El post ¡¡¡¡ÉPICO!!!! de las falacias lógicas, parte 2

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Tras una primera parte que la crítica describió como ‘sinceramente, no he podido llegar al final’ o, en palabras de un compañero de trabajo, ‘Qué pesado eres, Paco’, llega la secuela de esta sesuda guía. Un viaje fruto de una apuesta y que tiene que ver con una disciplina, la filosofía, que conseguí aprobar con nota en el instituto usando el método de estudio más recomendado por los especialistas: el cambiazo.

Continuando:

Ley de Godwin (Alias Apelar a Hitler)

Así llamada porque se la inventó un tal Godwin, el cual la enunció con las míticas palabras: «A medida que una discusión on line se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno». A continuación, tres o cuatro comentaristas del menéame le dieron un voto negativo por nombrar a Hitler.

Ejemplo práctico:
Onvre que argumenta: ‘Pues te digo que la rubia está más buena que la morena’.
Capusho que responde: ‘¡Eso es porque sólo te ponen las arias, como a Hitler!’
Razonamiento oligofrénico: Hitler es la representación del mal encarnado. Aunque parezca mentira, más todavía que Megatrón. Así que descalificaré a mi oponente relacionando a ambos.
Estilo sibilino: 0/5. Insultar al contrario de esta manera está más sobado que el trasero de Sacha Grey.
Respuesta deseable: ‘¿Pero a qué puñetas viene ahora sacar a colación a Hitler? Eso no tiene nada que ver con lo que digo’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘No te preocupes, hombre: si yo sé que sacas siempre a Hitler porque te van las orgías sadomaso de temática nazi como a Max Mosley’.

Por otra parte, en España hay una curiosa variante que llamaremos Argumento ad Machadum y que se lleva un (-1) de in-estilo por caer en el tópico creyéndose encima culto. Se trata de que, en cualquier discusión sobre política nacional, es ineludible el que se acabe por nombrar a ‘las dos Españas’.

Falacia de la causa única
Esta malandrina es una mutación un tanto molesta de todas las falacias causales. De hecho, viene a ser la hermana más cabezota todavía de la falta del término medio. Aquí no es que se den sólo dos opciones para elegir. Es que sólo hay una causa que explique un determinado suceso.

Ejemplo práctico:
Empleado: ‘Las visitas a nuestra web han caído más bajo que un adolescente metiéndose en la tuna para ligar’.
Jefecillo: ‘Eso es porque todos los redactores no paran de hacer pausas para el cafelito’.
Razonamiento oligofrénico: No me vengas con múltiples causas. A mí me vale una sola.
Estilo sibilino: 4/5. A la gente le gustan las cosas simplitas, y, sobre todo si se es un jefe en cualquier empresa. Entonces, se quiere que todo tenga una única causa y, a ser posible, un único culpable al que hacer mobbing.
Respuesta deseable: ‘No creo que esa sólo por eso. Si bien es verdad que los redactores acaban de montar una juerga con strippers, es posible que la bajada de visitas se deba también a que el sitio esté diseñado como si fuera una web Geocities y a que el 30% de las noticias estén dedicadas a enfermedades rectales’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Tienes toda la razón. Sólo hay una causa: el que tengas la cabeza metida en el culo: la postura te impide, lógicamente, pensar con claridad’.

Afirmación del consecuente
Es el razonamiento equivalente a limpiarte el glande con las cortinas y luego hacerte una pajilla. Esto es, hacer las cosas al revés. Es algo tan fácil como decir: ‘Los griegos antiguos gustaban de penetrar analmente a los chavalines, ergo todos los penetradores anales de chavalines son griegos antiguos’.
Claro que las cosas no son tan claras cuando hablamos de las falacias comunes. Este tipo de no-razonamiento se puede presentar de manera más difícil de identificar.

Ejemplo práctico:
Comentandor casual: ‘Hace un día soleado’.
Onvre: ‘No tienes ni puta idea. Va a llover, y lo sé porque me duele el hueso de la rodilla’.
Razonamiento oligofrénico: Cuando llueve, me duele el hueso de la rodilla. Me duele el hueso de la rodilla, luego va a llover.
Estilo sibilino: 1/5.
Respuesta deseable: ‘A lo mejor te duele por otras causas’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Pues yo creo que lo que van a llover son hostias’.

