El post ¡¡¡¡¡ÉPICO!!!! sobre las falacias lógicas, parte 1: No hay cojones de insultar a Mahoma

Foto del autor

4.6
(5)
A veces, Vicisitud me lanza retos. No en plan ‘eres un gallina McFly, a ver si atracas un banco’, sino más bien cosas como ‘¿a que no describes una carrera de fórmula 1 como si fuera una crítica de G.Sanz?’ o ‘¿a que no te cantas a voz en grito conmigo The Rime of the Ancient Mariner entera delante de nuestras mujeres con el objetivo de que nos abandonen para siempre?’.

A veces, el pique se orienta hacia ideas para artículos. Hablando recientemente de gilipolleces como la quiropráctica o la acupuntura, llegamos finalmente al escepticismo en general. Y me animó a escribir sobre falacias lógicas. Yo alegué que era un tema demasiado conocido como para poder aportar algo. Pero más tarde pensé en los dos objetivos que se plantea toda persona cuando trata este tema:
En primer lugar, ayudar a la gente a ser unos sabelotodos insufribles en cualquier debate. En segundo, poner una foto de Christina Hendricks. Porque nunca es mal momento para poner fotos de Christina Hendricks.

¿Dos falacias o sendas ovras maestras de la naturaleza? Nueve de cada diez hombres encuestados no lo dudan.

Así que me dije: ¡qué coño! Y, acojonado por el hecho de empezar tan joven a hablar conmigo mismo, me puse dedos a las teclas y redacté esta lista de los argumentos torticeros más usuales que se pueden dar en cualquier discusión y, sobre todo, en internet. Claro que tampoco es que sirva para mucho. Porque encontrar a alguien cuya postura haya cambiado tras una discusión en la red es más difícil de hallar un oso amoroso en un pájaro de guerra klingon. En internet, no vale la pena discutir racionalmente.
A éste se lo habrían merendado los trolls.

Así que, además de poner la respuesta lógica a cada pensamiento achaparrado, redactaré una bonita frase para cabrear al contrario. Ya sé que no hay que alimentar a los trolls, pero… ¡son tan moninos!
La mayor parte de esta lista la he cogido vergonzosamente de una sola fuente: el podcast Skeptoid, que es la leshe en verso, y que recomiendo a todos. Así que, en orden alfabético:

Acojonamientum ad Mahoma
Empezamos con una nueva falacia que me acabo de inventar. Porque yo lo valgo. Cualquiera que haya escrito con un poco de cachondeo sobre la religión se ha encontrado con algún comentario como este.

Ejemplo práctico:
Onvre que argumenta: ‘Parece comprobado que muchos curas se han aprovechado del poder de la iglesia para tocar el tralalá a chavales de manera impune.’
Visitante casual del blog: ‘Ya estoy harto de los rojetes que se meten con los curas. A ver si tienes cojones de insultar a Mahoma, listillo’
Razonamiento oligofrénico: ‘Tu ataque contra la religión no es digno de atención porque no tienes valor para meterte con el Islam’.
Estilo sibilino: 0/5. Se trata de una manera totalmente gilipollas y demasiado obvia de eludir un tema. El temer por tu cabeza, que tan a gusto se encuentra encima de tus hombros, no tiene nada que ver con lo que se argumenta. Demos un (-1) de in-estilo al bienpensantismo cuando, encima, el que ataque empieza por ‘Yo no soy cristiano, pero…’.
Respuesta deseable: ‘Lo que tú digas, pero eso no tiene que ver con la veracidad del dato expuesto’.
Respuesta de bloguero cabreado: ‘Me cago en los curas, me cago en el Cristo de Burgos y me cago en Mahoma.’

Ad Hominem
Latinajo que describe a los ataques dirigidos a supuestas faltas personales en el argumentador que no tienen por qué tener nada que ver con lo argumentado. Esto es: toda discusión de internet.

Ejemplo práctico:
Onvre que argumenta: »El rap, en general, tiende a las letras pueriles, al exceso del culto a uno mismo y a los lugares comunes’.
Hoygan rapero: ‘Tú sólo eres un popero que escucha a Alejandro Sanz, y el rap es la VERDADERA poesía de la calle’.
Razonamiento oligofrénico: ‘Aunque no conozco a ese tío, seguro que lo que le gusta es los Cuarenta Subnormales y, por lo tanto, es incapaz de opinar sobre otro estilo de música’.
Estilo sibilino: 1/5. Ataque facilón a la persona que puede ir de un ejemplo como éste al más refinado ‘pues tú no tienes ni puta idea porque eres gilipollas’.
Respuesta deseable: ‘El que a mi me guste o no el pop no tiene nada que ver con que pueda analizar las bondades o faltas de muchas letras de rap’.
Respuesta de bloguero cabreado: Atacar con una falacia de exclusión del término medio con un bonus de insulto: ‘Claro, claro: por eso el Tito MC es un poeta que, como tú, habla musho, so capusho’.

