día de hoy el mínimo exigible es el impuesto por ese absoluto genio de la comedia que es Bárcenas (sí, soy fan entregado). No se trata de robar: eso lo hacemos todos con insultante facilidad, casi sin proponérnoslo. De lo que se trata es de que tu corrupción suponga una fuente inagotable de un goce estético, desparrame de bilis que llena de energía tu organismo y el de tus semejantes, manifestaciones en las calles con las que poder ligar con simpatizantes que tengan tu mismo nivel de andrógenos o estrógenos disparatados, y un largo etcétera. (Quien no aproveche una manifa para follar se está perdiendo lo mejor de la vida. Avisado queda).
Por ese motivo, no tengo más remedio que proceder a repartir una gran cantidad de puntos negativos entre las escuderías en general mientras, en mi interior, me reconcomo porque Pirelli no exista como un equipo en la liga fantástica. Porque ya la hubiesen ganado matemáticamente.
Y es que los cinco reventones con los que pudimos disfrutar en SilverStone tenían, además de una indudable plasticidad, un furor homicida con el que ni siquiera el Kaiser hubiese soñado en sus mejores gestas guarras: sin encomendarse a Marx ni al diablo, Pirelli decidió cambiar la forma en la que elaboraba los neumáticos, añadiendo el kevlar usado en el 2012. Para terminar de añadir insulto al dolor, pretendió engañar a todos diciéndonos que los neumáticos eran exactamente los mismos que los usados en Canadá. Todo ello a pesar de que las delaminaciones que caracterizaron los principales problemas de estos compuestos en el 2013 pasaron, mágicamente, a convertirse en simpáticos reventones en plena recta.
En este contexto, es en el que Red Bull, por boca de su gurú Adrian Newey, cosecha cinco merecidos puntos negativos por mierdismo. Y es que no hay otra forma de describir las declaraciones de su antierótico genio de la aerodinámica. Decir que “la falta de miras de Ferrari y Lotus es la que ha creado esta situación de peligrosidad” (cuando es precisamente Pirelli quien, por ceder a las presiones de Red Bull y Mercedes, los que nos ha regalado esta fiesta) es redefinir más de 40 y seis parámetros del Mierdismo. Está claro que Frigodedo no tiene por qué copiar a Lewis teniendo como tiene en su propio equipo a un maestro de tan compleja disciplina.
Con ello, no quiero quitarle méritos al mierda, antes bien al contrario. Está claro que si, en su día, rebautizamos esa escudería alemana con el nombre de ‘Miercedes’, no lo hicimos de forma gratuita. «Ese» no ha traído a Miercedes tanto sus dotes de pilotaje como su fantástico don de poder quebrar cualquier norma y llevarse tan sólo una reprimenda. En el caso de Miercedes, sin embargo, los cinco puntos negativos por salirse de rositas en la sentencia del juicio sobre sus test ilegales en Montmeló, son mitigados por 3 puntos de originalidad que consiguen el ‘sello de aprobación de Bárcenas’ TM. Y es que no está al alcance de cualquier ser humano el poder declararse culpable y, a la vez, poder proponerle al juez la sentencia más indicada. No lo duden: en el próximo juicio de Bárcenas, Ross Brawn ejercerá como abogado defensor sugiriéndole al juez Ruz la posibilidad de un arresto domiciliario para el ex tesorero del PP. Pero será un arresto domiciliario en EuroVegas, en el que nuestro forajido de pelo silverado favorito podrá activar la economía española dilapidando su fortuna en putas, farlopa, la ruleta, y, por supuesto, esa instalación en la que tendrá lugar una perpetua feria de abril todos los días del año. Así pues, todo se queda en dos puntos negativos para Mercedes.
