Nuestras películas favoritas del año

Foto del autor

5
(1)
Las de Paco Fox:
¡Pedazo de año de la hostia! Si el pasado no sabía qué puñetas poner en la primera posición de mis películas favoritas y tenía problemas para llegar a diez entradas, en esta ocasión me siento embriagado de amor a todas las muje… al cine. Coño. Que estábamos hablando de cine. Anda que tener lapsus linguae escritos es lo más triste del mundo…
Así que he decidido NO insultar ninguna película y ensalzar la jrandeza de más de diez porque en este blog hay una tradición con el número catorce que nunca hemos cumplido en esta lista de fin de año ni a la hora de beber alcohol. Este, además, es un momento importante, porque marca la única oportunidad del año en la que me dejo de tontadas y hablo en serio de lo que realmente me gusta. A ello:
Mención especial: Looper y Skyfall. La primera por dos motivos: porque toda película con viajes en el tiempo es un 34% mejor tenga o no sentido. Y por continuar la tradición iniciada el año pasado con ‘Drive’ de mencionar un título que Vicisitud va a poner a caldo. Para que veáis que no somos la misma persona aunque a veces parezca que compartimos cordón umbilical. Y por ‘cordón umbilical’ quiero que quede claro que no estoy hablando de estar unidos por la barriga. Es una metáfora. De meternos la pisha por el orto, claro.
La segunda mención es para Skyfall porque, leñe: el respeto que siento por lo bien que lo suelen hacer los productores de esta saga es inmenso. No ha llegado a la grandeza de ‘Casino Royale’, pero me ha parecido una de las mejores pelis Bond de la historia.
14.- Blancanieves

El pasado festival de Ziges, salía yo del cine de ver ‘Drácula 3D’ en su estreno en Espppaña cuando me puse a hablar con su productor y guionista (según los créditos) Enrique Cerezo. A la pregunta de qué me había parecido la película, mi terror a que me mandara un grupo de amigos del Frente Atlético con nudillos de metal a ajustarme la cara me hizo contestar con gran moderación: ‘Bueno, es que la historia ya la conocemos, así que tampoco me he divertido tanto’. Una frase que se puede aplicar a ‘Blancanieves’ con una diferencia: la película de Berger es una muestra de virguería en la narración cinematográfica que te deja con la boca abierta. Unamos a eso todos los detalles que gritan ESPPPPAÑA sórdida y tenemos la segunda mejor película nacional del año.
13.- Los nombres del amor
Esta película presenta el mejor high concept cinematográfico desde ‘Atrapado en el tiempo’, pero con tetas y sin la sosa de Andie MacDowell. El punto de partida: la historia de una chica de origen  de izquierdas que convierte a pijos interlobotomizados a la causa proletaria mediante polvos.
Que la peli luego sea muy simplita y tampoco nada tan memorable es totalmente irrelevante. Es una de las cintas que más me han impactado este año. ¿No les llega una escena en la que se pasea completamente en bolas hasta el metro porque se ha olvidado de vestirse? ¡GENIO!

12.- El profesor (Detachment)

