
El caso es que el tema del anuncio del Getafe me toca de cerca, porque he sido el montador de esta campaña y de la anterior. Curiosamente, en la del año pasado (ganadora de varios premios y bellamente realizada por Eivind Holmboe – ante la imposibilidad española de pronunciar esos palabros noruegos se hace llamar “Salmón”) se producía la “blasfemia” de decir que los milagros podían ser provocados por la afición del Getafe. Qué raro que la Iglesia no se arrogase esa exclusiva – como lo hace ahora con la asignatura de educación para la ciudadanía – y montase un pollo como el de ahora. Pero, ya saben, la gente es muy simple.
Es por ello por lo que, en el debate actual, tan lleno de especulaciones y sobreentendidos, me permito aportar unos pocos HECHOS. Lo primero, los dos individuos responsables de la campaña, Ángel y Lucas, además de que yo los considere bellísimas personas y mayores fistros, tienen en común con ustedes lectores que también pasan sus ratillos leyendo posts como este (o, peor aún, como el del montaje de poln-no). Además, en su currículum hay obras de gran calado moral – y también montadas por un servidor – como Prosikito o la estultamente censurada (sí, la gente de izquierdas también puede ser gilipollas) promo del Madrid-Barça en La Sexta.
En segundo lugar, sólo cuando vieron un primer montaje del spot pensaron que podría haber “algo” de controversia. En serio: antes que herejes, son dos futboleros empedernidos que querían hacer una pieza épica. Muchos tuvieron que explicarles cómo funciona este país en el que no puedes decir algo tan evidente como que el 99% de los madridistas quemarían todas las iglesias de la comunidad si con eso el Madrid ganase la liga. O que todos los que tenemos al Celtiña en nuestro corazón organizaríamos un espectáculo de Showgirls protagonizado por el mismísimo Cristo de la Victoria si el Celtiña ganase una copa de Europa. Feck, yo ni siquiera necesitaría la excusa del Celtiña…
Entre sus referentes artísticos se halla – otro aspecto en el que coincidimos – esa maravillosa cumbre de la sordidez que es “Un paso adelante” (a la que terminaré dedicando un post, a ver si no) y la convicción de que Miguel Ángel Muñoz (MAM) es el mejor actor que jamás haya habido en España. Más aún, a la que, durante el rodaje de “Prosikito” intentaban convencerme de las bondades de Charlie Kaufmann yo sólo tuve que apuntar al maravilloso plano que estaban rodando de “el jacuzzi de Prosikito” (que iba bellamente acompañado de la frase “Todas para mi”) para convencerles de que, por mucho que hablasen de Gondry, en el fondo de sus corazones lo que había era el polvo piscinero de “Showgirls”. Y tuvieron la grandeza moral de admitirlo.
Por su parte, el realizador del spot (que ha hecho un deslumbrante trabajo, sobre todo en el telecine de esas pieles amarillentas iguales que las de Rebrandt) no sólo es un asiduo de este blog, sino que aparece fotografiado en un post tan lamentable como es el de “Vicisitud progresiva”. Con eso ya queda más que definido como persona. Algún día lograré que le ruede un vídeo a los Marillion con Steve Hogarth regodeándose en el calzoncillismo, pero eso es otra historia.
Para terminar de redondear el espíritu de jovialidad con el que se montó este spot, Ángel me propuso – tras leer en un post “Que me unten con pan rallado y me rebocen” – que yo escribiese el off del anuncio. Un pánico escénico, dudas en mis exiguas dotes literarias, vicisitud ante el hecho de que Jiménez Losantos hablase de mi y – para qué negallo – ingentes dosis de vagancia, me hicieron
declinar la oferta. Pero así de bajo hubiese caído la publicidad española.
