
Cuando un servidor no era aún ni un proyecto una de las cosas que hizo cada uno de mis progenitores cada uno por su lado – él en Vigo y ella en Ourense – fue ver la película de Jean-Luc Godard «Pierrot le Fou». Podría decir que ese tipo de coincidencias que desembocaron en que un menda existiese fue lo que, desde pequeño, me fascinó del director suizo. Pero no. Lo que realmente me fascinó fue este diálogo que mi padre recordaba de la película:
– ¡Ricardo, eres un hijo de puta!
– Pero…
– ¡Qué peros ni hostias! ¿A quién se le ocurre traernos a ver esta mierda?
– ¡Diga que sí, joven! ¡Y tú, tu hermano también es un hijo de puta!
– ¡¿Qué dices?!
– ¡Yo siempre dije que era un raro y un mierda! ¡Ya verás cuando le pille!
Ni que decir tiene, no fue Godard el que escribió ese diálogo, sino los amigos de mi padre que pusieron en pie de guerra el cine Rosalía de Castro en su efímera aventura por el mundillo del arte y ensayo. Y yo, de tierno infante, aprendía, de boca de mi progenitor, el término «hijo de puta».

Así, durante años, intenté ver alguna peli de este señor… ¡pero no existía el emule! Me tuve que conformar con libros y revistas (siendo, de esa manera, el mayor experto español en Godard sin haber visto NADA) hasta que, de universitario, llegó el día en el que por fin me vi una peli suya grabada de madrugada – en lp, of course – en Antena 3: «Amore e rabbia». Mis estupefactos ojos alucinaron ante un amasijo de imágenes y textos en off sin sentido aparente hasta que llegó el momento mágico: una señora, de generoso escote, está posando de forma inverosímil y, de pronto, la voz en off dice: «El proletariado acoge la revolución en su seno». Simultáneamente, ese profundo pensamiento es ilustrado en imágenes por el plano de una mano que se aventura dentro del escote mandándole considerable viaje a la teta de la señora.
La hostia.
¿Era consciente esa mujer de que estaba convirtiéndose en metáfora del proletariado? Nunca lo sabremos. Lo que sí tuve claro, desde entonces, es que Jean-Luc era un genio de la sordidez y que, puestos a asociar el cine con la colonoscopia… ¿Qué más dará sufrir con
Bruno Mattei o con Jean-Luc? ¡En los dos hay empelote!
Mesdames et Messieurs, avec vous… Jean-Luc Godard!!!!!
Como viene siendo habitual (véase la reseña de
Altman), planteo las recomendaciones para adentrarse sórdidamente en la obra de este buen señor en sentido inverso: de más «accesible» a más «sórdido para gourmands». Y si esto fuese una revista que se vendiese en quioscos y no un blog, con el artículo debería incluir una cuchilla para sus venas. No sé si su emule les perdonará esto:
10. Pierrot le Fou
Puede que sí, que Ricardo fuese efectivamente un hijo de puta. Pero si empiezan con Jean-Luc, que sea por aquí: Jean Paul Belmondo es un burgués que, hastiado de una vida en la que se dedica a escenificar anuncios sesenteros en las reuniones sociales con sus amigos, o a leerle libros sobre Velázquez en pelotas a niñas pequeñas, decide huir en la road movie más demencial jamás rodada. Aunque no se puede decir que el trailr engañase a nadie:
Momentos como ver a Anna Karina andando por la playa mientras dice «Qué puedo h

acer no sé que hacer qué puedo hacer no sé que hacer qué puedo hacer no sé que hacer qué puedo hacer no sé que hacer…» son cosas que traumatizaron a mis padres. Pero tampoco debemos olvidar bellos instantes-colonoscopia como la «hescena de alción» en la que un tiroteo con fusiles de mira telescópica es acompañado por una voz en off que reflexiona sobre el papel de la mujer en la revolución palestina. Ni sobre el plano final, en el que Belmondo se pinta la cara de azul para, a continuación, envolvérsela con dinamita y prenderle fuego. Y no me sale de los cojones ponerle «spoiler» a eso.
9. Alphaville