Falacia del Nirvana
Se trata de la teoría que expone la creencia de que todas las canciones de Nirvana son la misma.

Nunca fui capaz de distinguir Lithium de Come As You Are.

Perdonadme: no pude resistirme.

Realmente, esta falacia es más conocida en su pueblo y alrededores como ‘Falacia de la solución perfecta’, y se trata de plantear un falso dilema. Se asume que hay una solución perfecta a un problema y, por consiguiente, toda propuesta que presente algún aspecto fallido es totalmente desechable.

Ejemplo práctico:
Argumentador: ‘Hace tres semanas que no publico nada. Creo que lo solucionaré con este artículo sobre la compañía encargada de enviar cacas a domicilio. Estoy seguro de que es un asunto de gran interés para los lectores de este blog’.
Tocapelotas: ‘Pero la introducción no tiene nada que ver con el resto, y el chiste ese de Nirvana es una mierda. Por consiguiente, no deberías publicarlo’.
Razonamiento oligofrénico: No vale la pena intentar cualquier solución a un problema si ésta no es perfecta al 100%.
Estilo sibilino: 5/5. El que se queja puede tener toda la razón en las críticas, pero puede ser que sean problemas menores que no justifiquen el no intentar la solución propuesta.
Respuesta deseable: ‘Tampoco es gran cosa, pero es lo suficientemente decente como para que los lectores no se impacienten y piensen que hemos abandonado el blog’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Que no te extrañe si mañana recibes un regalo de mi parte en un táper hermético’.

Falacia de subirse al carro (Alias Argumentum ad populum)
A todo el mundo le gusta pensar que es especial y que no se suma a las tendencias populares. Pero eso es mentira, porque si eso fuera cierto, no sólo no existirían las tendencias populares, sino que además se vería por la calle a más gente con chaquetas blancas de hombreras y camiseta rosa. Lo cual haría que el mundo fuera un lugar mucho mejor. Pero eso es otro tema que sólo trataré en profundidad cuando sea dictador del universo.

Así que la realidad es que generalmente nos comportamos de manera grupal. Y de ahí surge esta falacia, consistente en decir que algo es de una manera porque la mayoría de la gente lo afirma así.

Ejemplo práctico:
Persono: ‘La astrología no tiene ninguna base científica’.
Señor de Glastonbury: ‘Pues yo creo que, obviamente, es verdadera: millones de personas creen en ella y afirman que funcionan’.
Razonamiento oligofrénico: La mierda es buena: millones de moscas no pueden estar equivocadas
Estilo sibilino: 2/5. Es fácil de identificar, pero un coñazo supremo cuando se mete en medio de cualquier conversación sobre televisión, momento en el cual esta falacia pasa automáticamente a llamarse Argumentum ad Belén Esteban.
Respuesta deseable: ‘Pero el hecho de que un grupo numeroso de gente crea en una cosa no la convierte automáticamente en cierta’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Y millones de personas creen que pelársela es malo y yo lamento disentir. Bueno: en realidad, no lo lamento. Perdona. Ahora vuelvo’.

¡Hazlo tú! (AKA Falacia de todos los comentarios de cualquier blog de crítica)
Siempre que criticas cualquier película, canción, pintura o perfección culinaria de un bocadillo de chope, saltará alguien en tus comentarios que ofendido, te dirá lo de ‘si tanto sabes, a ver si lo haces tú’.
Ejemplo práctico:
Bloguero buscando guerra: ‘El guión de ‘Olvídate de mí’ (nótese el uso de la táctica de fomentar la gresca refiriéndose a la película por su imbécil título en español) no es tan bueno como dicen, pues el revelar al principio el desenlace del segundo acto hace que todo lo que ocurre hasta entonces sea aburrido’.
Darnái: ‘Tú mucho criticar, pero a ver si puedes hacer una película como esa, listillo. Que sólo eres un guionista frustrado’.
Razonamiento oligofrénico: Ha usado los nombres de Gondrín y Kaufman en vano. ¡A la hoguera!
Estilo sibilino: 1/5. Está ya tan vistos en internet, que no vale la pena ni contestar.
Respuesta deseable: ‘El hecho de que yo pueda o no pueda hacer algo no invalida mi capacidad para analizarlo y opinar sobre ello. ¡Leñe, que Jesús Franco es un buen crítico de cine y luego se marca cosas como Follastía!’
Respuesta de bloguero cabreado: ‘Por tu comentario, queda claro que al menos no soy como tú: un pensador frustrado. Espero que como mínimo te funcionen las dos neuronas de comer y controlar tu esfínter al mismo tiempo’.