Alegato especial
Consiste en poner la justificación de un hecho en un nivel de entendimiento al que el contrario no puede acceder. Básicamente, el punto y final de toda conversación sobre religión, hadas, acupuntura, homeopatía o las bondades del cine de Angelopoulus. Esto es, se trata de un recurso muy querido para toda seudo ciencia. Basta con soltar un ‘tú no eres un experto en numerología astrológica árabe’ para vencer en cualquier conversación sobre numerología astrológica árabe y, automáticamente, ganarse un par de hostias por dedicar tu vida a la numerología astrológica árabe. Si es que eso existe.

Ejemplo que no es de seudo ciencias para variar un poco:
Onvre: ‘En mi opinión, la plaza nueva de Santo Domingo en Madrid es poco práctica, los bancos están al sol, está elevada quitando así lo que podría haber sido una gran vista y, encima, es una invitación a que todo dios se mee en las escaleras’.
Estudiante de arquitectura: ‘Tú no puedes hablar de parques y edificios, porque no has estudiado arquitectura’.
Razonamiento oligofrénico: ‘No voy a rebajarme a hablar con este tipo que claramente no es mi igual. Así que lo desacredito de un plumazo y me dedico a mi verdadera afición de masturbarme mirando documentales de Le Corbusier’.
Estilo sibilino: 3/5. Es una táctica para terminar una discusión porque sí. Y como tal, pone un muro delante de ti contra el que sólo puedes darte cabezazos o, alternativamente, hacer una pintada que rece algo así como ‘estás baneado de por vida’.
Respuesta deseable: ‘No he estudiado arquitectura, pero sigues sin decirme por qué los bancos con Wi Fi están al sol sin un puto árbol’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Yo he estudiado en la universidad de Chuck Norris, con Master en partirle la cara a los arquitectos lobotomizados’.

Argumento de anomalía
Cuando se da un suceso que es anómalo y no puede identificarse con facilidad, rapidez y exactitud, siempre saltará el iluminado de turno que reclamará lo acontecido para la causa parasubnormal.

Ejemplo práctico:
Señor confundido: ‘He visto un objeto en el cielo que se paraba, bailaba al ritmo de la canción de Naruto y luego desaparecía’.
Respuesta de iluminado: ‘¡Ya están aquí! ¡Esos eran extraterrestres! ¡I want to believe!’
Razonamiento oligofrénico: ‘No sé lo que es, luego es un fenómeno paranormal’.
Estilo sibilino: 3/5. La gente lleva muy mal lo de no tener ni idea de cualquier evento que le llama la atención. Porque no es lo mismo el saber sobrellevar el no tener ni idea de cómo demonios se conjugan los verbos en alemán que el desconocer el porqué ciertas luces se apagan solas en tu casa. Así que es fácil tender a coger un atajo irracional y convencerse de que haberlas, haylas.
Respuesta deseable: ‘El que no sepas lo que es esa cosa extraña no quiere decir que sean automáticamente visitantes de otras galaxias. O, como en el tebeo aquel de Blake & Mortimer, de la Atlántida’. (Sí. Leo a Edgar P. Jacobs. ¡Otra muestra de literatura masoquista, próximamente en ente bloj!)
Respuesta del bloguero cabreado: ‘¡No, espera!¡No son extraterrestres!¡Es en realidad Lord Pepo que ha sido expulsado a velocidad sideral por el peo de un pokémon que previamente lo había absorbido en vía anal cuando se convirtió en metal líquido gracias a la mutación a la que se sometió al viajar al futuro! Seguro.’

Argumento del hombre de paja
Una de las más comunes. Muy querida por los ultra-liberales y emparentada (en el estilo ‘hijo de matrimonio entre hermanos’) con la falacia ‘Falta del término medio’, consiste en atacar una versión exagerada y fácilmente hostiable del argumento del contrario.

