El ataque de los clones de combate 3: Estoy agotado

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Tras dos entradas revolcándome en mugre cinematográfica, mi cerebro necesitaba un descanso. Y no se lo he dado. Porque yo me desvivo por mis lectores. Y porque, en el fondo, me gusta.

En busca del clon perdido
Una de las grandes historias míticas del cine, justo al lado de la búsqueda de Scarlett O’Hara y de las cosas que hacía Don Simpson con dos prostitutas, un dildo, látex y un retrete, es el momento en el que Lucas y Spielberg crearon a Indiana Jones. Los dos barbudos, estando de vacaciones a la espera de las recaudaciones de ‘La guerra de las galaxias’, se dedicaron a charlar sobre ese tema que siempre abordan los freaks que quieren hacer cine: de las películas de su infancia. Que esas sí que eran la leche, no como las de ahora. Spielberg quería hacer su propio James Bond. Lucas, tras haber llevado a cabo su Flash Gordon alternativo, pensó que lo mejor era clonar los seriales de aventuras de los 30 con un poquito de ‘El tesoro de los incas’ (una peli desconocida de Charlton Heston) para animar la cosa.
Por lo tanto, ‘En busca del arca perdida’ nació como un homenaje, que es el nombre científico que se llevan los clones cuando han pasado más de veinte años del estreno de la original. Esta vez la cosa fue extraordinariamente bien. Tras el éxito de película (probablemente el mejor flim de aventuras ever), el resto de productores se lanzaron a revitalizar el género a base de localizaciones donde se transpira mucho, nombres graciosos para los protagonistas, chistes malos y letras inclinadas naranjas. Porque el caso no era plagiar necesariamente la trama de la película de Spielberg. De lo que se trataba aquí era de copiar EL LOGO:
A esta locura por las aventuras exóticas que duró un par de años se apuntó todo el mundo. Según creo, los primeros fueron los habituales italianos (Antonio Margheriti hizo hasta tres clones, comenzando en el 82 con ‘Los aventureros del tesoro perdido’), aunque esta vez casi les gana la televisión con la serie de Donald P. Bellisario ‘Los cuentos del mono de oro’. La cual, en un arranque de lógica comercial que hace que se me humedezca de emoción todo lo que es concretamente el orto, va a ser editada este año en DVD para coincidir con el estreno de ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’.

20th Century Fox también entró a saco con ‘Tras el corazón verde’, la cual es una de las pocas que, además de ser buena, no plagió el logo de ‘En busca del arca perdida’. Aunque, mire usted qué cachondo, la reciente edición especial en DVD sí lo hace. Justo cuando no es necesario
Tampoco puedo olvidar, entre las primeras producciones de cierta solvencia, ‘La gran ruta hacia China’. Sobre todo porque el protagonista era Tom Selleck con bigotón, el cual, como todo buen freak sabe, fue el primer actor elegido para exudar hombría como Indiana Jones.

Incluso la Cannon lo intentó varias veces. La primera, ‘Sahara’, que sólo es recordada por tener a Brooke Shields en camiseta mojada. Curiosamente, la película no está en la Mula. Pero mire usted por donde, sí que he encontrado esa escena de las transparencias. Internet está lleno de depravados. Como debe ser. A pesar de tener el presupuesto más alto de todas las producciones Golan-Globus hasta la fecha, no hubo manera de estrenarla en un número de salas respetable, pues los exhibidores, turbados ante lo lamentable del resultado, se negaban a comprarla.
Luego llegaría el binomio ‘Las minas del rey Salomón’ y ‘Allan Quatermain y la ciudad perdida del oro’, las cuales presentaban unos estereotipos racistas tan vergonzosos que hacían que ‘Tintín en el Congo’ pareciera un folleto de las Naciones Unidas. La primera, en su febril afán por enlazar ininterrumpidamente aventuras y chistes malos, es todo un clásico del ‘tan lamentable, que es bueno’ que todo sórdido debería ver al menos una vez en la vida. Nada de extrañar, teniendo en cuenta que Golan había contratado como guionista a Gene Quintano, señor que había perpetrado ‘El Tesoro de las Cuatro Coronas’, clon de combate de Indiana Jones que no sólo fue exhibido en 3D, sino que además contaba con el inestimable protagonismo de Paco Rabal y… Ana Obregón. Por favor, que alguien suba una copia a algún servidor.