La pista falsa
Como en todo giallo chungo que se precie de llamarse a sí mismo sórdido, siempre hay en un guionista malandrín que mete una pista falsa para que pienses que el asesino lleva, por ejemplo, un pañuelo de lunares y peineta, cuando la realidad está en otro lado. Y si es en un giallo de Argento, ese otro lado no tendrá sentido alguno. Pero no es momento de hablar de este director capaz de hacer películas con Jennifer Connelly comunicándose telepáticamente con insectos y monos asesinos. Gracias a dios.

La falacia de la pista falsa consiste igualmente en meter dentro del razonamiento una distracción para confundir al contrario.

Ejemplo práctico:
Argumentador: Los atentados de Atocha fueron obra de moros gilipollas.
Lector de Pedro J.: Pero, ¿no te parece extraño que en la mochila se encontrara una cinta de La Orquesta Mondragón? Te recuerdo que Mondragón está en el País Vasco.
Razonamiento oligofrénico: Voy a extrapolar el detalle más insignificante y me voy a montar una teoría de la conspiración que se va cagar todo Libertad Digital.
Estilo sibilino: 4/5 El objetivo es no hablar del problema en sí y desviar la atención haciendo ver que lo importante está en otra parte. Es como si te pillaran fumándote un porro y, en lugar de explicar nada, te bajaras los pantalónes, sacaras la pisha, la ondearas al viento y gritaras: ‘Satán es mi señor’. Sospecho que, entonces, nadie recordaría el canuto, pero sí el hecho de que llevas calzoncillos con corazoncitos.
Respuesta deseable: ‘No se trata de una pista relevante para el caso. También había una casete del Dúo Dinámico y nadie ha acusado a su club de fans de estar tras los atentados’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Ellos las prefieren gordas, como tu puta madre’.

Non-Sequitur
Otro latinajo. Y yo que aprobé latín a base de chuletas… Éste significa ‘no sigue’, y se aplica al mecanismo por el cual se suelta una premisa más o menos cabal, para luego llegar a una conclusión que no tiene absolutamente nada que ver. Como cualquier escena en una película de Uwe Boll, vamos.

Ejemplo práctico:
Onvre: Si voy todos los días al McDonalds, engordo, ergo la comida del McDonalds es mala para la salud.
Estilo sibilino: 5/5. Una alta puntuación, pues la frase suele expresarse de tal manera que parezca una afirmación de Perogrullo.
Respuesta deseable: ‘Ambas cosas no están relacionadas. También puedes engordar comiendo judías con chorizo y nadie dice que sea una comida mala para la salud’.
Respuesta de bloguero cabreado: ‘Sí. Tú echa balones fuera, foca de mierda’.

Observación selectiva
Se trata de conservar y poner de relevancia los datos que te convienen y pasar olímpicamente de los que no. Es muy quería por las pitonisas Lola del mundo, porque permiten soltar mil supuestas adivinaciones y luego anunciar sólo la que, por chorra, se ha acercado a la realidad. A un nivel subconsciente, es también la falacia detrás de la Ley de Murphy y cualquier superstición: no es que todo lo malo que te puede pasar te acaba pasando. Es que sólo recuerdas las veces que ha sido así.

