Best artists ever: Los flatulistas

Foto del autor

4.8
(4)
Alguna vez se ha dicho por aquí que la definición de “idiota” es la de “aquel freak que cree que Lucas tenía planeada ‘La Guerra de las Galaxias’ como una hexalogía desde el principio”. Hoy añadiré una nueva: la de “idiota, estúpido y cretino”, que es concretamente “aquel que no sólo no se ríe, sino que encima se ofende, con los chistes de pedos”.

Así que recomiendo a todo idiota, estúpido y cretino que esté leyendo este post que lo deje ahora mismo. Porque vamos a hablar de la mejor ocupación artística que ha conocido el ser humano: la de flatulista.

Muchos sabréis que opino que lo mejor que puede hacer una persona en esta vida, aparte de lavarse el prepucio antes de pedir una felación, es hacer que otra persona se ría. Y el descojone ante las expulsiones de gases intestinales es algo universal. ¡Qué mejor, entonces, que especializarse en dominar el arte de tirarse pedos! Porque eso es lo que hacen los flatulistas. Peerse.

Para todos los freaks, los profesionales del cuesco más famosos son Terrance y Phillip, los dos personajes de la película de South Park que cantan la gran y sentida tonada ‘Eres un cabrón hijoputa’. Pero estos dos monigotes tienen un problema: son ficticios. Lo magnífico es que sí que han existido expertos en pedos que se han ganado la vida con su habilidad.

No es que conozca muchos casos. Pero eso precisamente convierte a los pocos elegidos flatulistas en épicos héroes del humor. Ya en la edad media, la ventosidad era un elemento que solía hacer sonoro acto de presencia en el ámbito festivo. El juglar favorito de Enrique II de Inglaterra era el apropiadamente conocido como Roland Le Pettour. La obra cumbre de su espectáculo era el momento conocido como ‘un brinco, un silbido y un pedo’. Su dominio gaseoso llamó la atención del rey, supongo que porque en aquella época en la que un monarca podía mear en las cortinas del castillo si le apetecía y en la que lo más parecido al jabón era el amasijo de cascarrias que tendría debajo de su trono, lo del olor era un término relativo. Enrique, encantado con que el buen hombre pudiera hacer tonadas con su orto, le concedió 30 acres de tierra con la única condición de que todas las navidades se pasara él o sus descendientes a tirarse cuescos en su real presencia.

Este número particular de entretenimiento se recoge también en una de las cumbres de la literatura sórdida, ‘Gargantúa y Pantagruel’ del muy cachondo François Rabelais, un onvre dispuesto a todo para hacer un chiste. Concretamente, es el personaje de Panurge quien interpreta tan simpático ‘brinco, silbido y cuesco’ en honor de Pantagruel. Su amigo intenta devolverle el favor (en el mundo sórdido de esta novela, un pedo es mejor homenaje que todas las coronas de flores del mundo; y quizá en el mío). Sin embargo, su ventosidad alcanza tal potencia y fertilidad por culpa de la tonillería, que de ella nacen unos cuantos miles de seres feos y bajitos a los que acaba llamando… ejem… pigmeos. ¡La corrección política no existía en el siglo XVI! (o al menos en la traducción al inglés que he leído yo)

Pero para conocer al mayor flatulista de todos los tiempos, el mundo tuvo que esperar con impaciencia hasta que Joseph Pujol revolucionara el negocio del entretenimiento a finales del XIX. Este francés (¡Qué pena! ¡Con la tradición de cachondeo sobre la mierda que tienen los catalanes!) demostró desde pequeño esa curiosa habilidad nacionalmente conocida gracias a Camilo José Cela de poder absorber agua con el ano y expulsarla violentamente, creando al mismo tiempo hilaridad y un desastre que luego a ver quién era el guapo que limpiaba.

Cuando descubrió que también podía absorber aire a voluntad, hizo lo que todo hombre de bien haría: peerse constantemente en la panadería en la que trabajaba y decir que estaba tocando un instrumento. Aquello no creo que colara, pero desde luego la gente se descojonaba. Y, según parece, no era malo para el negocio, pues la habilidad más importante de un buen flatulista es expulsar gases inodoros. Esto es, que no se trataba de comerse una cassolette (plato-tortura gabacho consistente en una mezcla de fabada, salchicas, panceta e incluso pato que es perseguido por las Naciones Unidas como la más peligrosa arma química conocida) y esperar a que los intestinos te llamen ‘¡cabrón!’. El método consiste más bien de usar el ano como la boca. O sea, como Esperanza Aguirre, pero estéticamente más edificante.

El siguiente paso de Joseph fue montar su propio espectáculo, para el cual adoptó el nombre de ‘Le Pétomane’, esto es, ‘El pedomaníaco’. Como toda persona de bien disfruta de un buen flatulista, el señor tuvo éxito y acabó en el mítico Moulin Rouge. Donde, en vez de cantar como loco éxitos del pop junto a Nicole Kidman, se dedicó a tocar ‘O Sole Mio’ y ‘La Marsellesa’ con una ocarina pegada al culo. Lo cual es, por supuesto, mucho mejor.

