En este blog hemos dedicado ya artículos a casi todos los referentes culturales totémicos de Vicisitud y mío. Desde Battiato hasta Paul Verhoeven, nuestros grandes héroes comunes han sido convenientemente loados. Pero teníamos un gran vacío que rellenar. Uno de nuestros más admirados sórdidos que sólo se había asomado por aquí como postdata a otro artículo. Y este vació va a solucionarse. Hoy hablaremos del muy jrande y rural Mr. Ian Anderson.
Ente onvre es el líder del grupo Jethro Tull. Porque, como ya nos explicaba alguno de los ciento treinta guionistas que metieron mano en ‘Armageddon’, Tull no es el nombre del líder del grupo, sino de la formación en sí. Está tomado del inventor de un tipo de arado. Puestos a poner un nombre chorra a tu grupo, al menos que sea de algo culturizante que permita en años venideros a todo escritor de tres al cuarto rellenar dos líneas de su artículo. Que se lo digan si no a Van Der Graff Generator.
Si le dices a una persona: ‘Jethro Tull’, ella pensará:
a) En un 70% de los casos, que eres un perturbado con problemas de dicción.
b) Un 15% reconocerá a un grupo setentero, y te agradecerá que cambies de tema.
c) Un 10%, exclusivamente gente de más de 40, se hará la imagen mental de un tipo extraño, con pinta de haber abusado de todo tipo de estupefacientes, en bata tocando la flauta a la pata coja.
d) Un 3%, principalmente mujeres de entre veintitantos y treinta y tantos, reconocerán el nombre por haber sido los autores de la canción por la que Rosie O’Donell insulta a Michael Rapaport en ‘Beautiful Girls’.
e) Un 1’999% se declarará fan del grupo muy a su pesar, y hablarán de lo heterogéneo de su carrera, de la calidad de su música, de lo variado de sus letras y, por supuesto, de cómo fue el primer grupo de rock en escupirle a una flauta (junto con Focus, otros maestros del progresivo chungo de los que ya he hablado)
f) Un 0’001% (esto es, Vicisitud y yo mismo) dirá que es el grupo de Ian Anderson y que el buen señor es un sórdido.
Porque es verdad que Anderson es un gran músico que tocó muchos temas en sus letras. Algunos incluso de gran seriedad. Pero nunca dejó de lado su verdadero espíritu chungo ni sus ganas de cachondeo. Ya lo hemos dicho por aquí muchas veces, pero voy a repetirlo: Es mucho más digno de encomio aquel artista que une la sordidez con la calidad que, bien aquellos que se lo toman todo demasiado en serio y hacen siempre las mismas letras sin riesgo, bien los que van de graciosos pero hacen canciones con menos valor compositivo que ‘Star Party, la fiesta eres tú’.

5: ¡CHUNGUEZ Y PEDERASTIA!
La canción más famosa del grupo (que, curiosamente, no fue chinguel) es ‘Aqualung’, una oda a la figura de los vagabundos aficionados al Don Simón. En ella, Anderson mezcla imágenes repulsivas con sentimiento y calidez. Claro que, para esta lista, nos quedamos con lo primero. Así comienza la canción:
Sentado en un banco del parque
Mirando niñitas con malas intenciones.
Un moco le baja por la nariz
Dedos grasientos ensuciando ropas raídas.
Secándose en el frío sol
Mirando cómo corren los pantis con adornos
(Aqualung)
Pues sí, se nos presenta al buen señor como un gorrino con afición chichoterremótica a mirar lascivamente a las niñas jóvenes. Curiosamente, esta letra está acreditada a la que entonces era mujer de Ian. Años más tarde, el autor ha comentado que de eso nada. Que era más bien un regalo a su señora porque una serie de fotos realizadas por ella le inspiró. Que le debería estar devolviendo los royalties. ¡Hombre ya!
Es curioso reseñar que la edición de este disco se pospuso en España por motivos de censura. Y no: no fue por la pederastia implícita. Tampoco por hablar de una puta quinceañera en su segunda canción. Ni siquiera por el continuo ataque a la iglesia en la cara B. Fue por este verso de ‘Locomotive Breath’:
El máximo perdedor lo tiene agarrado por las pelotas
Está claro que, en los almorránicos oídos de los censores, esa imagen de Dios no es la más favorable. Pero hay que ser imbécil para prohibir un disco por una canción… ¡que ya había salido en otro LP! (concretamente, en el pseudo-recopilatorio ‘Living in the Past’)
4: ¡FORNICIO RURAL!
