
Era la confirmación definitiva: el Dr. Boll es un sórdido. Una persona digna de nuestra admiración. Un ONVRE.
Como conocedor de bastante bazofia cinematográfica, me molestaba que se le hubiera colgado el cartel de ‘Nuevo Ed Wood’. Los que lo decían demostraban que no habían sufrido el verdadero cine colonoscopia, ese que te inspira a abandonar el cine y dedicarte a otros hobbys (esto es, darte cabezazos contra la pared o arrancarte los ojos con el mando a distancia).
Yo sospechaba que Boll no era un hack pesetero al uso. Hacía películas chungas con las que sacaba unos euros. Pero se acababa de arriesgar con una superproducción. Un paso que a Menahem Golan le llevó años dar. Así no piensa un productor a la búsqueda del rédito rápido. Además, veía estilo. Sentía amor. Y, sí: me entraba la risa floja con lo embarullado de su narrativa cercana a Albert Pyun en sus momentos más cortocircuitados. Porque no vamos ahora a decir que Boll es un grande de la cinematografía mundial. Pero allí había algo. ¿Sería el tipo interesante que yo sospechaba?Pues sí. Boll es un Buenfreak. Este término describe a aquel que es dadivoso con su friquismo y se acerca a su afición desde el amor, con el objetivo de agradar a los demás y compartir su pasión. Al contrario que el Falsofreak (también conocido como jordicóstico), no quiere epatarte con sus conocimientos ni buscar tu admiración hacia su obra. Uwe Boll es así. One of us. Amable y dispuesto a compartir. No sólo porque nos regaló un par de DVDs con sus dos primeras películas alemanas y una foto firmada junto a los dobles de Bush y Bin Laden (no, en serio). Más bien porque se nota una intención de agradar. Y mucho amor al cine.
Porque Boll no es el iletrado cinematográfico que muchos creen. Tiene conocimientos y criterio. Considera que ‘Weekend’ y ‘Al final de la escapada’ son grandes películas, pero que Godard perdió al público más adelante. Le encanta ‘Apocalypse Now’, y echa de menos la época en la que el cine independiente y los estudios corrían riesgos y buscaban sobre todo ofrecer algo distinto. Él intenta llevar esa filosofía en su trabajo, y su objetivo para sus últimas películas, es sorprender. Eso NO quiere decir que lo vaya a conseguir. Pero, al menos, tiene clara su meta.
Así, no es de extrañar que la entrevista que le hicimos Danda (del blog La corte del rey panzudo, que fue quien organizó el evento) y yo fuera bastante interesante. El buen onvre no sólo contestó a todo lo que le preguntamos, sino que insistió en enseñarnos la escena más dura de la última película que ha rodado: un drama carcelario en blanco y negro (¡!) con diálogos improvisados al estilo Cassavetes (¡¡¡!!!) titulado ‘Stoic’. Boll se está volviendo más oscuro. Quizá todos los insultos de internet le están haciendo mella y realmente busque cambiar su imagen. Una tarea titánica, pero que apoyo, a pesar de que su consecución pueda resultar más difícil que encontrar una camiseta heavy blanca. Pero siempre he sido fan del ‘underdog’. Supongo que por exceso de ‘Rocky’ en mi infancia.
Así que disfruten de la entrevista. NO se esperen un documento cachondeándonos de Uwe. Eso ya lo han hecho otros y, realmente, no nos interesa. Lo que buscábamos era conocer un poco mejor al ONVRE. ¿Lo conseguimos? Pues claro que no. Pero no veáis lo bien que nos lo pasamos charlando con él: (Nota del montador: Está claro que Paco Fox estudió producción. En medio del caos en el que vivo, tuvo que insistir noche y día para decirme «Monta a Boll. Aunque no esté tan bueno como Amaia Salamanca. Monta a Boll. Que para algo me gasté un dinero indecente en viajar a Frankfurt. Monta a Boll, que a Danda le va a dar un infarto. Pero tuvo que ser la navaja en el ojo – que es la autora de la titánica labor de subtitulado y de quitar toda la morralla al primer montaje en bruto – la que se conmovió ante los pucheritos que Paco, en plena desesperación, comenzó a hacer. Su «Monta a Boll» fue el que valió).