La mayoría de estas listas suelen llenarse de películas de finales de año, porque el tiempo juega malas pasadas a nuestra memoria y atenúan el ardor de opinión positiva militante con la que salimos de algunos flims. Por eso en los EEUU estrenan los títulos de Oscar a finales de año. A mí me ha pasado algo similar con esta película debido a temas laborales. El caso es que la vi hace ya un año y medio. Casi la traigo yo a España para C+ Xtra cuando nadie la quería. Me encantó. Y ya no me acuerdo de por qué. ¿Será la edad, que erosiona mi mente? O, por el contrario, ¿será que veo demasiado cine? La respuesta está clara: son las pajas.
11.- El infierno
Siguiendo con el tema laboral, no sé si los habituales de este blog saben que me dedico, entre otras cosas y mientras me dejen, a comprar películas inéditas en España para estrenarlas en el nombrado anteriormente C+ Xtra. Mi gran descubrimiento del año fue este largo mejicano, que ganó por allá multitud de premios, hizo una taquilla relevante, pero nadie quiso estrenar en salas aquí. Algo comprensible. Porque a ver quién tiene cojones de zampar una peli de narcos oscura y desesperanzada (aunque con mucho humor) de dos horas y media. Naturalmente, se prefirió traer ‘Miss Bala’, básicamente porque es más fácil de vender y está rodada osea osea moenna y atrevida con largos planos secuencia. ‘El infierno’ es más clásica, pero la mejor de las dos. E hizo el record de audiencia de la historia del canal, superando a ediciones de Cine Basura en las que aparecí semi desnudo. Lo cual es totalmente comprensible.
10.- En la casa
Una de esas pelis prácticamente perfectas (si no fuera por el final), que tampoco volvería a ver, pero que demuestra que se puede hacer cine inteligente, con subtexto y algo de metalenguaje sin necesidad de ser un coñazo. Esta no es la típica peli artít-tica de esas que ganan en festivales. ‘En la casa’ ganó en San Sebastián, pero, sin que sirva de precedente, hasta es buena y entretenida.
9.- El Hobbit
Vamos a complicar un poco las cosas. Como ya dije una vez, siempre encontrarás a alguien que le guste una película que detestes o viceversa. Sin llegar a esos extremos, aquí tenemos una cinta que, si bien el consenso fluctúa entre el ‘tá bien’ y ‘un poco rollo’, tiene numerosos elementos que ejemplifican lo complejo que es el juicio de gusto. Tras mucho (mucho) hablar del maratoniano flim, he visto cómo lo que a unos les parece ridículo, a otros les encanta. Para muchos, la duración de serie de televisión de las escenas les aburre. A otros les encanta porque les permite vivir más en este mudo fantástico, algo muy importante en las narraciones de universos inventados. Y así con muchas otras cosas: el rey troll, Radagast (aunque su primera escena sobra, nunca podría condenar a un personaje que, como el topo aquel, lleva toda la película una cagada en la cabeza), los chistes, los gigantes de piedra…
¡Caca!
No voy a entrar en consideraciones sobre la adaptación en sí y los problemas que plantea ya desde el libro con las expectativas de continuidad con la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’ (infantilismo de uno frente a seriedad del otro) que ni Tolkien tenía muy claras. Eso lo dejo para una conversación con un té por delante con quien me quiera invitar. Sólo puedo decir que, a pesar de escenas que cortaría, la falta de personalidad de los enanos y varias cosas más, yo fui feliz viendo la película. Y que ya me la he tragado dos veces. Y que seguiré viéndola con los años.
8.- Safe
‘Safe’ tiene el major diálogo del año:
Alcalde Chris Sarandon (tras comprobar que Jason se ha colado en su mansión): Tienes unos pedazos de cojones, Luke.
Jason Statham: Sí. Es acojonante que incluso pueda caminar con ellos.

La edad es un grado, y la perspectiva me hace ver cómo películas de halsión ochenteras que en su momento nadie tomaba en serio, ahora son adoradas por legiones de freaks. Me huelo, por lo tanto, que lo mismo pasará con el Género Statham ™. Que sí, que nos molan. Unas más que otras. Pero a la hora de hacer listas de fin de año, todo el frikismo se va a ‘Looper’, ‘Dredd’ o ‘Los Vengadórides’. Pero el momento de alabar a los pectorales de Jason es ahora. No en videoblogs de dentro de tres lustros. Y, mira por donde, creo que Safe es probablemente su mejor Película Statham (que no es lo mismo que, por ejemplo, ‘Snatch’, si entendéis el concepto). Está rodada con mucha originalidad. Es divertida. Establece de puta madre durante el primer acto al personaje y la gran cantidad de gente a las que tiene que repartir leña. Y luego, ¡fiesta!
7.- Argo

Es obvio que a los que nos gusta mucho esto de las películas nos encanten aquellas que van de cine. Lo que a mí no me suele hacer tanta gracia es el género de ‘basada en hechos reales’. Por eso me sorprende lo bien que ha hecho Ben Affleck y su equipo esta película. Si ya funciona a la perfección si conocías la historia de antemano (como fue mi caso gracias a Cracked), cuando no tienes ni idea es una maravilla de ritmo, tensión y, sobre todo, cachondeo de la mano de John Goodman y Alan Arkin. Espero que le vaya de puta madre en los Oscar.
6.- Los Idus de Marzo
Con ésta no me pasa como con ‘Detachment’. Pero sí que hace un tiempo suficientemente largo desde que la vi no para haberla olvidado, sino para no tener presentes los motivos claros por los que me gustó tanto. As que no añadiré más. Eso sí: tiene, junto a ‘The Grey’, uno de los mejores planos finales del año. Esa sonrisa de capullete de Ryan Gosling es impagable como resumen de todo el point de la película.