Por no salirme de la escudería que, actualmente, le disputa el cetro del mierdismo a Red Bull, su piloto estrella (sí, ese que no ha protagonizado aún ninguna de las dos victorias de su escudería este año) demuestra no haber abandonado sus viejos hábitos. Se lleva dos puntos negativos por dos acciones diferentes: por una parte, el abandonar la pinza antivetteliana que estaba practicando con Alonso para descolgarse como un «Vettel un piloto fantástico». Y es que la guerra psicológica muchas veces se da de leches con los impulsos mierdísticos más elementales del ser humano y el individuo. El otro punto se lo lleva por la cansina campaña de querer hacer aparentar que el coche apenas mejoró debido al test ilegal en Montmeló. Claro, de no puntuar teniendo la primera línea de parrilla, pasamos a dos victorias en las tres últimas carreras sin ningún problema acusado de degradación. Y todo esto aderezado por comentarios como el del Mierda el sábado diciendo «El coche es muy poco divertido de pilotar, somos muy inferiores a Red Bull en las tandas largas». Hay cosas que nadie tiene porque soportar, y nosotros menos.
Por supuesto, esos puntos tienen una compensación en carrera. Sé que es muy fácil echar a Pirelli la culpa de todos los reventones en exclusiva, pero ello no puede despistarnos de algo esencial: a no todos los pilotos les ocurrió. Así que me dedicaré a aplicar la frase que siempre pronuncio cuando un piloto sufre un accidente severo o incluso se mata. La frase es, claro está, «algo habrá hecho». Así pues, el mierda se lleva 2 × 2 puntos por el reventón con un complemento de tres por el psicodrama de hacerlo liderando en el Gran Premio de su casa. Los restantes reventones en la carrera se conformarán con dos puntos cada uno, salvo el de Felipe Massa que se lleva tres punto de estilo por contumacia-loop de matrix ya desde entrenamientos. Y otro para Guitérrez por haber forzado la salida de pista – con pérdida de posición – de Maldonado.
Al final, con tan poca cosa como dañar su alerón chocando contra Grosjean – 4 puntillos miserables – complementados con 3 por desastre de relaciones públicas al haber anunciado su retirada de la F1 tarde mal y a rastras (dejando poco tiempo de reacción a Red Bull) Webber lograría haber sido ser la Star of the Race. ¡Pero ese look de Alonso vale 10 puntos y no hay más que hablar!
El team of the race, por otra parte, no ofrece excesiva discusión: pese a los puntos de Mierdismo por parte de Newey… ¡cómo olvidar ese grito seguido de un “¡qué hemorragia de placer!” que pude pronunciar en directo en la Cadena Ser!
Los 5 puntos se multiplican por el 1,2 del factor Mierdecilla para convertirse en 6 que llevan complemento de 3 puntos por psicodrama y de otros 5 por este SUBLIME abucheo desde las gradas de Silverstone. ¡Para que luego digan que los esPPPañoles somos unos calorros futboleros y la afición inglesa el no va más de la erudición!
En descargo de Red Bull, he de decir una cosa: es muy complicado llegar a la cima tras una actitud publicitaria que se ha basado en ser anti establishment. Cuando llevas varios títulos consecutivos, contando además con los favores corruptos de Pirelli y la FIA, es difícil ser visto como algo distinto a los peores aspectos del Antiguo Régimen. La frescura ha desaparecido, pero no terminan de saber gestionarlo, y se empeñan en seguir siendo “la bocanada de aire fresco”. Por ese motivo, sea en el país que sea, los abandonos de Vettel serán algo increíblemente jaleado de aquí al final de su carrera. Son ya demasiados años demostrando que el carisma no es que le eluda, es que ha pedido una orden de alejamiento de Frigodedo. Y eso ya no cambiará.
Lo que sí debería cambiar, desde luego, serían los neumáticos Pirelli para la carrera de este domingo. Pero, después de la acción de Silverstone, no seré yo el que proponga que los sustituyan por los de Canadá. Antes bien, lo ideal sería sacarlos a sorteo. Así, cada coche podría tener tres neumáticos de kevlar y uno de acero ¡pero sin saberlo, para que flipasen con su comportamiento en pista!. Después de todo, si hay que ser corrupto… qué mejor forma de hacerlo que maximizando el cachondeo. ¿O acaso creen que Bárcenas se ha dedicado a tomar café con los presos sólo por confraternizar? En absoluto, él está esperando que todos hagáis el chiste de si el descafeinado lo pidió de sobre.
Y se entristecerá mucho si no lo hacéis. Y yo me entristeceré más sí, en Nurburgring, no abandonan 10 coches por reventones. O 20.