Imagínense a Peter Greenaway – o su cultureta favorito – dirigiendo una peli de hostias con Bud Spencer. O la escena del «pompompomlalala» de «Y si no, nos enfadamos» arreglada orquestalmente por Michael Nyman. Bien, pues esto es «Alphaville».
Jean-Luc pilló al sórdido de Eddie Constantine, actor famoso por cutrongas series B donde interpretaba al detective Lemmy Caution, y decidió dar su visión del personaje, llevando el concepto «hescena de alción» un poco más allá. Vean el trailer para hacerse una idea:
¡Y el clímax es una discusión semántica con un ordenador! Pero no un HAL 9000, sino una cosa hecha con dos bombillas y varios micrófonos. Sublime y con más desfachatez que SOS invasión. (Para el recuerdo: Lemmy Caution practica su puntería disparando sobre el póster de una señorita en bolas y acertando en sus pezones. ¡Cine de calidad!)
8. La Chinoise

La gente de exiguo cerebro que se dice fans de Godard (léase Tarantino o Wong Kar Wai) suelen coger los aspectos más pollas, superpop e imbéciles de los jóvenes protagonistas de «Al final de la escapada» o «Bande à part». ¡Vamos a decir tonterías o correr por los museos! ¡Superchupi!
No, señores. Para nuestros serios y responsables lectores no hay mejor opción que olvidarse de los aspectos más juveniles y menos interesantes de Jean-Luc e hincarle el diente a «La Chinoise». ¡Apasiónense con la historia de unos jóvenes militantes que protagonizan un sobrenatural thriller maoísta! Como muestra, el trailer que ilustra la coplilla propagandística-pop «Mao Mao» que debería haber sido un hit:
Unas manos ponen libros rojos de Mao en una estantería mientras se oye en off «Señor… ¿por qué me has abandonado?» a la que Dios responde «Porque no existo». A partir de ahí, todo es historia del cine, que culmina en un intento de atentado en un hotel. Bueno, atentar sí que atentan, pero la chiquilla se da cuenta de que se había equivocado de habitación, así que hay que volver. Y todo esto rodado en un estilo visual entre Jacques Tati y Pedro Lazaga. Adórnese todo con discursos sobre el maoísmo y el revisionismo soviético a ritmo de pop y entenderemos por qué gilipollas como Kar Wai no son fans de «La Chinoise». Sí, ya, Mao fue un genocida al que debéis querer poco en Asia ¡pero hay que tener más humor, coñe!
7. One plus one (Sympathy for the Devil)

Recientemente reeditada en dvd, los fans de los Rolling Stones (entre los que me cuento) se han abalanzado sobre esta peli pensando que iba a ser algo más «serio» y «cool» que las pelis de los Beatles. ¡No conocían a Godard!
Básicamente, la peli se trata de ver a los Rolling ensayando, una y otra vez, el «Sympathy for the Devil» hasta lograr que el fan más entregado odie a muerte la coplilla (¡y un productor remontó la peli incluyendo AÚN más material de los Rolling! ¡Creía que eso la haría más comercial!). Entremedias, escenas sobre el black power y la convulsión del mayo del 68 donde destaca el ver a unos négridos armados hablando sobre los deseos de la mujer blanca mientras una muchacha medio en bowilngs yace a sus pies y es sobada por éstos. No sé qué pensaría Spike Lee, pero yo aplaudí.
Años después, repetiría una jugada similar con «Soigne ta Droite ou Une Place Sur Terre Comme au Ciel», pero no es lo mismo ver a unos gabachos tecnopop salchicheros ensayando que ver a los Rolling. ¡Aunque para algunos sería mejor! ¡Hasta Jean-Luc se estrenaba allí como actor de comedia slapstick rodando algunos gags que serían la envidia de Cruz y Raya! (me viene a la mente el de las azafatas de Air France tratando a todos los viajeros a hostias mientras la gente encesta pelotas de baloncesto en la perola del cocido y el piloto lee el manual del perfecto suicida. Pero eso ya es otra peli…)
6. Détective