Ejemplo práctico:
Onvre que argumenta: ‘Dentro del cine cultureta, también hay bazofia risible como Canino, que es igual de mala que Batman y Robin’.
Usuario medio de los foros de la IMBD: ‘¡Eso! ¡Que no se haga cine difícil! Tú lo que quieres es que sólo se produzcan blockbusters veraniegos con guiones estúpidos’.
Razonamiento oligofrénico: ‘Este tipo está atacando una sóla película de un tipo de cine que me parece esencial. Por lo tanto, me pongo corporativista y lo amplío a absolutamente todas las películas de los Renoir, con lo cual su postura es indefendible. ¡Soy un genio del mal!’.
Estilo sibilino: 1/5. Fácil de pillar, se suele hacer más para ganarse al público que para intentar convencer al argumentador. Claro que, como ya he dicho en la introducción, NINGUNA conversación en internet tiene por objetivo convencer al contrario.
Respuesta deseable: ‘Es que yo no he dicho eso’.
Respuesta de bloguero cabreado: ‘¡Tienes razón! ¡El fin del cine! ¡Los océanos se evaporan! ¡Perros y gatos cohabitando!’

Apelar a la autoridad
Básicamente, una versión discursiva de que aparezca un tío con bata de médico. Muy querida por la teletienda, esta técnica dio hijos tan clásicos de la televisión de los 90 como las plantillas del Doctor Metz (¡Lo dice un tío con bigote y bata: TIENEN que adelgazar por cojones!) o las maravillosas plantillas del Doctor Ming-Wo, que anunciaba un chino de Moratalaz que, por algún motivo, gritaba su nombre al final del anuncio como si fuera Bruce Lee. Sí: veía mucha tele de madrugada cuando era joven. Algo tendría que hacer mientras empezaba la porno del Plus.

Ejemplo práctico:
Argumentador extrañado: ‘Pues yo no veo que me vaya bien meterme una aspiradora por el culo para corregir mis problemas de colon’.
Aficionado a todo lo alternativo: ¡Pues que sepas que siete de cada diez médicos naturópatas lo recomiendan!
Razonamiento: Me lo dice un tipo que dice ser una autoridad en la materia, luego será verdad.
Estilo sibilino: 5/5. Difícil de rebatir en una conversación casual. Casi todo nuestro conocimiento viene de fuentes en las que confiamos. La mayor parte de la gente ni hace pruebas científicas ni se lee un par de estudios contrastados para comprobar si algo es cierto. Más bien dedica su tiempo a lo normal: a hacerse pajas.
Respuesta deseable: ‘Desconozco esos estudios. Dame, por favor, las pruebas que sustentan tal afirmación’.
Respuesta modelo de Vicisitud y sordidez: ‘Pues uno de cada mil blogueros cabreados te recomiendan que te la metas por un lacrimal y te la saques por todo lo que es la uretra. Y no lo digo yo, que lo dice Hans Magnus Enzensberger’.

Existe un reverso idiota del anterior: el apelar a la falta de autoridad. Esto es, lo mismo, pero, en vez de ir con bata, va vestido con boina y faja en la cintura. Se trata de una de las falacias más queridas por todos los teóricos de las conspiraciones: cualquier alto cargo en cualquier área de poder es alguien a sueldo de la conspiración judeo-illuminati-masónica. Todo lo que digan es mentira.
La respuesta a este razonamiento es sencilla. El que tú no sepas nada sobre el tema y pienses que todo lo que puedas leer sobre ello forma parte de una conspiración no hace que tengas razón. Hace que seas gilipollas.

Apelar a la física cuántica
Una nueva moda. Un recurso tan en boga últimamente que hasta pillé el otro día a mi hermano, un oponente temible en cualquier discusión, utilizándolo en lugar de su más habitual recurso al Alegato Especial. De hecho, es una variación de esta última falacia, pero he decidido darle su propia entrada por aquello de que en ente bloj se utiliza a mansalva la teoría de cuerdas como sustituto a la frase ‘No sé qué decir al respecto’. Se trata de nombrar a la física cuántica cada vez que no se pueden dar explicaciones científicas de cualquier cosa. Básicamente porque se trata de una teoría científica que hasta Sheldon Cooper tiene problemas para explicar. Así que, si quieres anunciar que la pulsera magnética te arregla hasta la halitosis, pero no tienes pruebas científicas, puedes decir la palabra mágica ‘cuántico’et, regardez la gilipollez, ya nadie puede discutirte porque nadie tiene ni idea. Y el que ha leído algo, como yo, únicamente le suena el hecho de que el estado cuántico sólo se puede describir más o menos como ‘¡Atchonburike!’.

