Bigotón 2: La Moustache

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Antes que nada, véanse este trailer. Les prometo que en toda la puta historia verán nada mejor. ¡Por el bigote de mi padre se lo juro, oigan!

Todas las personas que lo han visto han experimentado la misma reacción:
-¿Pero esto es de coña?
-No, es MUY en serio.
-¿Pero esta peli existe de verdad?
-Si, señora, presentada en Cannes.
-Pero ese tráiler lo has hecho tú… ¿no?
-Todo apunta en esa dirección pero, mal que me pese, yo NO soy el autor de esa obra maestra.

Sí, amigos, se puede sostener TODA una película en torno a si un señor tenía o no bigotón. Desde ese inicio tan dramático en el que Vincent Lindon vacila a la hora de cortarse o no el mostacho, todo en esta obra maestra del cine gabacho es una cumbre absoluta de la vicisitud. Y es que, una vez que se lo corta, “La Moustache” nos ofrece quince minutos de histeria cinematográfica basados en si la mujer se va a dar cuenta o no de una puta vez del afeitado de su marido. Eso es tensión contenida, y no lo del soplagaitas del Scorsese.

Luego, todo va a más con ese momento cumbre que se produce cuando Vincent Lindon, una vez que la mujer le ha dicho que “¡Jamás has tenido bigote!”, comprueba, en unas fotos de su viaje a Bali que sí lo ha tenido. Entonces se pregunta: “¿Y si resulta que sólo salgo con bigotón en las fotos?”. Al lado de esto, todos los argumentos del cine de terror asiático se quedan en NADA. ¿O me van a comparar a niños que andan por el techo con un bigotón como dios manda? Así pues, Vincent se hace una foto en el fotomatón de su barrio para ver si sale con bigote. Que no, que no estoy de coña, la película es así de seria. Aluego, le pregunta a una amable señora policía si ve diferencia entre las fotos del fotomatón y la de su DNI. “Evidement…” dice la señora. Es ahora cuando se plantea el enigma Hitchcockiano:

a) ¿Es un complot de los que le rodean?
b) En caso de ser un complot… ¿Por qué con el bigote?
c) ¿Qué secretos para la seguridad nacional francesa se ocultan tras el complot del bigotón?
d) O, era cierto que Vincent nunca tuvo bigote y estábamos ante una película del género “¡¡¡Era yo!!!” aplicado al bigotón.

Cualquiera de estas cuatro opciones sería suficiente para llenar de espanto y pavor nuestros occidentales corazones. Pero la resolución del flint es todavía PEOR. A la hora de película, cuando la histeria moustachil ya se ha disparado, Vincent huye a… ¡Hong Kong! Y, entonces, “La Moustache”, durante la siguiente media hora… ¡Se convierte en una película de género Dillinger! El pobre protagonista viaja constantemente en ferry de una orilla a otra de la ciudad mientras yo, entre aplausos, sólo podía articular “Jamás debiste afeitarte el bigotón ¡necio!”.

Llegamos a los últimos minutos, el momento en que la película nos debería desvelar si se trataba de un “¡¡¡Era yo!!!” o de un complot. Pues bien… *SPOILER* “La Moustache” se convierte en una película de David Lynch ¡y decide no darnos la solución! *FIN DEL SPOILER*. Lanavajaenelojo quería matarme para luego abrirse las venas. Mientras, mi cerebro estaba tratando de armar todas las piezas del puzzle. Al final, decidí que la película había optado por lo correcto: ¿Para qué convertir al bigotón en un McGuffin que bien pudiera haber sido las patillas, el tupé o los lolailillos? No señor, el bigotón es algo feérico, telúrico, metafórico, que merece más respeto y reverencia mística que el crecimiento de las barbas del Santo Cristo de Ourense.

Así, buceando en los comentarios de la imdb, un gran onvre – que sólo puede ser el director de este peliculón – nos daba LA SOLUCIÓN al sobrenatural enigma que plantea “La Moustache”. En realidad, el bigotón es el símbolo de la identidad nacional francesa. Pero como el prota vive desarraigado – come sushi, su mujer lleva kimono, viajan a Bali, luego se va a Hong Kong a hacer el Dillinger – ése desarraigo y sus vicisitudes se encarnan en el rasurado del bigotón. Eso sí que es fuerza metafórica y lo demás son hostias.

Desde este humilde blog, insto a todo el mundo a que se vea “La Moustache” y reflexione (cagarse en mi no vale). Best movie ever? Es una candidata, sin duda… Además, a quien le quede bien – no porta bigotón quien quiere, sino quien se lo merece – ¡que se lo deje crecer, joer! Fijaos en los signos a vuestro alrededor: sólo en el bigotón hallaréis la verdadera calidad: Borat, Earl, George Clooney disfrazado de Freddie Mercury en Ocean’s 13, Alatriste, Joel, Ross y Chandler cuando quisieron imitar, llenos de admiración, a Tom Selleck en el mejor momento de “Friends” y, SIEMPRE Y POR SIEMPRE, y ahora a punto de estrenar peliculón con Uwe Boll el inimitable Burt Reynolds.


La reverencia a los héroes del bigotón es una asignatura obligada. Hoy, rescatamos para el recuerdo a ese gran onvre que dobló a Jennifer Beals en algunos de los movimientos más complicados de la imprescindible “Flashdance”. Si Jerry Bruckheimer tuvo que recurrir a un señor para doblar a Jennifer sus motivos tendría. El caso es que el bailarín acepto, sin mayores problemas, depilarse las piernas. Pero, cuando le dijeron que tendría que afeitarse el bigotón, nuestro héroe respondió con un categórico: “¡¡¡NO!!!”. Eso es una persona con convicciones firmes y que sabe cuáles son los auténticos valores. Giorgio Moroder, el compositor de la gran banda sonora, también. Ya lo sabéis: en el clímax de “Flashdance”, Jennifer Beals tiene bigote. Otra película para el olimpo de las escogidas.

Vincent Lindon es el último héroe en añadir su nombre a esta lista, y por ello le decimos: GRACIAS.

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