Godard fue «el cine» en los 60, logró desaparecer del mapa en los 70 y, a golpe de festivales, quisieron recuperarlo en los 80. Su gran triunfo de la época fue «Prénom: Carmen», una película generosa a la hora de mostrar el descomunal vello púbico de su star Maruschka Detmers (incluyendo una de las mejores escenas de váter público jamás vistas en la que la muchacha, esposada al prota, tiene que mear con él en los clásicos meaderos «de pie» masculinos: ella logra sentarse en uno de los mingitorios mientras los
onvres gritamos «¡insalubridad!»). El caso es que, a la que Jean-Luc volvía a ser un director «de prestigio», los actores importantes se daban de hostias por trabajar con él. Por ejemplo, Depardieu hizo de… ¡¡¡Dios!!! en «Hélas por moi», película que los fans juzgan como «la peor» de Godard (¿Qué coño puede significar «la peor de Godard»?) y que tiene mi frase promocional-divina favorita de la historia: Depar-dieu/God-ard. ¡Chillen! ¡For sale!
Otro jrande que trabajó con Godard fue Alain Delon en «Nouvelle Vague», de la que siempre recordaré que, a la que la emitieron en TVE, un presentador apareció antes de la película advirtiendo al espectador sobre la posibilidad de que aquello que estaba viendo bien podría ser una puta mierda. Para que luego digan que el sector público no nos cuida…
Pero como Godard es un fistro, decidió que por mucho que le pretendiesen las vedettes del cine francés, lo suyo era trabajar con sórdidos de pro. ¿Y ha dado Francia algo más sórdido que el rockero Johnny Halliday? ¡En la puta vida! Dicho y hecho, Johnny protagonizó «Detective», demencial película que funciona como una secuencia de títulos de crédito de hora y media. O, por lo menos, los títulos de crédito aparecen cada dos por tres para asombro y maravilla del espectador.
Dí que sí, Jean-Luc
5. King Lear

Palabras mayores: en el festival de Cannes, Jean-Luc firma un contrato en una servilleta que le compromete a rodar una película… ¡Con Menahem Golan! De esta forma, ese logo de la Cannon que tanta felicidad prometía gracias a jrandes como Chuck Norris o Charles Bronson… ¡esconde un film postapocalíptico de Godard! (en este
link se puede ver la conversación telefónica que Jean-Luc grabó a Menahem a traición: épico)
La «historia» nos narra la epopeya de un descendiente de William Shakespeare quien, tras la catástrofe de Chernobil, tiene que recuperar las obrar perdidas de su antepasado. Por si eso no provocase suficiente vergüenza ajena, uno de los protas es Jean-Luc con rastas – intentando con exigua fortuna hablar en inglés – al que secundan Molly Ringwald y Woody Allen. De hecho, para convencer a Woody de actuar en «King Lear», Jean-Luc había grabado el mediometraje-entrevista «Meetin’ WA» en el que el pobre de Woody intenta ser capaz de responder a las depravaciones que le pregunta Godard (está en emule).
(Vean en este vídeo como la pobre Molly Ringwald, con sus andares de jaquetona, es totalmente incapaz de entender la pasticular mise-en-scéne de Jean-Luc)

Y el pobre de Menahem ni siquiera logró una mísera palma de oro. Pero, bueno, en ese festival premiaron «El Piano», así que tampoco hay que esperar nada. Que conste que, justo con «Delta Force» y «Masters del Universo», «King Lear» bien podría ser la mejor peli de la Cannon. ¡Hombre ya!
4. Entrevistas de trabajo

Hoy en día, todo buen moderniqui que se precie mezcla texturas de cine y vídeo en sus pelis. Pues eso lo inventó Godard con cosas como «
Numéro Deux» haciendo sordideces como dividir la pantalla rodando un monitor al lado de otro. Pero eso no tiene interés si se compara con la obra de Jean-Luc para televisión. «El cine y el vídeo son dos formas distintas de pensar». Y, si para muchos la visión de Godard del cine era diarrea mental, habría que catalogar una nueva enfermedad intestinal para hablar de su obra en vídeo.

