Manual del acosador freak en Facebook: no se puede caer más bajo

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Como el mundo anda caliente, a menudo se confunde Facebook
con un sitio en el que ligar y conseguir follar. Sin embargo, todos sabemos que
su verdadero cometido es ser un lugar de encuentro virtual en el que intentar
ligar y NO conseguir follar.
Eso quiere decir que hay un ritual que es tan lugar común
como un infiltrado en una manifestación del 15 M: conocer a una chica, ya sea
real o virtualmente y comenzar la maniobra de acoso y derribo a través de la
famosa web. Porque todos nos sabemos la mítica expresión de “deja de darle ‘me
gusta’ a todo y pídele follar de una vez”, pero pocos se aplican el cuento.
Internet está lleno de nerdos y nosotros, los pagafantas profesionales, estamos
acostumbrados a un acercamiento al cortejo menos directo y con la misma
posibilidad de triunfo que Mario Vaquerizo queriendo penetrar analmente al
Increíble Hulk.
Y estos son los 8 pasos que suelen producirse:
Paso 1: Momento de arrebato.

Te dedicas a darle ‘me gusta’ a todo lo que publique tu
objetivo. Aunque sea un dibujito con un logro en The Sims Social. Aunque sea
una foto de un bizcocho carbonizado que acaba de cocinar. O, pero aún, aunque
sea un comentario sobre cómo le ha gustado la última película de Javier Rebollo.
Porque, reconócelo ya: a partir de ahora ya has abandonado a Manowar, a La
Patrulla X, a tu dignidad y a tu orgullo. Prepárate a entrar en el mundo de,
con suerte, Tim Burton o, si la has cagado profundamente, flamenquito canalla
con un poquito de funky. Porque estás con un arrebato de calentura. Y sí: puede
que compartáis vuestra pasión por la pintura de Kandinsky (¿alguien siente
pasión por la pintura de Kandinsky y no se lo ha hecho mirar?), pero hay otra
buena docena de cosas por las que vas a pasar. Digo que vas a pasar. Como un
perrito amaestrado.
Paso 2: Pasando a la acción escrita.
Dado que no sabes cómo pedirle quedar a tomar algo porque
tienes los huevos en la lavadora en ese momento o te los dejaste olvidados en
la última partida de rol, has de intentar establecer conversación. El primer
paso es, por supuesto, comentar en todo a lo que también le has dado ‘me
gusta’. Pero intentas ser ocurrente. Sólo que ser simpático, seductor e
inteligente en un comentario sobre un chiste que ha compartido de la página
Gandalf es poderoso porque lleva la batamanta’ es una gesta tan fútil como
resistirse a la asimilación borg.
Así que has dejado tu maravillosa prosa en todas las actualizaciones de tu nuevo gran amor. Ahora, empieza a familiarizarte con esto:
F5: A partir de hoy, tu mejor y peor enemigo.
Esperas desesperado cualquier respuesta en la que la otra
parte reconozca tu perspicacia natural. A la quincuagésima vez que le das a
‘recargar página’, aparece el deseado número 1 sobre el icono del globito. Que
obviamente es una actualización de esa página absurda llamada ‘Tom Selleck’s
Moustache
’ a la que te apuntaste porque pareció una buena idea en el momento.
Hoy la odias.
Varios minutos más tarde, otra actualización. ¡Y en el hilo
de esha! Por supuesto, no te ha contestado. Lo único que aparecen son comentarios
de sus otras amistades.
A la que también odias desde ya. De hecho, es el momento de
la gran duda:
¿Acaso tengo competidores?
Paso 3: A la caza de tus némesis

