Las diez despedidas más deshonrosas de la historia del cine

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Como explicaba en este reciente y powerpóintico artículo, lo primero que hago cuando me decido a escribir un post es echar un vistazo a ideas viejas rechazadas. Tarde o temprano llega un periodo de sequía mental en el que lo mejor es rebuscar entre borradores que me parecieron una mierda en el pasado. Este artículo, sin embargo, no nace de un escrito abandonado por su extrema chunguez. Era el tema en sí el que no me convencía. El problema es que, en el fondo, era una idea un poco triste. Que no se alegraba ni añadiendo algún chiste de caca en la introducción. Pero me daba pena tirar lo ya escrito a la papelera, pues lo que se hace para un blog es el equivalente literario del cerdo: se aprovecha todo. Así que, allá vamos: Caca. Quiero decir…:

Hoy os voy a revelar un secreto: nadie planea palmarla. Si estuviésemos todo el día pensando que cualquier cosa que estés haciendo podría ser tu último acto en la tierra, probablemente no pararíamos de follar. Además, nunca nos hurgaríamos la nariz ni, por supuesto, escribiríamos sobre nuestros movimientos intestinales en un blog.

Por lo general, y a no ser que andes con un bonito cáncer terminal, los actores siempre piensan que todavía pueden aparecer en una obra más. Ahí tenéis a Patrick Swayze, largándose por la puerta grande con ‘The Beast’ a pesar de que se imaginaba que casi no podría terminar ni el episodio piloto. O John Wayne, en estado terminal cuando interpretó a un vaquero en estado terminal. Sin olvidar a Massimo Troisi, que palmó justo el día después de acabar con gran esfuerzo ‘El Cartero y Pablo Neruda’.

Henry Fonda se despidió con un Oscar y Edward G. Robinson justo después de rodar la algo hortera pero muy emotiva muerte de su personaje en ‘Cuando el destino nos alcance’. Pero no estáis en este blog para leer sobre estos momentos. No. Aquí venís a por la vicisitud. Y no todas las estrellas tuvieron la suerte de las antes mencionadas. Otras se marcharon dejando como último testimonio tremendas odas a la palmada en la cara. Éstas son las 10 más chungas.

*Nota cutre: Varios de los actores de esta lista trabajaron en películas para televisión después de estos fiascos. Pero sólo voy a considerar sus últimos trabajos para la pantalla grande. ¿Por qué? Muy sencillo. Podría decir que es porque soy de los que todavía separa el cine de la tele. Pero la realidad es otra: lo he hecho porque me convenía. Y ya está.

Menciones espaciales
Muchos freaks dirían que la despedida más deshonrosa de la historia sería la de Paco Rabal en ‘Dagon’. Pero estarían totalmente equivocados. De entrada, porque la película tampoco está tan mal. De hecho, cualquier flim en el que salga Raquel Meroño desnuda y, además, sea devorada por un bicho gigante, tiene algo de atractivo. Pero ver a uno de los actores favoritos de Buñuel despedirse del cine con una escena en la que le arrancan la piel de la cara tiene un cierto hálito surrealista y metalingüístico que le habría encantado al propio director aragonés.

Por su parte, Frank Sinatra se dejó convencer por su amigo Sammy Davis Jr. para salir de su retiro y hacer una aparición en ‘Los Locos de Cannonball 2’. Pero, al menos terminó su carrera en el cine en una película en la que sale Burt Reynolds con bigotón. Y eso es muy jrande.

Finalmente, Gene Kelly. Uno de los grandes del Hollywood clásico se salva por un tecnicismo. Tecnicismo que, en realidad, me viene bien: así no tendré que hablar otra vez de ‘Xanadu’ en este blog. ¡Patinaje! ¡Aerógrafo! ¡La ELO! ¡Mi gaycidad! Ya está bien, leñe. Realmente, su última película para la gran pantalla fue el recopilatorio de números musicales ‘That’s Entertaintment III’. Que queda un poco cutre en su filmografía, pero al menos no avergüenza a toda tu descendencia.

