Esto se acaba. No porque no se puedan llenar hasta cinco posts más sobre el tema, sino porque he llegado a ese punto conocido por las sagas ochenteras de terror en el que sólo tienes dos soluciones: o abandonar el barco o hacer una secuela en el espacio. Como el tema estelar ya lo toqué por aquí, sólo me queda cerrar la serie. Al menos hasta que toque resucitarla. Que fuimos muchos los que nos sentimos confundidos cuando, después de ‘Viernes 13: Capítulo final’ llegó ‘Viernes 13 V: Un nuevo comienzo’. ¡Qué inocentes y, por qué no decirlo, gilipollas éramos!
Así que damos paso a un batiburrillo de clones que, más o menos, podría llamarse ‘Lo que queda’, ‘las que se me olvidaban’ o, directamente, ‘A las que tenía menos cariño de pequeño porque no salían bárbaros’.
Bengadores Gusticieros:
Los lectores habituales de este blós sabréis ya que, si bien no se nos puede acusar de conservadores, sí que sabemos reconocer que el derechismo bien entendido favorece la acción. Por eso, somos fans de las películas en las que un a buen señor le da por tomarse la justicia por los huevos y repartir sopapos y partidas defunción forzosas a
todo tipo de malos malosos despreciables, repulsivos y posiblemente hasta votantes de Esperanza Aguirre. Sin remordimientos ni problemas morales. Por eso alabamos la desvergüenza de ‘Venganza (Taken)’ y nos aburrimos con la chorrada de ‘La extraña que hay en tí’.
Una película mítica del subgénero fue ‘El justiciero de la ciudad’, proyecto que se le ofreció a medio Hollywood (Steve McQueen, Frank Sinatra, Clint Eastwood e incluso Jack Lemmon) y que finalmente ganó en presencia y bigotón al acabar en manos de Charles Bronson. Aunque Lemmon como vigilante habría tenido gracia. No. Borrad eso. Habría sido muy triste. Aunque si hubiera llevado bigote…
Me reafirmo. No.
El flim tuvo bastante éxito, y los derechos de la secuela, por avatares del destino, acabaron en manos de Menahem Golan, que produjo hasta cuatro entregas más, una historia bien detallada en el libro ‘Bronson’s Loose’ que plagiaré inmisericordemente para la ‘Historia de la Cannon’ que llevo años preparando. Es posible que el taquillazo de Bronson permitiera que le dejaran hacer a Scorsese ‘Taxi Driver’ un año más tarde. Pero aquí no estamos por eso. Lo que queremos es recordar los plagios baratos. Y el más famoso de todos fue de 1980 y se titulaba ‘El Exterminador’.
Conocida por tener en el cartel a un tipo con casco y lanzallamas, la película no tiene ninguna escena de un tipo con casco y lanzallamas.Aunque sí un soplete ido de madre. Claro que, a estas alturas no vamos a esperar que los posters de las cutreces de aquella época se correspondan al 100% con la verdad. Eran más bien algo así como las fotos de usuarios del Meetic, pero con paisajes postapocalípticos de fondo.
Esta cosa, dirigida por un tipo con el sonoro nombre de James Glickenhaus, también se apuntaba a la moda de veteranos de Vietnam con problemas mentales que surgió a raíz de la peli de Scorsese y DeNiro y que incluyó títulos como ‘Joe’, ‘Deathdream’ y mi favorita, ‘El Ex Preso de Corea’. No porque la haya visto, sino por la poca vergüenza del distribuidor español de probar a ver si alguien se confundía con aquel éxito de título similar sobre los placeres de las prisiones turcas con música de Moroder.
De la secuela (esta vez, sí, con lanzallamas) se encargó, cómo no, la Cannon. Probablemente como parte de un malvado plan de hacerse con el monopolio del cine de vigilantes (y es que nadie ha dicho que todos los planes maquiavélicos tengan que tener sentido). Más adelante aparecieron dos partes más que, curiosa y vicisitúdicamente, no lo eran. Lo que pasó fue que, en nuestro país, un par de distribuidoras cutres se hicieron con dos películas del protagonista de ‘Exterminador’ y le cascaron el ‘3’ y el ‘4’ detrás para confusión del respetable. O sea, de mí. Pues no creo que muchos por ahí siguieran con interés el devenir de esta saga en la que nada parecía ser verdad.
