La multiculturalidad es una palabra muy larga y subrayada por el Word que tiene varios sentidos. Para los perroflautas, significa poder ir a Lavapiés a comer en un hindú y disfrutar luego de bossanova con un poquito de funky mientras están alegremente diarreando en su retrete. Para los políticos viene a ser un sinónimo de ‘en la vida se nos ocurrirá decir que el Islam es básicamente una ideología nazi’. O, en versión más de mercadotecnia, ‘Vamos a llamarlo Alianza de Civilizaciones, en la cual una parte (nosotros) se compromete a callarse ante cualquier atropello a los derechos humanos y la otra (los islamistas) a meterte una galleta y robarte la merienda en cuanto te pases una mijilla’.
Pero no todo es completamente negativo en esta vida (excepto, probablemente, el advenimiento del autotune a la música pop). La multiculturalidad tiene mucho de positivo. No sólo porque siempre está bien saber más de cualquier cosa, aunque sean las costumbres absurdas de las tribus del Kurdistán inferior o, sí: la recogida de cocos en Abisinia. Lo más relevante para nosotros es que se trata de un fenómeno maravilloso para lo que realmente importa: la risa y la sordidez.
Que las culturas se mezclen no sólo tiene como resultado ÉPICO el que salgan maravillas de la genética como Natalie Portman o Megan Fox. Es que además pueden generar ovras maestras de la vicisitud que, gracias a internet, están al alcance de todos. Como nuestro onvre de hoy: DJ Ozma. Un perturbado de ese país tan éxotico y cabrón como para generalizar el uso del wasabi y cuya mayor aportación a la cultura mundial no son los videojuegos ni el código samurai: es la vicisitud, generalmente ligada a lo sexual.
La mejor manera de presentar a DJ Ozma sería poniendo uno de sus videos. Pero eso es equivalente a recomendarle a un amigo que, ya que quiere pasárselo bien, se tome tres litros de DYC, se fume un paquete de Bisontes y se vea Birdemic mientras hace el pino puente. Ni una unión ultraterrena de Mr T. y Nick Rotundo estaría preparada para algo así.
Así que, un breve párrafo aclaratorio antes. ¿Sabéis ese problema que siempre ha tenido el cine para adaptar a Lovecraft? La valía de los relatos de terror de este señor completamente loco es que los monstruitos que sugiere son tan ultraterrenos que están más allá de lo visual, ya que sólo mirarlos puede causar la locura.
Bien, pues tampoco hay que exagerar. No te vas a volver loco. Pero sí que vas a perder alguna conexión neuronal cuando veas esto:
¿Para qué hacer un análisis escena por escena de este video? Es mejor verlo otra vez. Adelante. Echadle otro vistazo a esas señoras con bigotón o, sobre todo, a esa ominosa cabeza flotante que parece Zordon con un problema de epilepsia. ¿Veis? Esa cicatriz mental no se va a ir nunca. Ya os he jodido la vida.
DJ Ozma es una muestra de que, a la hora de estar totalmente perturbados y encima verlo normal, los japoneses son capaces de superar a una película de Werner Herzog producida por David Lynch y protagonizada por Willem Dafoe. Ah no. Que esa cosa existe. Y yo la he visto. Y podría haber sido peor. Podría ser un video de DJ Ozma.
Ente onvre es todo lo que se dice una locaza con una variada carrera musical. Comenzó colaborando con un famoso grupo firmemente enmarcado en esa corriente musical conocida por los entendidos como J-pop, y por el resto de la humanidad como ‘el pop que hacen los chinos’. Porque ya lo dijo José Viruete: todos los asiáticos son chinos. Aunque les joda.
Cuando el grupo hizo un parón, este señor saltó a la palestra para mostrar su locura a todo el mundo. Así, creó al personaje de DJ Ozma, una especie de hijo ilegítimo de Harpo Marx y Falete con un muy determinado sentido del humor. Y con ‘determinado’ quiero decir ‘atchonburikante’.
Al principio, sólo llamó la atención en su país natal. Sobre todo cuando, durante su actuación en el programa de nochevieja de la televisión pública nipona, se plantó con un grupo de coristas, las cuales se quitaron la ropa quedándose aparentemente en pelotas con un dibujo en forma de champiñón tapando el potorrín. La realidad era que llevaban ropa deportiva color carne con las tetillas pintadas. El resultado: más publicidad que el pezón-gate de la Jackson, baneo de por vida en la tele y, por supuesto, mucha más diversión. ¡Ojalá nuestros programas cutres de TVE de fin de año tuvieran a Bisbal y a Rosa en unitardos con una bandera de Espppaña tapando los genitales! ¡O, mejor pensado, ojalá no!
Claro que la fama más allá de su país le esperaba. Y llegó cuando comenzó a difundirse el video de su canción Spiderman. Gracias a webs como Cracked.com (que fue la que me reveló la existencia del primer y maravilloso video de este artículo) se hizo famoso entre ese sector del público capaz de reírse con un puñado de japoneses con máscara de Spiderman en ropa interior bailando el coco-guagua. Esto es, el grupo de gente que realmente interesa. Y que luego tendrá pesadillas homoeróticas con chinos canijos:
Para su tercer disco, DJ Ozma nos regaló un videoclip que se abría con unas fermosas imágenes bucólicas al son de música tradicional japonesa. ¿Es que había cambiado nuestro héroe?
Claro que no, joer.
En Drinkin’ Boys, el jran onvre del pelucón rubio volvió a su curiosa afición por los genitales tapados en un maravilloso video que incluye lo que probablemente sea la mejor coreografía de la historia. Que ya le gustaría a Nacho Duato hacer algo así:
Éste fue el momento culminante de su tercer… y último disco. Lamentablemente para los sórdidos, Ozma anunció que dejaría de publicar música…
… con ese nombre. Porque se iba a concentrar en su proyecto paralelo:
Un grupo formado junto a dos cómicos locales en el que se travisten disfrazados de una supuesta familia americana de Nevada que viajan a japón para triunfar, dejando atrás la matriarca una carrera como bailarina de striptease.
Toma ya.
La formación se conoce como Yazima Beauty Salon y se pasean por el audiovisual mundial así:
Dado que en Japón, bien tienen un sentido del humor espectacular, bien viven en una dimensión distinta al resto del mundo, el grupo tuvo un éxito considerable. Para su promoción, se generó una elaborada historia de cada una de las integrantes del grupo en plan melodrama que haría que John Waters llorara de emoción. Así que el siguiente paso era, efectivamente…
¡El asalto al cine!
Ya estáis buscando esta sin duda espectacular producción titulada Yajima Biyôshitsu the movie: Yume o tsukama Nebada, también conocida como Dios mío pero que en ento. El cine español pop sólo ha estado cerca de esto cuando decidió pintar de verde a Agustín González en Las Aventuras de Enrique y Ana. Nuestra cinematografía NECESITA más películas de grupos musicales formados por señores mayores travestidos. Qué coño: todas las cinematografías lo necesitan. Queremos una superproducción filipino-española-iraní dirigida por Brillante Mendoza en la que Sergio Dalma (con barba, por supuesto) interprete a una sufrida ama de casa de Carabanchel que forma un grupo de pussy rock junto a sus hijas (interpretadas por Andrés Pajares y, por no salirnos de genios del humor, el propio Vicisitud) y lleguen a participar en una battle of the bands en busca del premio definitivo: una noche de sexo loco con Paul Rodgers.
Yo no pagaría por verla. ¡Lo haría por producirla!
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