Así que, pasemos al verdadero top ten:

10.- Mae West
Es difícil ser un sex symbol y envejecer sin conseguir un mayor reconocimiento por tu trabajo. ¡Que me lo digan a mí! En los años del Hollywood clásico, muchos optaban por retirarse. Hoy en día, por desgracia para nuestras pupilas, más bien le dan al colágeno y al bótox. Todavía se me forma un estrangulamiento hernial cada vez que pienso en la primera película de Meg Ryan con su nueva cara. Por no hablar del ¡¡¡¡ÉPICO!!!! estallido de risa en el cine cuando, en los créditos de ‘The Women’, aparecía como ella misma respondiendo a la comprésica pregunta ‘¿Qué es ser mujer?’ con un profundamente cínico ‘Pues ser natural’. ¡Y lo dijo sin descojonarse y, lo que es más difícil, sin que se le reventaran los puntos de la operación de inflado de labios!

Pero antes la cosa era distinta. Algunas estrellas consiguieron regresar como secundarias de lujo. Otras volvieron con un motivo más loable: ponerse en ridículo para que todos quisiéramos morir de vicisitud. Ese fue el caso de, por ejemplo, la mini-actriz Veronica Lake, que no vio mejor vehículo para retornar a las pantallas que una película en la que interpretaba a una científica loca judía que se vengaba de un Hitler todavía vivo haciendo que unos bichos le devoraran la cara. Pero no es esa la despedida más vicisitúdica de una vieja gloria volviendo a las pantallas por un motivo principal: da mucha pena, pero le falta el punto de desvergüenza y atchonburikismo del adios al cine de Mae West.

West fue una estrella inmensa en los años 30. Mucho más que lo que nunca llegó a ser Lake. Sus películas salvaron de la quiebra a la Paramount en aquella década. Hasta Dalí era fan. Además, era guionista, y la influencia de sus diálogos se ha extendido a lo largo de los años. Leñe, tanto ‘¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?’ como ‘Cuando soy buena, soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mejor’ son frases suyas. Nada más que por estas maggggníficas empalma-citas ya tendría que tener una plaza a su nombre en todas las ciudades del mundo. Una de las grandes no sólo en la historia del cine, sino también en la del movimiento feminista.

Que decidió culminar su retorno al cine haciendo de una estrella de gran apetito sexual, y recién casada con el joven Timothy Dalton, la cual es cortejada por otros galanes. Era 1978. West tenía unos lozanos 85 años.

El dantesco espectáculo resultante se tituló ‘Sextette ‘. Se trataba de una adaptación de la obra homónima de West, y fue dirigida por el realizador de ‘Chitty Chitty Bang Bang’. Esto es, que ya tenía experiencia en el cine fantástico. A lo largo del metraje de este musical con más filtros difuminadores que un especial Sara Montiel rodado por Just Jaeckin, la West se dedica a soltar sugerentes dobles sentidos sexuales. Que en 1930 hubieran podido ser muy ocurrentes, pero que dichos aquí quedan bastante siniestros. Imaginaos una obra de revista con Marujita Díaz casada con Hugo Silva haciendo constantes referencias a la noche de bodas y seguro que llegáis a la conclusión que eso de imaginar mejor dejarlo para otro momento y que estaría bien sacarse lobotomizarse con una pinza para la ropa por vía nasal.

Claro que, en un arranque de genialidad, los productores desearon rodear a la octogenaria de un casting jlorioso que incluía a Ringo Starr (el miembro sórdido de los Beatles y, por lo tanto, referente de este blog), George Hamilton (esa cosa de plástico recubierta de cuero curtido metida a actor), el mito de la chunguez Keith Moon (a ver si Amistoso Vecino se arranca pronto con su post invitado dedicado a su figura) y Alice Cooper. De esmoquin:

Se cuenta que Mae West se sometía todas las mañanas a un satisfactorio enema para mantener su belleza. O para prepararse para esta inmenso ejemplo de lo que los gays llaman ‘cine camp’ y yo, por supuesto y con mucha más coherencia, cine-colonoscopia.