Ahora mismo, sólo cabe intentar disfrutar de cómo se escandalizan los necios, aunque algunas opiniones siempre terminen por provocar dolor de escroto. Curiosamente, la opinión desfavorable más acertada se la he oído a Ángel Acebes cuando decía que el spot “Era más una publicidad para los creativos que para el Getafe”. Es cierto que mucha publicidad se hace pensando más en unos premios que TODA la población ignora, y que dentro de la profesión son reverenciados. Pero, joer, todo el mundo tiene derecho a su ego, su gratificación profesional y, muchas veces, esos premios son los que posicionan a una agencia para conseguir clientes, así que no voy a decirle yo a nadie cómo ganarse el pan. El caso es que es cierto que Ángel y Lucas se han hecho más famosos, pero ¿acaso no es el Getafe el equipo más famoso de la actualidad? ¿Acaso no salió la noticia del spot en los informativos ANTES que el megamillonario último fichaje del Madrid? ¿Acaso no se merecen algunos premios como honorarios los dos creativos a cambio de hacer algo por dos duros? El anuncio ha funcionado, por mucho que tres meapilas digan que dejarán de ser socios del Getafe. Y chapeau a su presidente por defenderlo contra viento y marea.
En fin, éste es el sino de la publicidad: vivir puteada, sin reconocimiento y como lo único que cualquiera puede censurar. Vivimos en un país que ha enriquecido a Santiago Segura por sus tres entregas de Torrente pero en el que hay que ver con lupa cada cosita de un anuncio susceptible de ofender a los recolectores de marisco (hablo en serio: se obligó a cambiar “centollo” por “buey de mar” en una locución). Cada vez que un
anuncio se envía a televisión española, todo cristo tiembla ante la posibilidad de que le censuren la última parida (me ha pasado varias veces). A niveles más delirantes que con el Caudillo. Así, ándate con pies de plomo respecto a qué hace un niño en tu anuncio, pero no pasa nada si Alberto San Juan en “Bajo las estrellas” le enseña a fumar a una menor de edad. Ante estos dobles raseros, sólo puedo aplaudir lo que Ángel, Lucas y Erik han hecho con el anuncio del Getafe. Ojalá que el del año que viene incluya a Mahoma, Buda y deidades “de la tierra” sudamericana. Que éste es un gran país de acogida donde todos tienen derecho a que se rían de sus supersticiones por igual. O, si reivindicamos el “respeto”, habrá que recordar que, en Australia, ser jedi es religión oficial, así que se podría pedir la pena de muerte para quien ponga mal el “Episodio I”. Soy un cabrón, lo sé.
Por supuesto, hablando de Ángel y Lucas, no puedo dejar de loar la agencia de la que procedían: Lado C (fizieron Prosikito). Esos grandes fistros han sido responsables de auténticas obras maestras para Renault que han culminado con su última oda a Richard Clayderman. Si Nancy Reagan dice de ti “Es el hombre más romántico del mundo” no sólo te puedes morir tranquilo sino que, además, mereces un anuncio que te haga pasar a la posteridad: y así ha sido, con un bello plano en su piano blanco rodado en una carretera a orillas de un lago en Europa del este. “¡Qué bonito!” decía el representante de Richard sin tener una idea del todo clara acerca de lo que estaban rodando. No reneguéis de Richard
porque se haya puesto de moda: a mi, de joven, me dijeron como piropo “eres el Richard Clayderman del Avid” mientras estaba en una sala de edición y me llegó al alma.
Así que, antes de que insultéis a todo publicitario llamándolo “un guais” recordad que, por ejemplo, esta gente ha hecho una gran labor por la reculturización musical de España, recuperando grandes temas de Laura Branigan, Locomia o Limahl. Y eso sólo merece la reverencia. Si, además, os digo que uno de los creativos estuvo dispuesto a secundarnos a Vitijito y un servidor en el concierto de Pimpinela, no cabe más opción que admitir que en esa gente hay sinceridad y amor. O, por lo menos, a mi me lo parece: yo quiero bien a la gente que me quiere bien y deseo la muerte lenta a mis enemigos. Hombre ya.
Paro ya porque terminaría haciendo historia de la publicidad, y eso da para demasiados posts. Sólo reivindicar que este mundillo es mucho más que lo que la gente de La Razón, Libertad Digital o Televisión Española nos quiere vender: no toda la publicidad es sexismo, o provocación gratuita o estampitas estetas para anormales. Feck, la publi española es mucho mejor que el cine español. Y todo aquel que haya visto el anuncio de Viceroy con Julio Iglesias o “El rey de las camas” con Lorenzo Lamas (aquí se explica cómo surgió esa idea) sabe que tengo razón. Qué coño, encuéntrenme dos obras audiovisuales mejores que esas que he citado ¿a que no hay huevos?
By the way, ya me he hecho del Getafe.