El último intento de la Cannon fue ‘El templo del oro’, una nueva muestra de cine-colonoscopia cuyo visionado hoy en día no por doloroso deja de ser interesante para todo aquel que padeciera estas navidades ‘La búsqueda 2’. Aunque sólo sea para comprobar que, dentro de un concepto muy similar, los decorados de la producción de Bruckheimer son igual de cutres. Y, encima, la película de Chuck Norris al menos tiene la decencia de situar un templo perdido azteca en la frontera con Méjico, en lugar de la de Canadá.

Muchas más hubo, pero pocas relevantes (aparte de aquello de ‘Gwendoline’, espectáculo de tetas , estética de tebeo gabacho y sadomaso con la pelirroja de ‘Despedida de soltero’, que, en mi calentura, he llegado a tragarme en francés a pesar de mi odio visceral a ese idioma). Las más vicisitúdicas eran las que estaban tituladas con el supuestamente carismático nombre del héroe. Mi favorito siempre ha sido ‘Tennessee Buck’, tanto por aquello de ‘busquemos otro estado con nombre gracioso’, como por las posibilidades que se abrirían ante una oleada de clones nacionales. ¿Se imaginan ‘Extremadura Rodríguez’ o ‘Castillalamancha Lorenzo’? También recuerdo una titulada ‘Jane and the Lost City’, en la que salía el mismísimo Flash Gordon (Sam Jones). Pero todo era baratucho y cutrón hasta que llegó Bruckheimer y ‘La búsqueda’. Que, como habían pasado más de 20 años, dejó de ser clon y pasó a ser homenaje.

Aliens cabreados

En la primera parte me dediqué a glosar los plagios de ‘E.T.’. Ahora tocan sus hermanos con mala baba. Y nunca mejor dicho, pues de fluidos está lleno el mundo de los clones de Alien.

Esta película de Ridley Scott, al igual que la antes referida ‘En busca del arca perdida’ y ‘La Guerra de las Galaxias’ (que sí, que sí: que pronto hablaré de ‘Star Crash’), tomaba elementos de otros flims y lo fusionaba en una obra maestra. Otros llegaron más tarde y se conformaron con copiar lo que les vino en gana para perpetrar sus propias bazofias. Así que antes de volver a acusar a Lucas, Scott o Los Wachovsky (sí, Matrix también es un refrito, que tomó prestado de cosas tan dispares como ‘Blade’, ‘Dark City’ o ‘Hyperion’ de Dan Simmons) de vulgares plagiadores sin imaginación, piensen en las siguientes producciones, que, más que películas, son afrentas.

¿Quiénes fueron los primeros? ¡Venga, hombres! ¿No me digáis que tenéis que pensarlo? ¡Pues los italianos, por supuesto! Aunque, claro: justo es decir que una de las principales inspiraciones de la película de Scott fue ‘Terrore nello spazio’ de Mario Bava. Como también lo es decir que los dos clones que aparecieron en 1980 harían llorar de vicisitud al pobre realizador de ‘Las tres caras del miedo’.

El productor napolitano (nunca una buena señal) Ciro Ippolito fue quien abrió la veda. Y a lo grande. Tituló su clon de combate sobre unos tipos en una cueva acosados por un montón de casquería sin forma ‘Alien 2: Sulla Terra’. Con dos cojones. Aunque nuestro viejo amigo Luigi Cozzi (que sí, que es el de ‘Star Crash’) sólo tuvo un poquito menos de poca vergüenza con su ‘Contamination’, que, si bien no se postulaba como secuela directa en el título (aunque en España tuvieron la gracia de llamarla ‘Contamination: Alien invade la Tierra’), sí que se entretenía trayendo el bicho a nuestro planeta, por aquello de ahorrar en decorados, e imitando lo más posible elementos varios de su hermana (muy) mayor (huevos interestelares y explosiones de tripas incluidos. Que eso era a lo que debía su éxito ‘Alien’. O al menos supongo que así lo creía Cozzi)