9.- Peter Sellers
El comportamiento de la carrera de Peter Sellers tuvo unos altibajos de calidad y popularidad tan grandes e imprevistos que debería ser estudiada sólo por expertos en física cuántica. Como muestra, sus últimas dos películas. Después de haber conseguido una nominación al Oscar por la mítica ‘Bienvenido Mr Chance’, decidió volver al terreno de la parodia que tan tristemente había visitado en su anterior ‘El estrafalario prisionero de Zenda’ interpretando el doble papel de detective y villano en ‘El diabólico plan del Doctor Fu Man Chú’. Con ello, consiguió que su despedida del cine fuera esto:

Y poco más se puede añadir.

8.- Joan Crawford
Tanto Bette Davis como su eterna rival Joan Crawford llegaron al final de los años sesenta con un problema: la edad. Cada una se enfrentó a ello de distinta manera. Davis se dedicó a alternar papeles de secundaria de lujo con varias mediocridades, además de estar ocupada molándose mucho. Crawford, sin embargo, se conformó con aparecer en una bazofia tan ridícula que hizo que lo mandara todo al carajo y abandonara el cine.

El flim en cuestión se tituló ‘Trog’, una producción inglesa de tres pesetas sobre una especie de troglodita congelado que arma la grande. Y que resulta tremendamente aburrida. La propia actriz resumió sus impresiones sobre esta obra de arte confesando que consideró suicidarse por la vergüenza que le produjo verla. Incluso mintió en su autobiografía diciendo que el presupuesto era tan cutre que tenía que cambiarse de ropa en su propio coche.

Teniendo en cuenta que era millonaria porque se había casado con un jefazo de Pepsi, no hay quien entienda por qué eligió esta cosa como despedida. Posiblemente pensara que siempre podría regresar para un último gran papel. Pero no. En sus días finales se dedicó a alternar pepeles en televisión con cagarse en los muertos de su hija, a la que desheredó. La chica se vengó con un libro (que originaría por su parte otra jran película-colonoscopia) en el que denunciaba los malos tratos a los que la sometía su madre. Algunos amigos de Crawford declararon que todo era mentira. Bette Davis, por su parte, se dedicó a promocionar la publicación en los ratos en los que no estaba siendo la hostia. Y esperaba su propio final vicisitúdico.

7.- Bela Lugosi
El caso más famoso de despedida vicisitúdica de la historia del cine no entra en el top cinco por un motivo claro: que Lugosi, en el fondo, hizo su carrera a base de películas cutres (algo que también deja fuera a gente como Karloff o Rathbone, y en una dimensión paralela de chunguez extrema a John Carradine).

Pero la última peli de Bela sigue representando un final tremendamente poderoso: tras arrastrarse por los estudios más cutres de Hollywood (el lógicamente llamado Poverty Row), terminó sus días en compañía de Ed Wood (el obviamente llamado Extreme Vicisitud Row). Esto es, al menos no se despidió protagonizado una cutrez cualquiera, sino LA CUTREZ más mítica de la historia. ¡Y una vez muerto!

Por lo tanto, por mucho que Lugosi no fuera la estrella más respetada de la historia del cine, este adiós sigue siendo muy vergonzoso. Y no: no pienso hablar de una película de la que todo el mundo ha escrito ya.

6.- Orson Welles
¡Ah, Orson Welles! Al igual que John Huston, pasó sus últimos años siguiendo la máxima del cheque. Con tal de que le pagaran, salían en cualquier cosa: el segundo se dejaba ver en finstros como ‘El diabólico triángulo de las Bermudas’ o ‘Myra Breckinridge’, ese mítico desastre de taquilla clasificado X con un cameo de Mae West y una escena de Raquel Welch petándole el cacas a un señor con un strapon. Welles, por su parte, llegó a trabajar con artesanos de la chunguez como Bert I Gordon o Humberto Lenzi. O con Manowar. Pero eso es otra historia.

Sin embargo, mientras que Huston tuvo la suerte de cerrar su filmografía con una reputada película como director (‘Dublineses’), Orson pasó a la historia al despedirse del cine poniendo su voz a una película de animación. Lo cual tampoco es tan grave. El último papel de James Stewart fue como perro pistolero en ‘Fievel va al Oeste’, película que me gustó más de lo que hoy en día se dice.