5.- Los miserables
Una película fascinante. Aunque sólo sea porque existe únicamente gracias a que una inglesa con la cara de ser Colm Meaney con pelucón fue a un programa de televisión e hizo bandera del Feo Power rescatando ‘I Dreamed a Dream’.

Es, al igual que ‘El Hobbit’, una cinta que divide. Mucha gente no entiende muy bien la artificiosidad de la realización. Son los que no pillan que estamos tratando con la adaptación de un musical que adapta una novela. Romántica, para más señas.

Hay quien se queja también de que los protagonistas no cantan de putísima madre. Eso es una idiotez. El cine es distinto a un espectáculo teatral. La decisión de elegir a actores por encima de voces ha sido acertada, y el rodar la mayor parte de los números en largos planos cerrados también, por aquello de la emotividad.
Porque emotividad es la clave aquí. Al igual que pasa con ‘El Jorobado de Notre Dame’ de Disney (curiosamente, también un musical basado en Hugo) o cualquier disco de rock progresivo, ‘Los Miserables’ es una película que lo intenta TODO para emocionarnos. No consigues grandes cosas si no apuntas alto. Pero eso también quiere decir que otras van a chirriar más que la cara de Russell Crowe con más pinta de estar pensando “¿Estoy cantando bien?¿Estoy cantando bien?” que en actuar. Y, al igual que pasa con la primera escena de ‘El jorobado’, el mejor número musical de la historia del cine que todavía me pone los pelos de punta, aquí hay uno de los dos únicos momentos del año en los que realmente se me han erizado los vellos del escroto. Muchas cantantes harán excelentes versiones de ‘I Dreamed a Dream’. Pero lo que ha conseguido Anne Hathaway gracias a su interpretación y a la decisión de ser rodada en primer plano sin cortes es impresionante. Va un paso más allá. Es algo que no da ni Britain’s Got Talent, ni el teatro y sí el cine. Que de eso va esta lista.
4.- Intocable

Esta película es un exponente maravilloso del Ñoño Power. Cine moñas y, lo más importante, orgulloso de ello. Hoy en día el cinismo es el valor absoluto. Y aquí tenemos una cinta que no busca excusas para ser descaradamente sentimental y buenrollista. Ni siquiera los americanos podrían haberla hecho mejor. Seguro que habrían metido algún componente dramático. Pero la magia de esta película es abrazar su subgénero con total orgullo y el pene al viento como asta de una bandera de colores con unicornios que eructan conejitos con chaleco que fuman en pipa. Lo importante es que los directores no cayeron en la fácil tentación de introducir elementos dramáticos para hacer un flim más IMPORTANTE. Ole sus huevos, por haberme hecho tan feliz en el cine.
3.- El capital
Sorprendido me quedé cuando empecé a recibir comentarios que me decían que la película no había ido bien de crítica en Francia. Mirad que yo me meto mucho en la mente de la gente para analizar el porqué les gusta o no una peli. Pero he aquí un caso que no entiendo. A no ser que seas un neocon extremo, ‘El capital’ te ha de encantar por un motivo claro: sales con ganas de quemar bancos.
Eso es bueno.
Pero sospecho que muchos bienpensantes la habrán acusado de panfleto, de extremista y su puta madre. Por qué le niegan a un autor opinar abiertamente sobre la situación económica actual es algo que se me escapa. Sobre todo cuando encima tiene razón.
2.- Los vengadores
Venga ya. Es el sueño de todo aficionado al fantástico. La culminación de un trabajo de producción de varias películas sin antecedentes en la historia del cine y que podría haber acabado fatal. Pero la habilidad de Joss Whedon para tener gracia y manejar muchos personajes es digna de encomio. Esta película podría haber sido perfectamente un truño tremendo. Y, sin embargo, es la hostia. A pesar de que sigo sin entender todo el plan de Loki después de haberla visto dos veces. Pero da igual. Tiene el segundo momento del año que me ha erizado los pelos y ha hecho que moje de mi amor la moqueta del cine. Ese plano secuencia en la batalla final que conecta a todos los Vengadores luchando es un sueño al que un chaval que había crecido viendo el Spiderman televisivo y el Capitán America de Pyun no pensaba que podía aspirar.
1.- El mundo es nuestro
¡Anladucía! Yo no me encargo de cine español por regla general en mi trabajo. Pero esta pequeña producción sevillana me llegó para ver qué me parecía por aquello de ser del sur.