De entre todas sus depravaciones, destaca el momento en el que rodó una serie de entrevistas de trabajo con cámara oculta. Preguntas tipo «Cuando trabaja ¿Qué tipo de gesto realiza con su mano?» o «¿Podría coger ese aspirador y aspirar el despacho mientras me dice qué piensa del romanticismo alemán?» eran el pan nuestro de cada día en ese despacho en el que, por supuesto, no dejaba de fumar sus sórdidos purazos cual Jesús Gil de la vida.
Auteur!
3. Tout va Bien

En los 70, Godard decidió que «ya no quería ser un mito», y se propuso seguir haciendo cine pero desapareciendo del mapa. ¿Cómo lograrlo? Bueno, rodar una peli de hora y media que consista en tres señores sentados de espaldas a la cámara hablando de política («Un film comme les autres») es un buen comienzo. Y de ahí para abajo.
Efectivamente, todas las películas que rodó junto a Pierre Gorin – formando el «Groupe Dziga Vertov» – lograron que le gente huyese del cine más rápido de lo que mi padre y sus amigos hicieron en los 60 con «Pierrot le Fou». Feck, ¿Qué hubiese dicho mi padre si viese «Vladimir y Rosa», épico películo sobre el noviazgo de Lenin? ¿Seguiría siendo capaz de leer misa en latín tal y como hace en casa a la hora de los postres? Afortunadamente, nunca lo sabremos.
Pero, volviendo a «Tout va Bien», la peli es el intento por parte de los distribuidores de que vuelva el «Godard clásico». Para lograrlo, ponen a una pareja protagonista de progretas guapos con gancho – Yves Montand y Jane Fonda – en una teórica historia de amor. ¡Preparémonos para el éxito!
Pero no contaban con Godard…
Algo les debió oler mal cuando Jean-Luc dijo «Vale, podéis anunciar la peli en la prensa, pero tiene que ser en la sección de política, porque lo de Yves y Jane no es una historia de amor, sino de lucha de clases». La primera en la frente. Y otras muchas vendrían: por ejemplo, los planos de los cheques pagados a Jane Fonda y el contrato «para una vedette americana» mostrados al inicio de la peli, claro precedente de «La gira del sucio lucro» de los Sex Pistols.

La peli ha pasado a la historia, y con razón, por haber rodado una concienciada huelga sindical imitando el estilo visual de Jerry Lewis, con plano de la fábrica/13 Rue del Percebe/VIP Noche incluido. Añádanle un primer plano de Jane Fonda tapando su cara con la foto de un inmenso pollón y ya tienen todos los ingredientes de la obra maestra (descargable
aquí).
2. Je Vous Salue, Marie
«- Todo lo que sale de mi boca se convierte en mierda.
-Pues no hables.
– Y tú no comas»

Este maravilloso diálogo sobre el proceso digestivo y la caca abre una de las obras definitivas de Godard. A partir de ahí, uno cree averiguar entre sus indescifrables imágenes la historia de una chica que se queda preñada sin haber folgado para gran mosqueo de su novio y de la Santa Madre Iglesia. ¿El resultado? La mejor campaña de promoción orquestada por el Vaticano ever, con VERDADERAS escenas de hostiazos a la puerta de los cines. ¡Que aprenda el inútil de Scorsese! ¿La taquilla? Gloriosa. La pregunta es ¿Qué pensarían los que entraron en el cine – aparte de lo
mal traducido que está el título – buscando morbo y se encontraron con ESTO?
(Gocen de esta secuencia, la cual incluye unos planos de las braguitas de María mientras reflexiona sobre la pureza de su cuerpo que merecerían el enfervorecido aplauso de los seguidores del potorrismo).
Me resulta imposible superar el análisis que el gigantesco Dios que es John Waters hizo de esta película en su libro «Majareta». Así que cómprenlo y gocen con una lectura que hizo que el principal crítico Godardiano de España

