Como algunos habrán imaginado en los breves momentos en los que no tienen la mente ocupada en pensar en cosas realmente importantes como bañarse en salsa inglesa mientras ven las reposiciones de ‘El gran héroe americano’ (yo lo hago constantemente), Vicisitud y yo estamos de vacaciones. Así que eso significa una cosa: que no estamos trabajando. Y también otra: que nada de actualizaciones de Fórmula 1, nada del próximo Videofobia (le hemos cambiado el título, y el segundo capítulo está a punto de terminarse de montar) y nada de Satán es mi señor 3. Ni siquiera vamos a hacer un post de la selección, por mucho que adorásemos cierto magggnífico titular inglés (Beauty 1 – Beasts 0) y nos desgañitáramos gritando vítores dirigidos al bigotón de Vincent Of The Forest. Y, por favor: que nadie venga con lo de que el furbo embrutece, lo del pan y el circo y la cantinela del tenemos lo que nos merecemos. Sí: la hipoteca y la explotación laboral a mis amigos siguen aunque Esppppaña gane el mundial. Pero nunca oigo a la gente quejarse del supuesto bajo nivel intelectual del país cada vez que habla, por ejemplo, un político nacionalista, que dan un espectáculo aburrido que soluciona exactamente los mismos problemas que un partido de furgo, pero encima sin Xabi Alonso. Y es que a todos nos pone Xabi Alonso. Sí. A todos.
Así que me toca cubrir el expediente con algún breve post vago. Las opciones son varias: poner videos hoygan miren que grasioso peor que Wendy Sulca jaja. Poner fotos de Fails y añadir Epic a dos o tres. Hablar de caca. Incluso apuntarme a contribuir al final estético-moral del universo conocido y poner videos de gatos haciendo monerías.
Pero no. Prefiero echar mano de algo más terrible: ¡Las teorías absurdas que les sueltas a los amigos cuando llevas dos cervezas de más! (En mi caso, eso equivale aproximadamente a dos cervezas). Cada vez que estoy aburrido en una terraza tomándome una clara con limón, mis amistades tienen que aguantar mi absurda forma de clasificar a las mujeres. Y es que, para mí, las mujeres son como compact discs.
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¡Necesito ese disco! |
Veamos: la cara es la música del CD en sí.Lo realmente importante. Es por lo que te lo compras.

Así que lo importante para mí en una mujer es el rostro. Te escuchas el cd en el Spotify. Te gusta la música. Ergo compras. Claro que siempre hay algo que destaca en el conjunto: ese es el single. En el caso de la mayoría de la gente, son los ojos. En el mío, la nariz. Soy así de rarito. El resto de los rasgos son el equivalente a los estilos musicales: étnica, metal, perroflauta o incluso schlager. Eso sí: en el caso de una choni de polígono que te guste, siempre se dejará de hablar de CD y pasaremos a referirnos a ella como una casete. Cromo o Ferro dependiendo de lo hard-chunga que sea. Y, por supuesto, dentro de mi teoría, una MILF es obviamente un vinilo.
Ya tienes tu CD, vinilo o, so depravado, casete que te gusta. Pero hay algo muy importante que hemos olvidado: Las tetas. Ahí es donde entran en juego los bonus tracks. Un par mamario de aplauso incontestable es el equivalente a unas buenas canciones inéditas. No te vas a comprar un CD por los bonus tracks, pero su presencia ayuda. Y mucho. Pero es innegable que son algo secundario. Es lo que en términos científicos se conoce como El Paradigma Glandular Milla Jovovich.

Más secundario todavía es el culo. Sé que hay muchos fans de los panderos. A esos sólo les digo: sed felices con vuestra perversión. Pero esta es mi teoría absurda y aquí mando yo. Y está claro que no concibo que una cara de Belén Esteban pegada a unas tetas tan caidas que se pueda jugar al toque de balón con las rodillas con ellas (imagen mental que os acompañará en vuestras pesadillas) se pueda considerar como algo decente aunque tenga el trasero de una modelo de bañadores. Para mí, un buen culo es como unas bonus tracks de canciones en directo. Definitivamente, en ningún caso me compraría un CD por un par de ellas, por muy bien grabadas que estén. Pero si están ahí, bienvenidas sean. Su ausencia es irrelevante si el disco es verdaderamente bueno. O si las canciones inéditas son interesantes. Esto último, recuerdo, son las tetas. NUNCA está de más escribir otra vez la palabra ‘tetas’. Tetas.
Un fenómeno muy conocido gracias a las películas de adolescentes americanas es el de ‘la chica que está obviamente buena pero no se saca partido’. Eso es, dentro de esta teoría, lo que se conoce como una Demo. Sólo hace falta una buena producción para convertirla en un disco apañado. Pero, ¡cuidado! Un exceso de tecnología puede acabar en emputecimiento salvaje. Eso, dependiendo de la amplitud del cardado y el colorete puede hasta estar bien, pero generalmente termina en el terreno de la depravación. Es, por lo tanto, una remezcla. Como en el Introspective de los Pet Shop Boys, las canciones buenas de verdad son las versiones normales, no la bazofia esa de ‘Always on my mind / In my house’, que sería el equivalente musical a coger a una mujer y pintarle un triángulo de colorete bajo los pómulos y hacerle una mecha blanca en el pelo cardado. Y, sí: estoy pensando en el porno ochentero. Así que puedo conceder la depravación de que a alguien le gusten las remezclas, aunque sea por nostalgia pajillera.
La portada suele ser un elemento importante para que nos llame la atención un disco. El símil es obvio: equivale a la ropa. El estilo favorito de cada uno vendría a ser, por supuesto, lo mismo que la lencería. Esto es, para mí una carátula de Roger Dean tiende a ser más o menos esto:
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Aquí Paco del futuro: Blogger nos censuró la anterior foto de Charlize (no había ni sugerencia de pezón), así que vuelvo a la carga con la Dadá, que si no el artículo se queda raro. |
Y absolutamente nadie se preguntará: ¿dónde queda la celulitis en todo esto? Muy sencillo: es el libreto cutre. Ese momento que abres el disco y no vienen ni las letras ni nada. Pero para entonces es probable que todo de igual porque ya estés con los pantalones bajados. Como yo ahora mismo. Que hace mucho calor delante de este ordenador. (¡Ya os he jodido el día con otra imagen mental lamentable!)
Y con esto termino el que probablemente sea el post más cutre de la historia de este blog. Pero me consuelo con que pronto vendrá un precioso Videofobia con película italiana, algo más cortito, mejor iluminado y en el que salgo con un pañuelo rosa fucsia . Porque los programas de Videofobia son como un toro… bueno. Mejor dejarme ya de idioteces. ¡Ah sí! Se me olvidaba decir una cosa importante:
Tetas.
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