
Me refiero, claro está, a los ONVRES. Y más en concreto a esos maravillosos onvres que vivieron los ’70 y ’80 en su plenitud y que han intentado sobrevivirlos de la mejor forma posible. Sí, son esos que ves manteniendo sus impolutos peinados, sus anillazos, algún que otro bigotón y que, en el mejor de los casos podrían ser figurantes en la serie del Fary y, en el todavía mejor de los casos, podrían tomarse un coñac con Arturo Fernández. Sabéis quiénes son. Y los admiráis.
Pero esos onvres, en los ’80, eran más, mejores y, sobre todo, estaban más a la vista. Por ese motivo, la publicidad se hacía para ellos y, lo que es más importante: las colonias también se hacían para ellos. Porque todos sabéis que entos onvres tenían su particular aroma. Este post es el tributo a una época en la que la publicidad era MUCHO mejor (sí, hay gente muy buena hoy en día, y con varios de ellos he tenido la fortuna de trabajar, pero todos sabemos que nunca volverá a haber otro frescor salvaje del Caribe) y, por encima de todo, es el tributo a unas marcas de colonia que no intentaron ni avergonzar a los freaks, ni hacer aún más repulsivos a los pijos ni robarles merecidamente los cuartos a fashion victims jugando a ser metrosexuales.
Una vez más, la mongoloide estructura de top ten me vuelve a seducir. onvres y muheres, aquí tienen el aroma de los sueños:
10. Colonia Senator
De entre todas las colonias de gama baja que encontraron su merecido lugar en los supermercados, Don Algodón es una fragancia que viene rápido al pensamiento. Pero tuvieron que ser las jrandes mentes pensantes del Mercadona las que supieron darle EL nombre correcto – «Senator» – a su marca blanca. Y es que un onvre de verdad no ve promesas de gloria en una “Colonia Día” o una “Colonia Mercadona”. De putas mierdas de nombres como “Hugo Boss” no voy ni a molestarme en rajar. Feck, un onvre tampoco aceptaría la etiqueta “For men” ¡Porque un buen onvre sabe perfectamente que existe una etiqueta de ética superior que es “Just for men”! (pronunciado «yust», con «u») Pero, claro, ver una colonia llamada “Senador” ¡eso es CLASE!
9. Flor de Blasón
“Avon llama a su puerta”. Como no sé de cosmética, no debería opinar tan a la ligera, pero los productos vendidos puerta a puerta de Avon siempre me han producido tal sordidez que creo que toda muhé que se precie debería maquillarse según lo que dicte tan vicisitúdica empresa.
Por supuesto, una marca como Avon no podía dejar de intentar dar la los onvres lo que tan bien supo ofertar a las muheres (as I write this, Paco Fox lleva una colonia de Avon en su trabajo, para disimular sus vicisitudes intestinales). “Flor de Blasón” fue el mayor triunfo de Avon en este siempre exigente campo de las fragancias para onvres. Una vez más, distinción nobiliaria un peldaño por encima de los senadores de Mercadona. ¡Sube a mi caballo, lacayo!
8. Mandom
No me suele gustar hablar de fragancias que no hayan formado parte del día a día de ESPAÑA. Me parece lamentablemente cool y Jordicóstico. Pero en un blog TAN marcado por la Cannon como éste, no puedo evitar poner ente hespot protagonizado por la masculinidad, el bigotón y la onvría en estado puro: Charles Bronson (pongan aquí la onomatopeya de José Luís Moreno haciendo uh-uh-uh a modo de introducción del vídeo)
¡Claro que sí! ¡La utilización de la colonia a granel es cláusula innegociable del machotismo! ¿Qué carallo es eso de un par de gotitas detrás de las orejas?
Y ahora, confiesen ¿Alguien se ha tocado viendo el anuncio?
7. Agua Brava
En este caso, la clase se demostraba navegando, y Agua Brava era la experiencia náutica definitiva para gente de secano que aspirase algún día – que jamás llegaría – a tener su propio yate. Aunque suavizasen su imagen conforme avanzaban los años – Judit Mascó apareció en un anuncio – el concepto “Brava” siempre evocó la imagen del machote que se afeita a navaja debajo de la ducha ¡y al que luego el after shave no le escuece! ¿Te pica el alcohol? ¡Mariquita!
En esta magnífica página, muchos onvres dan muestras de sabiduría en el análisis de aquesta colonia. Todo es aprovechable, pero me quedo con el concepto tan antifashion de que los onvres, como buenos gregarios, comienzan a utilizar la colonia de su padre, lo cual les proporciona una sensación de seguridad y valores eternos. Y que no venga luego ningún guais con hostias: la onvría no sabe de modas.
6. Vorago