Ejemplo práctico:
Argumentador: ‘Pero hay que dilucidar si Jesucristo existió o no. O una cosa o la otra’.
Respuesta soberana: ‘Pues el existir o no existir es algo que no está tan claro, como está demostrando la física cuántica’.
Razonamiento oligofrénico: ‘Me están acorralando. Voy a hacer una tirada de tres dados de diez caras y voy a añadir un +50 de hechizo cuántico para finiquitar el combate’.
Estilo sibilino: 3/5. Si bien te deja desarmado al principio, una vez estás avisado gracias a entradas de blogueros listillos, la misma palabra ‘cuántica’ hace que salten más alarmas que en el Enterprise cada vez que se meten en la Zona Neutral (y eso hacen ya tres chistes de Star Trek en un solo post: ¡empiezo a estar falto de ideas!)
Respuesta deseable: ‘Vamos, hombre, responde a la pregunta con otro razonamiento, como el que el personaje podría ser mezcla de aspectos reales y mitológicos, y no salgas por peteneras con cosas sobre las que ni tú ni yo tenemos ni idea’.
Respuesta de Vicisitud y Sordidez: ‘¡Claro! ¡Y el universo tiene catorce dimensiones espaciales y dos temporales, y en ninguna de ellas ponen programas de televisión decente en horario de tarde!’

Apelar a los cojones
Pues eso. Que por mis cojones que sí. ¿Acaso hay que explicar más? ¡Por mis cojones que no!

Argumento de ignorancia
En una frase: es afirmar que algo es necesariamente falso porque no se ha podido probar que es verdadero o viceversa. Carl Sagan, que molaba más que vosotros, que yo e incluso que Mr.T o, en general, que el universo mismo, lo expresó con la frase Ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.

Ejemplo práctico 1:
Argumentador: ‘Manda cojones lo difícil que es explicar y comprobar empíricamente cómo surgió la vida en el universo’.
Fanático: ‘No tienes pruebas concretas al 100% de ello, luego las teorías sobre la formación de los primeros seres vivos son una gilipollez, Dios existe, creó el universo y no sólo te ama, sino que además te va a mandar a que te torturen eternamente por hereje de mierda’.
Ejemplo práctico 2 (el viceversa ese):
Argumentador: ‘Pues me da a mí que las hadas como que no existen’.
Tipo raro: ‘Pero no puedes probar lo contrario. Luego yo me fío de mi instinto y afirmo que realmente existen, tienen las orejas puntiagudas y grandes pechos que desafían las leyes de aerodinámica’.
Razonamiento oligofrénico: ‘No estás seguro de lo que piensas, así que mi opinión, que me he sacado del culo y de la que no tengo tampoco pruebas, es la correcta’.
Estilo sibilino: 5/5. La versión ‘esto es verdadero porque no puedes probar que es falso’ es más fácil de identificar y contraatacar, pero de todas maneras siempre se encuentra con el problema de toda mente científica: que nunca puede afirmar que está al 100% seguro de absolutamente nada. Y ahí ya, hijo mío, la has cagado frente a tu atacante.
Respuesta deseable: Pues lo que dijo el Sagan. Que era más listo y más chulo que tú y yo.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Claro que existen las hadas. Ahora mismo hay un travesti faérico dándote por culo, lo cual explica en parte el que las idioteces que dices parezcan escritas con la polla golpeando el teclado’.

Dar pena
Se trata de directamente pasar de argumentar y, simplemente, dar pena. El equivalente en una conversación a hacer esto:

O a no darle dinero a un pedigüeño y que te suelte el es triste de pedir, pero más triste es de robar.

Ejemplo práctico:
Argumentador: ‘No creo que exista la vida después de la muerte’.
Gato con botas: ‘Pero entonces me deprimiré, me endrojaré y me suicidaré. Tiene que existir vida después de la muerte’.
Razonamiento oligofrénico: ‘Voy a convencer al otro mientras le doy un paquete de kleenex’.
Estilo sibilino:0/5. Es posible que la palabra ‘patetismo’ se inventara para describir esta salida discursiva. O para describirme a mí en calzoncillos. Una de las dos.
Respuesta deseable: ‘El que tú desees algo no significa que tenga que existir’.
Respuesta del bloguero cabreado: Estooo… es que me pone unos ojitos… siento que el sarcasmo me abandona…

Envenenar el pozo
A menudo, se trata del hermano más inteligente y con más mala leche del ad hominem de toda la vida. Es la técnica de soltar, como quien no quiere la cosa, algo insultante sobre el oponente o sobre su posición antes de empezar tu argumentación. Por lo tanto, no es estrictamente una falacia lógica, pero suele encontrarse en este tipo de listas. Una de las teorías sobre el origen del término es que procede de esa broma que solían gastar los ejércitos cuando envenenaban las fuentes de agua potable antes de invadir una ciudad. Ocupa un lugar preferente en ente bloj, porque esto de ‘sutilmente comenzar con una palabra que deje mal al adversario’ es una técnica que solemos utilizar mucho por aquí. Sólo que sustituyendo lo de ‘sutil’ por ‘a lo bruto y con dos cojones’.

