Ente onvre: José Raúl Díaz Viera, El Canario

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Hay una palabra que odio profundamente. Se trata de una animadversión irracional que se activa cada vez que la leo o escucho y que es el equivalente sónico de darle de comer a un mowai después de medianoche o de practicarle una depilación nasal a La Masa.
Se trata de ‘Canalla’. Y si va unida a ‘Rollito’ o ‘Puntito’, la probabilidad de que quiera practicarme una lobotomía con un cuchillo de untar margarina Tulipán aumenta en un 99 %.

Hay, sin embargo, una palabra en cierto modo relacionada con ella que, si bien no adoro, no me produce tanto ardor de estómago. Se trata de ‘bohemio’. A mis muy dañados por escuchar rock progresivo oídos les suena distinta. Porque lo canalla, término tan de moda entre gentuza que se llama cosas como ‘Muchachito Bombo Infierno’ y van vesllarfspuafghhs…

Perdón. El escribir eso ha hecho que vomite todo lo que concretamente el bazo. A lo que iba:
‘Canalla’ se refiere a la gente baja y ruin. Pero el término ha sido adoptado para describir una supuesta vida bohemia popular y autodestructiva, pero cool. Una muestra más del guarripijismo.
Mal.
El bohemio no tiene nada que ver con el cantante bajuno, el putero drojadicto ni, por su puesto, con el “barriobajo chic”. Mi imagen va más bien por Valle Inclán (ese sórdido) y gente extraña pero con una cultura que sólo es equiparable a su capacidad para ser unos pesados diletantes.

Por supuesto, la bohemia es campo de cría de gentuza. Pero también es dada a engendrar jrandes onvres. Como José Raúl Díaz Viera, “El Canario”. Se trata de un tipo que se recorre Madriz repartiendo copias de sus librillos de poemas o pinturas a cambio de la voluntad. Pero el señor se lo curra: por lo que he leído, es casi un best seller en términos de gacetillas callejeras. Normalmente tampoco me habría fijado en este tipo si no fuera por la impresionante GRANDEZA del currículo que acompaña su librillo de pinturas sobre palmeras que llegó a mi poder recientemente gracias a mi amiga Cristina:

“Nace el 18 de Mayo de 1954, es pintor, poeta, músico y figurante de películas premiadas en Hollywood, Berlín y San Sebastián, colaboró de Auxiliar Artístico en 1977 y 1978 con TVE, ha trabajado al lado de Esteso en “Aplauso”, en “300 millones” con Olga Guillot, en las “1001 estrellas” con Luís Aguilé, colaboró en pequeños papeles con Nadiuska y en películas de López Vázquez, ha publicado más de 100 títulos”.

Y yo añadiría: “y tiene un magnífico bigotón”.

Una cosa es ir al Café Gijón o ponerse delante de la Casa del Libro a repartir tus poemas. Eso es bonito y me causa ternura. Pero hay un paso más, algo de una inmensidad sobrehumana cuando reclamas tu lugar en la historia cultural nacional citando a Esteso y tu papel como figurante en películas de Nadiuska. Hace falta un tipo de onvre muy jrande para alardear de esa biografía.

Así que si vais por Madrid y os encontráis con este señor, compradle un librillo. Que este tipo de secundarios gloriosos (que decía Panadero) son los que nos alegran la vida.

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