
Cada vez que tengo que hacer un montaje en «Zin tetaz no hay paraízo» tengo prezente eza niña ezpañola que ze emoziona con loz amorez del Duque. Eza niña ez lo único que hay en mi penzamiento, y todaz miz decizionez de edición laz hago por y para eza niña de Ezpaña. Para que llore, para que forre zu carpeta con fotoz de Miguel Ángel Zilveztre. Eza ez la niña que me inzpira y me pone al zervizio de loz ezpañolez…
Así se lo hice saber a mis compañeiros de montaje en la serie y logré que reconociesen que el imposible amor entre Cata y el Duque les había hecho, por ver primera, coincidir ideológicamente con Don Mariano Rajoy. A ver qué series pueden decir eso.
(The editing team: Sergio, myself, Mario Ana y Miguel en la premiere del capítulo de fin de temporada de «Sin tetas no hay paraíso». Apláudase, por favor, el magnífico diseño del paquete de palomitas con la afoto de Jesi , actriz y personaje al que todos idolatramos)
La satisfacción de que emitan un capítulo de tv que has montado en el cine sólo es la punta del iceberg de algo mucho más profundo: el saber que has hecho algo que realmente es cultura popular. Vamos a ver, si uno hubiese montado algo magnífico como la reciente «The constant» de Lost, hubiese creado gran revuelo y debate entre miles de freaks pero… ¿Qué es eso comparado con el monopolizar las portadas del Semana y del Diez Minutos? Absolutamente nada.

Sí, amigos, en el fondo todos sabemos que miles de foros con absurdas teorías palidecen ante una carpeta forrada con fotos del Superpop. Que cualquier weblog erudito nunca tendrá la fuerza de una apasionada charla de peluquería y… ¡Que carallo! que por mucho que nos bombardeen con series yankis y su presunto glamour, «
donde esté una pata negra de barrio…» y si no, pregunten a los adolescentes por sus mitos sexuales right now y comparen su lista con el reparto de la serie.
Ver a toda esa gente llorar y aplaudir con el último capítulo de la temporada es una de esas experiencias que recuerdas forever. Cuando con una edición que has hecho ves que la gente se solivianta y le grita «¡Guarra!» a la pantalla, ése es el síntoma de que tu espíritu artístico fluye en la dirección correcta. Sí, queridos leyentes, defenderé esta serie a capa y espada como una de las cumbres recientes de la sordidez, la vicisitud, el adolescentismo hormonado y el bigotón. Y ay del que me diga que los miércoles prefiere ver «Lobotomía de Grey». Please don’t: defender esa bazofia es como argumentar a favor del diseño inteligente. Un debate perdido de antemano.
A continación, una serie de afotos de esa night to remember. Paco Fox, al verlas, me dijo «titula el post ‘Moríos de envidia, putos freaks'». Pero es que el pelirrojismo desaforado le turbaba. Can’t blame him.
María Castro, sin duda alguna es la mejor actriz de España. Lo digo yo y todo director que haya trabajado con ella: currante, buena gente, gallega y ghuapísima. Sí, de acuerdo, su belleza está muy lejos de lo canónico, pero todo lo lleva hacia el pelirrojismo y la idiosincrasia («No te cortes, pincha en algún plano más de María, si siempre va a estar bien…» decía un director). Más aún, en la presentación, e interrumpiendo a todos los demás, además de su dedicatoria en gallego, se marcó un sentido homenaje al equipo que realmente nos conquistó y nos llevó a comportarnos con los hooligans de Jesi que somos:
(Curisamente, Sergio gritaba mucho más que yo, salvo en el fragmento en gallego). Pero, venga, allá va la foto que esperabais:

En una cinematografía sana – y no en ese mundillo cerrado de gente absurda que se enfarlopa en las mismas fiestas –
Amaia Salamanca – ya desde su épicos inicios en
SMS, donde un servidor de ustedes también montó – debería hicharse a hacer películas. Tiempo al tiempo. Por lo pronto, para que la aprecien aún más, una muestra de buen criterio: su primer trabajo audiovisual fue en un magnífico spot publicitario dirigido por…
lanavajaenelojo. Ésa es la prueba del algodón definitiva. Y es que a ambos nos gustan las mismas señoras y señores.
Luís «Petróleo» Zahera es también uno de nuestros referentes. Conocido por lanavaja como «el onvre gallego», este señor fue el megacrack en o fogar de Breogán por su participación en «Mareas Vivas». En «Sin tetas…» logró una de las mayores ovaciones de la noche en la delirante escena de su interrogatorio en comisaría.