El siguiente en la cola de la carnicería cinematográfica (¡Qué poderosa metáfora! ¿Estaré poseído por el espíritu de G.Sanz?) fue Roger Corman. Su flim ‘La galaxia del terror’ es importante por dos motivos. El primero es que se trata de una de las pocas películas de género de las que, extrañamente, no recuerdo nada (ni siquiera una violación extraterrestre que Grabriel me mencionó unas veintiocho veces el otro día para desesperación de mi compañera de mesa, harta de escuchar la inmortal frase «La violación del gusano me la puso troncha» una y otra vez). Por lo tanto, tengo pendiente volverla a ver. Pero no por eso iba a retrasar este artículo. Sólo me dediqué a visionar el comienzo y a pasar por secuencias sueltas para comprobar si se nota la influencia en ‘Aliens’. Y, sí, me habéis leído bien. He dicho ‘en’, no ‘de’. Porque el segundo motivo por el que esta película es relevante es porque en ella trabajaron como técnicos Bill Paxton y James Cameron. Es cierto lo que dice mi novia: ¡La información inútil tiene mi cerebro como un piso patera! Y respecto a esa posible influencia de la que habla Cameron en el making of de Aliens: pues no tengo ni idea. Cuando la vea con calma, seguro que no pierdo el tiempo en hacer otra entrada sobre ello.

El caso es que, por aquello de aporvechar los escenarios, la película tuvo una secuela titulada ‘Forbidden World’ o, según algunas ediciones, ‘Mutant’. Aunque da igual el nombre. Ambos auguran la misma caspa.

Otro flim que gozó de cierta popularidad a lo largo, ancho y chungo de los videoclubes españoles fue ‘Xtro’, película inglesa que vendían como respuesta terrorífica de ‘E.T.’ y que tenía cierta influencia de ‘Alien’. La imagen del bichillo de la publicidad me acojonó bastante de pequeño, por lo que no fue hasta hace varios meses que me puse a ver esta extraña y algo desagradable cosa que incluye desde el embarazo y parto más rápido de la historia (que está en youtube, pero que no incrusto porque requiere registro) hasta un enano vestido de payaso que recolecta los huevos de alien. Porque todos sabemos que esa es la forma preferida de reproducción de los extraterrestres cabreados.

Lo gracioso es que tuvo una secuela bastantes años más tarde, la cual no tenía nada que ver con el original. Esta vez se trataba de un plagio de ‘Aliens’ bastante entretenido, que ostenta un lugar de honor en mis recuerdos al ser una de las tres películas que he visto en toda mi vida en una tele local (las otras dos son ‘R.O.T.O.R.’ y ‘Rabia’, pues para este tipo de cosas deberían existir estas televisiones, y no para retransmitir procesiones y partidos lamentables de regional preferente) Hubo incluso una tercera parte que, una vez más, volvía a no tener nada que ver con las otras dos. Tras realizarla, el director de todas, Harry Bromley Davenport, decidió cambiar de registro y dedicarse a la comedia. Esta vez, intencionada.

En el 85, William Malone, el temible realizador de ‘Miedo.Com’ y reconocido fanático del cine de ciencia ficción que ya había copiado el diseño de ‘Alien’ en su anterior y muy desconocida ‘Scared to Death’, se descolgó con ‘Creature’, una que no he visto a pesar de que la dieron gratis con ‘Tiempo’ o ‘Época’ y que, por lo tanto, debería de estar copando todas las cajas de DVDs a tres pesetas en el rastro. Sale Klaus Kinski, por lo que, al menos, tiene que tener su punto de fascinación. Enfermiza, no lo neguemos.