Lo que le pasó a Huston es que la suya no era una producción Spielberg o Disney precisamente.

Fue ‘Transformers’.

Una continuación para cines de esa serie de televisión que nunca vi. De hecho, aunque parezca mentira por mi obvio friquismo, no supe la trama que justifica la existencia de unos juguetes que se convierten en vehículos hasta que se anunció el rodaje de la peli de Michael Bay. Y no vean ustedes lo que me reí cuando me la contaron.

El personaje que interpretaba Welles era concretamente, a un plagio de Galactus devorador de planetas, clara metáfora de lo que realmente le importaba al orondo genio en aquellos momentos y en qué se gastaba su dinero.

5.- Ray Milland
¿Se acuerdan que comentaba al principio que algunas de estas estrellas realmente se despidieron con alguna cosa para la televisión? Bien. Pues Milland no llegó ni a eso. Su verdadera despedida delante de las cámaras fue un VHS que parece ser que era una especie de video-concurso-elige tu propia aventura. Todo un ganador del Oscar. Es como si Cuba Gooding Jr confirmara su declive haciendo de Amo del calabozo en ‘Atmosfear 23: Me sigo cagando en tus muertos’.

Pero no temáis: no me saltaré mi propia regla. Sé que os daría igual, pero uno tiene su orgullo. No como Milland, claro. Que para nuestro regocijo se despidió de la pantalla grande con ‘Serpiente de mar’, la que iba a ser la gran película americanizada de Armando de Ossorio, y que se quedó en cutrez hecha con un muñeco con pelotas de ping pong en los ojos. Porque el póster (que me encantaba de pequeño porque me recordaba a la portada de un tebeo de El Capitán Trueno) era esto:

Y la película, esto:

En 1984. Lo que es un productor cutre.

Milland ya llevaba varios años en declive, habiéndose puesto en ridículo en cosas como, valga la redundancia, ‘La cosa con dos cabezas’. Que aparece en algunas listas de las peores películas de la historia, pero que al menos tenía un par de chistes buenos y coches chocándose en plan ‘Los caraduras’. Pero ‘Serpiente de Mar’ tiene el problema de ser más aburrida que un maratón con los monjes de ‘La noche del terror ciego’ como corredores.

4.- Raul Julia
Muchas veces, los actores que se consideran muy cultos e importantes justifican su aparición en películas de género con un ‘a mi hijo le hacía ilusión’. Viggo Mortensen lo hizo cuando aceptó de un día para otro convertirse en Aragorn y convertir en erótico el eterno concepto de ‘seguro que se quita la chaqueta y da una olor que echa pa’trás’. Raúl Julia también culpó a su retoño por haberse enfundado la gorra de Bison en ‘Street Fighter’. Dejando claro de paso que hay niños con más visión que otros. O con más mala leche.

El pobre hombre estaba ya un poco pachucho cuando protagonizó este clásico de cine malostálgico. Sí: ese tipo de películas que los post-adolescentes de la época ponían como ejemplo de lo peor jamás filmado y que hoy en día es uno de esas cutreces nostálgicas con las que los post-adolescentes de hoy pueden llenar blog para meterse con la nueva versión. Porque, por mucho que ahora se ponga como ejemplo de chorrada con gracia en comparación con la idiotez simplemente mala de ‘Street Fighter: La leyenda de Chun Li’, cerrar de esta manera una carrera tan seriota como la de Julia fue un tanto triste. Es como si Jeremy Irons hubiera estirado la pata justo después de ‘Dragones y Mazmorras’. O ‘Eragon’. O ‘La pantera rosa 2’

Jeremy, te la estás jugando.

3.- Groucho Marx
Ya vimos en este artículo cómo los hermanos Marx culminaron su legado cinematográfico como trío con una película hecha un poco a salto de mata. Sin embargo, años más tarde, aparecieron en la mega-épica-colonoscópica ‘The Story of Mankind’. Claro que sin compartir plano en ningún momento. Supongo que debido a una imposición del propio grupo. Aunque, teniendo en cuenta la película resultante, no descarto que fuera decisión del realizador Irwin Allen, quizá aconsejado por un equipo creativo de expertos asesores encabezado por Paquirrín.