Ejemplo:
Persono: ‘Yo llevo rezando toda mi vida, y dios me ha curado de numerosas enfermedades’.
Razonamiento oligofrénico: Misteriosamente se me ha borrado de la mente la vez que me ingresaron en la UCI, aquella cagalera que me duró una semana y el marcapasos que me implantaron hace dos años.
Estilo sibilino: 1/5. Una vez entrenados para captar esta falacia, ya te conviertes en un descreído de mierda de por vida y no hay quien te la cuele.
Respuesta deseable: ‘Estás hablando de todas las veces que se supone que ha funcionado, pero no de las que no’.
Respuesta de bloguero cabreado: ‘Pues tú reza y no vayas al médico. A ver si hay suerte y limpiamos la base genética de la sociedad’.

Palabras engañosas
Pues eso. Palabras o expresiones metidas en razonamientos con la intención de engañar. Que hay que explicároslo todo, leñe.

Ejemplo:
Anunciante: ‘Varios estudios indican que tomar un Florifol después de cada comida ayuda a que no te pongas nunca enfermo, tener más fuerza, follar mal y que tu culo huela a flores’.
Razonamiento oligofrénico: Joder. Decir sólo un 3% de los estudios realizados queda fatal. Diré que son varios y así tampoco me pueden acusar de mentir.
Estilo sibilino: 5/5.
Respuesta deseable: ‘¿Cuáles son esos estudios? Porque la existencia de un producto tan milagroso me parece la mar de extraña’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Varios estudios indican que los comentarios como este son borrados a la voz de aho…’

Las palabras engañosas también se pueden utilizar en negativo. Así nace, por ejemplo, la Falacia Química: Si quieres desacreditar cualquier cosa, di que contiene productos químicos. Con ello conseguirás que, a oídos de cierta gente, un simple chupa chups se convierta en un arma de destrucción masiva.

Beware: No introducir por el glande. Contiene productos químicos.

O, en el sentido contrario, la Mentira (que ya estoy harto de escribir la palabra ‘falacia’) Natural: todo lo natural es bueno, ergo lo que no es natural es malo. Decidir qué es lo natural ya es otro tema. Por eso se trata del recurso principal que utiliza esa gente sin vida que se dedica a fastidiar a los demás porque sí: los homófobos. Pero a mí me gusta especialmente cuando se utiliza con alimentos.

Ejemplo:
Señor: ‘Cómete estas magníficas bolitas de patata con ketchup’.
Consumidor de agricultura alternativa: ‘¡Eso está lleno de productos artificiales! Sólo como cosas naturales, pues lo natural es lo bueno’.
Respuesta deseable: ‘Pero todos los conservantes y aditivos de estos productos se han sometido a pruebas y se ha concluido que no son perjudiciales’.
Respuesta de bloguero cabreado: (Recomiendo atacar con una bonita falacia del hombre de paja) ‘Pues tómate esta tortilla de cianuro, hongos venenosos y mierda. Todo ello natural’.

O métete este chupachups 100% orgánico por el glande. Es bueno, porque no tiene productos químicos.
Pregunta con segundas
Tambien conocida por la gente que sabe como plurium interrogationum y por mí como plurium cojonum adamantium, es una muestra de mala idea a la hora de llevar un debate a tu terreno que se gana mi aplauso porque, al menos, requiere cierta inventiva. Se trata, básicamente, de una pregunta de abogado. Esto es, cualquier cuestión planteada de manera que sólo se ofrezcan dos posibles respuestas y las dos vayan a acabar con el que responde quedando fatal.

Ejemplo práctico:
Abogado: ‘¿Es la primera vez que consume usted porno bondaje zoofílico?’
Povre onvre: ‘Ehhh… no… digo ¡sí!… ¡no!…. ¡MIERDA!’
Estilo sibilino: 5/5. Es la falacia favorita de cualquier cabroncete.
Respuesta deseable: ‘Me niego a responder a esa pregunta, porque está planteada de tal manera que, diga lo que diga, se llegue a la conclusión de que soy un pervertido. Bueno, MÁS pervertido.’
Respuesta de bloguero cabreado: ‘No. La última vez, de hecho, grabé una película en la que salías tú siendo penetrado con un strapon por un canguro hembra’.