Mientras esperas alguna señal, aunque sea un puto ‘me gusta’
en tu respuesta, tienes tiempo para dejar tu autoestima un poco más baja. Es el
momento en el que te das cuenta de que, en tres de los cuatro mensajes en los
que has comentado, hay gente que se te ha adelantado. Y hay un par de nombres
que se repiten. Al principio no te preocupas. Puede ser su hermano. Pero pronto
llegas a la inevitable conclusión: Son tus enemigos. Y te metes a investigar
quién demonios intenta tus mismos ardides con el objeto de tu babeo.
Si se trata de un conocido común, pondrás en marcha una
cuidadosa y sutil campaña de desacreditación. Preferentemente relativa a
antiguos y actuales amores. Un +10 de cabroncete es nombrar a la pareja actual
del enemigo. O hablar de sus hábitos de limpieza. O enlazar fotos en las que se
le vea con calzones blancos recién levantado. Todo vale. Total, luego se
arregla con ‘era broma’, un ‘no sabía que a ti también te gustaba’ o,
directamente, un ‘ya sabes lo que dijo El Kurgan: sólo puede quedar uno’.
Si se trata de un desconocido, te pasas un rato investigando
en su perfil. Si lo tiene cerrado, puedes llegar incluso a solicitar su amistad
en un arranque de mierdismo digno de encomio y, por qué no decirlo, denuncia
ante las autoridades pertinentes.
Paso 4: Pasas a la acción 1: La orgía de actualizaciones
Efectivamente: ella o él… bueno, qué coño: ella. Que esto lo
escribe un onvre con el asesoramiento de una munhé con experiencia en ser
acosada. Y porque todos sabemos que en esto de ser espeluznante, los señores
tenemos la medalla de oro.
Pero a lo que iba: ella te ha contestado poquito y
demostrando un nivel de amor similar al de Putin por las Pussy Riot. Así que
has de actuar. Por feck que tienes que llamar su atención. Demostrarle que
existes y que eres interesante más allá de tu conversación constante el día que
os conocisteis sobre Fórmula 1, Iron Maiden o, en el peor de los casos, Gran
Hermano.

Así que inicias la orgía de actualizaciones del estado. Si anteriormente
a lo máximo a lo que llegabas era a compartir un chiste de Manuel Fontdevilla
cada tres días y las fotos de tu paso por Guarromán, ahora has de demostrar que
tienes variadas inquietudes. Trazas un plan de contenidos que ni la escaleta de
emisión de todos los canales de Canal+. Un 20% de chistes, un 30% de canciones
para demostrar que eres sensible, un 10% de reflexiones emo sobre la vida, el
universo y todo lo demás y un 40% de cosas tomadas de otros amigos. Porque ni
César Vidal podría mantener ese ritmo de material nuevo.
Naturalmente, en el segundo acto de espía lamentable, has
estado mirando toda la información posible de su muro para meter un cierto
porcentaje de cosas que le pueda interesar. Así que si la chica está en el grupo
‘es maravilloso llevar un piercing en el genital’, pues ya sabes:
NO te pongas un piercing genital. Que estás tonto. Sólo
tienes que hablar de ello un poquito.
Paso 5: Más opciones de perder el tiempo.

Mientras esperas a que la chica se dé cuenta de lo
interesantísimo que eres, has de llenar tu tiempo entre F5 y F5. Así que
desciendes a los abismos Cthulunianos de Facebook: apuntarte a los juegos
sociales absurdos en los que está ella. ¿Que es uno de criar unicornios
virtuales que eructan arcoíris? Pues allá vas. ¿Que es el apalabrados? Pues te
compras un Smartphone y abandonas la cosa esa que llevas usando desde 2005 y
cuya batería te duraba una semana.
Porque, a propósito: entrarás ahora en lo que los psicólogos
llaman ‘El Complejo Teórico-Conductivista Android Mecagoensusmuertos’,
consistente en gastarte toda la carga del móvil a las 4 de la tarde tras pasar
toda la mañana comprobando si hay mensajes nuevos de la chavala. Te tiras horas
moviendo el dedo, cagándote en la familia de ese amigo que pone ciento ochenta
y tres enlaces a proclamas políticas que no te dejan encontrar el avatar que de
verdad te interesa. Y entonces lo recuerdas. O lo descubres. El mejor amigo del
acosador de Facebook. O, teniendo en cuenta cómo acaba esto siempre, el peor…
Paso 6: La opción “Mejores amigos”
Efectivamente. Esa opción de la red social que te avisa siempre
que una persona ha actualizado su estado. Las mentes ilusas de Facebook lo
crearon para que no nos perdiéramos nada de ese amigo que trabaja en Alabama y
sólo comenta una vez por semana. Pero, como ya hizo con la división del átomo,
el ser humano siempre encontrará un uso malicioso para todo invento.
Eso no quiere decir que vayas a dejar de estar todo el día
mirando el Facebook. Sólo que ahora ya ni siquiera leerás lo que pone el resto
de tus contactos. Enhorabuena: has dejado de socializar tanto en vivo como
virtualmente.
Pero ella sigue sin hacerte demasiado caso. Hay que subir
las apuestas, arremangarse el refajo, crujir los dedos y pasar a…
Paso 7: Pasa a la acción 2: mensajes privados.