En el 82 llegaron ‘Vigilante’ y ‘Fighting Back’, en las que se cambiaba la figura del ‘vigilante solitario’ por la más práctica de ‘asociación de vecinos con mala leche’. Se produjeron otras películas a lo largo de los 80 (entre ellas ‘Calles Salvajes’, de 1984, en la que Linda Blair lucía cara de muñeca repollo y le hacía pupita a una panda de gamberros), pero prefiero quedarme con, cómo no, el plagio turco del original que se perpetró en el 75. Que esto es internet y no hay blog que no hable de los plagios turcos. Además, era la cinematografía destinada a hacer el clon más descarado. No en vano se trata del único país que puede entender la verdadera esencia del original: el cine de venganza es mucho mejor con bigotón. Y estoy convencido que Turquía podría triplicar su PIB si los bigotes fueran mercancía explortable.
Festines selváticos:
Aquí tenemos una serie de clones que siempre me dieron concretamente que igual. Bueno, más bien un miedo atroz. Porque es gracioso que hoy en día la portada de ‘Holocausto caníbal’ se vea censurada cuando durante toda mi infancia pude contemplar esa persona en plan pincho moruno a lo bestia durante todas mis visitas al videoclub, verdaderas antesalas de los traumas que hoy asolan mi mente.
El caso es que esta película fue un hito. Un motivo fue su estilo de falso documental , muy de moda últimamente con el añadido supermoderno de contratar a un cámara con parkinson. Pero principalmente triunfó por ser más desagradable que un disco de rumba country progresiva. Un género que acabo de inventarme, pero que YA protagoniza mis pesadillas. Tan guarra era la cosa, que al pobre Ruggero Deodato, el director, lo llevaron ante la justicia por pensar que se trataba de una grabación real. Que, a propósito, era en parte. Porque es verdad que los actores no estaban muertos, pero los pobres bichos que despellejaban sí que acabaron convertidos en catering. Pero no hay duda de que habría sido extremadamente divertido ver a los actores presentarse ante el juez y declarar: ‘Sí señoría: que yo sepa, no he sido devorado por una tribu de caníbales”.
De todas maneras, ‘Holocausto Caníbal’ no fue la primera de la serie. Ese honor corresponde a ‘Mondo Cannibale’, que era una respuesta de ficción a la moda de películas ‘Mondo’, documentales falseados de casquería selvática. Pero la que realmente generó los clones, que es lo que nos interesa aquí, fue la película de Deodato. Luego llegaron ‘Comidos vivos’, ‘Caníbal Feroz’, ‘Sexo Caníbal’, ‘Terror Caníbal’ e incluso una de Jesús Franco llamada, qué original, ‘El caníbal’. Dos de las más interesantes por motivos (por supuesto) no cinematográficos son ‘Schiave Bianche: Violenza in Amazzonia’ y ‘La montaña del Dios Caníbal’. La primera porque los distribuidores españoles tuvieron a bien llamarla directamente ‘Holocausto caníbal 2’. La segunda porque, engañados por el hecho de que estaba protagonizada por Ursula Andress y parecía de aventuras, Televisión Española la zampó sin problemas un sábado por la tarde de septiembre hace varios lustros. Y, como tenía sus buenas escenas de gorrinadas culinarias, se armó la grande. Yo recuerdo perfectamente que me reí bastante tras la estupefacción inicial, pero también que me dio bastante pena por el pobre responsable de programación. Claro que seguro que hoy en día habrá algún chaval que se acuerde de mí y tema por mi futuro laboral cuando se programe en el Canal+ Acción ‘Masters del Universo’.
Como toda fiebre italiana, la producción cesó tan rápido como había surgido. Muchos años más tarde, nuestro viejo amigo Bruno Mattei realizó un plagio escena por escena de ‘Holocausto Caníbal’. Pero de esa estapa de este triste personaje hablaré más adelante.