Una temática común entre todos los músicos que me gustan es su afición al escapismo. Hace unos meses hablaba por aquí de una pandilla de tipos que se dedica a vestirse de medieval y hacer discos por y para duendes. Su fantástica elección vital es pasar sus vidas en la naturaleza en su propio mundo imaginario. Ian Anderson, por su parte, dio un paso más, y en el inmenso ‘Songs from the Wood’ y su secuela ‘Heavy Horses’ postuló que no sólo hay que vivir en la naturaleza, sino, sobre todo, que hay que follar en ella:
Te haré el amor
En todos los buenos lugares
Bajo montañas negras
En espacios abiertos
(Acres Wild)
Puede ser haciendo guarreridas rurales con alegría o dejarse violar por una dominátrix terrateniente:
Botas de cuero relucientes y espuelas del tamaño de mi dedo gordo.
Esta cazadora de alta cuna tenía gustos muy extraños
Pasión desenfrenada: Empecé con arrojo
Ella sobre mí, yo debajo arrodillado
(Hunting Girl)
El caso es revolcarse en la hierba. Poco importa que una familia de hormigas se mude a tu orto para comenzar una nueva vida. Da igual que tus pelotillas se llenen de barro cual Chuarchenaguer al final de Depredador. Si desde este blog siempre hemos defendido el cagar al aire libre, ¿por qué no el fornicio rural?:
¿No quieres tener mi compañía? Sí, tómalo en tu mano
Baja sobre el terciopelo verde, con un hombre del campo
El cual gusta a las jóvenes y es el sueño de las viejas doncellas
Dile a tu madre que caminaste toda la noche sobre terciopelo verde
(Velvet Green)
Unos años antes, Anderson ya había abordado esta penetrante temática de soslayo en una canción del disco ‘Warchild’:
Sobre las montañas y bajo el cielo
Cabalgando sobre grises y sucios caballos vamos tú y yo
Apareándonos a cualquier oportunidad, copulando con alegría
(Sea Lion)
Nadie sabe qué significa el tema completo (unos dicen que sobre la sociedad americana, otros que sobre el comunismo: ¡qué simpático espectro de posibilidades!), pero estas imágenes de la vida en el campo son, sin duda, poderosas.
Claro que Ian no sólo ha cantado las virtudes de hacer cositas en la naturaleza. También gusta del ñoco-ñoco urbano: Ejemplos más que evidentes son el «Fraulein Botella Gorda, pon tu peso sobre mí»/ le dijo el cerdo de mí a la puta (de ‘Baker St Muse’) o lo de Respiración desesperada / provocando con la lengua al pezón (de ‘Black Satin Dancer’, curiosamente del mismo disco, en el que Anderson andaba claramente muy caliente), pero no son esas imágenes las que me llegan al corazón. Porque un tipo que trota por los escenarios a la pata coja TIENE que follar en el campo. Y si esta afirmación parece no tener sentido, releedla varias veces y descubriréis que, efectivamente, no lo tiene.
3: ¡FELACIONES!
Si bien ha quedado claro que a nuestro héroe aprecia la belleza de un buen polvo, no es menos cierto que no se trata de la única práctica sexual que defiende con alegría. No fue hasta el disco ‘Rock Island’ que Anderson dedicó toda una canción al fermoso arte de la mamada:
Willie se levanta y Willie cae
Willie agacha la cabeza tras grises paredes de fábrica.
Ella es una buena simpática, pero cuando es mala es mejor
Yo y Willie no podemos evitar correr cuando ella llama
Ahora ella está besando a Willie (Mi mejor amigo, Willie)
(Kissing Willie)
Y por si algún incauto piensa que, quizá, el tal Willie es sólo un amigo, que le eche un vistazo a este video, el cual hace que Günther parezca sutil a la hora de plantear símbolos fálicos en sus producciones.
2: ¡ESCATOLOGÍA!
‘Bad-Eyed and loveless’ comienza como otra canción de fornicazione:
Soy como levadura y florezco en su compañía
Pero Ian prepara una sorpresa para la siguiente estrofa:
Ella es un cálido pedo en Navidad.
(Bad-Eyed And Loveless)
¡Qué poesía! ¡Qué savoir faire! Nunca nadie hizo una metáfora amorosa tan inadecuada y, al mismo tiempo, tan maravillosa. Porque todos sabemos que es muy fácil decir ‘Ellas es como una brisa fresca en verano’ o ‘Ella es todo lo que necesito-youdontknowwahtyoumeantomeforeverandeverforeternity’. Pero Anderson le echa cojones y telerrealidad al asunto metafórico y se atreve diciendo lo que nadie osa reconocer: que un alegre pedo bajo las mantas en las noches de frío es más gustoso que cien bolsas de agua caliente. Siempre que no menees las sábanas.