Obviamente, la chica no te ha dado su correo personal.
Básicamente porque no creo que entienda las palabras ‘Arfsd grrrfsss mail
fssdaggg
’ que le dijiste entre dientes mientras os despedíais. O porque no
quiso. O porque le diste miedo cuando empezaste a ponerte rojo gritando que
Picard siempre será mejor capitán que Kirk.
Sea como sea, has de buscar una excusa para hablarle.
Cualquier cosa. Aunque sea, como decía Bridget Jones, la situación en
Chechenia. Pero ahí llega el momento culminante de vicisitud en el que muchos
freaks caen como chinos ante Chuck Norris. Dado que no sabes tratar a las
mujeres, cometes el más lamentable de los errores. Para hacerte el gracioso,
sensible e interesante al mismo tiempo…
Flirteas hablándole de ‘vos’ y ‘usted’.
Si te ha recorrido un escalofrío de vicisitud al leer esta
frase, enhorabuena: eres mujer. Si no, enhorabuena: nunca más te tendrás que
preocupar de enfermedades venéreas o embarazos no deseados. Porque aseguro que,
si has llegado a este punto del acoso en internet, tus posibilidades de tocar
teta han evolucionado al nivel Mewtwo del Héroe Del No Follarás En La Vida
(tm).
Paso 8: Acoso visual, el gran dilema y Grand Finale.

La respuesta a tu privado fue corta como una canción de
Stormtroopers of Death. Así que te dedicas a suspirar cual Tromeo pensando en
Julieta y pasas por ese momento tan romántico y, por qué no decirlo, grimoso,
de mirar todas las fotos en las que esté etiquetada. Tu ceguera amorosa te
guiará por una bacanal de caras desencajadas en cumpleaños, fiestas de
disfraces y, horror de los horrores, fotos de su viaje a Soria con su ex. Es
entonces cuando ves una foto de hace tres años de la chica con un corpiño
ajustado que realmente hace que te explote un testículo. ¿Qué hacer? Tienes un
grave dilema por delante: si no pones nada, todo tu objetivo de llamar su
atención se ha ido a tomar por culo. Pero, por supuesto, si llevas a cabo
cualquier acción (en el navegador, no en tu pene, so guarro), ella se dará
cuenta de que, sí: has estado mirando sus fotos viejas como el obsesivo
compulsivo que eres. Así que, efectivamente: estás jodido. Personalmente,
recomiendo dar un ‘me gusta’ porque, qué coño: has llegado al paso 9. Más
hundido no puedes estar.
Hasta que ves que se acaba de dejar encendida la opción de
chat que siempre tiene apagada para que tipos lamentables como tú no le den por
saco mientras juega a ‘Cría tu propio gatito virtual’.
Entonces, desesperado, es posible (aunque más improbable que
encontrarse un bosón de Higgs por la calle, te diga hola y te cante una de
Dschininghis Khan), que acabes siendo demasiado obvio en tus mensajes. Momento
en el que ella, invariablemente, te recordará algo esencial que no deberías
haber olvidado:
Que esto no es el Meetic. Que si quieres follar, o te lo
curras en vivo, o pagas por una web de contactos como todo freak desesperado.
Así que ya sabes: deja de acosar virtualmente. Cúrratelo para quedar con la
chica. Y, cuando estés mirándola a los ojos, dile…
¿Pero qué coño estás haciendo?
Ah, sí. Que estás buscando su usuario en Twitter. No se puede caer más bajo.
Tu otro nuevo mejor amigo.
…Y eso es todo. Ahora añadid vosotros vuestras experiencias lamentables. ¿Acaso cambiasteis el avatar en el que se os veía con Carmen de Mairena por una foto profesional tomada en el Museo Reina Sofía?  ¿O fuisteis una por una quitando las etiquetas de las fotos en las que estabais más lamentables? Sea como sea, ya lo sabéis: 
Los freaks damos vicisitud, and that’s a fact.

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