, Antonio Weinrichter, dijese «No puedo estar de acuerdo con esta crítica, pero Waters ha logrado que no pueda volver a tomarme esta película en serio».
Yo, por mi parte, me animé con la peli cuando mi amigo Marcelo me dijo, con toda su gracia de Sanlúcar «Y al final la chica que hace de virgen se maquilla los labios como una puta. ¡Qué preciosidad!». Todo ello en la misma conversación en la que me había escenificado arrebatadoramente la mitad de «Sonrisas y lágrimas». Que cada uno saque sus propias conclusiones.
1. Letter to Jane

Da igual lo revolucionario que sea un autor: al final, el capitalismo siempre lo quiere clasificar cómodamente en los libros de historia del arte y poner su dvd en las estanterías de la Fnac. Lo primero, lo logró José Luis Garci cuando programó «Vivre sa Vie» en «Qué grande es el cine». Lo segundo, lo van a intentar lograr los sórdidos de Intermedio publicando ¡
un dvd con la obra más severa del grupo Dziga Vertov!
¿Deben comprárselo? ¡Por supuesto!
Aparte del necesario noviazgo de Lenin o el plano de espaldas de hora y media hablando de política, el dvd contiene hits como «One Parallel Movie» consistente en ¡el material no utilizado en el montaje de «One American Movie»! Esto es, Godard fue a los USA a rodar una peli con estudiantes izquierdosos y éstos, emocionados, usaron el material no montado en «One American Movie» ¡para hacer su peli paralela! Es todo lo que piensan y más.
Pero si hay que quedarse con una peli del cofre, y darle la puta medalla de oro de este post, tiene que ser «Letter to Jane». Jane es, en efecto, Jane Fonda. Y, ahora, les planteo el siguiente ejercicio. Vean esta imagen y reflexionen sobre ella unos pocos segundos antes de pasar al siguiente párrafo.
¿Ya? Bien, pues imagínense una película que sea un análisis de esa imagen durante una hora en off a cargo de Gorin y Godard con un acento imposible. Es como tocar la guitarra como Joe Satriani: yo no puedo, tú no puedes, pero Pierre y Jean-Luc SÍ que pueden.
(Planteo un experimento al haber subido la peli en su integridad a Google video ¿Retirarán esta peli por cuestiones de «derechos de autor» y del capitalismo? ¿Ni siquiera obras tan Marxistas como esta dejarán de ser devoradas?)
Porque ellos la valen, porque Jane lo vale. Por Francia, por España, por sus cojones.

Y con este decálogo os animo a aventurarsus en el siempre maravilloso mundo de Jean-Luc Godard. Una vez completado, un universo de sensaciones os sigue esperando: «Histoire(s) du Cinema», ese documental cinéfilo que nunca harían blandos como Truffaut o Scorsese (¿alguien tiene los cojones de montar en paralelo «Freaks» con una peli porno y salir airoso del envite?); la sexploitation de autor que es «Le Mépris», con los planos más míticos del culazo de Brigitte Bardot y Michel Piccoli con el atuendo más sórdido jamás comprable en las boutiques de la Roma de Julio César; ¿Y qué decir de los diálogos absolutamente inaudibles de «Deux ou Trois Choses que Je Sais D’elle» o las confesiones erótico-psiquiátrico-festivas de «Week End» tras ver un plano secuencia de un atasco de más de diez minutos?.
Sólo dos palabras se me ocurren: Genialidad y Sordidez. ¿No son acaso la misma cosa?