En el 87 llegó ‘Creepzoids’, tercera película del muy gay David DeCocteu (el de la mítica ‘Doctor Alien’: sí, esa muestra de cine de calidad en la que a un chaval le sale una antena de la cabeza que pone calentorras a las señoras). También se pudo ver (o, más bien, se intentó ver sin abrirse las venas) ‘Alien Predator’, estrenada aquí como ‘Cosmos Mortal’, obviando extrañamente lo lamentablemente clónico del título americano. El responsable a todos los efectos fue Deran Sarafian, un director de extraña carrera que ido desde este tipo de bazofias hasta alguna producción presupuestariamente solvente (‘Velocidad Terminal’), acabando como habitual de ‘House’, ‘CSI’ y ‘Perdidos’. El flim se rodó en el 84, pero se ve que nadie tenía la vergüenza de estrenarlo, y (atención: sorpresa) se trata de una coproducción con España con el jran director de ‘El fontanero, su mujer y otras cosas de meter’, Carlos Aured, manejando los hilos.

Los ochenta culminaron (es un decir) con ‘Alien del abismo’, de un Antonio Margheritti tomándose un respiro entre sus clones de combate de ‘Acorralado’ (‘Indio’ e ‘Indio 2: La revuelta’). El título era un inteto de recordar a ‘The Abyss’, si bien no hay nada de mar y sí mucha cueva y selva. Lo mejor de ésta era lo desvergonzado del plagio de diseño del extraterrestre en cuestión. Una práctica que también se perpetró en otros productos ligeramente menos derivados como ‘Segundo sangriento’ (¡Con Rutger! ¡Y que vi en el cine!), ‘Species’ (para el que el propio H.R. Giger hizo unos aburridos diseños), ‘Metroid’ o el ‘Gryzor/Contra’ de las recreativas. Y de los cojones. Porque hay que ver lo difícil que era el jodío juego.

En los noventa llegarían cosas que no he visto como ‘Shocking Dark’ de Bruno Mattei (conocida como ‘Terminator 2’, y de la que hablamos en la anterior entrega), ‘El lado oscuro de la luna’, ‘Dead Space’, ‘Dark Universe’ o ‘Alien Terminator’ (que no tiene mucho que ver con la de Cameron y sí un poquito con ‘Species’. De hecho, el título británico es ‘Alien Species’, dado que ‘Alien Terminator’ estaba ya cogido allí por una italiana llamada ‘Top Line’. Por no decir que hay OTRO ‘Alien Species’ del mismo año. Y que me está empezando a doler la cabeza.). Todos estos son clones tardíos que no tienen ni siquiera el valor de ser ‘de combate’, por lo que supongo que tienen menos razón de existir que un tampax de esparto.

Abyss: Bichos y agüita

Las películas de extraterrestres submarinos del 89. Hete aquí una curiosa lista de clones. Se trata de una de las más comentadas a la hora de hablar de plagios, pero lo más curioso del caso es que el que sean o no clones es algo que no tengo nada claro. Por eso no pensaba dedicarle un apartado. Pero tres cosas hicieron que me replanteara mi decisión. La primera es que así pospongo el capítulo de ‘La Guerra de las Galaxias’ y tengo que escribir menos. La segunda es que, con toda su popularidad, dos de los títulos son, en realidad, clones de combate de Alien, por lo que tiene sentido que los comente como epílogo a la anterior entrada. Y la tercera es que en uno de los flims sale Pocholo. Y creo que esta última vale por todas.

En enero y marzo de 1989 se estrenaron dos películas de terror submarino: ‘Profundidad 6’ y ‘Leviathan’. Se supone que ambas son clones de combate de ‘Abyss’, de Cameron. Pero la génesis no está del todo clara. La primera era un guión que se vendió al mismo tiempo que el de ‘The Abyss’. Es posible que el productor quisiera competir con la película de Cameron, pero eso es algo que suele ocurrir mucho en Hollywood (de cuando en cuando se anuncian proyectos rivales, como los de ‘Volcano’ contra ‘Dante’s Peak’, ‘Outbreak’ contra ‘Crisis in the Hot Zone’ o los dos Alejandro Magno). Por lo tanto, no hablamos de una producción cutre intentando engañar al consumidor, sino de unas películas solventes en cuanto a medios que intentan más bien pelearse de tú a tú. Claro que no sé qué se habían fumado en Carolco cuando decidieron que Sean S. Cunningham, director de ‘Viernes 13’, podría hacerle sombra a Juanito Camarón.
Algo similar puede decirse de ‘Leviathan’. Auspiciada por la MGM y la familia DeLaurentiis y con gente como Stan Winston, Ron Cobb y David Webb Peoples involucrados, la cosa tenía sus miras altas.
Por supuesto, al final ambos entregaron clones chungos de ‘Alien’ y, a pesar de lo aburridillo de ‘The Abyss’ y de que llegaron primero a las salas, perdieron en la taquilla. Porque se ve que por lo de ‘extraterrestres + bajo el mar’ que anunció Cameron no significaba, como sin duda pensaban, ‘otra caza de bichos + bajo el mar’.

