
En Radio 3.
Es como entrar en el Vaticano e intentar convencer al papa para que use pantalones cortos en la misa y que toda la curia se tatúe ‘Amor de Madre’ en el glande. Yo no era muy consciente de lo ¡¡¡¡ÉPICO!!!! de la propuesta. Ya sé que era Radio 3, pero estaba tan metido en la vorágine del tema (todo ha sucedido en una semana) que apenas pensé en ello. Si acaso, noté cierta falta de espacio al entrar en el estudio, quizá motivada por los inmensos cojones de Ángel, los cuales sospecho que tenían incluso un par de satélites orbitándolos.
Obviamente, la minoría talibán de siempre (del tipo que es más vociferante que Fraga con un altavoz después de que un rojo le haya palpado el escroto a traición) se alzó en armas y las hostias llovieron instantáneamente en los comentarios del blog del programa. El cual, curiosamente, todavía lleva la leyenda de la anterior etapa ‘un programa para todos aquellos que no quieran sentirse obligados a despertarse de buen humor’. Me callo mi opinión sobre esa frase, porque reflexionar sobre ella podría acabar con el teclado incrustado en la pantalla. Muchos oyentes de esos a los que se les llena la boca de Benjamin Biolay demostraron un total compromiso con el término ‘capullo’ insultando al nuevo formato y al nuevo presentador, quien por cierto es un tipo magnífico que deja que le toque las tetiglias.
Porque toda persona de bien sabe que si alguien escribe la palabra graciosete entre comillas en un comentario, se debe apagar el gilipollómetro si no se quiere que explote y se produzca una devastación nuclear. Si tal aparato existiera, claro. Ojalá. El caso es que muchos elitistas exigían airados que no hubiera humor en su programa. Que ellos quieren seriedad en su seria música seriota. Que esto no es CURTURA, sino desvergüenza y chabacanería. Que para eso escuchan radio fórmula y Los 40 subnormales.
Pero, vamos a ver, almas cándidas. Quiero decir, almas imbéciles. ¿Desde cuando es delito que se pueda combinar buena música (o, en todo caso, música no mainstream) con un poquito de humor? Que yo sepa, es algo que nunca se ha hecho. Se nota que hay mucha gente que no ha atendido a las enseñanzas del bigotón de Frank Zappa. ¡Si hasta lo dice Peter Hamill!:
Otros reclamaban que su programa sólo tuviera música. Una opción que me parece tan respetable como cualquier otra, pero que en los tiempos de Spotify, los blogs, myspace y los softwares de recomendación de grupos según tus gustos de los gestores de Mp3, creo que es cada vez menos necesario. Por no comentar el hecho de condenar el nuevo formato por ser ‘radiofórmula’, cuando tal término define, más o menos, lo que ellos piden. Según Wikipedia, es “una radio con un modelo de programación monotemático sin división de programas”. O sea, Kiss FM. Canción tras canción con poca palabra en medio.
Pero bueno. El caso de todo esto es que ‘Hoy empieza todo’ se presenta como un intento de aunar humor y buena música. Ole sus cojones. Y, además, han invitado a un blog con una imagen y contenidos a priori opuestos a lo que se supone que da su emisora. A priori. Porque una cosa es la gente que allí trabaja y otra muy distinta el grupo minoritario de talibanes cojoneros.
¿Continuarán nuestras aventuras en Radio 3 tras esta primera y algo vicisitúdica intervención? ¿Nos volverán a llamar? ¿Llegará el día en el que en la emisora de calidad por antonomasia deSSSPPPPAÑA se hable de Günther? Y, más importante, ¿por qué, si el rimel me queda genial, no puedo encontrar unos pendientes que me favorezcan?
Por ahora, estén atentos a la sección de podcasts del programa, a ver si terminan colgando lo nuestro (y, si no, vamos pidiéndoselo a la magggnífica gente que allí conocimos) para escuchar nuestra colaboración en el primer programa: una conversación basada en el post de “Las letras que deberían desaparecer de las canciones de amor”, en el cual (SPOILER) se repite varias veces la palabra ‘teta’. Es que somos unos graciosillos serios y con clase.
Avisaremos de la próxima intervención, si se diese, para que nos escuchen. Pero, sobre todo, para que se metan en el blog y den una opinión positiva de lo que están oyendo… sin que se note, claro. Y se lo agradeceremos enormemente.