Miscelanea mortal:
Películas de todos los tipos han tenido clones de combate. Sólo era necesario alcanzar una buena taquilla. Incluso si eran cosas seriotas y extremadamente lentas como ‘Deliverance’. Una película censurable por mostrar una violación a Ned Beatty y a Burt Reynolds sin bigote. Pero la gente la vio. Y los clonadores pensaron: ¡la peli es artit-tica, pero en el fondo es un tema en plan casposo! ¡Hagamos lo mismo, pero sin ser un rollo!.
Así, tuvimos ‘La presa’, quizá el mejor clon que se haya realizado. Dirigida por Walter Hill, seguía siendo interesante y agobiante, pero sin bostezos. Otras cosas fueron ‘Rituals’, ‘Hunter’s Blood’ o, por lo que he leído, una tal ‘Just Before Dawn’. Todas avisando de los peligros de irse al bosque y encontrarse con retrasados mentales. Como si eso no pudiera pasar en cualquier polígono industrial un sábado por la noche.
Más sorprendente es la existencia de un clon de otra película de Burt Reynolds: ‘Los caraduras’ (Smokey and the Bandit). Cierto es que ya se estilaba un subgénero de caspilla de camioneros. Hasta Sam Peckinpah hizo ‘Convoy’. Curiosamente su peli de más éxito, pero que rodó borracho (claro que eso no era una novedad). Pero hay que tener poca vergüenza para sacar tu propia peli de catetos sureños en la carretera y titularla ‘Smokey and the Hotwire Gang’, uno de los clones menos conocidos de los que he hablado aquí.
Dentro de este grupo de plagios aislados muy poco conocido está ‘Encuentros en el abismo’, un clon de ‘Encuentros en la tercera fase’, pero con Manolo Zarzo en lugar de François Truffaut. Que no he visto, pero cuya premisa suena extrañamente similar a ‘Abyss’. ¿Quizá debería buscarla? La respuesta está clara: por supuesto que no. Pues sospecho que tiene que ser de esas cuyo visionado devora poco a poco tu alma.
Más famosas en su momento fueron las copias de ‘Loca academia de policía’. La mayoría llegaron de los propios Estados Unidos: ‘Patrulla de Noche’, ‘Academia Antivicio’ (¡con Ginger Lynn!), ‘Loca academia de maleantes 1’ (supongo que nunca existió la 2), ‘Loca academia de combate’ (de los propios creadores de la serie, clonándose a sí mismos en una muestra imprescindible de poca vergüenza)… También estaba involucrado uno de los guionistas de la original en ‘Locademia de conductores’. Una muy recordada tanto porque tuvo su publicidad (no en vano era de la Fox) como por lo lamentable de su título: ¿Qué clase de palabro es ese? ¿Es que estaban recortando presupuestos y quitaron letras? Si vas a crear nuevas palabras, que sean tan jrandes como ‘jarl’ o ‘finstro’. No ‘Locademia’. Incluso de pequeño me daba vergüenza ver el póster.
Vicisitud que también me asolaba cuando examinaba las carátulas de la saga ‘Karate Kimura’, un plagio italiano de ‘Karate Kid’ de un descaro extremo que forma parte de la leyenda del frikismo actual. No por nostalgia o por su falta de valores cinematográficos, sino por una duda que ronda muchas conversaciones de ese tipo de gente que pasa sus momentos de asueto social hablando de directores como Luigio Cozzi: ¿Pero cuántas secuelas tuvo esto? En los tiempos de videoclub, sólo recuerdo tres partes. Pero más tarde, algunos juran que llegarn a ver hasta ocho en el Telecinco glorioso de las mamachicho. En la IMDB sólo aparecen 6. ¿Cúal es la realidad? Y ¿a quién le interesa la respuesta?
Otras chorradas en las que no voy a entrar son los clones de ‘La última casa a la izquierda’, todo el pifostio que se montó alrededor del ‘King Kong’ de Laurentiis o el lío extremo de las falsas secuelas de ‘Posesión infernal’ mezcladas con ‘House’ en Italia. No por nada en especial. Sólo que nunca se sabe cuándo será necesario resucitar una franquicia. Hasta en un blog.
La clonación actual:
Con las excepciones de las películas de The Asylum y los plagios brasileños de animación, toda esta serie ha estado centrada la mayor parte del tiempo en la época gloriosa de esa poca vergüenza fílmica que fueron los 70 y 80. Y, sobre todo, en Italia. La desaparición de la industria de cine de género de ese país a finales de los 80 supuso el final de los clones más interesantes. Y, por interesantes quise decir ‘hilarantes’. Pues hay algo de poca vergüenza, alegría y sordidez en la cutrez italiana que no encuentras en otras partes.