Todo ese sueño americano se encarnó de forma perfecta en Vorago «El estilo de California», anunciado por la star de Miami Vice Don Jonson. Si, ahora mismo, alguien puede decirme cinco style icons superiores a Sonny Crockett, le meto un puñetazo en la nariz. ¡No sabrías reconocer la grandeza de Vorago así os la echasen en los ojos!
(Agradecimientos al insine escritor Pedro de Paz, de cuyo wc provienen tanto las fotos de Vorago como la de Flor de Blasón. Por no decir que él nos explicó lo de Senator en el Mercadona. ¡Un onvre de verdad!)
5. Floid

Hoy en día han “actualizado” desacertadamente la imagen de sus frascos, pero quien sepa buscar una barbería como Dios manda – de esas donde, para quitar los pelos del asiento de cuero, le dan la vuelta a éste – podrá seguir disfrutando de un peinado y unas caricias que jamás pasarán de moda.
4. Andros

3. Brummel
Una magnífica escena de tensión erótica en un ascensor se ilustra con una frase que, en el inconsciente colectivo, se sienta al lado de «En un lugar de la Mancha…». Sí, amigos, la frase es «En las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega». Genialidad que, a día de hoy, es el reducto de los anuncios de desodorante (ya que los metrosexuales se han apropiado de las colonias, el reducto para un onvre de verdad es pensar «El desodorante es el máximo de higiene al que se puede llegar si uno aspira a comerse algo»). Pero, por magníficos que sean ciertos anuncios, la realidad es que son una triste sombra de lo que fue la masculinidad autoritaria de Brummel en su día: esos anuncios siempre tienen un toque de humor con el que parecen pedir perdón por intentar atreverse a ser onvres. Con Brummel, como dijo el mejor bigotón de Carlosaurio «Bromas, las precisas».
2. Jacques
EL anuncio por antonomasia. No sólo de colonia… de cualquier cosa. «Busco a un onvre llamado Jacques» sintetiza, de forma magistral, toda la épica de la discoteca de extrarradio. De TRIUNFADOR de discoteca de extrarradio.
He investigado bastante en el mundillo publicitario y nadie ha sabido decirme qué agencia fue la responsable de esa genialidad (hubo anuncio en youtube pero Peich sabrá por qué moñerío lo retiraron). Todo apunta hacia una agencia de Barcelona que, dejándose vencer por los lamentables tiempos en los que vivimos, no tiene la onvría de reconocer la autoría de tan épico spot (si es usted y nos está leyendo, díganoslo ahora). Como mucho, sabemos el nombre de la modelo protagonista: Mónica Van Campen, a la cual, recientemente hemos podido ver en «Princesas» y, para mayor goce, empelotándose en otras producciones del cine patrio (más de uno verá cumplido un peculiar sueño gracias a internez). Lo que todos teníamos claro respecto a Mónica es que, a lo mejor, no encontraba a Jacques, pero SEGURO que a un onvre sí que encontraría.
Y, ahora, más de uno dirá «Pues Jacques se merecía el primer puesto». Bien, amigos, una cosa es haber hecho el mejor anuncio de la historia, lo cual no es poco mérito, pero otra es haber formado parte de la cultura de occidente, de definir una tipología de ser humano, de que pronuncien el nombre de tu marca y que las sensaciones que evoque llenen la enciclopedia Larousse… Y eso sólo lo ha logrado una colonia:
1. Varón Dandy

En la gran publicidad de los ’60, en la que las sutilezas eran las precisas, Varón Dandy se apropió del mercado con sentencias tan poco ambiguas como «para usted, señor» o «el aroma de hombre». Y, con esas ideas tan claras, NADIE te puede venir luego a quitar el liderazgo.
Hace años, monté un documental bien freak en el cual los directores cogían a un personaje del Raval de sesentaitantos años – farlopero, trapicheador, putero y que vivía de cobrar a la gente de los rodajes a cambio de no chorizarles el material – y se lo llevaban al altiplano andino. El director, el chileno Christian Heisen me comentaba admirado «¿Sabes qué colonia usa Sevilla (así se llamaba el personaje que se refería a los directores como «los indígenas»)? Viendo la fascinación del extranjero ante la apoteosis de la colonia carpetovetónica, sólo pude responder, lleno de seguridad «Varón Dandy».