Dios mío: nunca me he reído más sentado en mi puesto de trabajo. Me estaba dando vergüenza. Porque ‘El mundo es nuestro’ no sólo es lo más auténtico a este lado de ‘Carmina o revienta’ (que también es pura Andalucía, pero que casi no es una película de lo poca cosa que resulta), sino que además tiene gracia y es exactamente lo que escribiría Azcona y dirigiría Berlanga en su mejor momento. Vamos, que me gustó tanto que rastreé a sus artífices y me fui a comer con ellos. Y grabamos esta chorrada, que se puede ver en HD, pero se escucha en low-fi:

Las del Sr. Vicisitud
El motivo fundamental de que, a diferencia de Paco, yo haga un top 10 en vez de un top 14 está claro: vagancia. Pero como queda feo decirlo, diré que, en realidad, renuncio a cuatro pelis a cambio de poner unas cuantas a parir. (Cierto, también podría haber borrado la primera frase y no meterme en más explicaciones, pero me da suma vagancia hacerlo).
Durante muchos meses, la cartelera me deprimió profundamente, hasta que terminé dándome cuenta de que, este año, tenía que esperar lo inesperado. ¡EsP-P-Paña iba a ser la gran triunfadora sin necesidad de recurrir a penaltis fantasma de Iniesta! Una cosecha única e irrepetible nos demostraría que, contra todo pronóstico, el mundo SÍ que era nuestro.
Pero, mientras tardaban en caer los peliculones, uno quería abrirse las venas con un boniato con según que cosas. Y los que estéis pensando en el Darnái pensaréis bien. Después de una segunda entrega del Caballero Oscuro que se Paco definió sabiamente con un «tá bien», Nolan nos ha regalado la que, sin duda, es la peli más Darnái de la historia. Con toda la histeria que eso conlleva: dosis delirantes de gravedad e importancia para ocultar la que, sin duda, es la historia del pagafantas más anormal que la humanidad conociera. En serio: analicen el plan de Bane contra Gotham City y verán la misma lógica que pueda haber en la política económica de Montoro. ¡Pero es que Nolan es de los que entiende y comparte esa política! Con dos detallitos de «importancia» Nolan dejó que los fans rellenasen los huecos para que el último Darnai fuese el GRAN comentario social sobre esta época, a la manera de la ‘Historia de dos ciudades’ de Dickens. Y su comentario, básicamente, no llega al nivel del peor foro randiano-neocon-ultraliberal. Bastante me parece que el propio Ciudadano Soberano se molestase en despellejar una peli tan estulta (y, encima, citando a Garci). Por supuesto, este Darnái tampoco está hecho con el arrojo audiovisual de nuestro héroe derechista Pablo Álvarez Meana. Evidentemente, Nolan nunca conseguirá 35 matrículas.