La Vane ha sido otro de los descubrimientos de la serie: nadie diría que un personaje tan extremo en su yonkismo, prostitución y autohumillación estaría encarnado por una actriz sencilla, tímida y que nos presentó a sus padres a todo el equipo de montaje. Lo cual no obstó para que confesásemos que algunos de nosotros – concretamente Mario y Sergio – nos peleábamos por sus escenas.

Un servidor, que vivió en un piso de estudiantes obsesionado con la serie «Padre Coraje» tenía que hacerse una foto con uno de sus pilares. Máxime cuando una cazadora mía, que quedó allí abandonada durante meses recibía los continuos comentarios de «Illo, ahí se ha quedado la chamarreta del Loren…».
Cardona y Morón: dos jrandes de la sordidez y el bigotón (aunque la barba comience a desdibujallo). Las peripecias sexuales de éste último en la serie siempre eran una apoteosis del over the top coronadas por el momento en el que, en un ataque de compasión, decide cargarse al padre alcohólico de una que le gusta.

Aunque, para sórdido, el personaje de Cortés. El actor me comentó que la gomina con onditas que le ponen en la caracterización le produce la misma vicisitud que a mi. Still, el efecto es el deseado: un tío guapo pero que da mucho chungo. El capítulo en el que, por fin, debido a las maléficas maquinaciones de María Castro, Amaia se prostituye con ente onvre, es uno de los montajes de cierre de episodio de los que me siento más orgulloso: su aproximación en batín a Cata es una cumbre de la sordidez que logró que mi hermana me envíase un mensaje al móvil con un asombrado y sucinto «¡¡PUTA!!».

Probablemente, uno de los mejores momentos de las tetas y del audiovisual español en general sea la conversión de Cris en actriz porno: motivada por volver a lograr aquel aplauso infantil de cuando hacía de Virgen María, Cris se mete en el porno (feck, casi estuve a punto de locutar, para un capítulo «La arena está más caliente desde que tú estás en ella»). Luego se desengaña, pero llega el momento mágico en el que, a la que lo va a dejar, ve a todo el equipo aplaudiendo su escena a rabiar. Corte a primer plano para que ella pronuncie, llena de orgullo, su nombre artístico: «Cris baby». Gritando eso enfervorizados fue cómo llegamos hasta ella.

Y máaaas felicitaciones bubiera, muuuchas máaas (como la del jran
Velasco, en la foto). Lo que quedó de la noche era un nutrido grupo de actores aún sorprendidos por el éxito y muy agradecidos a todos los técnicos, a la par que humildes y muy emocionados. Por mi parte, aghradeciemientos a
Mario por haberse currado tanto entradas para todo el equipo de montaje – fuimos los cinco y la productora tenía pocas invitaciones – así como por poner ese crédito conjunto de tributo a la labor de todos a lo largo de la temporada. Lo de llamar al artículo «¡¡Sas tetaaass!!» es el grito de guerra que doy los jueves al entrar a montar cuando la audiencia del día anterior ha vuelto a ser épica. Mientras se siga poniendo amol cósmico y sordidez, no tiene por que dejar de serla. Y no, no me aventuré entre el revuelo y los guardaespaldas del Duque, after all, ya lo hemos visto varias veces en el Avid cuando viene emocionado a ver secuencias. En una ocasión, le dije: «
Esta escena la he montado pensando en todas las mujeres de España. – ¿Y eso? – Pues mira, aquí está todo el rato hablándote el gitano mientras te quitas la camisa y ya ves que casi nunca pincho su cámara«. El duque lo entendió y me congratuló.
Y ez que todoz loz buenoz ezpañolez zeguiremoz penzando noche y día en eza niña.
Ezoz zon loz verdaderoz valorez.
(PD: No falten hay 2 de abril al final de temporada: un capítulo montado principalmente con un servidor – pero con jrandes escenas de Ana y Mario too – bajo el único propósito de maximizar nuestro lema/grito de edición: ¡¡¡Drama y sufrimiento!!! Que España vaya cogiendo los kleenex. Y la niña también claro. For those interested en otros capítulos donde un servidor haya metido mucha mano, remito especialmente al 9 y al 6, also, a la reestructuración salvaxe del 8, al final del 11 y a varias cosillas del 3, 4, 5)