Esta película, que acabó formando parte del mítico libro de 1978 «The Fifty Worst Films of All Time (and how they got that way)», puso fin a la carrera de Harpo y Chico en el cine. Pero Groucho siempre fue el mejor. Y como tal, tenía que despedirse de una manera mucho más sórdida:

Interpretando a “Dios” en una película sobre el LSD de Otto Premminger.

La idea de Groucho haciendo de Dios es, de entrada, magnífica. Sólo podría mejorarse si se considerase la divinidad cristiana y pusiéramos también a Antonio Ozores como el Hijo y a Chiquito como el Espíritu Santo.

¿Cómo podía ir mal? De entrada, y por desgracias, el personaje no es EL Dios. Simplemente se trata de un gangster muy poderoso con un mote poco sutil. Y si esa fuera la única decepción, todo seguiría bien. Pero estamos hablando de una película que no ha tenido todavía edición en DVD (o, por lo que creo, en VHS) debido a que los herederos de Premminger se avergüenzan tanto de ella que niegan el permiso.

Para que entendáis cómo es esta cosa, pondré otro ejemplo patrio bastante clarito: es como si José Luís Garci dirigiera una película sobre la cultura hip hop mezclándolo con una trama de presidiarios protagonizada por Arévalo, pusiera a José Luís López Vázquez como gran hampón y contratara a Miguel Ángel Muñoz para hacer de émulo de El Chojin.

Traduciendo: un director viejuno, no especialmente conocido por su sentido del humor, pretende hacerse el moen-no realizando un esperpento sobre los hippies y las drogas contratando a un chavalito joven erótico (John Philip Law) para representar a toda una generación, pero haciendo una historia propia de películas de 30 años antes con reparto plagado de viejas glorias, que son los verdaderos protagonistas.

Claro que el peor crimen de todos es tener a Groucho durante más de 20 minutos y no conseguir ni un sólo momento gracioso. Además de, según dicen, tratarle mal. Eso sí: los créditos de la película son cantados. No me refiero a que vayan con una canción. Es que la letra son los propios créditos:

Sin duda lo mejor de lo que fue la última y chunga despedida del mejor cómico de todos los tiempos. Eah.

2.- Errol Flynn
En los últimos días de su vida, el mayor héroe de acción del Hollywood clásico acabó dándole al güisqui cosa mala. Junto a Fidel Castro. Lo cual hace que la cosa pase de ‘Típica caída en desgracia para biografía cutre del canal E! a ‘Totalmente la hostia’.

Tras pasar unos años siendo uno de los actores más taquilleros del momento, Errol y su bigotillo cayeron en desgracia. El problema es que se le veía como un hipócrita por hacer de héroe en películas bélicas sin haber ido a matar a gente de verdad como hacen los jombres de pelo en pesho. La realidad es que este mítico sórdido, además de generar leyendas urbanas sobre su polla y un piano, también tenía serios problemas de salud, los cuales le impidieron alistarse y le facilitaron una vida de adicción a las drogas.

Pero quien tuvo, retuvo, y, a pesar de su aspecto de borracho con la cara hinchada, se las maravilló para tener un arranque de pederastia tardía y, con más o menos cincuenta años, ligarse a una muchacha de quince. Y para ella planeó una película que supondría la confirmación del retorno del galán tras su breve éxito en ‘The Sun Also Rises’ y el lanzamiento al estrellato de la chica.

Claro que primero pensó en hacer un documental hagiográfico sobre Fidel Castro y la revolución cubana. En plena contienda, y con la colaboración de los propios rebeldes, Flynn realizó esta ignota obra que casi nadie ha visto. Una vez terminada, sumó dos y dos y pensó: ‘¡Cinco! ¡Haré una peli partiendo de esto con mi novia de protagonista!’. Y todos los que lleven un tiempo leyendo este blog saben que ‘aprovechar un material ya rodado’ suele ser el equivalente cinematográfico a las albóndigas de comedor universitario. Sí: esas cuyo interior era más o menos del color de una pantera rosa que llevara abierta tres días y que tenían una extraña capa gelatinosa que parecía un dibujo de una sección trasversal de la corteza terrestre. Todavía tengo pesadillas. Y creo que aun hay parte de eso en algún lugar de mi organismo.