Ejemplo práctico:
Vicisitud: ‘Hamilton, que es un tipo bastante falso, ha comentado que la culpa de estamparse contra el muro fue de los mecánicos. Sospecho que eso no es así’.
Lector que no sabe en qué blog está: ‘Pero el vídeo muestra claramente que el mecánico colocó el tornillo de la rueda con un mondadientes’.
Estilo sibilino: 5/5 Es, por definición, un ad hominem sutil. Así que su característica principal es infiltrarse en la conversación como un Solid Snake. Prepárate para que te rompan el cuello.
Respuesta deseable: ‘Pues tienes razón’.
Respuesta de Vicisitud: ‘Hamilton es un mierda’.

Exclusión del término medio
Es una falacia común y muy querida por cualquier jefecillo de empresa, los cuales sólo quieren las cosas simplitas, machacadas, luego pasadas por la minipimer y suministradas con pajita. Se trata de considerar sólo dos posibilidades extremas, sin tener en cuenta las miles de posibles permutaciones intermedias. Esto es, que si una afirmación no puede ser falsa, por fuerza ha de ser verdadera.

Ejemplo práctico:
Argumentador: ‘Mecano tiene unas rimas risibles, pero me gustan otras letras y más que nada, la música’.
Fan fatal: ‘Tú odias a Mecano. A los que les gusta de verdad, les gusta todo’.
Razonamiento oligofrénico: ‘O estás conmingo o sin mí. Las cosas son como son’.
Estilo sibilino: 2/5.
Respuesta deseable: ‘No. Generalmente las cosas no son blanco o negro. Hay un término medio. En mi caso, está más cercano a ‘me gusta’ que a ‘lo odio’.
Respuesta del bloguero cabreado: ‘Tú el único término medio que has conocido es aquella vez que hiciste el trenecito en el cuarto oscuro de un club de transexuales’.

Existe un reverso tenebroso de esta falacia que se resume en una palabra: Galicia. Es la que podríamos llamar ‘exclusión de los extremos’. Porque, a veces, sí que hay cosas que son blanco o negro. Pero NUNCA para un buen gallego. O, bueno, puede que nunca o puede que siempre. O quizá sí, o quizá no, o algo por en medio…

Evidencia anecdótica
Resumiendo: cualquier argumento basado en las frases ‘pues a mi me funciona’ o ‘pues a una amiga de mi madre le ha ido de maravilla la terapia que le recetó el Baba Poya de llevar un palo metido por el orto para corregir la desviación de columna ’.

Ejemplo práctico:
Onvre: ‘Tengo unos ataques de gases capaces de dar suficiente energía como para que funcione un Airbus’.
Conocido preocupado: ‘Pues no sé por qué no vas a un homeópata. Yo, desde que sigo el tratamiento, me encuentro mejor’.
Razonamiento oligofrénico: ‘A mi me funciona’
Estilo sibilino: 3/5. Fácil de identificar, pero difícil de rebatir sin que el otro se ponga a la defensiva.
Respuesta deseable: ‘Puede funcionarte como placebo, pero las pruebas científicas demuestran que la homeopatía entra de lleno en lo que los expertos denominan ‘chorrada’.
Respuesta de bloguero cabreado: ‘No. Voy a ir a un experto en magia de hadas, que me han dicho que hay un duende que me besa el culo y se traga todo el gas’.

Hasta aquí la primera parte de este post ¡¡¡¡ÉPICO!!!! Sean buenos conmigo, que no soy un experto en estas cosas de ser un onvre de ciencia o de filosofía. Ni, por supuesto, de sensatez en general. Que yo leo a Thomas Covenant, escucho a Saurom (Lamderth) y veo pelis de Tim Kincaid. Impresionantes credenciales para ponerse a escribir de lógica Pero una apuesta es una apuesta.

Permanezcan atentos a la segunda parte, con el protagonismo de la Ley de Godwin y also starring los non sequitur y muchos más latinajos que harás que recuerdes las clases de ese idioma, luego la tortura de estudiar las declinaciones y finalmente acabes odiándome por hacerte revivir algunos de tus peores momentos del instituto.

Vota esta publicación

¡Haz click en una estrella para puntuarla!

Puntuación media 4.6 / 5. Recuento de votos: 5

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.