Mucho más divertida es, sin embargo, ‘La grieta’, de nuestro viejo conocido J.P. Simón. Al igual que proclama que el guión de ‘Los nuevos extraterrestres’ era anterior a ‘E.T.’, también asegura que esta película no tenía nada que ver con la de Cameron. Yo le creo. En serio. No, de verdad.
Otras fuentes no del todo fiables dicen que la idea original era ambientarla en el espacio, pero que los productores obligaron a situarla bajo el mar. La historia tenía que ver con unas plantas mutantes que se comían a la gente o algo por el estilo. Sinceramente, casi no me acuerdo. Ésta la vi un viernes hace siglos en ‘Alucine’, espacio de cine fantástico que coincidía los viernes por la madrugada con la porno del Plus. Todos los fines de semana me quedaba despierto, bien para ver la pisha doblada de Marc Wallice o las dramáticas interpretaciones de Jeanna Fine, bien para grabarlas y ponerme a ver la peli de terror si era interesante. O, si no lo era, pues también.
Bajo una iluminación fosforito de Juan Mariné (que nos dijo en clase una vez que era algo en plan experimental con fluorescentes, aunque para mí que parecía un capítulo de Los Lunnis fotografiado por Mario Bava hasta arriba de fresisuís) desfilaron ante mis ojos:
– Jack Scalia: ¡Que salió en Dallas!
– R. Lee Ermey: ¡Que protagonizó ‘La chaqueta metálica’!
– Ray Wise: ¡Que salía en ‘Robocop’ y hoy en día es el diablo en ‘Reaper’!
– Emilio Línder: ¡Que salía en ‘Al salir de clase’ e, incluso, enseñó sus cosas en varias pelis S!
– Pocholo Martínez Bordiú: ¡Que es Pocholo!¡Pocholo!… ¡Pocholo!

¡Pocholo!

Claro que, en aquellos días, yo no sabía quién era ese señor. Me fascinaba más ver al sargento de ‘La chaqueta metálica’ en una peli española. Que, además, ganó un Goya a los mejores efectos especiales. Aunque vencer a ‘Amanece que no es poco’ o ‘El sueño del mono loco’ tiene que saber a muy poco. Pero seguro que para el tal Colin Arthur, autor de los bichos de látex, tuvo que ser un punto culminante en su carrera. Sobre todo porque su siguiente trabajo fue algo tan estimulante como fabricarle la polla de plástico a María Barranco en ‘Las edades de Lulú’. Por no decir que trabajó para la Cannon en ‘Allan Quatermanin’… ¡Todo está conectado!

¡Pocholo!

Con todo, la única que responde al cien por cien a la definición que de ‘clon de combate’ formulé en el primer artículo de esta serie, es una que no suele incluirse en las listas. El responsable fue esta vez Roger Corman, y no los italianos, pues para el 89 su industria de clones de combate empezaba a agonizar. Se trata de ‘Lords of the Deep’. No recuerdo su título en español, aunque sí que tuvo distribución por aquí. Podría buscar un Fotogramas antiguo y echar un vistazo por la época en la que salió en video. Podría.

Según he leído, la trama no tiene vergüenza en copiar a Abyss totalmente, con la insignificante excepción de que la pareja protagonista, en lugar de estar cabreada, era feliz en su maaatrimoooonioooo (¿La traería su marido un ramito de violetas? Estos chistes cada vez se vuelven más oscuros. Mejor lo dejo ya).

Hasta aquí el capítulo de hoy. Una vez más, no he hablado de ‘Star Crash’. Sin embargo, prometo que en ningún caso encabezará la próxima entrega.

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