Ponerse escatológico es algo común en grupillos de broma o tíos chungos de Death Metal que sacan señoras con zurullos en la portada (y no: no voy a poner un link a tal afoto). Pero el verdadero valor está hacerlo en una sentida pieza acústica como esta. O, mejor todavía, incluir el tema en un pretencioso disco conceptual. Tras vender como loco copias de ‘Thick as a Brick’, Anderson quiso realizar otro ambicioso LP en el que planteaba una metáfora entre hombres y animales. Concretamente, unos bichos que hacen cola para ir al excusado:
Nuestro gato se zampa la cena cuando un repentino canguro
Emerge de la maleza y pide usar el retrete
(Look at the animals)
Ni que decir tiene que no pudo terminar el disco y acabó escribiendo unas letras distintas para lo que finalmente se llamó ‘A Passion Play’. Algo sobre la vida y la muerte que prácticamente nadie entiende. Pero para el que retuvo la gran frase Y la inmaculada virginidad de tu hermanita se va volando sobre los huesudos hombros de un caballo llamado George que se coló clandestinamente en su clase de repaso de geografía. Y que, además, tenía bailarinas y canguros gigantes. Aunque de eso hablaré más adelante. Sintiéndolo mucho.
No olvidemos tampoco que, en el clásico ‘Aqualung’ también es prolijo en temas cochinos. No sólo por el sórdido moco que comentaba al principio. Sino por cómo describe la forma que tiene el vagabundo protagonista de calentarse en invierno:
Baja al retrete
Y se calienta los pies
(Aqualung)
¡Meándose en ellos! Claro que hay que tener en cuenta que esta letra es más bien un análisis de una realidad social. Sórdida, pero real. No se trata de algo gratuito. Para eso tenemos el vídeo de ‘Too Old to Rock and Roll, Too Young to Die’, que nos regala, sin venir a cuento, una bonita vomitona en el minuto 1:34:
1: ¡PAJAS!
Tras voyeurismo, fornicio y felaciones, sólo faltaba una cosa: la masturbazione.
Antes de nombrar el que sin duda alguna es el mejor pareado jamás escrito por Anderson, permitidme un inciso. Como hombre de nuestro tiempo, Ian no sólo ha hablado de la masturbación masculina. Con ánimo integrador, también ha cantado las maravillas lúdicas de una buena paja femenina
Ya sabes lo que te pone en marcha en la madrugada
Cuando no hay nada en el contestador automático
Y si no sacas suficiente de ese amor eléctrico, no intentes pasar
Móntatelo sola, móntatelo cuando nadie escucha
(Roll Yer Own)
Lo mejor de todo es que esta canción fue la elegida para acompañar una entrevista al compositor en un programa de marujas de la BBC Radio 2. La presentadora le pidió que hablara sobre el tema. Anderson no quería, pero la señora insistió. Ante lo cual sólo pudo decir: “Lo siento, pero estoy buscando desesperadamente palabras en mi vocabulario que eviten que use la expresión ‘masturbación femenina’ en vivo en la BBC a esta hora del día”. La presentadora se cabreó y echó a Anderson del estudio. En lugar de comentar lo acertado o no de las pajas solitarias en la vida del ama de casa, que es sin duda algo más interesante que los cotilleos de a quién se folla el príncipe Guillermo o qué no ha comido Victoria Beckham últimamente.
Claro que nada puede superar en interés esta maravillosa imagen post-onánica que aparece en los mejores versos escritos por nuestro héroe:
Puedo hacerte sentir, pero no puedo hacer que pienses
Tu esperma está en la alcantarilla, tu amor está en el lavabo.
(Thick As A Brick)
Una cosa está clara: Anderson presupone que toda la gente que se la machaca se lava luego las manos. Y a mí me gustaría creer que es cierto. De verdad que me gustaría.
0: BONUS TRACK: La liebre que perdió sus gafas
Este vídeo, rodado para proyectar durante la gira (¡con bailarinas!) de ‘A Passion Play’ es una prueba que confirma la chunguez absoluta de Anderson y que no hace falta consumir estupefacientes para perpetrar cierto tipo de cosas que cualquier persona de bien se avergonzaría no sólo de hacer, sino sobre todo de mostrar en público. Claro, que nosotros no. Faltaría más.
‘La liebre que perdió sus gafas’ no sólo es una canción absurda. Es que, además, le ha proporcionado a Tull una excusa perfecta para que, a lo largo de los años, aparezca en escena un señor vestido de conejo que aprovecha (el muy picarón) que Martin Barre se agacha a coger sus gafas para hacerle un asalto anal. Claro que el pobre guitarrista también suele sufrir en los conciertos el asalto de Anderson que, flauta en mano, tiende a acercarse por detrás para que pruebe las delicias de la flauto-colonoscopia involuntaria. Así, no es de extrañar que en las actuaciones la gente se ponga sexualmente activa, como le ocurrió a una señora muy extraña que quiso restregarse con nuestro amigo Carlitos hace varios años en la sala La Riviera. Claro que ella no sabía de la gaycidad del tipo. Ni yo tampoco.
Pero estoy desvariando. Lo cual no es una novedad. Así que vean ustedes el maravilloso vídeo de la liebre y maravíllense de las cotas de sordidez que puede alcanzar el rock progresivo unido a lo audiovisual.