Nolan no tiene, claro está, la exclusiva del Darnaitismo: una peli que empieza con toda la gracia como ‘Looper’ decide tener PROFUNDIDAD – si por profundidad entendemos «todos los males del mundo los causan madres desnaturalizadas que no atienden bien a sus hijos mientras los padres ejercen su derecho inalienable a ires de putas» – con un segundo acto insoportable en el que no pasa nada y donde los diálogos matan a cualquiera de la pura vergüenza ajena. Es lo que el darnaitismo debe entender por «personajes», pero cualquiera haría bien en dejar de ver ‘Looper’ a la media hora y rastrear Youtube en la esperanza de que Álvarez Meana nos vaya dando nuevas pistas sobre cómo arreglar EsP-P-Paña. Joer.
Por último, como gran mención honrosa del año antes del top 10, tengo que citar la película que me ha dado MÁS por el precio de mi entrada.
Mi reacción de ser humano simplón, nada más salir del cine, fue cagarme en la puta madre de Ridley y de Lindelof. Un amigo, más sabio y comedido, puntualizó el hecho de que los judíos, si bien son unos genios para escribir sordideces, deberían tener prohibido a perpetuidad el acceso a la ciencia ficción, pues sólo son capaces de machacarnos con su misticismo cutrón de mierda. La ecuánime arenga antisemita que vino después se culminó con un «¡Que Stanislaw Lem y Arthur C. Clarke violen a vuestros hijos!». Y a partir de ahí me di cuenta de la GIGANTESCA ovra de humor que es ‘Prometheus’, y no he dejado de descojonarme desde entonces. Para entendernos: el guion original consistía en «Los extraterrestres crearon la vida en la tierra y, muchos años después, enviaron a uno de ellos para darnos un mensaje de amor. Como fuimos tan zotes de matarlo, ahora ellos nos quieren follar vivos. Ese extraterrestre era… ¡¡¡Jesucristo bendito!!!». Comprendan que, cuando un guionista quiere enmascarar tal despropósito, el resultado es el atchonburike y la risión. Pena que hayan echado a Lindelof de la secuela: será una peli simplemente mala que olvidar en tres segundos.
Y ahora, vamos con lo güeno, güeno – aunque, como a cualquiera, se me han quedado muchas pelis por ver y otras, como ‘Le Capital’, ‘Young Adult’ o el documental de Ralf König – se han quedado fuera de la lista por poco. Por supuesto, comparto la opinión de Paco sobre ‘Detachment’ y ‘Los nombres del amor’, así que las dejo fuera de la lista por no repetirme TANTO.
10. The Yellow Sea
En lo que es cine oriental, siempre he sido más de finstros anales que de perturbados ultraviolentos. La distinción no siempre es fácil, sobre todo cuando la anterior película de Hong-jin Na, ‘Chaser’, nos deleitaba con asesinatos a golpe de pierna de cordero. Pero en esta, a diferencia de los no-personajes del siempre aburrido Miike, la historia ya nace en una región entre Corea de Norte, China y Rusia que debería rebautizarse como WTF o como puta mierda. La historia de cómo encargan un asesinato a sueldo a un pobre onvre merece ser vista para superar un atchonburike tras otro. Y, al igual que Paco, para acordarme también un poco de por qué me gustó tanto. Véanla y me la vuelvan a contar, plis.
9. Los descendientes 
Un soberbio drama familiar contenido gracias al cual Yors Cluni (que así es como se busca en Google) logra presentar en sociedad su extensa colección de camisas hawaianas y esas chanclas que, si intentas correr con ellas, terminan dándote unos andares a lo Álvarez Meana. Con esos mimbres, logra que nada sea empalagoso y que, in the end, uno termine cantando el ‘ ¿Qué cosa quedará de mí, del tránsito terrenal, de todas las impresiones que tengo en esta vida?’ de Battiato. El hecho de que Yors se reconcilie con esas hijas odiosas y con la memoria del putón de su mujer ¡y que esa escena no parezca de ‘Medico de familia’! es uno de los grandes triunfos fílmicos del año.
8. Rec 3
La primera de las pelis españolas en esta lista – porque parece que ‘Los muertos no se tocan, nene’ del gran García Sánchez era del 2011, que si no… – es la que, para mí, es la mejor entrega de la serie. Si el primer ‘Rec’ fue un triunfo en su apuesta por lo costumbrista, y el segundo fracasaba un poco por su militancia deliberada en los clichés del género, ‘Rec 3’ es una maravilla que busca el terror donde REALMENTE hay que buscarlo: en una boda valenciana.
El primer acto de la película, que mezcla el vídeo casero de una boda con power points de fotos de los novios al compás de ‘Gavilán o paloma’ nos muestra a un Paco Plaza en plena madurez creativa hablando de lo que realmente conoce y lleva en la sangre. Las intervenciones del ‘tiet’ sórdido en ese vídeo son mucho más sobrecogedoras que cuando se convierte en zombi. O, en todo caso, indistinguibles.
Cuando ‘Rec 3’ pasa del vídeo-cámara-en-mano a ser impolutamente rodada, también se hace otra apuesta bellísima: relajar los homenajes a los maestros de toda la vida y apostar por la iconografía esP-P-Pañola. Y el resultado es deslumbrante: desde usar la espada de Sant Jordi a masacrar zombis al ritmo del ‘Eloise’ de Tino Casal, todo suma de cara a conseguir un final romántico y sentido que ya le hubiese gustado a Tim Burton para ese desastre de ‘Sombras tenebrosas’.
7. Argo
Ben Affleck nos regala un excelente thriller con una máxima para emocionarnos: la miseria del cine ES su grandeza. Que las maquinaciones de los clásicos productores trapis y sordidazos resuelvan una crisis de rehenes es un high concept de tal belleza que habría que ser un director muy gañán para joderlo. Ben Affleck no sólo no lo jode sino que, en su excelsa recreación de los años 70, nos deleita los sentidos con no pocos bigotones. Además, nos demuestra que la fórmula Griffith-Poter del final en paralelo SIEMPRE funcionará.
6. Infiltrados en clase
Esta comedia impecablemente escrita, con un ritmo de chistes que no decae ni un segundo y con una escena de colocón con convierte a ‘Trainspotting’ en un programa de ‘Jazz entre amigos’, tiene, además, un valor sociológico que deberán estudiar generaciones venideras cuando rueden un nuevo remake de ’21 Jump Street’. Dicho valor se resume en la frase «I blame Glee!». En efecto, lo que te hace ser chachi piruli o un pringao varía con los tiempos: el frikismo no es elegir tal o cual cosa, sino una ignominia que todos llevamos muy dentro. Ya seas freak de trenes eléctricos, de Star Trek o… de Apichatpong. Sí: eso lo conoceremos cuando veamos el reamake del 2039.