¿Cómo sería un espectáculo de este señor? Gracias al maravilloso mundo del cine y, concretamente (y como no podía ser menos), a Italia, tenemos una recreación en la película ‘Il Petomane’, protagonizada en 1983 por Ugo Tognazzi. Y distribuida en Estados Unidos por… ¡LA CANNON! Nunca unos expertos en cine-colonoscopia estivieron tan cerca del culo:

Pujol abandonó el Moulin Rouge después de que la gerencia lo denunciara por haber hecho una representación gratuita para ayudar las ventas del puesto de jengibre de un amigo. ¡Los métodos gilipóllico-empresariales no son cosa de ahora! Imagino el juicio:

Fiscal: Entonces, ¿expulsó usted gases en el mercado de forma melódica?
Joseph: Bueno, yo solté aire.
Fiscal: ¡El acusado acaba de confesar su culpabilidad?
Abogado: ¡Protesto! ¡Podría ser que hubiera comido casolette!
Juez: ¡Protesta aceptada! Señor fiscal, más le vale demostrar que lo que salió del culo de monsieur Pujol no fue una irrefrenable carga de metano mortal.
Podría haber sido mejor todavía que el juicio de Chiquito contra Florentino (‘¿Ha dicho alguna vez las palabras ‘jarl’, ‘no puedorl’ o ‘finstro’ en un medio de comunicación?’). Pero finalmente, la denuncia se retiró cuando el Moulin Rouge sacó una ‘Mujer Petomane’ que fue a su vez denunciada por Pujol. Sobre todo porque hacía trampas y utilizaba un pequeño fuelle. ¡Y eso es un inaceptable insulto a la prestigiosa profesión de flatulista!


Esta épica historia no sólo ha generado el largometraje italiano de Tognazzi, sino también dos cortos (Éste y otro dirigido por el realizador habitual de los Monty Python), un musical y una nueva muestra de literatura infantil de vanguardia, verdadera heredera de la épica historia del topo al que se le había hecho vileza encima. The Fartiste, de Kathleen Frull, Paul Brewer y Boris Kulikov incluye hermosos dibujos del gran Pujol apagando una vela y frases de calidad como:
“One minute, by chance, he was flexing his gut
The next, he had sounds coming out of his butt’

Pueden imaginarse regalos más peligrosos para un niño. Por ejemplo, un kit de plutonio para crear tu propia bomba nuclear. Pero no hay duda del riesgo inherente a darle este libro a un niño impresionable con ganas de llamar la atención. Me imagino los problemas de limpieza de calzoncillos que surgirían mientras que el chaval intentara imitar a su nuevo ídolo. Porque no dudo que Pujol sería ipso facto más importante en la vida del infante que Ben 10 y Hannah Montana. Lo cual, recordémoslo, sería bueno desde un punto de vista educativo.

Joseph se retiró con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Su trono (no-hacer-chiste-fácil; no-hacer-chiste-fácil) quedó vacante. Si bien ya en vida le salieron plagiadores, ser un clon de combate de este hombre es complicado. Intentar imitar a un pétomane puede traer el mismo resultado que el de copiar una película de alto presupuesto: lo que sale tiene todas las papeletas para ser una mierda. Sin embargo, Pujol tuvo un imitador, Mr Lesfires, que incluso dejó constancia grabada de su arte. Algo que un perturbado ha compartido con todo internet gracias a Youtube:

Pero básicamente, la guerra nos privó de un gran arte. Durante años, muchos recordaron a Joseph. Incluído Mel Brooks, creador del momento de cuescos más famoso del cine en ‘Sillas de montar calientes’, que es esa misma película interpretó a un personaje llamado William J. Lepetomane. Algunos, como Roger Waters (¿Pensábais que era un músico alejado de la sordidez? Recordemos: ‘The Wall’ está en la lista de Discos Con Valores), intentaron incluir ventosidades en sus obras (concretamente en el caso de Rogelio Inodoros, en ‘Music from The Body’). Pero nadie de entidad ha surgido hasta la llegada de… Mr, Methane.

Como el personaje que interpretaba Paul Reubens en ‘Mystery Men’, Mr. Methane es un superhéroe de las ventosidades. Utiliza la misma técnica que Le Petomane y se dedica a salir en programas sórdidos de televisión. Aquí lo tenemos poniendo ‘Art into fart’ en el ‘Britain’s Got Talent’. Uno de los jueces es tan idiota, estúpido y cretino que vota para que lo larguen ANTES de que empiece. Pero la chica es peor: es idiota, estúpida, cretina y falsa, pues también vota en contra, pero luego no para de descojonarse. ¡Coherencia, señora!:

Mr, Methane ha llegado a grabar tres discos (uno de ellos, navideño). Y ahora viene lo bueno: uno de esos momentos de coherencia que hacen que pienses que hay una fuerza cósmica que da unidad al universo y que, sin duda, está borracha: Los tres están producidos, interpretados y parcialmente escritos por el (mejor) ex-batería de Jethro Tull, Barrimore Barlow. El grupo que cantaba ‘Ella es un suspiro de champán en una noche estrellada / Ella es un cálido pedo en Navidad’. Obviamente.

Así que disfrutad de la risa ante un buen pedo. No seáis cretinos como los presentadores de ‘Britain’s Got Talent’. Reíd con un buen pedo, aunque de la olor. Que ya lo dijo Rabelais:

Amigos lectores, que este libro leéis,
Despojaos de toda afección;
Y, en la lectura, no os escandalicéis:
No contiene mal ni infección.
Es verdad que hay poca perfección
Que aprender, sino más bien reir;
Otro argumento no puede mi corazón elegir,
Visto el duelo que os carcome;
Mejor es la risa que de lágrimas escribir
Porque reír es lo propio del hombre
.

Así que: A reírse, leñe:

Vota esta publicación

¡Haz click en una estrella para puntuarla!

Puntuación media 4.8 / 5. Recuento de votos: 4

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.