Post Hoc, ergo propter hoc
Con tanto latín, no dejo de pensar en mi libro de la asignatura del instituto. Un texto que se ganó el favor de toda la clase con su tercera frase, la cual era ‘Metella culimam intrat’. El cómo no pensaron los autores que comenzar un texto dedicado a chavales hormonados así era una invitación al descojone y desobediencia cívica es todavía un misterio.
Pero, como suele pensar Felipe Massa en cada curva, no nos desviemos del trazado principal. Esta expresión significa ‘ha ocurrido después, luego lo causó’. Es la falacia con la que coexistimos todos los que vivimos en la vicisitud estomacal.

Ejemplo:
Paco Fox: ‘Hoy he comido tortilla con sobrasada y me he cagado por la pata abajo, ergo la tortilla con sobrasada es para mí como la kriptonita’.
Estilo sibilino: 4/5. En el fondo, es muy parecido a la evidencia anecdótica.
Respueta deseable: ‘Eso no lo sabrás hasta que no te hagas pruebas médicas’.
Respuesta de Snowymary cabreada: ‘¡Déjate de quejarte y como lo que te de la gana, que me tienes hasta el diodenal con tus ataques neuróticos!’
Un pariente cercano es la confusión de correlación con causalidad, pero no voy a hablar de ella por un motivo difuso, pero firme:

Porque no.

Dos parientes de la prueba anecdótica: La estadística de los números pequeños y la prueba por victimismo
En la primera parte del post vimos la evidencia anecdótica, esa que hace que pensemos que todo lo que nos pasa a nosotros supera a cualquier estudio científico. Tal falacia tiene varias parientes cercanas. La primera es algo así como esa prima hermana que se cree lista, pero que todo el mundo sabe que lo único que ha leído en la su vida son las instrucciones del vibrador y, aun así, puso las pilas al revés. Se trata de la estadística de los números pequeños, que viene a ser lo mismo, pero intentando dar más de un ejemplo para sonar más leído y escribido.

Por otro lado, también tiene otra prima, esta menos imbécil pero más manipuladora, llamada Prueba por victimización. Se trata de aportar tu evidencia anecdótica cuando ésta se refiere a un suceso chungo que te haya ocurrido. Como, por ejemplo, hago yo mismo haciéndome pasar por un experto en colonoscopias sólo porque vi en directo el final de Perdidos y supe lo que era que te dieran bien por culo.

Y aquí termina este post ¡¡¡¡ÉPICO!!!! en dos partes. Se me quedan en el tintero muchas más falacias, como la Prueba por Verborrea (conocida como ‘Argumentum Ad Vicisitudysordezum’), el Terreno Resbaladizo (la falacia de todo conservador de bien: cualquier cambio lleva al Apocalipsis, la llegada de Gozer el Gozeriano y a perros y gatos cohabitando) o la Prueba por Falta de Evidencia (Resumiendo: ¡No hay pruebas porque es todo una conspiración!). Pero qué queréis que os diga. Tampoco os voy a dar argumentos falaces que justifiquen el dejar el artículo ligeramente inconcluso. O sí:

– No lo voy a terminar porque me meto con muchos, pero no tengo cojones de hacer más chistes de Mahoma.
– No pienso redondearlo porque soy un completo gilipollas.
– No lo voy a terminar porque no soy un experto en falacias lógicas.
– El artículo se queda así porque los expertos en materia blogueril recomiendan que se abandonen cuando se está hasta los cojones.
– No lo voy a completar porque el universo tiene catorce dimensiones, y la física cuántica demuestra que podría estar terminado en cualquier realidad paralela.
– No lo puedo terminar porque me duele la tripita y me estoy quitando los antidepresivos.
– No lo voy a terminar porque soy un intransigente, como Hitler.
– Nunca podré terminarlo abarcando todas y cada una de las falacias lógicas, luego no vale la pena intentarlo.
– La gente siempre deja todo a medio hacer, luego yo también.
– Si tanto queréis que lo termine y tan rollo parece, ¡hacedlo vosotros!
– Cada vez que no termino un post tengo un ataque de gases. Y como ahora tengo un ataque de gases, no terminaré el post.

Y la inmortal razón:
– No lo voy a terminar por mis santos cojones.

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