5. El Hobbit
Cuando la gente me dice «los libros son mejores que el cine, porque tienes la libertad de imaginarte las cosas como tú quieres» a mí siempre me da por pensar «¡Gilipollas de la mierda! ¡¿Pero cómo puedes ser tan prepotente?! ¡¿De verdad, con la prosa tan insufrible de Tolkien, puedes pensar cosas que molen más que las que ha hecho Peter Jackson?! ¡Vete a cagar tus delirios de grandeza a la vía!».
Sí, he dicho que no me gusta Tolkien, así que mi opinión sobre esta peli no es la de un freak de la fantasía como Paco, sino más bien la de un fan de AC/DC. Con la trilogía de los anillos – versión NO extendida, por supuesto – Peter Jackson hizo el equivalente al ‘Back in Black’. Por ese motivo nunca comprendí que, a continuación, se metiese a adaptar dos de las peores historias jamás escritas por un ser humano (aunque lo de «ser humano» sea debatible). Mientras me cagaba en ‘King Kong’ o ‘The Lovely Bones’, ese fan de AC/DC que había dentro de mí gritaba «¡¡¡Quiero más de lo mismo!!!». Así que aquí tenemos ‘El Hobbit’. Los que se molestan en malgastar su vida leyendo a Tolkien dicen que si es un cuento para niños, que si Peter hace mal en anillizarlo… y yo digo que deja que corte tu tarta con mi cuchillo mientras pruebas mi disparo de amor. ¡Que cambie lo que sea para que siga molando! Y, sí, a la peli le sobra más de media hora. Y, también, que no salga Viggo Mortensen le quita épica y erotismo. ¡Pero anda que no molan los bichos de piedra endiñándose mientras los dos novios enanos miran con horror cómo su amor puede terminar en separación!  Por supuesto Tolkien NO escribió eso. Pero es que Tolkien tampoco grabó el ‘Back in Black’. Y, al final, fui al cine y con ‘El Hobbit’ tuve mi ‘For Those About to Rock’, que es lo mismo que decir «No es tan bueno, pero es lo suficientemente igual para seguir molando».
Si alguien me dice que la peli, realmente, es más como ‘Flick of the Swich’, les diré «¡Pero ese disco también mola, aunque haya quien lo ponga a parir! ¿Quién puede resistirse a versos como ‘That woman got me Deep in the hole’?».
4. Moneyball
Aaron Sorkin es un gran dialoguista con un problema gigantesco: le mola MUCHO oírse. Lo cual implica que, invariblemente, todo lo que escriba termina hartando a la media hora. Pero ‘Moneyball’, que para mí es su obra maestra, no harta, por un motivo muy sencillo. Cuando le preguntan a Brad Pitt que por qué se ha propuesto poner patas arriba el mundo del beisbol haciendo contrataciones disparatadas contesta con un sabio «No es por ganar. Es… por joder». Bueno, así lo habrían doblado si los traductores no fuesen unos cagaos.

3. Las sesiones
Comparto el aplauso de Paco por ‘Intocable’, pero mi apuesta buenrollista con paralítico de este año es este peliculón que él todavía no ha visto. Muchas películas basan su efecto moñas en eludir según que aristas que puedan atchonburikear al espectador en exceso. Así, de la misma forma que nunca verás el pollón de un Watussi en una campaña de Manos Unidas, en ‘Intocable’, merced a su historia real de un señor al que no se le levantaba la pilila, la relación del prota con las mujeres podía ser más platónica, no pasando de un masaje en las orejas.