Por supuesto que hay muchos más clones en la actualidad. Y no sólo los últimos que realizó Bruno Mattei antes de morir. Esos son más bien como si Herbert West le hubiera inyectado blandiblub verde al cine chungo italiano y se hubiera mantenido
vivo de manera espeluznante para poder ofrecer esputos de la talla del clon de ‘House of the Dead’, el de ‘Holocausto caníbal’ antes comentado y uno de ‘The Mummy’ que llega al punto de descaro (o, en términos científicos, de ‘me la suda todo’) de plagiar un plano de ‘El ejército de las tinieblas’ de Raimi:
La prueba de que hacer copias sigue siendo un buen negocio es que ‘Turistas’, ese clon de ‘Hostel’, incluso se estrenó en cines. Pero, para ser sinceros, la cosa está sobre todo confinada a los video clubes. Si es que todavía existen. La última vez que fui hasta vi una portada igualita que la de ‘Silencio desde el mal’… ¡y eso que fue un fracaso!. Por supuesto, hay un ‘Curse of Pirate Death’, millones de pelis de fantasmas de pelos largos y las cosas de The Asylum, que son principalmente material de emule. Pero todo a un nivel mucho menor que antaño. La chavalería no está tan curtida en bazofia. Y creo que es algo esencial en la educación cinematográfica.
Sin embargo, sí que hay una película que ha generado hoy en día sus buenos hijos ilegítimos (estilo ‘entre familiares cercanos’): El señor de los anillos. Dado que el libro ya engendró sus propios clones (más información sobre mi favorito aquí), las películas también han facilitado una avalancha de finstros. Movimiento que ha supuesto todo un flash-back a la época gloriosa que he cubierto en esta serie. Incluso hay, como en el caso de los clones de Indiana Jones, una gran posibilidad de encontrarte con John Rhys Davies en el reparto: Dragon Storm (¡con el prota de ‘Los Colby’!), In the Name of the King (¡De UBA!), Fire and Ice (¡Producción rumana!)…
Como es normal, dado que esta serie comenzó con Ator y su pandilla, son pelis que sigo viendo. Sí: pagué por tragarme ‘Eragon’ y acabo de ver un avance de ‘Legend of the Seeker’, serie producida por Sam Raimi y, cómo no, rodada en Nueva Zelanda. Claro que, sin la óptica de ‘veamos esta cutrez de cuando era niño’, hasta yo tengo un límite. Como con esa bazofia mortalmente aburrida para televisión de ‘El anillo de los Nibelungos’, que abandoné a los veinte minutos. Ni siquiera por la coña de que el director de esta miniserie familiar fuera el mismo que la épica sobre la drogadicción más chunga ‘Cristina F.’ y la oda a la violación múltiple de ‘Última salida: Brooklyn’.
Pero supongo que me encargaré de eso dentro de varios años, cuando esta bazofia deje de ser cine-colonoscopia y se convierta en cine-colonoscopia nostálgico. Que ya no se tratará de lo mismo. Será algo mejor. Y, con suerte, podré decir lo de que ‘ya no se hacen películas de bajo presupuesto como las de antes’. Si es que hay todavía una blogosfera. Y si es así, al menos tendremos la certeza de que no existe un dios justo y misericordioso.
Terminando:
¿De qué cosas no he hablado? Por supuesto, de los clones de ‘Zombi’ de Romero. Pero eso ya lo avisé en el primer artículo que era en realidad el tercero. Se trata de un subgénero taaaan amplio, que no pienso entrar en ello. Lo mismo puede decirse de los de ‘La Noche de Halloween’. Respecto a los de Rambo, no sé qué más puedo añadir al inmenso artículo de Viruete al respecto. Y las películas de moteros que proliferaron tras ‘Easy Rider’ y ‘The Wild Angels’ me dan un poco que igual. Excepto una. Esta maravilla que será mi último ragalo. Por ahora. Hasta la próxima. Que ocurrirá. Lo sé.