La película resultante (en ese link se la pueden tragar enterita… ustedes sabrán lo que hacen) se tituló ‘Cuban Rebel Girls’, ‘Cuban Rebel Girl’, ‘Assault of the Rebel Girl’ o, según algunas fuentes, ‘Ay, madre mía, qué cosa más chunga’. Y, como suele ser normal en estos casos, hay un claro motivo para que sea casi desconocida: la vergüenza. La cosa es una combinación de voz en off (pero mucha, mucha, mucha), una trama sobre una joven americana que decide dejar para otro día pintarse la uñas y se une a la revolución y apariciones esporádicas de un Flynn en el estilo de interpretación de ‘no me jodas, que mi hígado ya apenas funciona como un Windows 1.0’. No, en serio. Meses más tarde, cuando la estrella murió, el forense declaró que el órgano estaba prácticamente desintegrado.

Fidel, por su parte, sigue con su chándal viviendo en La Habana. Pero muchos apostantes en la porra necrológica piensan que pronto hará un mutis por el foro para irse de copas con su antiguo amigo estrella de cine.

1.- Bette Davis
Bette no se marchó con la película más chunga de la lista. Pero hay una serie de consideraciones que me han hecho ponerla la primera:
– Esta mujer era muy grande. Mítica. Quizá una de las mejores actrices de la historia.
– Su última película estuvo dirigida por Larry Cohen , señor al que le tenemos cariño en ente bloj por su atchonburikesca carrera.
– Parecía que Bette si iría por la puerta grande. Premio en San Sebastián. Perfecta interpretación crepuscular en ‘Las Ballenas de Agosto’…

Y va y se mete a protagonizar una comedia del director de ‘The Stuff’ e ‘It’s Alive III’. De la que se marchó una vez comenzado del rodaje.

A partir de aquí, las versiones de los hechos difieren. Según Bette, en uno de sus conocidos actos de molarse, comentó que se fue porque el guión era una mierda y no le hicieron caso a sus exigencias de reescrituras. ¡Cómo iba a palmarla después de hacer una bazofia y quedar tan mal como Joan Crawford!

Luego está la versión del director. Bastante más creíble. Según él, se fue porque estaba mal de salud, y alegó lo del guión (que, al fin y al cabo, habría leído) para que no se corriera la voz y pudiera seguir consiguiendo papeles. Algo lógico conociendo cómo funcionan las aseguradoras.

Por un motivo o por otro, la película resultante fue una cosa de gran vicisitud. Porque Cohen, quizá oliéndose en un ataque de edwoodismo que se podría convertir en el último papel de la estrella, en lugar de volver a rodar sus escenas (primero pensó en otras viejas glorias como Lucille Ball), hizo un cutre trucaje, cambió el guión y explicó la desaparición del personaje como una transformación mágica en una tiarraca buena. El resultado no tenía mucho sentido (o al menos esa sensación tuve cuando la vi en su momento) lo cual se unió a un humor poco afortunado y a que Davis estaba tan mal que parecía el monstruo de ‘Tales from the Crypt’ para formar un conjunto de vicisitud que da bastante pena.

Y eso es todo. Reconozco que es un post un poco triste. Grandes actores poniéndose en ridículo. Claro que siempre podría haber sido peor. Mucho peor. Al fin y al cabo, sólo eran unos últimos papeles. Otros se fueron de manera mucho más sórdida y divertida. Pero tampoco es plan de meterse en temas estilo Hollywood Babylonia. Que ya he demostrado otra vez demasiada gaycidad con tantos datos sobre Joan Crawford.

*Nota: Vicisitud tardará un poco más de lo normal en hacer el artículo sobre la próxima carrera de F1. Está atareado con su colección de cascarrias de personajes famosos. Noooo. Que es broma. Es una colección de recreaciones de carreras de F1 con bastoncillos para las orejas usados.

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