Bien, pues este NO es el caso de ‘Las sesiones’: la epopeya de Helen Hunt por lograr que un señor con un caso avanzadísimo de polio consiga superar no solo sus dificultades físicas y psicológicas – la educación ultracristiana es una de las mayores – para poder penetrar debidamente a una mujer son, de calle, LAS escenas de vicisitud del año. Superando al polvo de la notable ‘Young Adult’.
La naturalidad con la que Helen se empelota –cumpliendo la máxima de John Waters «¡Queremos desnudos frontales!» – y procede a tocar al señor y esperar a que éste recargue el arma tras batir varios récords de eyaculación precoz merece cuatro Oscar seguidos. O un Oscar a perpetuidad. Pero sería injusto no aplaudir por igual a todo un inspirado reparto que demuestra que el buen rollo es compatible con las corridas épicas.
2. En la casa
Este año, todos nos dimos por satisfechos con que ‘A Roma con amor’ de Woody Allen NO fuese un mojón. Sin embargo, pocos podíamos esperar que, de una obra de teatro nacida en un instituto de Moratalaz (EsP-P-Paña again) saliese la mejor peli de Woody Allen en bastante tiempo.

François Ozon es un director que ya ha sido celebrado en ente vlog merced al delirio de ‘Gotas de agua sobre piedras calientes’ o el solvente satanismo de ‘Ricky’. A esa lista habría que añadir depravaciones como ‘Swimming Pool’, ‘Bajo la arena’ y esta maravilla metalingüísitica que ahora nos ocupa. ‘Dans la Maison’ es la versión francesa del mejor Woody Allen, con toneladas de vergüenza ajena, sordidez y… ¿Qué coño hacen que no están corriendo al cine a verla, si aún sigue en cartelera?
1. La trilogía andaluza: El mundo es nuestro/ Blancanieves/ Grupo 7
La cosecha andaluza de este año ha sido más que soberbia, o que un milagro: ha sido toda una lección.
En algún momento de la historia, EsP-P-Paña, de la misma forma que deja que su patrimonio se caiga a cachos o incendia sus bosques, llena de Satanes sus costas o fusila real o figuradamente a sus mejores artit-tas, decidió también inmolar su cine. De pronto, todo parecía dar vergüenza, había que copiar, disimular, llenarlo todo de impostura (me da igual que te llames Amenábar que Jesús Franco que Zulueta) y puta mierda en general. En una inspirada frase de mi amigo Marcelo «Los americanos celebraron su zarzuela convirtiéndola en Broadway. Aquí sólo nos hemos avergonzado». Pues bien, estas grandes películas vuelven la vista atrás, preguntándose dónde perdimos el camino y qué carallo hay que hacer para recuperarlo.
La más alucinante de las tres, ‘Blancanieves’, vuelve a las esencias del gran cine español. Ese momento en el que, con gente como Florian Rey, aprendimos las lecciones de Murnau para hacer algo totalmente distinto y lleno de sangre. Donde una gilipollez como ‘The Artist’ es un mimetismo absurdo y sin razón de ser, ‘Blancanieves’ coge una historia que era pura mierda en manos de Disney para contarnos una relato de arribismo a golpe de casarse con un torero que, aún a día de hoy, sigue llenando la tele y las revistas. Así respiramos. Maribel Verdú, enseñando su casa a la revista Lecturas y cabreándose porque su hijastra y su espectáculo con los seis (por joder, supongo) enanitos toreros le ha robado la portada, es EL momento cinematográfico del año. Hay que ser muy valiente para tomar todas esas decisiones, pero Pablo Berger nos hace ver el pozo del que provenimos y cómo no hay nada más honrado que chapotear en él. Me gustaría pensar que es un homenaje a la mejor actriz de todos los tiempos, fallecida este año:

(Si no tenéis, tras esta escena, los pelos de punta y no nos exigís que hagamos YA un post sobre Juan de Orduña como el mejor director de cine ever, sois unos putas mierdas.)
‘Grupo 7’, por su parte, con su sofisticada realización, nos muestra lo que es la antiépica española de toda la vida: hay que limpiar de chusma Sevilla porque viene la Expo, da igual las cafradas que hagan para ello. Cuando la prensa se queje, se criticará al Grupo 7 con la boca pequeña pero se les dejará seguir entrando a saco en las 3.000 viviendas. Por supuesto, cuando acabe la Expo, los camellos podrán volver y el Grupo 7 se disolverá por la puerta de atrás. Por muchísimo menos se han celebrado esos yonkos que nos dan por saco de ‘The Wire’. Pero, ya se sabe, lo de tener a Mario Casas – impecable en su papel de cipote arribista – es pecado capital para la intelligentsia. Si algo chirría, acaso, es la gravedad de la pasión religiosa de Antonio de la Torre, que parece un plagio del deplorable Abel Ferrara (por no hablar de lo lamentable que es el personaje de la yonka que vive con él) pero eso se queda en nada al lado del sórdido putero con bigotón que roba todos los planos en los que sale.

Por supuesto, dejo para el final ‘El mundo es nuestro’, que recupera lo que somos pese a quien pese: puro sainete. Donde ‘Blancanieves’ recuperaba ovras maestras como ‘María de la O’ (ya la están viendo: la de 1936), ‘El mundo es nuestro’ pone al día, en clave de Semana Santa, el díptico de Mariano Ozores ‘Todos al suelo’/’Esto es un atraco’ en la película que más y mejor ha hablado sobre la mierda en la que estamos metidos (y, desde luego, con más arte y menos ínfulas que ‘Mátalos suavemente’).
Al final, todo se trataba de que «hay cosas que no pueden decirse», y parece que una de ellas es «EsP-P-Paña». Resulta sintomático que estas tres maravillas hayan salido, de procedencia o de inspiración, del mismo sitio: Andalucía. Pero hay una explicación muy sencilla para ello. Paco no puede decirla, porque quedaría feo, pero un vigués como yo sí que puede. Y la explicación es que…
Los andaluces han sido, son y serán los mejores.
Ele.
Y ahora dejo una pausa para que los demás acomplejados lloremos y nos quejemos de que «se venda España como Andalucía» y demás gilipolleces. Si no comprendes por qué un sarao flamenco excita más la imaginación de un extranjero como Goscinny… 
…que los demás pestiñazos que les ofrecemos en el resto de las comunidades, entonces tienes un problema.
Si no entiendes que lo más grande que ha parido este país…
…sólo podía salir de Málaga, entonces puedes plantearte separatismos o lo que quieras, pero sólo estarás diciendo «Como me jode no poder competir con eso, abandono la liga». ¡Pues no! ¡Andalucía lleva siglos regalándonos lo mejor sin pedir nada a cambio! ¿Cómo no reverenciar una cultura basada en celebrar los chistes? ¿De verdad no quieren asesinar a los que tuercen el gesto diciendo «otro andaluz graciosete»? ¿De verdad no han comprado nunca una casete del Fary en un mercadillo en Ourense? ¿En serio que el rap de Lola Flores «Alvariño Picaporte/ Se ha sacado el pasaporte» no marcó su infancia? ¿Y no es cierto que no morirán tranquilos si los Cantores de Hispalis, con sus bigotones y sus arreglos sinfónicos, no hacen una versión del ‘Master of Puppets’?
Andalucía, en el cine del 2012, nos ha hecho un regalo a todos: nos ha emocionado diciendo lo que no se podía decir. De la misma forma que, a través de Cataluña, nos regaló al mejor personaje de la literatura española del siglo XX – el Pijoaparte en ‘Últimas tardes con Teresa’, por su alguien lo dudaba – o al mejor grupo de Hospitalet ever (nuestros amados Camela, of course), ahora nos demuestra que el mundo y el futuro son suyos. Y tienen la decencia de regalárnoslos al resto de los esP-P-Pañoles que hemos visto reflejada nuestra épica miseria en sus ovras.
GRACIAS.
Nota final:
Por muy místico de la cona que uno se ponga, las listas siempre tienen algo muy terrenal en su orden y su expresión del «gusto personal». Pero hay una película que no es de este mundo. Una cuyo sobrecogedor visionado produce una experiencia ultraterrena. Una película que merece un puesto «0» fuera de las listas. La película sobre la que más y mejor hemos hablado este año.

Claro que sabéis cual es: ‘Holmes & Watson: Madrid Days’. La consagración absoluta de Garci como autor mayor.
Ojalá la saquen a la venta en VHS para poder conservarla como Peich manda.

Vota esta publicación

¡Haz click en una estrella para puntuarla!

Puntuación media 5 / 5. Recuento de votos: 1

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.